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Historia de un adicto sexual 1; La pelirroja en la calle. Un inicio tropezado (r

Relato enviado por : EdmunCC el 01/06/2018. Lecturas: 2702

etiquetas relato Historia de un adicto sexual 1; La pelirroja en la calle. Un inicio tropezado (r   Confesiones .
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Resumen
Una compañera adicta sexual y un lugar público son una sensual combinación.


Relato
De antemano me disculpo por este relato tan largo.

Es difícil escribir con completa honestidad sobre uno mismo y me gustaría que mi primer relato explique la razón de porque estoy aquí y pretendo escribir muchas historias a partir de este momento. Mi nombre es Edmundo y soy un hombre de 26 años que radica en Ciudad de México, desde la edad de 15 años inicié mi vida sexual y desde entonces no he parado nunca, mi adicción es considerada una patología, soy un sátiro o adicto sexual y hasta hace unos cuantos años era un adicto incontrolable. Este relato y muchos otros van a contar mi experiencias antes durante y después de entender mi adicción y tomar control sobre mi vida personal y sexual, me parece pertinente iniciar por la parte de mi historia dónde comprendí lo que era y cómo recobré el camino. Quiero contar en mis historias la parte sensual y deliciosa de todos los encuentros sexuales que he tenido en mi vida, pero también reflejar que no todo ha sido siempre miel sobre hojuelas.

Cómo ya dije me inicié en el sexo a los 15 años y para los 21 ya era un adicto completo, teniendo sexo indiscriminadamente con cualquier mujer que lo permitiera sin importarme su físico o condición, el sexo era lo único en que pensaba y me causaba problemas en ocasiones, mi deseo constante era tal que comencé a volverme un exhibicionista muy descarado, mostrando mi miembro en lugares públicos simplemente esperando una reacción de alguna mujer que pudiera verme, no puedo negar que acciones cómo esta en un par de ocasiones llevaron a situaciones sexuales muy deliciosas pero también me causaron incontables problemas, contaré algunas historias de estas eventualmente.

Después de un problema serio con la hermana de una amiga decidí buscar ayuda, un lugar dónde pudiera entender mi incontenible deseo por las mujeres y el sexo y obtener ayuda para controlarlo mejor y que no dominara mi vida, buscando en internet hallé en la ciudad de México un grupo de sexólicos anónimos, un lugar dónde como en otros grupos de ayuda compartiendo y escuchando a otros se busca iniciar el camino a la mejora, en esa época era yo bastante cobarde cómo para buscar ayuda psicológica directa y afrontar sólo mi problema.

Cuando por fin decidí ir al lugar dicho, cuya ubicación e historias no compartiré por respeto, encontré en la reunión un grupo de 6 o 7 personas, entré con total pena diez minutos antes de la hora que indicaba le reunión en su página de internet y tomé asiento en la silla más alejada del resto; como dije no contaré nada de lo que ahí escuché, pero me di cuenta con sólo una hora en el lugar que mi adicción podía llevarme a perder todo y de cierta manera, destruir mi vida dejando mis deseos dominar todos los aspectos de mi existencia, fue difícil pero con el paso del tiempo comencé a contar mis anécdotas y pensamientos con el grupo y esa interacción me ayudó mucho, todos fueron siempre amables y comenzaron a llamarme d cariño el flaco, todo iba bastante bien hasta que conocí a Abril.

Después de un par de meses asistiendo ya conocía bien a todos los miembros habituales, sus nombres y forma de ser, algunas de sus sórdidas historias, pero nada más, poco sobre sus vidas fuera del grupo o cómo eran en su vida cotidiana fuera de la adicción, una noche saliendo de la escuela me dirigí a la reunión, cuando estaba a dos calles del edificio pude ver que caminaba frente a mi una mujer delgada con unos jeans sumamente apretados que delineaban su perfecto trasero con cada paso que cada, firme balanceándose con su caminar, aunque tenía ya en ese momento algo más de control sobre mi libido no pude evitar que con simplemente ver a esa mujer mi verga se pusiera sumamente dura, desde siempre las nalgas han sido mi parte favorita y ver ese perfecto cuerpo caminar frente mi me hizo empalmarme de manera brutal. Caminando sin nada de pena para ser sincero seguí mi camino las dos calles siguientes detrás de esta dama, pos supuesto no la estaba siguiendo pero ella parecía tener el mismo rumbo, mi sorpresa fue mayúscula cuando ella entró en el edificio al que me dirigía yo, pasó por el portón y no me quedó de otra que entrar también, al pasar la vi saludar a un par de personas mientras se servía un café, yo entré tratando de no llamar la atención y tomé asiento saludando solo con la mano a los conocidos desde lejos y con la verga bien dura adentro de mi pantalón.

En esa reunión supe que esta mujer se llamaba Abril y que tenía 32 años, que cómo todos ahí era adicta sexual y que a pesar de intentarlo no lograba pasar temporadas demasiado largas sin tener algún tipo de problema a causa de su infernal deseo por coger, todo el siguiente mes la vi cada semana en las juntas, escuchando siempre a quienes hablaban y siendo cortés con todos, siempre vistiendo muy bien y viéndose en mi opinión, estupendamente. Abril era una mujer de 1.50, como ya dije una cadera amplia con un culo fabuloso, sus senos eran de buen tamaño, su piel morena era muy tersa y a pesar de ser, en el sentido tradicional muy poco guapa de la cara era una mujer atractiva con pelo chino muy abundante y teñido de un rojo llamativo, Abril era una mujer que a pesar de que yo lo intentaba ocultar me atraía y exctaba mucho. Pasado ese mes la conocía ya y sabía que al salir caminaba también a la estación de metro a la que me dirigía yo y una vez ahí se iba en la dirección contraria, ella hacia el norte y yo hacia el sur, siempre la veía irse por mi misma ruta pero nunca me atrevía a decirle que nos fuéramos juntos, me limitaba a caminar detrás de ella o adelantarla y no verla sino hasta la semana siguiente, masturbándome más de una vez pensando en ella y sus nalgas.

Debo decir que durante este tiempo mejoré mucho pero tuve algunas experiencias sexuales, no me cometí a la abstinencia sino a tratar de tener experiencias más saludables, de no dejar que el sexo controlara todo, fue un jueves que al salir de la reunión Abril pasó junto a mi y me dijo.

-Tu vas al metro ¿no? siempre te veo ahí, ¿nos vamos juntos?. Mi respuesta fue un balbuceado si, salimos de ahí y caminamos juntos por la banqueta, en el camino me contó sobre su vida y cómo había llegado a la situación en la que estaba, se notaba que ella no pretendía cambiar nada y sólo acudía al grupo para evitar tocar fondo del todo, cuando yo le conté algunas de las mis experiencias que no había compartido en el grupo me escuchó de manera muy natural y prestó atención, pienso que se dio cuenta de lo nervioso que estaba pero no lo mencionó para no empeorarlo, ya cerca del metro me lanzó una pregunta que desencadenó una serie de situaciones sexualmente increíbles pero bastante comprometedoras.

- ¿Y te excitaba hacer cosas en público? Me dijo de manera muy casual cuando subíamos ya las escaleras para entrar a la estación. -Si, no sólo exhibirme sino también pegarme y tocar en el metro o el metrobus, arrimones y así, ya sabes- contesté algo apenado pues a pesar de que esas cosas me excitaban mucho sabía lo incorrectas que eran. Mi respuesta pareció activar algo en ella, cuando la dije su semblante cambió. -El metro va súper lleno para dónde yo voy, ¿cómo ves si me acompañas?. Inmediatamente pensé en porque había propuesto eso y aunque intenté tener fuerza de voluntad y decir que no mi cordura duró alrededor de un segundo y lo único que pude decir ya completamente emocionado fue -vale-.

Esperamos el convoy por un par de minutos, ya son decirme nada se paró frente a mi, muy cerca sin pegarse aún, tomó su bolsa con una mano y con la otra mi mano temblorosa, queda de más decir que para ese momento yo ya estaba durísimo, el metro se acercó y ella me jaló mientras se acercaba más a la gente tratando de quedar entre la multitud, al abrirse las puertas el ya lleno vagón dejó salir sólo un par de personas mientras más de 20 intentábamos entrar, logramos pasar a empujones y quedamos juntos al tubo cercano a la puerta trasera, ya en ese momento y como era mi costumbre simplemente dejé de pensar, teníamos 6 estaciones y no quise perder tiempo, ella sólo se relajó y se dejó hacer, puse mi verga durísima entre sus nalgas, se adaptó perfecto, su culo era suave y firme, comencé a frotarme sin siquiera importarme o voltear a ver si alguien nos vería, mi mano derecha seguía agarrada de la suya y con la izquierda no dudé en comenzar a pellizcar y tocar una de sus nalgas, hice un esfuerzo por no venirme en ese momento y me enfoqué en disfrutar su cuerpo, sin darme cuenta ya habíamos llegado a la estación siguiente y la cantidad de gente creció aún más, puso entonces mi mano sobre su teta, yo tocándola y empujando fuerte mi cuerpo contra el suyo estaba en el paraíso, con la mente en blanco sólo pensando en el placer que sentía en ese momento, dejé de contar las estaciones y de preocuparme por el entorno, su mano entonces llevo la mía de su teta al pubis, sin siquiera preguntar la metí al pantalón para masturbarla, dio un pequeño respingo pero no me hizo quitarla, me di cuenta que no traía ropa interior, yo siempre había pensado que no se le notaba sobre la ropa porque usaba tanga pero la realidad era otra. En mi mano pude sentir su ya mojadisima y muy peluda vagina, la dedeé como pude mientras seguía el movimiento, no tardé en correrme, sentí mi boxer empaparse y sus nalgas apretarlo con fuerza al sentir mi corrida, de pronto jaló mi mano y me dijo, -ya llegamos flaco-, no me había dado cuenta siquiera de que llegamos a la terminal, yo seguía sumamente excitado y parecía que ella también. Bajamos entre toda la gente mientras pensaba ya en quien nos habría visto y si eso nos traería algún problema, cómo muchos que yo ya había tenido antes, sin embargo nadie parecía haberse fijado o si lo hicieron dieron caso omiso a nuestra aventura.

Ella me guió de nuevo jalando mi mano hasta la entrada, aquí nos despediremos pensé, pero ella volteó a verme y dijo con la clara excitación en la voz y el rostro, -Vamos a coger, no puedo llevarte a mi casa porque están mi hijos y mis hermanos pero tengo un lugarcito que te va a gustar-, yo seguí hipnotizado de placer y asentí sin decir nada, me jaló de la mano y caminó muy rápido casi corriendo, no me di cuenta de por dónde me llevó, cruzamos calles y lugares por varios minutos, claramente yo desconocida el lugar pero la excitación no me dejaba pensar claro, se veía cada vez menos gente y la zona estaba más oscura, ya algo preocupado pregunté, -¿falta mucho?, ella sólo hizo un ruido negando con la boca sin darse vuelta, un par de minutos después llegamos por fin, un AutoZone (tienda de refaccione de autos para quienes no lo conocen), ya cerrado por la hora, en un lugar muy vacío, caminamos hacia un costado del lugar detrás del estacionamiento en un lugar con muchas tarimas y tambos, la luz de la calle era casi inexistente pero se podía ver bien por la luz de la tienda que llegaba desde el otro lado.
-Aquí, el velador no ve porque no hay ventana y no hay cámara- finalmente dijo, -¿Traes condón?.

Me quedé helado, antes de iniciar en las reuniones cargaba siempre un par por si “había suerte” pero ya no lo hacía más, negué con la cabeza. -Pues yo sólo traigo uno, mejor nos apuramos y nos echamos uno rápido, ojalá no te vengas tan rápido como en el metro-, se rió con su propia broma, ya más relajado reí un poco también. Como una experta se puso en cuclillas, me desabrochó el cinturón, abrió mis jeans y me los bajó con todo y los boxers mojados de semen, se metió mi verga ya dura de nuevo en la boca, la mamó cómo una experta, llevándola completamente hasta el fondo, tocando su garganta con mi glande, metiéndola y sacándola casi completa mientras usaba su mano para masajear mi testículos, con la verga aún en la boca me pude entender que dijo - estás huevudo, flaco- me guiñó un ojo, y yo ya no podía de la excitación, estaba ya demasiado prendido y ella lo sentía con el movimiento de mi cadera empujando contra s cara, de pronto se la sacó por completo y me puso el condón en un movimiento rápido, ni siquiera noté cuando lo había sacado, se dio la vuelta y se bajó el pantalón hasta los tobillos, se recargó en uno de los tambos y empinada con sus nalgas hacia mi me volteó a ver, un segundo después ya estaba metiéndome despacio en su vagina, no era tan apretada como algunas otras que había probado hasta ese momento, pero estaba empapada y lista para mi, no puedo decir que me la cogí tanto como ella me cogió a mi, sus movimientos eran rápidos, girando la cadera en círculos sobre mi pene metiéndose y sacando mi verga un poco en cada giro, luego comenzó de arriba hacia abajo empujando duro contra mi cuerpo y gimiendo muy suave, agarré su cadera con ambas manos y la empecé a bombear ya muy duro, entre gemidos me dijo que siguiera, que le diera más fuerte, no dude en seguir la orden y comencé a empujar tratando de llegar tan profundo como pudiera con cada embestida, ella haciendo lo suyo y empujando contra mi siguiendo mi ritmo y fuerza, apretaba de vez en cuando su piso pélvico y yo sentía el movimiento en la cabeza de mi verga, estaba apunto de venirme pero no quise decir nada y arruinarlo, sin darme cuenta de en qué momento sacó la pierna izquierda del pantalón y la subió en unas tarimas, así empinada y con la pierna arriba podía moverse menos pero me daba libertad de tomarla mejor de la cadera y liberar una mano, lo vi como señal de que quería que la tocara, con la mano libre comencé a masturbarla mientras trataba de bombearla con ritmo, dandole duro en ambos frentes, ambos sudados y llenos de excitación en el frío de la calle con el sonido de los autos lejos y sus gemidos frente a mi me dijo -dale rápido con la mano, ya casi acabo- seguí cogiéndola y la masturbé lo más rápido que pude con mis dedos ya empapados de sus jugos, por fin la sentí terminar y sus espamos me hicieron tener uno de los mejores orgasmos que he tenido en mi vida. Fue una corrida muy abundante y sentí el placer contraer mi verga, un tirón pequeño en mi perineo mientras mi pene seguía deslechandose en el condón ya fuera de ella.

De pronto y al pasar la excitación caí en cuenta de la realidad, estábamos semidesnudos en medio de la calle, ya muy noche y en un lugar del que no tenía ni puta idea, tan rápido como pude me quité el condón, lo amarré y tiré entre los botes, me subí la ropa y al voltear ella estaba también completamente vestida con una sonrisa pícara en la cara pero una expresión de pena, casi decepción, la misma cara que me imagino tenía yo en ese momento. Se acercó a mi y me dijo entonces -No estuviste mal, flaco, creo que no se debería repetir pero esta vez me gustó, hay que dejarlo así- Yo no dije nada, me limité a sonreír, por último me dio un beso en la mejilla y se dio la vuelta, ya cuando iba algo lejos me dijo en voz alta - si te sabes regresa ¿no?-. Era claro que no me había fijado en el camino pero evidentemente no me iba a quedar ahí parado en medio de la noche. Corrí hacía dónde se oían los carros y poco a poco hallé el rumbo, 10 o 15 minutos después ya estaba frente al metro otra vez, completamente apenado y preocupado por la hora fui camino a mi casa, con la mente llena de ideas y confusión y el olor de su intimidad en mi dedos, después de ese encuentro sólo estuve con ella una vez más, esa historia la contaré, quizá, en otro momento.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:00) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

Fernandoxxm (13 de July de 2018 a las 06:16) dice: La contó porfa


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