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Invitar a un amigo a casa no es nada bueno (2da parte) ( CON fotos)

Gus20XXX Relato enviado por : Gus20XXX el 22/11/2015. Lecturas: 9733

etiquetas relato Invitar a un amigo a casa no es nada bueno (2da parte) ( CON fotos)   Infidelidades .
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Resumen
Continúo narrando las situaciones que fueron ocurriendo desde la llegada de Mauro a casa y cómo mi mujer fue desatando su pasión contenida durante tantos años.....


Relato
Mi vida dio un vuelco con la llegada de Mauro a mi hogar. Por un lado me trajo los inevitables cuernos y esa sensación de impotencia de no poder satisfacer a mi mujer y tener que saber que otro lo hacía. Aun así, dentro de lo malo que podía ser eso, le encontré el gusto y opté porque las cosas se mantengan como estaban, y sin duda fue la mejor decisión pues a pesar de las cosas que ocurrieron, tenía la certeza de que Elena me amaba y mi relación con ella, casi que pendía de un hilo, se renovó.

Ahora había un trato cariñoso con mi mujer, que hacía tiempo no sentía pues su carácter cambió y solía estar ahora con la risa a flor de piel, regalándome de vez en cuando besos, masajes e incluso hasta mamadas esporádicas, como hacía tiempo no lo hacía. Por otro lado, cada vez que me iba al trabajo me enfermaba de la peor manera viendo los ardientes videos de estos canallas. Nunca antes había sentido placer de ser observador en esta historia. Pero me gustaba. Era rico ver lo mucho que la hacían disfrutar. Una mujer que estaba en la plenitud de sus formas y de sus ganas se merecía que la hagan feliz. Es sabido que es la mejor edad en la que una mujer disfruta del sexo y no le iba a negar esa placer. Yo contribuía con una parte, el amor y la tranquilidad, pero el lado sexual era llenado (diría que más de lo calculado) por mi buen amigo Mauro. Continuaré entonces narrando algunos de los capítulos más interesantes que fueron ocurriendo.

Cada día que pasaba era como si dos historias paralelas se entrelazaran. Elena era mi mujer, desde que llegaba del trabajo hasta el día siguiente en que debía volver a mi jornada. El resto de tiempo era la mujer de Mauro, incluso los fines de semana, en que debía dictar clases en un instituto y desaparecía casi todo el sábado y parte del domingo. Apenas me iba de la casa ambos se trataban como marido y mujer. Ella le preparaba el desayuno y lo atendía de la mejor forma, y él le daba la mano en cualquier cosa que necesitase. Conversaban, se iban de compras. se bañaban juntos, se reían, y obviamente se metían a mi cama y devoraban a besos, dando rienda suelta a sus apetitos sexuales. Imagino yo que mis vecinos pensarían que es algún familiar porque a veces lo veían conmigo o con ella, y con eso cualquier especulación estaba de más. Al regresar del trabajo mientras miraba televisión y la veía cambiarse con total naturalidad. En este punto debo acotar que mi mujer últimamente ya no tenía pudores cuando se desnudaba delante de mí y se cambiaba de ropa o salía de bañarse. Y lo menciono porque en los últimos años sí que los tenía y se cambiaba a solas. Una prueba de lo derruido que estaba nuestro matrimonio.

Una madrugada, me levanté para orinar, y al verla profundamente dormida aproveché para adicionar unos dispositivos a las cámaras que tenía instaladas. Es así que coloqué unos micrófonos, tan imperceptibles y de buena calidad que en los días posteriores me dieron la total exactitud de todo lo que ocurría cuando estaban a solas. Me di el afán de ir con mi escalera para todo lugar de la casa, y pude cubrir cada rincón interno e inclusive el jardín y la azotea. También coloqué 2 cámaras en la camioneta de ella, que normalmente no es de sacarla mucho, pero por si las dudas.

Normalmente, en los últimos años en los que tuve sexo con Elena lo hacíamos 2 a 3 veces por semana. En el último año esto se redujo tanto que de suerte la cogía una vez al mes. Sin embargo ahora Mauro se encargó de “ponerla al día” en esos menesteres pues cogían diariamente y por lo menos 3 a 4 veces desde que me iba al trabajo hasta que regresaba. Ya casi no quedaba rincón de la casa en que no lo hayan hecho. Es cierto que coger en el baño, en la cocina, en la sala y obviamente en los cuartos, es parte de lo “normal” cuando uno tiene pareja. Pero en este caso, estos pendejos ya se pasaron de la raya. Lugares tan peligrosos como la azotea, el jardín y quién sabe en qué otro sitio fuera de la casa, solo fueron el inicio de sus fantasías. Ahora pasaré a detallar las más picantes.

Uno de esos días, en que estaba por salir del trabajo, estaba desayunando con Mauro (que ya estaba despierto) y me contó que estaba presto a ir a una entrevista laboral. Era innegable que ya había pasado más de un mes y requería con urgencia un empleo. A la hora que me retiré al trabajo también salió de casa y nos fuimos juntos hasta cierta parte. Cuando regresé del trabajo pensé encontrarlo pero llegó a la media hora. Noté unas miradas entre ellos pero solo se saludaron y las cosas continuaron normalmente hasta que me dormí. Estaba con síntomas de gripe y Elena me dio una pastilla que me provocó un profundo sueño. Justamente ese fue el ardid que ambos tramaron y que no noté hasta el día siguiente, cuando vi el video.

Resulta que cuando me quedé dormido él le escribió al celular. No entendí hasta que comencé a atar cabos. La puta de Elena me había dado 2 pastillas para dormir, diluidas en mi manzanilla, y con ello prácticamente quedé privado. Salió en pijama del cuarto y se fue rumbo a la sala, donde Mauro ya la esperaba. Se besaron y manosearon un buen rato mientras de a pocos se iban quitando la ropa hasta quedar completamente desnudos. Se fueron hasta un mueble que tiene un espejo grande al frente y sin más juego previo empezaron a coger. Llegado el momento ella tuvo que taparse la boca para no gemir y que yo me dé cuenta. Aun así era tan bueno el audio que se escuchaba sus gemidos ahogados. Que rico que cogían estos bastardos. Ella con sus nalgas enormes rebotando y él en un delirio sinigual mientras su verga desaparecía entera en la concha de mi mujer. Estuvieron así unos minutos hasta que la hizo venirse en un prolongado orgasmo, que si bien no fue sonoro, la hizo contorsionarse y, sin exagerar, poner los ojos blancos.

Ella se quedó echada sobre su pecho, aún vibrando de placer y él con sus dedos traviesos estimulando sus agujeros. Luego se levantó y la llevó de la mano hacia las escaleras que dan al segundo piso. Pude ver que cuando esto pasó, tenía la verga como un fierro y era claro que esto no iba ni por la mitad. Por cada escalón que subían la iba manoseando y empujando hacia adelante, al punto de hacerla prácticamente subir a 4 patas. A cada paso le chupaba el culo o le daba soberanas nalgadas. !Qué rico que eran todo esto! Llegaron al segundo piso y continuaron por las escaleras que seguían aún más arriba, a la azotea.

El gran problema de la azotea es que mis vecinos a ambos lados tienen un piso más y como no hay un techo que cubra, coger así es exponerse a ser visto casi con certeza. Ella lo dudó un poco y quiso persuadirlo de irse para abajo, pero él estaba empeñado en arriesgarse y para convencerla volteó y le besó el cuello mientras sus manos le apretaban las tetas hasta casi reventárselas. Con ello la calentó al punto de aceptar salir a la azotea. Pero al menos tuvo algo de cordura y se le ocurrió no exponerse tanto. Tenía que ser algo rápido y bastante asolapado. Entonces se pusieron nuevamente la ropa y respirando hondo caminaron hacia el balcón, como si fueran a recoger la ropa que estaba tendida en el cordel. Aprovecharon para mover una sábana que estaba estirada a modo de toldo, que de alguna manera los cubría en algo y constataron nadie se fijaba en ellos. Luego con mucho sigilo ella se pegó al filo del balcón y él por detrás se acercó y con disimulo le bajó el pantalón, lo necesario para dejar sus nalgas al aire. Casi al instante se agachó y le pasó la lengua por el culo hasta dejarla totalmente lubricada. Una vez que estuvo lista le introdujo su miembro directo por el ano. Fue tan fuerte que por más que ella se cubrió la boca con las manos, se le escapó un grito desaforado. La fuerza que le ponía Mauro a cada embate era tal que por poco parecía que rompería la pared del balcón. No solo le daba duro, también le daba unas nalgadas tan fuertes, que estoy seguro le dejaron el culo rojo. Hasta que en unos minutos más de frenético movimiento la volvió a hacer venir violentamente, abriendo la boca tanto como podía mientras sus ojos desorbitados indicaban lo rico que la había pasado.

Pensé que debido al peligro lo primero que harían al terminar sería salir inmediatamente e irse para abajo, pero lejos de eso se quedaron quietos, ambos con el pantalón abajo y Elena ensartada hasta el estómago pues al parecer él aún la tenía dura. Solo se movían lo necesario para que a él no se le baje. Ella volteaba y lo miraba como diciendo que no se la saque nunca. Entonces la abrazó fuertemente, sacando sus tetas al aire y exponiéndolas a que cualquiera que pase por ahí la vea. Y Así, con el peligro en su máxima expresión, volvió a empalarla hasta que finalmente le llenó de semen los intestinos. Cansados y jadeantes se acomodaron las ropas y salieron de lo más tranquilos, bajaron las escaleras y se sentaron en el último escalón, donde estuvieron un rato más besándose hasta que molidos de cansancio se separaron, ella rumbo al baño de mi cuarto y él con destino al suyo. Así mientras yo dormía inocente en mi cuarto, a mi mujer le partían el culo a expensas de todo el vecindario.

La verdad fue muy excitante verlos así, pero al mismo tiempo me preguntaba si algún vecino los había visto, y eso me preocupaba demasiado. Tenía que salir de dudas y la mejor manera era preguntarle a Abel, el vigilante de la zona, que siempre hace rondas a todas horas y es quien podía saber algo. Al día siguiente que salí del trabajo lo saludé y le hice conversación, cosa que no hacía a menudo, pero no me dijo nada. En otras palabras no fue testigo de lo que pasó. Continué entonces a mi trabajo y estuve tan saturado de cosas que me fue imposible ver los videos durante casi toda la jornada. Poco antes de la hora de salida, sin embargo, pude ver algo (adelantándolo para ver solo lo interesante). En realidad tampoco hubo mucho pues Mauro salió a otra entrevista y solo cuando regresó se dieron un polvo rápido porque yo ya estaba a punto de llegar a casa.

A la semana siguiente Elena tenía que ir a un curso, sino me equivoco era de manualidades, al cual se había comprometido tiempo atrás. Esto alteraba la rutina acostumbrada pues dicho curso era en Piura, otra región del país, y duraba una semana. Fue un tiempo en que se interrumpió, como ya lo había mencionado, la rutina que tenían, y en el que noté a Mauro intranquilo y con gesto adusto, casi como un león enjaulado. Conversaban por teléfono, eso sí, y lo usual era que Mauro le diga las cosas más sucias y promesas para cuando se reencuentren. Los días pasaron y mi mujer llegaba de viaje en la noche. Pasé a recogerla al aeropuerto pero nos demoramos y llegamos bastante tarde, cerca de la medianoche. Nos fuimos de frente a descansar pues no encontramos a Mauro y supusimos que estaba durmiendo.

Al día siguiente, antes de partir al trabajo lo vi saliendo de su cuarto con la sonrisa pícara acostumbrada y deseándome un buen día laboral. Apenas salí (esto lo vi en el video) se fue para la cocina, donde mi mujer lavaba las tazas que usamos en el desayuno y sin más se acercó por detrás, punteándola descaradamente. Al sentir su verga dura quiso voltearse pero él la mantuvo así, mientras seguía sobándose en ella. Luego le besó el cuello y posteriormente le dio vuelta y se dieron un largo beso en la boca. Ella le preguntó si la había extrañado mientras él la manoseaba con total agonía. Ante la pregunta, sarcástico como él solo, le dijo que no la extrañó tanto, porque se había entretenido estos días con una amiga. Le dijo que la amiga estaba riquísima y estalló en carcajadas.

Si bien ella sonrió, fue evidente que le entraron unos celos enormes y cuando él quiso tocarla de nuevo, lo contuvo con sus brazos. Estaba que echaba chispas por los ojos y lo empujaba si él quería tocarla. Al comienzo él le decía entre risas que era broma, pero al notar su rigidez la besó a la fuerza, encontrando tenaz resistencia durante un buen rato. Pero al fin y al cabo ya sabía su punto débil y no demoró mucho en volverla a tener a sus pies.

Como no lograba convencerla de esa forma se quitó el polo, dejándola confundida. Sin decir nada y mirándola fijamente se fue bajando lentamente el buzo y luego el calzoncillo, quedándose en pelotas y haciendo que inevitablemente a Elena se le vayan los ojos a su verga. Quiso parecer dura pero le ganaban las ganas. En un nuevo intento, ya no pudo resistir más, lo besó con desesperación y le dijo:

-Eres una mierda, sabes que me muero por ti y me jodes (mientras le daba una serie de golpes en el pecho). Luego ante mi sorpresa se puso a llorar diciéndole que no podía vivir sin él.

Mauro algo sorprendido solo atinó a besarla. Fue un beso intenso, de amor en un inicio y que de a pocos se fue tornando intenso y cada vez más cachondo. Empezó entonces a manosearla, metiendo sus manos por debajo de la pantaloneta que traía puesta, mientras ella le frotaba la verga, hinchada como pocas veces vi. Sin decir nada la puso de espaldas mientras le besaba el cuello y restregaba su verga contra su enorme trasero. Le abrió la blusa con violencia, rompiendo sus botones y acto le jaloneó el sostén, liberando sus tetas y chupándoselas hasta hacerla gritar de placer. Los mordiscos que le daban eran tan fuertes que por ratos ella lo jalaba del cabello y ni aun así lograba frenarlo del todo. Le dejó los pezones hinchados y más que parados. Volvió a girarla, le bajó la licra hasta las rodillas y de súbito le arrancó el calzón con violencia. Sin pérdida de tiempo le acomodó la verga en la entrada a su vagina, y a toda fuerza la embistió. No fue más de 3 minutos en que la penetró a toda velocidad haciéndola gritar como nunca. Fue tan violento que creo que hasta yo eyaculé, de verlos.

Pocas veces imaginé un orgasmo así, parecía que la hubiera atropellado un camión o la había poseído algún ser. Gritaba, lloraba y reía al mismo tiempo. Se quedó doblada, tendida sobre la mesa de la cocina, donde no dejó de temblar hasta un buen rato. Mauro también quedó agotado pues a pesar de que fue rápido también fue muy intenso. Sacó su verga aún chorreando y se sentó sobre la silla, respirando a mil por hora y con gestos evidentes de acaloramiento. Sinceramente pareció una violación consentida.

Luego de un rato y ya recuperados, mi mujer fue a sentarse en las piernas de Mauro y lo llenó de besos, diciéndole que había extrañado horrores su verga. También le contó con detalles las cosas que aprendió en su curso y los lugares que conoció. Él solo la miraba extasiado mientras le acariciaba las nalgas, la barriga y jugaba con su ombligo. Estuvieron unos minutos en ese trance y luego se fueron para el cuarto.

Hablaron un poco de todo. Lo más interesante fue cuando Mauro le contó sobre su vida en Venezuela. Incluso sobre su ex mujer y la relación cordial que tenían. Le preguntó cómo eran las cosas conmigo, y la verdad que fue muy interesante saber la opinión real de Elena. Básicamente le dijo que era un buen hombre y que me tenía mucho cariño, pero que ya no me deseaba como antes. Para mi tranquilidad no le contó sobre mi problema y solo le dijo que hacía tiempo no teníamos hacíamos el amor. Mauro irónicamente le dijo que se notaba que estaba necesitada de un macho y hasta le insinuó irse con él, pero ella le dijo que no quería alterar en nada su vida y menos hacerme daño pues dentro de todo me quería. Le dijo también que ahora, que lo conoció ya no podía estar sin él, que la volvía loca y que ahora era su mujer.

En una de las habitaciones de la casa poseo una mesa de billas y nunca le di el uso que ellos le dieron. Ese día no pararon de coger, una y otra vez. A Elena le dejaron el culo más que abierto. Cuando regresé a casa encontré a mi mujer acostada en la cama viendo TV y a los pocos minutos quedó privada. A la hora salí del cuarto a beber agua y escuché que en el cuarto de Mauro unos ronquidos ensordecedores. Ambos estaba privados. No lo dudé y entré a hurtadillas a su cuarto, cogí su celular y me copié unas cuantas fotos más de sus últimos encuentros. Ya sospechaba que esto ocurriría pero nunca imaginé hasta que nivel sexual estaban llegando. Acá comparto algunas de las fotografías…



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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:22) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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