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La Casa de la Playa.

Relato enviado por : toledano el 02/03/2011. Lecturas: 4208

etiquetas relato La Casa de la Playa.   Confesiones .
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Resumen
Despechada, necesitaba emociones que me hicieran olvidar ese amor maldito que me habia destrozado y asi me hice de valor para llegar a esa casa en la playa en que muchas iban a buscar que les pagaran las cuentas del auto nuevo o las cuentas de grandes tiendas. Yo se que él lee estos sitios y espero que encuentre este relato, seguro me reconocerá y verá a lo que me expuse por él.


Relato
Llegue a esa casa de la playa por un desengaño. Por un amor maldito que me había dejado hecha una piltrafa viviendo por meses la soledad mas profunda en un departamento helado y vacio, bajè casi 10 kilos y finalmente decidí hacerle caso a mi única amiga y acompañarla a esa playa exclusiva y muy alejada de la ciudad. Sabía que allí, como me había dicho María Soledad había que ir dispuesta a todo, sin embargo, realmente ya nada me importaba mucho.

El grupo que iba en alguna oportunidad los había visto en casa de mi amiga, todos profesionales como yo, de cuarenta años mas menos, y ellas las mismas tres locas como cabra de monte. En la cabaña nos sentamos en la terraza alrededor del fuego a cantar y contar chistes y cuando oscurecía el que se había sentado a mi lado me invitó a caminar por la orilla del mar y como la tarde pintaba hermosa me pareció una muy buena idea.

Se veía algo menor que mi, pelo corto, mucho aftershave, de presencia agradable, no alto pero ancho de espaldas y de piernas gruesas. Al principio casi me trataba de usted. En un momento nos sentamos en la arena, hablábamos de todo y de nada. Era simpático y medios recostados en la arena sentí que quedaba mas cerca de lo normal, pero esa inseguridad mía que me ha acompañado toda mi vida me impedía rechazar su acercamiento. Haría el ridículo alejándome yo si era una casualidad ese acercarse, no?. El sol se había ocultado y comenzaba a helar cuando puso su mano por sobre mi hombro. En esos momentos no sabía hasta donde iban sus intenciones, me fije que no tenía anillo no sé porque, y suavemente me atrajo algo hacia si. La arena cedió y sentí que su cuerpo se pegaba al mío. Estaba ya completamente oscuro. Las luces de las casas atrás y distantes no iluminaban la playa y unas sombras pasaban cerca nuestro caminando despacio y sus conversaciones se escuchaban como susurros. En esos momentos envolvió suavemente mi mejilla con su mano y con una caricia me dio vuelta hacia él y me besó suave pero profundo en mi boca. Yo abrí mis labios y me deje besar, me empujó lentamente hacia atrás recostándome, un brazo de él quedo detrás de mi cuello y sentí que su otra mano se posaba sobre mi estómago y entendí que no se iba a quedar ahí. A los cincuenta años no se puede andar con chiquilladas tampoco pensé. Nos besamos durante un largo rato y luego su mano comenzó a buscar mi cintura, mi piel, hasta encontrar mi pecho mientras continuábamos besándonos. Una pesada pierna de él quedó sobre la mía y sentí su bulto duro. Estaba oscuro hacia ya frío y descubrí que me miraba y sonreía. Eres muy bonita Princesa- me dijo. Me gustó eso de princesa, nunca nadie me lo había dicho antes así, aunque sé que mi nombre en ruso significa justamente princesa. Por un momento pensé que podría quedar allí. El al lado mío y nada. No quería que fuera nada mas. Quería que nos parasemos y subiéramos a la cabaña y conversáramos y nos tomáramos quizás una copa de vino. Solo eso quería. Nada mas. Pero acarició mi pelo en la frente, beso nuevamente mis labios y se separó. Con su brazo que estaba detrás mío me enderezó levemente y desabrochó el sostén con facilidad y me empujó hacia la arena, subió mi yérsey sobre mis pechos y bajó el sostén. El frio hizo que se endurecieran mis pezones. Su mano abrazó mis pechos en toda su extensión y la dejó allí apretándolos suavemente. Luego con sus dedos aprisionó mis pezones, primero uno y luego el otro, tirándolos y soltándolos hasta dejarles duros y erguidos. Tengo frío, le dije pensando que así se detendría. Bajó mi blusa pero introdujo su mano entre mi falda que era agitanada. "Mi mano también" me contestó y la deslizó bajo el vestido y comenzó a acariciar mi pierna hasta llegar a mi tanga. Recordé que me había puesto una sexi que se me mete atrás pero que me cubre bien y aprieta por delante. Con su mano cubrió todo mi entrepierna como antes cubriera mis senos, y apretó al punto que hizo que me estremeciera. Yo sentía rozarme su bulto mas duro entre los pantalones y algo parecido al deseo comenzaba a habitarme. Entonces retiró su mano de entre mi falda, tomó la mia y la puso sobre su pantalón. “Sácalo mi princesa, que quiere conocerte” me dijo, y bajó su cierre. Metí mi mano y busqué su pene que estaba duro entre el calzoncillo y se lo saqué. Era delgado y largo, se veía negro en la oscuridad y estaba mojado en su punta. Lo apreté por su cabeza y pensé "se lo corro rápido para que termine y nos vamos" porque yo no lograba excitarme. También pensé en esas mujeres que eran capaces de decir que no en esos momentos, y pararse y irse y las envidié. Yo no podía. Se fue encima nuevamente y buscó mi boca para besarme mientras yo masajeaba la base de su pene largo y negro.
La noche que se iniciaba aún sin luna era oscura allí en la playa. "Tienes frío Princesa" me dijo, y se tendió y me acurrucó a su lado. Yo traté de buscar su calor cerca de su pecho, pero puso sus manos en mis hombros y me empujó hacia abajo y yo obediente comencé a bajar mi cabeza por su estómago luego su correa hasta llegar a su pene. El quedó recostado de espaldas y yo doblada sentí que dejaba aflorar unas gotas de semen por su abertura. Lo puse suave entre mis labios. Realmente no estaba para nada excitada y recordé por un momento a mi amor. Porque mierda hacia esto cuando yo quería otra suerte, otro destino para mi. Sentí que la mano de él tomaba mi cabello y apretaba mi cabeza contra su sexo, fuerte pero lento obligándome a tragármelo a metérmelo hasta mi garganta y dejar sus pelos en mis nariz. Cuando retiró su mano de mi nuca me lo saqué en parte dejando solo el glande dentro de mi boca el que apreté con la lengua contra el paladar, raspándolo allí, y le apretaba después con mis labios chupandolo, succionandolo y evitando el contacto con los dientes, sacándolo y metiéndomelo lentamente mientras con una mano lo masturbaba por su base y con la otra masajeaba suavemente sus testículos. Estuve no se cuanto rato así con una mano moviéndoselo arriba abajo, y mas abajo y atras, y con la cabeza apenas sacándosela de mi labios hasta que sentí que unos espasmos lo descontrolaban y me llenaba la boca de un semen espeso y amargo. Casi tragué la primera explosión y seguí apretándole y exprimiéndole desde la base del miembro hacia afuera mientras saltaba en leves estertores en mi boca y lo escuchaba jadear. Me llenó de ese líquido amargoso y denso hasta que no dio mas y volví la cara y lo escupí en la arena. Lo escupi todo y volví a chuparlo, pero esta vez para dejárselo limpio de semen, y con la lengua le retire los últimos restos para escupirlos luego. “Princesa, me dijo, eres toda una sorpresa ricura, hacia mucho que no tenia una chupada tan buena” dijo sonriendo y recién me tomó y acurrucó ahora en su pecho.

Nos quedamos allí un rato hasta que le dije que tenía frío. Quería una cama, algo tibio. “Sí, volvamos” me dijo y subimos abrazados y arropados hasta la cabaña. Pensé en tirarme a la cama a descansar. Pensé que por mi cuerpo no pasaba nada pero que por unos momentos la emoción de estar allí, esas fuertes sensaciones a las que me obligaba habían logrado hacerme olvidar ese amor negro que me tiraba a fondo.
“Princesa, quieres un trago?. Me recuerdo que tomabas solo whisky” me dijo mientras nos sentábamos en unas sillas en el balcón frente a la playa oscura que solo dejaba sonar sus olas.
-Cómo te acuerdas? - le dije. Y una vez mas confirmé que los hombres se fijan en mi sin que yo me diera cuenta.
-Tú no pasai piola en niuna parte, y menos acá entre nosotros, si todos te jotearon, -me dijo sonriéndose- y fue por mi whisky. “Con harto hielo entonces, según me acuerdo? no?” .
No -le corregí, y no pude evitar cierto orgullo en que se acordara hasta que lo tomaba con mucho hielo- "ahora con agua solamente. Es que tengo frío" agregué a modo de explicación.
- Así será. Sus deseos son órdenes mi Princesa. Cuando regresó me alcanzó el vaso y una botella con agua. Pero se arrepintió y no me lo dio, la puso sobre una mesita le echó el agua, lo revolvió, y me lo pasó ya preparado. Había un gesto amable y varonil en él que me gustó. Ese dia él me bautizó en esa casa como Princesa y marcó la primera diferencia con las demás: la amabilidad.

Tomé un trago que me hizo bien. Me quitó el gusto a semen de la boca y me abrigó. El se sentó a mi lado y hablamos de su trabajo, de sus viajes, de la camioneta no sé cuanto rato. Cuando se paró por el segundo whisky ya era tarde, me tomó de la mano y me metió a una pieza desocupada. Los demás continuaban jugando y riéndose cada vez mas fuerte. Yo solo lo seguí. Sí, no sé porque no tengo voluntad en esos momentos para decir que no, gritar que quería un lugar para dormir sola, tranquila, soñando en mi amor que me dejó, con un tecito caliente, porque el trago ya se me había ido a la cabeza, y esa cama no iba a ser solo para mi, ni solo para dormir. Miré la cama y pensé a que lado me quedaría. Me metí debajo de las tapas con ropa y pensé que sería feliz si pudiera dormirme en esos momentos con, aunque sea un aguita caliente. Amor, me traería una agüita caliente …?

Al los pocos instantes entró con otro whisky con agua, se recostó al lado mío y giró la linterna hacia la pared para que no alumbrara en demasía. Me alcanzó el vaso y me dijo ”ahora vamos a brindar por su primera noche con nosotros” y me hizo tomar un trago largo para dejarme mas borracha de lo que estaba. Comenzó entonces a buscar bajo las frazadas mi pierna y a recorrerla hacia mi tanga, sus dedos rozaron sus bordes y juntó y la metió entre mi vagina dejando sus labios afuera y la tanga metida al medio. Luego volvió a acariciar mis piernas con su mano un largo rato. Se detuvo y se dio vuelta. Se sacó toda su ropa. Era lampiño y redondo de cintura, tenía las piernas gruesas y un trasero firme, su pene comenzaba a crecerle en medio de sus pelos. Se acuclilló a mi lado y comenzó a desvestirme, primero saco mi blusa y mi sostén, luego mi vestido. Me gustó ese detalle. Me dio vuelta cubierta a su vista solo por la tanga que se me metía en mi raya. Tomó el vaso y con toda lentitud tomó un trago, me miraba, me miraba mis piernas, me miraba mi trasero con la tanga metida entremedio. Mi corazón lo tenía a cien, era a un hombre que había conocido hace nos mas de tres horas y que me observaba allí de espaldas casi desnuda, y que ya había eyaculado en mi boca, que me hacía tomar y tomar y no podia decirle que no “Eres realmente sobbia por detrás”.
-Qué?, le pregunté sin entenderle.
-Soberbia, de rasgarte con la uña, ajustadita, salud por tu culito Princesa me dijo contento. Y me alcanzó el vaso para que tomara. Yo me giré me apoyé en un codo y solo tomé un sorbo.
-No, -dijo-tiene que ser un trago, eso no es un salud de verdad y me instigó a que tomara un trago largo. Yo lo hice porque siempre hago lo que me dicen a esas alturas y sentí que era el último que podría tomar por esa noche sin vomitar. Sentí que tenia un calor dentro de mi pecho y que mi cuerpo observado comenzaba a cobrar independencia. Me di vueltas y me tendí de espaldas con las manos bajo mi cabeza para que siguiera admirándome lo que me comenzó a excitar y paré mi trasero y comencé a moverlo ondulantemente, deslicé mi mano por debajo mio hasta sobar mi clítoris y cuando descubrió que me masturbaba me dijo “sigue Princesita, que ya vas a tener lo tuyo, anda calentándome el camino”. Yo sentía que mi cuerpo comenzaba a proyectarse solo, estaba algo húmeda y muy mareada cuando comencé a jadear allí tirada boca abajo mientras un hombre que apenas conocía, que no recordaría después ni su nombre me miraba. Sabía que mi cuerpo lo seducía, que mi colalés metido entre mis labios rosados y húmedos dejaba ver mis vellos y ya comenzaba a necesitar que me lo metiera, me lo metiera hasta el fondo, que si el maldito no estaba que fuera otro para que supiera lo que se perdía, pero tenía que meterme un pene, ya no, un pico que me culiara hasta que me doliera. Hasta que me llenara, por culpa de ese maldito.

Se puso detrás de mi espalda, al final de la cama, a mis pies, tomó mi tanga y la tiró hacia abajo en un solo movimiento rápido y fuerte. Luego tomó mis pies y los separó mucho quedando mi vagina toda abierta y expuesta a su mirada. Mis dedos seguían sobando mi clítoris mas lentamente ahora. Estaba completamente borracha, caliente y abierta. Me tomó de las caderas y levantó mi culito hacia arriba. Tenía la seguridad que miraba mi vagina pero también mi ano que palpitaba abriéndose y cerrándose. Esperé expectante, tensa como cuando una espera saber cual es su regalo de navidad. Tenía la cara aplastada contra las sábanas, la boca entreabierta mordiendo la almohada mareada y totalmente mojada. Entonces sentí que sus dedos tocaban mi vagina y comenzaban a abrirla, la ricura de que los metía y comenzaban a girar en mi interior.

-“Vamos a ver si estas bien mojada… Para mi que estas lista, -me dijo,- mira tres dedos adentro hasta el fondo y bien húmedos”, y los sacó y me los restregó por mis labios, di vuelta y levanté la cara para chupárselos y sentí la humedad de mi flujo que es delgado y algo salado. Nuevamente metió sus tres dedos y los giró dentro mío, sacándolos y metiéndolos, sacándolos y metiéndolos y sintiendo como me invadía, nuevamente los sacó y me los refregó en la cara con mi liquido mientras yo giraba mi boca buscándoselos para chuparlos. Estoy abierta, me dije yo misma, entera abierta y no me lo mete. “Quiero que me lo metas, ya” le dije casi en un susurro pero seguía jugando conmigo, “métemelo, métemelo” le dije fuerte y claro ahora. y sentí por fin como se acomodaba atrás mío, me levantaba las caderas y apuntaba y comenzaba a introducir su pene. Era mas delgado que sus dedos, lo sentía menos, pero llegaba hasta mas adentro y sentía como palpitaba en mis entrañas y sus testiculos que colgaban golpeando mi entrepierna. Un pene siempre es diferente a los dedos pero hay que ser mujer para saberlo pensé. Al mismo tiempo que me lo tenía adentro, con sus manos rodeando mi estómago como vi alguna ve a mi perro hacerlo…, y yo trataba de moverme pero estaba muy mareada y su fuerza me controlaba y me imponía su ritmo. Lo metía lo sacaba una y otra y otra y otra vez y otra vez con movimientos cortos pero rápidos y fuertes, mucho mucho rato. Alcancé apenas mi clítoris pero por mas que lo acariciaba no podía terminar y la calentura seguía por tanto trago que habia tomado. Cuando se cansó, él se sentó al borde de la cama sin soltarme de la cintura y seguí encajada, sentada sobre él dándole la espalda, me empujó hacia adelante pasó sus manos por mis hombros, se enderezó y me apretaba en el aire contra sí, mis pies colgaban y me lo tenia muy metido pero no podía alcanzar mi clítoris y quería terminar. Me columpió así un buen rato hasta que se cansó. Me tiro a la cama me dio vuelta y quedé sobre él en cuclillas encima. “Métetelo tú misma” me dijo y sentí que su voz sonaba muy fuerte. “métetelo” me volvió a decir y sentí que afuera estaban aun cantando unos boleros y luego unas risas. Alguien pedía mas Coca Cola. Me hinqué sobre él, levanté una pierna lo tomé y me lo metí hasta la mitad, luego me deje caer clavándomelo entero. Con un brazo me afirmó por la cintura y el otro detrás de mi nuca me acercó y me beso largo. Tenía gusto a ron su lengua que me recorría y le respondí, también pase mi lengua por la suya mientras me tenía ensartada allí, busqué sus dientes, empuje su lengua hacia adentro y recordé que una vez mi amor me había dicho que si lo engañaba no le diera nunca a mi amante un beso en la boca. Que me perdonaría todo, menos un beso entregado, así con toda mi lengua dentro de la del otro, como el que en estos momentos daba. Mierda me dije y sin querer saqué la lengua de su boca, dejé que me recorriera entera que bajara por mi cuello, que me calentara aun mas si podía total estaba borracha, entregada a lo que quisiera, que mordisqueara mis pezones y con una mano en mi clítoris sentí que me podía ir, que me podía correr en cualquier momento. Estuve allí arriba ensartada moviéndome de todas formas mucho rato, sus manos se aburrieron de pellizcar mis pezones que los tenía muy rosados y duros, la cabeza me daba vueltas y finalmente me llenó ese calor lejanamente familiar por bajo mi estómago buscando su salida, esa marea interna que se desplaza, que cae, se me estaba escapando. Me acomodé y él se acomodó también y sentí que me apretaba sobre su piel traspirada y que palpitaba dentro mio la cabeza de su pene, la sentía muy al fondo y sus brazos que me apretaban a su cuerpo mientras subía y bajaba sus caderas metiéndomelo y sacándomelo con fuerza. Cerré los ojos, escuché, como del fondo de mi inconsciente, que alguien pedía silencio, mientras soltaba la respiración por mi boca que me salía del fondo del pecho, eran espasmos no gritos no gemidos, sentía que me apretaba y que mi cintura daba vueltas sobre su pene y apretaba las mandíbulas hasta el dolor y cerraba los ojos hasta desfallecer.

Ni esperó que abriera mis ojos para sacarme de encima y dejarme al lado. Ya he dicho que soy pequeña y delgada por lo que los hombres me manipulan con mucha facilidad. Este lo hizo.

“El segundo con mucho mejor que el primero”, dijo a media voz, como evaluando, mientras yo me quedaba alerta. Era tarde y se me había pasado lo mareada. Dame agua –le pedí- y me tomé un trago largo. Me dolían las muelas. Me dio frío y me tapé. El se quedó a mi lado y a los minutos estaba durmiendo. Yo me quedé unos momentos en vela. El mar sonaba con fuerza afuera y eso me gustaba. Se me cayó una lágrima sin querer. Al otro día como si fuéramos todos buenos amigos regresamos a la ciudad. Reconozco que venía mas liviana, estaba menos tensa. Pensé que me hacia bien hacer el amor, pero eso no era hacer el amor me dije a mi misma, eso era culiar no mas. A los cincuenta años tenia clarita la diferencia. Pero las emociones fuertes del día anterior de alguna forma mitigaban mi angustia, lo que al tirar la raya para la suma y la resta, contaba a favor.

Continuará...

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:10) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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