La cucharita.

--Qué noche!!!! –dijo el desconocido mientras trataba de acomodarse en el asiento que le correspondía, a mi lado junto a la ventanilla.,
--Si, terrible --respondí mientras pensaba que la primera impresión es la que vale y la del desconocido era favorable, muy favorable. Además se ve que le gusta conversar, pensé para mí. Era un hombre de unos 25 o 30 años, de complexión robusta y un sonrisa delicada y jovial en el rostro. Los pasajeros continuaban ubicándose y acomodando sus equipajes mientras afuera la lluvia helada y el viento castigaban la noche en la terminal de ómnibus. Cuando se hicieron las 23 el bus se puso en movimiento y mi vecino hizo un comentario acerca de la puntualidad que correspondí diciéndole a mi vez que por esa razón yo acostumbraba viajar en aquella compañía .
--Viajás seguido? --me preguntó.
--Sí, una vez por mes por motivos de trabajo —dije, -- y tú?
--Yo viajo ahora por motivos de familia, voy a visitar a unos parientes que hace mucho tiempo que no veo --dijo él.
Yo pensaba todo el tiempo en encontrar tema para que la conversación continuara y afortunadamente mi vecino era conversador. Mientras tanto, las luces interiores se apagaron y todos quedamos sumidos en una penumbra en la que solamente se distinguían unos destellos en piso. Habían corrido las cortinillas de las ventanas de tal forma que tampoco los reflejos del exterior nos alcanzaban. En el silencio se escuchaba nada mas que el ronroneo del motor , razón por la cual comenzamos a hablar en voz baja casi un susurro para no molestar a los demás viajeros que se aprontaban a dormir. Algunos ya lo hacían.
--Acostumbrás dormir? --preguntó mi vecino casi susurrando en mi oído.
--Depende -- respondí sin saber exactamente a donde me llevaba aquella respuesta y tratando de ponerle una pizca de picardía a mi respuesta.
--Depende de qué? – preguntó.
--De la compañía que pueda tener, si el viaje se hace entretenido, no duermo, prefiero la compañía --respondí.
--Qué bueno!!—dijo--- y mi compañía como es, te agrada ?
Uyy pensé yo, éste va más rápido que ligero así que resolví continuar por ese camino, que me resultaba prometedor, muy prometedor.
--Sí – dije --me parece que tenés muy buena onda. Y mi compañía que te parece a ti?
--De película --respondió --perfecta para un viaje inolvidable—agregó sonriendo.
No pude evitar de ruborizarme con su respuesta porque me pregunté si él ya se habría dado cuenta de que yo quería comérmelo todo, allí nomás sin preámbulos ni nada de vueltas.
Como si me hubiera leído el pensamiento, con una sonrisa de lo más maliciosa que se pueda imaginar, me preguntó,
--La noche está divina para estar metido en una cama para dar y recibir caricias hasta morir, no te parece?
--Para eso todas las noches se prestan y los días también--- agregué susurrando y mirándolo a los ojos.
Como respuesta me tomó la mano izquierda y la deslizó por encima de su pantalón hasta que la palma de mi mano se ubicó sobre la protuberancia entre sus piernas. A partir de allí todo se sucedió como si lo hubiéramos ensayado mil veces y no podría haber salido mejor. Él puso un saco o algo para cubrir mi mano y yo deslicé los dedos de mi mano izquierda hasta alcanzar el cinto y continuar mi exploración para llegar al calzoncillo y con los pulpejos, lo hice a un lado logrando que su miembro se deslizara dentro de mi mano, que lo abrazó por la raíz, sintiendo como se iba endureciendo mas y mas.
--Tengo una manta -- suspiré en su oreja –vamos a taparnos con ella .Ël me ayudó a estirar la manta sobre nuestros cuerpos y yo comencé a desabrocharme el pantalón para bajármelo. Él desprendió el suyo mientras yo no dejaba de acariciar su pija, que palpitaba en mi mano.
Ensalivé mis dedos para llevar saliva a mi culo que ya estaba pronto debajo de la frazada y me fui reclinando hacia atrás hasta que sentí como su miembro se ubicaba en la puerta.
--Despacito, despacito -- susurré --déjala ahí en la puerta hasta que se vaya mojando más y mas..
--Si , si -- me dijo, ---no te va a doler, te la voy a meter despacito, despacito, además para que nadie se dé cuenta.
Dicho y hecho. Me la fue metiendo de a poquito, apenas moviéndose lo indispensable a la vez que yo me balanceaba adelante y atrás apretando y soltando la presión de mis nalgas, despacito, muy despacito. Me cogió a sí durante kilómetros y kilómetros, no sabría decir cuántos.
De pronto noté como se aproximaba la acabada porque su respiración se hizo mas rápida y sentí la pija mas y mas dura metida hasta el fondo. Se acabó con un resoplido disimulado contra mi nuca. Yo sentí claramente como su miembro perdía fuerza dentro de mi ano y me apreté fuertemente contra él para que no se me saliera. Sentí, eso si que ya chorreaba afuera y nos mojábamos los dos así que puse una bufanda por debajo de nuestras caderas y continuamos viajando un buen rato de esa forma, en una cucharita soñada , yo con su pija bien calzada adentro y bien apretados entre los dos hasta que al rato comenzó a erguirse nuevamente y otra vez el mismo bailecito de antes hasta que se acabó nuevamente.
--Como sabías que iba a ser un viaje inolvidable? –le pregunté cuando nos desabotonamos.
--No sé!! --respondió---algo en ti te delató creo yo.
--No lo creo – dije--- pero la verdad es que valió la pena.
--Ya lo creo que sí –dijo, levantándose para comenzar a aprontar su equipaje.