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La emboscada

Relato enviado por : pulga53 el 23/05/2011. Lecturas: 7917

etiquetas relato La emboscada   Infidelidades .
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Resumen
Un matrimonio normal que ve alterada su vida por los nuevos vecinos.


Relato
LA EMBOSCADA

1
Un barrio de clase media acomodada en los suburbios de la gran ciudad. Casas modernas, en general, aunque quedaban algunas viejas mansiones de cuando este sector constituía la escapada de fin de semana o del verano de las familias ricas de la ciudad. Con el tiempo estas grandes propiedades que disponían de hectáreas y hectáreas se habían ido loteando y las nuevas urbanizaciones rodearon a las viejas casonas, hasta dejarlas como un detalle pintoresco del pasado. Y con el tiempo, las nuevas ampliaciones también se fueron llevando estas casonas que sin sus amplios parque habían perdido su razón de ser.
Carlos y Eva vivían desde hacía muchos años en el mismo barrio. Un lugar tranquilo, familiar, de clase media acomodada, donde todo transcurría pacíficamente. El tenia 50 años, era alto, delgado y atractivo. Su cabellos entrecano no hacía más que darle una mayor sensualidad. Eva con 45 años, era muy sensual. Piernas largas, un trasero repingado y durito, una estampa, en fin, que daba menos edad que la del almanaque.
Carlos era gerente de una importante Compañía de Seguros, con oficinas en el centro a ½ hora o a lo sumo 45 minutos de su casa, dependiendo del tránsito y el horario. Era muy responsable y su horario de trabajo no tenía límites, aunque en general podemos decir que se iniciaba a las ocho de la mañana y terminaba a las 19 hs, con una pausa para almorzar que aprovechaba para reunirse con colegas, empleados o potenciales clientes, en algún restaurante cercano a su oficina. Su educación y simpatía le valía el aprecio de todos quienes tenían oportunidad de tratarlo.
Eva, quien había ejercido alguna vez como docente de primaria, abandonó el trabajo a medida que los ingresos mejoraron y sus dos hijos requirieron mas tiempo. Ahora los dos estaban en la Universidad en otra ciudad, y raramente volvían durante el ciclo lectivo. Finalizado el mismo o en épocas de receso regresaban al hogar, para luego emprender algún viaje con amigos.
La vida en ese lugar transcurría tranquila. Conocían a los vecinos hacía mucho tiempo. Se habían radicado allí apenas casados, hacía 25 años, y con el tiempo por lógica se había ido produciendo una renovación de los habitantes del barrio, pasando a ser ellos uno de los matrimonios más antiguos en el lugar.
En la esquina, una de aquellas viejas casonas se resistía a la urbanización. Sus dueños nunca quisieron vender, hasta que llegados a los 80 años lo hicieron, y de pronto, un ejército de obreros y de máquinas comenzaron la demolición y la construcción de lo que sería, sin lugar a dudas una verdadera mansión. Día tras día veían crecer ese monstruo, sin que nadie supiera nada de los propietarios. Los obreros que circulaban por el barrio y que habían terminado por hacerse conocidos, confesaban que nunca los habían visto. El único que tenía contacto con ellos era el arquitecto, pero éste no era del lugar. Llegaba, inspeccionaba, daba instrucciones y se iba, y así varias veces por día, sin alternar para nada con los curiosos vecinos.
Carlos comentaba, alguna vez, con su esposa la forma en que progresaba la construcción, pero sin poder enterarse de nada sobre los que la habían encargado.
Hasta que por fin, luego de cerca de un año de trabajo, la casa estuvo lista.
Un sábado a la mañana, un enorme camión de mudanzas se detuvo frente a la casa y comenzó a descargar muebles y enseres diversos. A la tardecita, terminada la tarea se retiraron como habían venido, quedando en el lugar dos o tres personas encargadas de acomodar y limpiar.
El domingo, un auto importado con vidrios polarizados, se detuvo en el acceso, abrió el garaje con control remoto e ingresó, cerrando las puertas tras de sí. Los pocos vecinos que estaban en la calle miraron tratando de observar algún detalle que comentar.
Las ventanas se abrieron y pudo verse al personal de limpieza repasando todo. Los dormitorios en planta alta que daban al frente por ambas calles tenían vidrios espejados que impedían ver el interior.
Todo el entorno estaba protegido con cámaras de video.
Con el correr de los días, comenzaron a conocer un poco más a los nuevos habitantes.
Eva le contó que veía por las mañanas salir a la vecina a trotar hasta el parque que estaba allí cerca. Era rubia, de unos 30, 35 años.
¿Que te pareció? Preguntó Carlos
¿ En que sentido?
No se, tu la viste. ¿ Es simpática, bonita, fea?
Mira, no la he tratado. Seguramente para los hombres debe ser bonita pues tienen debilidad por las rubias trabajadas en el gimnasio y seguramente operadas, dijo con cierto resentimiento muy normal entre las mujeres frente a las demás.
¿ Y a él lo viste? Preguntó para cambiar de tema, aunque recordando que tenía que tratar de verla.
No. Sale muy temprano en su auto y vuelve a la tardecita.
En fin, ya nos conoceremos, dije para cerrar la conversación.
Una tarde al volver del trabajo, su esposa lo esperaba con novedades.
No sabés lo que pasó hoy, dijo entusiasmada.
Cuéntame, que parece interesante.
Pues que vino la sirvienta de Clara, a invitarme a que fuera a su casa.
¿ Clara? ¿ Quién es Clara?
La nueva vecina tonto, ¿ de qué estamos hablando?
Perdón, es que no sabía el nombre, ¿ fuiste?
Por supuesto, no me iba a perder la oportunidad de conocer la casa y a la dueña, por eso te digo que se llama Clara
Bueno, dale, te escucho
Apenas llegar me recibió muy amablemente y me hizo pasar al living. Es un lugar precioso. Comenzamos a conversar, me preguntó por nuestra familia, le dije que teníamos dos hijos que estaban en la facultad y le hablé de ti. Se mostró muy interesada. Después yo le pregunté por ella y me comentó que hacía 5 años que estaba casada, que aún no tenían hijos y que su esposo dirige una empresa productora de espectáculos internacionales.
Seguramente debe ganar muy bien porque esa casa no se hace con un sueldito, comenté
Ni te imaginas lo que es la casa y como está amueblada. Me llevó a conocerla, salvo el área de trabajo de su esposo que estaba cerrada, fundamentalmente porque allí tiene información reservada de clientes que no quiere que trasciendan , y veda el acceso fundamentalmente para el personal del servicio. En la planta alta hay tres dormitorios, cada uno con un gigantesco televisor LED ubicado estratégicamente de manera que no molesta para moverse en ellos. Pasamos la tarde charlando y tomamos unas copas. Realmente me cayó muy bien. Me dijo que apenas su esposo tuviera un día libre nos invitaría a cenar, y me pidió que fuera a visitarla cuando quisiera que ella estaba siempre sola en la casa.
Bueno, me alegro que hayas cambiado tu opinión sobre ella, le dije con sorna.
La verdad, es muy agradable.
Lo que Eva no dijo es que en la casa vio algunas fotos del esposo de Clara, Raul. Era todo un semental. Su físico, su estampa y esa sensación de seguridad que irradiaba realmente la impactó. Se cuidó bien de que se notara como la afectaba, pero cuando en un momento Clara la dejó sola, se acercó a la fotografía y estuvo un rato mirándola con detenimiento. Sintió que se excitaba como nunca, con solo ver esa foto. Nunca le había pasado.
Unos días después, Eva se cruzó hasta la casa de Clara. Fue bien recibida y esta vez, además de conversar, Clara le mostró algunos videos de viajes que había hecho. Todos lugares maravillosos que solo se ven por televisión y que parecen inventados. En un momento la mucama le avisó a Clara que tenía una llamada. Al saber de quien era, hizo un gesto de fastidio.
Ay Eva, espero que no te molestes, pero voy a demorar un rato. Necesito hablar con esta persona pero es tremendamente habladora y me va a tener un buen rato. ¿ No te molesta si te dejo sola? ¿ Te entretendrás?
Si, atiende, no hay problema
Bueno, mira los videos que quieras que yo tardaré un rato, y diciendo esto salió.
Terminó el video que estaba mirando y se acercó a colocar otro. Buscó entre los que Clara había traído, y le llamó la atención uno que decía privado. Lo tuvo un rato en la mano, dudando en verlo. Clara lo había traído y ella podía decir que lo había tomado al azar. Estaba en esta duda, cuando entró la mucama para avisarle que la dueña de casa había salido un rato, y que volvería en una hora, que hiciera de cuenta que era su casa. Clara le agradeció y se quedó allí sola.
Miraba ese estuche con curiosidad. Se dijo que era ahora o nunca, y sacándolo del estuche lo colocó en el reproductor. Imágenes de una playa de noche, con toda la claridad de una luna llena. Clara, vestida con un pareo transparente, caminaba mientras su esposo, seguramente, la filmaba.
Que hermosa noche, se escuchó decir a él.
Si mi amor, una noche de ensueño.
Y la playa está desierta. ¿ Quieres que nos sentemos un rato?
Bueno
Vamos hasta esas palmeras, comentó él apuntando con la cámara hacia el lugar. Se veían 4 o 5 palmeras, algunas prácticamente horizontales que formaban una isla en plena playa.
Llegaron allí y ella se sentó sobre el tronco de una palmera que tocaba el piso.
Estás muy linda en este paisaje.
Gracias, dijo ella sonriendo
Lo único que me parece que estás muy vestida, dijo él con una voz que denotaba algo de excitación.
Ella sonrió y levantando su pareo de costado mostró que no tenía nada debajo.
No puedo sacarme nada pues quedaré desnuda, dijo siguiendo el juego.
A eso me refería, insistió él sin dejar de filmar.
Ella mojándose los labios con la lengua, se puso de pie, desató su pareo y lentamente lo dejó correr por su cuerpo, hasta caer al suelo y quedó allí de pie y totalmente desnuda. Mostraba un cuerpo realmente escultural. Eva notaba como la escena la estaba excitando.
No voy a ser la única que quede desnuda, dijo Clara, dame la cámara. La imagen de Clara se fue agrandando hasta que el equipo cambió de mano y al darse vuelta pudo ver a Raul, vestido con una camisa de lino muy fina y un pantalón del mismo material.
¿ Estás segura que esto es lo que quieres? Preguntó el sonriendo.
Por supuesto mi amor.
Sabes que si me desnudo, antes de volver a vestirme me voy a correr dentro tuyo, dijo él, mientras un prominente bulto comenzaba a inflar sus pantalones.
No tengo problemas con eso, dale, empezá, insistió ella
Eva, sin darse cuenta estaba sentada en la punta del sillón, con su cuerpo tirado hacia adelante como si quisiera meterse dentro de la pantalla. Su boca estaba reseca. Sus pezones le dolían contra su remera, y una humedad pegajosa fluía de su sexo.
Raúl, despacio, más despacio de lo que Eva podía soportar, desabrochó su camisa y se la quitó. Un cuerpo bronceado y musculoso quedó a la vista y la lente de la cámara lo recorría con detalle. Acercó su rostro que se veía excitado. Sus ojos parecían brillar en la semi oscuridad de la playa. Bajó por su cuello y su pecho, sus abdominales sin nada de grasa y se detuvo en su entrepierna. Un bulto era notorio en ese lugar, y Eva por poco se corre al verlo. Tuvo que cruzar sus piernas para contenerse.
Siempre mirando a la cámara, desabrochó su cinturón, el botón y bajó el cierre, para luego darse vuelta, mientras comenzaba a bajar su pantalón. Un trasero duro y musculoso quedó a la vista cuando el pantalón cayó y él salió agilmente de adentro. La cámara trepó por su espalda hasta sus hombros y lo filmó cuando se dio vuelta. Su rostro denotaba excitación. La cámara descendía lentamente ante la prisa de Eva que no aguantaba más tanto suspenso. Cuando la imagen de la pantalla le mostró el equipo de Paúl, alcanzó un orgasmo imposible de controlar. Allí, frente a ella, una verga totalmente depilada, de no menos de 25 cms., gruesa y con dos enormes bolsas duras, hacía realidad su fantasía. Siempre había querido algo así. Se tiró hacia atrás en el sillón mientras las oleadas de placer se extendían por su sistema nervioso como ráfagas eléctricas.
Cuando pudo recuperarse, pudo ver como la cámara estratégicamente colocada mostraba a su amiga haciendo una fellatio de campeonato a esa tremenda verga, y la envidió por el hecho de poder tenerla a su disposición todas las noches. Luego de un rato, él la puso en cuatro sobre la arena y la montó despacio, dándole tiempo a acostumbrarse al tamaño para luego comenzar una cabalgata que los llevó a ambos a un clímax fabuloso. Se quedaron allí uno sobre el otro hasta que la verga se ablandó y salió, y pudo ver el semen del macho saliendo del sexo de Clara y chorreando por sus piernas. La acabada debió ser muy abundante. Como pudo se levantó y sacó el video, colocando otro de las montañas, y despacio se fue tranquilizando. Cuando al rato Clara volvió parecía que nada hubiera pasado, pero todo era diferente. Eva necesitaba que Paúl la montara, sino jamás volvería a ser feliz.
Esa noche, como nunca había pasado, buscó el cuerpo de su esposo para que la penetrara y calmara aunque sea por un rato su excitación. Una vez acostados, apagó la luz y se hizo la ilusión que era Paúl quien estaba a su lado y comenzó a acariciar la verga de su esposo. Este sorprendido, la dejó hacer, y recibió con sorpresa que ella se la lamiera para luego tragársela completa y succionarse con unas ganas nunca vistas. Nunca había sido una devota del sexo oral pero ahora lo estaba haciendo de maravilla. Por primera vez Carlos tomó una actitud pasiva. Ella hizo todo el gasto. Cuando luego de un rato la sintió bien dura, se montó a horcajadas sobre él y sin demoras se empaló hasta las cachas, comenzando a rebotar sobre él como una loca.
Carlos con sus brazos detrás de su cabeza, veía como las tetas de Eva rebotaban sin pausa, y gozaba de la situación. Estaba muy excitado pero sin darle tiempo su mujer le ganó de mano. Se corrió y gritando y sollozando, se aferró de sus hombros para luego caer sobre su pecho. En ese momento Carlos, ante lo caliente del momento la clavó hasta el fondo, levantando su cuerpo de la cama y se vació dentro de ella, quedando totalmente seco. Quedaron allí tratando de recuperar el aire luego de una sesión tan violenta y desesperada, como hacía mucho que no tenían, si es que la habían tenido alguna vez. Luego ella rodó y cerrando los ojos de durmió. El se quedó unos minutos más despierto pero al final el cansancio también lo venció.



A partir de ese momento, Eva comenzó a cuidar su aspecto. Siempre fue cuidadosa, pero ahora se peinaba, pintaba, arreglaba, a toda hora, aunque tuviera que ir a hacer mandados. Y es que ella no sabía en que momento podía cruzarse con Paúl y quería estar preparada. Vigilaba a toda hora la casa de la esquina, tratando de conocer los horarios de sus vecinos. Notó que algunos días, Paúl volvía mas temprano, y cuando ese día coincidía con el horario de gimnasio de su esposa, ella se iba por un par de horas y el quedaba solo en la casa. Contenta de haber encontrado ese resquicio empezó a planear como aprovecharlo.
Martes y jueves, Clara se iba al gimnasio un rato antes de las 18 y regresaba pasadas las 20. Carlos volvía a casa todos los días entre 19,30 y 20 hs, dependiendo del tránsito. Tenía allí 1 hora y media libres, si es que Paúl volvía alguno de esos días antes de las 18. A partir de ese momento intensificó su vigilancia en esos días.
Por fin, un jueves vio llegar el auto de Paúl alrededor de las 17,30, y al poco rato, vio partir la camioneta que usaba habitualmente Clara. Tomando coraje cruzó la calle y tocó el timbre en la casa de los vecinos.
Una mucama abrió la puerta.
¿ Se encuentra la señora?, preguntó inocentemente.
Espere un segundo, contestó la mucama dejándola en la puerta. Nerviosamente Eva se dio vuelta controlando que ningún vecino la viera.
Buenas tardes, dijo a su espalda una voz varonil que ella conocía y soñaba. Se dio vuelta rápidamente.
Buenas tardes, dijo poniendo su mejor sonrisa. Allí estaba él. De impecable traje, con la corbata apenas floja, y sonriendo mientras la miraba de arriba a abajo, con una mirada que la excitó.
Ud. buscaba a mi esposa, pero pase, por favor, no está bien conversar en la calle. Es muy poco cortés. Ella agradeció y pasó al interior de la casa mientras él se hacía a un lado dejándole libre el acceso.
Si, vengo siempre a charlar con ella y hoy tenía un rato libre así que decidí visitarla.
Que pena, pero póngase cómoda por favor. Ella acaba de salir. Se va a poner muy molesta cuando se entere que Ud. vino y ella no estaba.
Entonces preferiría que no le dijera que estuve. Total no tiene importancia, dijo Eva mientras se sentaba en el sillón y cruzaba sus largas piernas, haciendo que su falda subiera un poco más arriba de lo que resultaba correcto.
No hay problemas. Será nuestro secreto, dijo él sonriendo. Mi nombre es Paúl aunque me imagino que Ud. debe conocerlo ya. Y se acercó hasta donde ella estaba sentada. Se inclinó y la besó en la mejilla. Un aroma viril la invadió cuando el la rozó. Sus pezones se endurecieron automáticamente bajo su camisa.
Yo soy Eva, dijo ella, simulando indiferencia. No sé si Clara te ha hablado de mí.
Si, por supuesto. Además ya te había visto antes, dijo Paúl con simpatía.
¿ Dónde me habías visto ? Preguntó Eva interesada.
En otro momento te cuento. ¿ Quieres tomar algo mientras esperas a Clara?
No quiero molestarte.
No hay problema, lo único si me disculpas voy a ponerme cómodo que recién regreso del trabajo, dijo, y a continuación ordenó a la mucama que trajera unas bebidas, y subió la escalera .
Eva quedó allí sin saber que hacer. No tenía experiencia en estas cuestiones. Nunca había engañado a su esposo, y hacía mucho tiempo que no intentaba conquistar a un hombre, y jamás lo había hecho con uno casado. Se sentía totalmente desconcertada. Por momento le parecía que Paúl estaba interesado en ella. Le sorprendió que él la hubiera visto antes, pero también pensó que podía ser solo un trato amable, y temía pisar en falso con alguien recién conocido. Decidió esperar a que la situación decantara por sí sola..
La mucama llegó con los tragos y al momento Paúl bajo la escalera vestido con un conjunto deportivo que le sentaba de maravillas.
Tomó los vasos y acercándole uno a ella, se sentó en el sillón a su lado.
Clara me ha comentado lo bien que lo pasa contigo, dijo como para romper el hielo.
Yo también disfruto de su compañía, dijo Eva sin dejar de mirarlo.
Ella está mucho tiempo sola en la casa, así que es bueno que tenga amigas.
¿ y tu tienes amigos? Perdona la pregunta pero no veo que venga mucha gente a visitarlos
No, realmente el medio en el que me muevo es muy profesional y las reuniones se producen en restaurantes y salones. Para las reuniones más íntimas utilizo nuestra casa de fin de semana. No da para compartir el hogar con los clientes, aunque llevamos una buena relación entre todos.
Conocerás mucha gente interesante, dijo Eva
Si, por supuesto
Muchas actrices hermosas
A casi todas
¿ Y tu esposa no se pone celosa de que estés todo el día fuera de casa acompañado de esas bellezas?
Tus preguntas son bastante íntimas, dijo Paúl riendo.
Perdona. Haz de cuentas que no dije nada. Es mi afán de hablar contigo el que hace que a veces diga cosas inapropiadas, dijo poniéndose colorada, y acusando el golpe.
No te resientas. No me molestan las preguntas, dijo Raúl suavizando la situación,. Clara sabe que nunca voy a separarme de ella, y no, no es celosa. Sabe que mi trabajo exige ciertas concesiones.
No entiendo. ¿ Me estás diciendo que la engañas a veces?, dijo Eva sorprendida.
Raúl tomo un largo sorbo de su vaso. La miró con picardía.
Te sorprendería saber las exigencias que plantean algunas divas para firmar un contrato. Pero solo te diré que no es justamente el tipo de mujer que me gustan.
¿ Y cual es ese tipo? Me imagino que como tu esposa, dijo Eva comenzando a respirar entrecortada.
Si, por supuesto, como mi esposa. Mujeres normales, de su casa, reservadas. Entre 35 y 45 años. Capaces de guardar en secreto una relación, o que tengan tanto que perder como yo si la verdad se sabe, dijo poniéndose serio y con ese brillo en los ojos que Eva recordaba del video que había visto.
La situación se estaba complicando. Miró el reloj y ya eran las 19,30.
Bueno, si me disculpas tengo que irme. Mi esposo está por volver.
No hay problema. Me gusta que hayas venido y espero verte otra vez
Por favor, te recuerdo que no menciones que he venido, no quisiera que Clara se pusiera mal por no haberla encontrado.
No te preocupes, no diré nada. Además si ocurre que alguna otra vez vuelve a suceder lo mismo, no queremos que piense que estos encuentros son planeados, dijo sonriendo, es una broma , no te apures, dijo bajando la intencionalidad de su frase, pero dejando a las claras que entendía las intenciones de Eva. Justamente ella no quería que Clara se enterara porque pensaba volver otro día en que ella tampoco estuviera. Se puso colorada al sentirse descubierta, y se levantó para irse. El la acompañó hasta la puerta y al llegar allí se inclinó sobre ella ( le llevaba una cabeza de altura) y la besó en la mejilla muy cerca de la boca, abrió la puerta y su manó se apoyó en su cintura para acompañarla hasta afuera. Esa mano en su cintura le quemaba. Eva ni se dio cuenta como llegó a la calle. Tardó unos segundos en recomponerse y cruzó a su casa. Sin detenerse se dirigió al baño y se metió en la ducha para recuperarse de las emociones que había sentido. Bajo la ducha, sintió que su esposo entraba en la casa. No le importó. Estaba planificando el momento y la forma en que seguiría adelante con su plan, que ya no tenía retorno. Iba a ser infiel, y lo iba a disfrutar.
El martes de la siguiente semana, nuevamente Paúl llegó temprano y su esposa fue al gimnasio. Eva se arregló para la ocasión. Vestido sin breteles, corto, sin corpiño, y unos tacos que estilizaban sus piernas. Poca pintura, bien peinada. La imagen que le devolvió el espejo al salir le gustó. Era una mujer normal, casada, apetecible y disponible.
Tocó el timbre y fue él quien abrió la puerta.
- Eva, que gusto verte, pero mi esposa acaba de irse
- No me digas que otra vez llegué en mal momento, dijo Eva
- No, el momento no es malo pero ella no está, pasa por favor.
Entró y se dirigió al sillón de la otra vez. Esta vez esperó de pie el saludo de Paúl y el beso casi rozó sus labios.
- Si quieres tomar algo tendrás que darme tiempo porque el personal tiene el día libre.
- No te molestes, dijo Eva aún mas decidida. Estaban solos por las próximas dos horas.
- Si me disculpas voy a cambiarme, dijo él y subió la escalera.
Allí quedó Eva, sintiendo que las piernas le temblaban. Nunca había sido infiel y sabía que estaba a un paso de cruzar ese límite. Ni por un segundo pensó en arrepentirse. Iba a seguir hasta el final.
Pasaron unos minutos y desde el rellano de la escalera Paúl le habló.
- Eva, mi esposa te mostró la casa, menos mi estudio. ¿ Quieres conocerlo? Ven sube, la invitó.
Despacio ella se levantó y subió la escalera. En el extremo Paúl, envuelto en una robe la estaba esperando. Tomándola de la cintura la acompañó hasta cruzar la puerta de un despacho grande, plagado de monitores y consolas de sonido.
- Vaya, realmente tienes todo un estudio aquí, comentó Eva sorprendida.
- Si, además de mi trabajo también es mi hobby, pero siéntate le dijo indicando la silla que estaba en medio de toda esa parafernalia de equipo.
- No entiendo de estas cosas, trataré de no tocar nada que pueda descomponer.
- No hay problema. Te contaré un secreto, le dijo, mientras ubicado a su espalda, sus manos descansaban en sus hombros, no solo edito videos, sino que además desde aquí controlo todas las cámaras que tengo ubicadas en la casa.
Eva sentía esas manos en sus hombros y sus ojos miraban la pantalla que desde atrás y arriba, mostraba la posición en la que ellos estaban.
- Es interesante las cosas que pueden verse, dijo, mientras apoyando sobre ella una de sus manos jugó con los controles y vio a Clara saliendo de la casa en su camioneta y ella observando por la ventana de la suya, para al poco rato salir y dirigirse a la casa.
Su mano volvió acariciando su brazo y su dedo pulgar rozó su pezón, antes de volver a ubicarse sobre su hombro. Eva quedó sin palabras. Paúl sabía lo que ella estaba haciendo. Se movió inquieta en la silla, pero el suave, pero firmemente la retuvo en ella.
- No solo hay cámaras exteriores. También tengo en toda la casa. Volvió a deslizar su mano nuevamente rozando su cuerpo y apoyándose en ella, un rápido cambio de imágenes y allí estaba ella en el living mirando los videos. Eva quedo petrificada, casi sin respiración. Se vio a sí misma tomando uno y colocándolo en el reproductor, y si, era el video privado. Pudo verse en la pantalla el strip tease de Clara y el de Paúl, pero también pudo verse el momento en que ella alcanzó su clímax. Tan paralizada estaba que no notó como una mano de Paúl bajó por el costado de su cuerpo, hasta sus piernas y despacio se ganó por debajo de su vestido hasta llegar suavemente a su sexo.
- Cualquiera pensaría que te gusta mi cuerpo desnudo, le decía al oído. ¿ Te gusta?, Sabes, mi verga no es como la vez ahí. Cuando estoy con una hembra que realmente me calienta es aún mas gruesa. Hay mujeres que me han dicho que no pueden con ella cuando está tan furiosa, y mientras tanto sus dedos jugaban con su sexo, y las piernas de Eva inconscientemente se abrían para facilitar la incursión.
- Imagina lo que siente Clara al tenerla en la boca, ¿ te imaginas?, ahh y ahora viene mi parte preferida. Sabés me fascina montar a las mujeres como si fueran yeguas y yo un macho reproductor que las cabalga. Su otra mano, mientras bajó el frente de su vestido y sus tetas quedaron al aire y de inmediato comenzaron a ser magreadas por el macho.
Eva estaba paralizada. Las sensaciones se agolpaban en su cerebro y la intensidad de las mismas le impedían actuar. Las imágenes que volvía a ver y con las que había soñado muchas veces, esas manos que recorrían su cuerpo sin pedir permiso, vaciaban su mente. Nada era capaz de decir y por ende no podía, ni quería intentar una resistencia. Se dejaba llevar por las oleadas de lujuria que la invadían. Para cuando la pareja del video alcanzaba su orgasmo, Eva estaba totalmente entregada y dispuesta. Un nuevo movimiento de controles y la pantalla comenzó a mostrar lo que estaba pasando en esa sala.
Paúl se despegó de ella e hizo girar la silla sobre sus rueditas dejándola de frente a él. Desabrochó su robe y la dejó caer. Estaba totalmente desnudo. Una verga dura y larga saltó como una fiera para quedar frente a la cara de Eva. Paúl tomó su rostro, se agachó y la besó. Fue un beso posesivo, depredador. Su lengua se abrió paso en su boca y la recorrió hasta casi llegarle a la garganta. La dejó sin aire. Eva cerró los ojos. Cuando las bocas se separaron, el acercó su vara a la boca de la hembra y el glande húmedo separó los labios de Eva. Sorprendida abrió los ojos y se asustó del descomunal miembro que tenía frente a ella.
- Abre la boquita, le dijo Raúl como jugando y ella le hizo caso. El glande se introdujo con dificultar. Sus labios debieron distenderse al máximo para recibirlo , pero una vez que tragó esa parte, el resto del aparato fue entrando despacio hasta producirle arcadas. Casi le llegó a la garganta.
- despacio golosa, le decía el macho, mientras con sus manos dirigía su rostro para que fuera despacio acomodando toda su verga.
Eva jamás entendería como pudo absorber semejante monstruo pero de pronto su nariz estaba chocando con el cuerpo de Paúl
- Que placer, no son muchas las hembras que pueden con esta herramienta. Y si pudiste con la boca, te aseguro que con tu conchita va a ser aún más facil, mientras lentamente avanzaba y retrocedía masturbándose con su boca.
Luego de un rato es esta tarea, él se retiró , la hizo ponerse de pie y de un tirón la desnudó sacándole el vestido por la cabeza. Luego metió sus dedos dentro de su tanga y se la rompió en pedazos, ante la protesta de Eva.
- Tranquila que solo tendrá que cruzar la calle. Bien puedes hacerlo sin ropa interior.
La tomó de la cintura y la volvió a besar, con la misma furia que antes. Luego la levantó y la hizo arrodillarse sobre la silla con las manos apoyadas en el respaldo, dándole la espalda. En esa posición, se agachó y comenzó a lamerle la entrepierna, jugueteando con el agujero de su ano, para terminar tomando posesión de su vagina. Esa lengua vibraba sobre su clítoris, recorría sus labios y se introducía como si fuera una verga dentro de su cuerpo. Eva creyó que volaba. Nunca la habían sometido a una relación oral de esa magnitud. Se aferraba al respaldo y se mordía los labios para no gritar de placer, mientras la pantalla le mostraba el excitante trabajo que su macho estaba haciendo en ella. En minutos llegó al borde del orgasmo.
- ¡¡¡Detente, por favor, que me corro!!!!, suplicó entre gritos
- ¿ Y cual es el problema? Correte que esto recién comienza, dijo el y continuó con su trabajo.
Eva comenzó a sollozar y a suspirar como si estuviera teniendo un ataque, lo cual de alguna manera era cierto, y comenzó a correrse en la cara de su amante. El siguió con su tarea hasta que ella quedó sobre la silla totalmente agotada. En ese momento se separó de ella y tomándola en sus brazos, la llevó como si de una bolsa de plumas se tratara hasta una habitación contigua en penumbras, donde la depositó sobre una cama con un colchón de agua, y la cubrió con su cuerpo.
- Eres hermosa, y me vas a dar mucho placer, le dijo, mientras su boca recorría su rostro, sus orejas, su cuello. Al mismo tiempo sus manos separaban y levantaban sus piernas hasta que la parte trasera de sus rodillas quedaron calzadas en el pliegue de los codos de los brazos de su macho. En esa posición, se levantó un poco hasta conseguir que la cabeza de su verga descansar entre sus labios vaginales.
- Mírame le dijo posesivo, y cuando ella lo miró a los ojos, el muy despacio se dejó caer obligando a su herramienta a abrirse paso en el cuerpo de la hembra.
- ¡¡ Ay, por mi madre, que es muy grande, me revientas!!!, dijo Eva mientras trataba de escapar del arpón. Pero era una tarea imposible. En la posición que estaba nada podía hacer. Solo aflojarse y alojar el monstruo.
Con pequeños empujones Raúl que evidentemente tenía práctica en estos menesteres consiguió enfundar la mitad de su serpiente en el cuerpo de su víctima.
- Tranquila, espera unos minutos que ya le vas a tomar el gusto, le dijo suavemente.
- Esta bien, pero espera, no empujes, por favor, suplicó Eva.
Quedaron así un rato. Raúl se retiraba unos centimetros y volvía a empujar hasta entrar hasta el mismo lugar. El sexo de Eva se fue adaptando y comenzó a disfrutar de la intrusión. Sus manos se aferraban a los brazos de Raúl, y poco a poco, comenzó a aferrarlo y acercarlo para que la penetrara mas.
- Te está gustando, verdad putita? ¿ La quieres toda?
- Si, si , dámela toda. Ese era el momento que el macho esperaba. Se retiró hasta casi salir del cuerpo de la hembra y al regreso se dejó ir hasta que sus cuerpos chocaron.
Eva se puso pálida, abrió la boca como para gritar pero nada salió de su boca. Se sentía llena como nunca. Todas las paredes de su vagina estaban siendo oprimidas por ese mazo que latía dentro de su cuerpo. Luego de unos segundos sintió como él se retiraba y parecía que al salir arrastraba su vagina dándola vuelta como un guante, y cuando solo el glande seguía clavado en ella sintió que la herramienta volvía a llenarla por completo. A la cuarta o quinta vez que recibió este tratamiento quedó al borde del clímax, y siguió así hasta el final, hasta el momento en que el macho se hundió dentro de ella y comenzó a vaciarse. Un líquido caliente la llenó. Cada chorro pegaba en el fondo de su útero y se desparramaba luego por su vagina. Pudo haberlos contado si no hubiera estado tan ocupada encadenando sus orgasmos uno detrás de otro sin solución de continuidad.
Fue el sexo más salvaje que nunca había tenido, y que siempre había soñado.. Raúl cayó sobre ella y mientras terminaba de vaciarse la besaba en la boca metiéndole su lengua como las veces anteriores, mientras se retiraba y su verga quedaba colgando fláccida. Y no se detuvo. Siguió besándola hasta que ella volvió a excitarse, y con desesperación volvió a buscar el objeto de su deseo. Lo encontró allí abajo, semi erecto y latiendo. Su mano se cerró sobre el y lo sintió como crecía lentamente. Rodaron de costado y siguieron besándose. Ahora sus dos manos jugaban con la estaca y los huevos, terminando de prepararlo para la continuación. Cuando se aseguró que estaba totalmente distendido, lentamente se dio vuelta y pegó su trasero al vientre del macho, en una clara invitación, que él no estaba dispuesto a resistir. Levantó la pierna derecha de la hembra y la ubicó sobre las suyas y en esa posición la cabeza de su verga chocó contra el sexo de ella. Con un leve empujón se hundió en su cuerpo. En dos o tres movimientos de cadera, ya la tuvo totalmente empalada. Una de sus manos tomó su cabellera y la tiró hacia atrás, mientras la otra magreaba ambas tetas alternativamente.
- No sabés en que te metiste. En esta posición puedo durar toda la tarde, le dijo él al oído.
- No tenemos toda la tarde. Mi esposo regresa a las ocho, contestó ella sacudida por el empalamiento.
El miró el reloj de la mesa.
- Son las siete. Espero que media hora de bombeo te alcancen, y a continuación aceleró y se dedicó con toda su energía a entrar y salir.
Lo que Eva sentía es imposible de contar. Cerró los ojos y se dejó llevar por las sensaciones. Su sexo estaba inflamado por el tratamiento recibido y le dolía en forma casi insoportable. Unos minutos después ya no le dolía, y solo un placer sin límites la embargaba. Luego fue un calor insoportable lo que la invadió. Sentía que se quemaba y por último un orgasmo desvastador, como nunca había experimentado la dejó casi inconsciente, mientras sentía como el macho a su espalda le daba otra ración de semen como para ahogarla. El reloj marcaba las 7,29. Casi media hora la habían estado bombeando, y su sexo había quedado totalmente sensibilizado por ese tratamiento. Lentamente la verga fue saliendo y junto con ella un río de semen corrió fuera. Raúl giró y quedó boca arriba respirando agitado y tratando de recomponerse.
- Que buen polvo, por Dios. Hacía rato que no gozaba tanto de una perra. Eres lo máximo, decía con los ojos cerrados.
Eva apurada por la hora se vistió como pudo, y dándole un beso rápido bajó la escalera y volvió a su casa. Se duchó y al poco rato llegó su esposo. El notó enseguida que ella estaba diferente.
- ¿ Qué te pasa mi amor?, preguntó
- Nada mi vida, no me siento bien, debe ser una gripe porque siento un poco de fiebre, le dijo. El le tocó la frente.
- Si, estás acalorada. Te conviene descansar. No creo que sea nada que unas horas de cama no puedan curar.
- Tienes razón, dijo ella pensando que en realidad unas horas de cama la habían dejado en ese estado. Sin más fue al dormitorio, se acostó y se durmió en el acto, soñando con la tarde que había pasado.
3

Por unos días no fue de Clara. Sentía vergüenza de mirar de frente a su amiga, cuando se había acostado con su esposo. Nunca le había pasado. En realidad nunca se había acostado con un hombre casado y esa sensación clandestina la tomaba desprevenida. Por otra parte reconocía que había valido la pena. Había cumplido su sueño. Ser infiel y disfrutar de un verdadero depredador profesional. Había escuchado a sus amigas comentar como se comportaban los acompañantes masculinos que algunas contrataban y este no tenía nada que envidiarles, y además fue todo producto de las ganas y el deseo, sin dinero de por medio. No hubo simulación alguna.
Recién a la semana larga de este acontecimiento se atrevió a regresar a la casa. La mucama la hizo pasar y Clara la recibió como siempre, regañándola por no haber ido durante tantos días a visitarla.
- Es que estuve muy ocupada, se justificó Eva.
- Bueno, espero que tus cosas ahora se hayan organizado nuevamente, le dijo Clara para luego seguir charlando de otras cosas.
Y sin embargo, había algo en la mirada de Clara que incomodaba a Eva. Y en esto las mujeres tienen un sexto sentido. Estaba segura que algo sospechaba, pero no sabía como conseguir alguna pista.
- ¿ Las cosas con tu marido andan bien? Le preguntó por fin no soportando más la duda.
- Si Eva, mejor que nunca. No quisiera ofenderte pero ya hace unos cuantos días que nos llevamos como nunca.
- Me alegro. Seguramente pasa más tiempo en casa.
- No, para nada. Lo que pasa que hace mucho tiempo que descubrimos que la rutina termina por destruir el matrimonio, así que siempre tratamos de crear situaciones de interés, juegos, simulaciones, que nos permitan disfrutar uno del otro.
- Que interesante, cuéntame quizás me sirvan para darle nuevos bríos a mi matrimonio, dijo Eva intrigada.
- Pues es muy simple. Con mi esposo inventamos una fantasía. Supongamos, una tercera persona. Un hombre o una mujer según el caso. Y al hacer el amor simulamos que somos o estamos con esa persona, según el caso, por supuesto. Si es un hombre, es con ese hombre con quien me estoy acostando y mi esposo juega ese papel. Si es una mujer, pues a la inversa, y ese cambio nos excita terriblemente a los dos.
- Un juego de roles, que bien, pero en fin, todos de una manera u otra lo hacemos, a veces participando el otro, a veces guardando el secreto, dijo Eva decepcionada.
- Espera déjame terminar, porque lo nuestro no es tan simple. Primero imaginamos el tercero como te dije. Te voy a dar un ejemplo para que te quede claro. Supongamos que mi esposo sugiere que le gustaría acostarse contigo. No te ofendas, es una suposición, nada más, dijo Clara con cara de inocente.
Eva comenzó a temblar. Algo estaba pasando que ella no imaginaba.
- Cuéntame mas, dijo con un hilo de voz.
- Perdona, cambio el personaje si te molesta, dijo Clara suavemente.
- No hay problema, es una suposición, no me molesta.
- Bueno, como te dije. Un buen día mi esposo sugiere que le gustaría acostarse contigo. Entonces yo trato de acercarme a tí y conocerte a fondo para poder imitar tu estilo, tus movimientos, tu forma de hablar, en fin, todo aquello que te identifica y que ha llamado la atención de mi esposo.
- Claro, y entonces cuando te acuestas con el me imitarías, dijo Eva.
- Exacto, pero tendría que conocer tus reacciones más intimas, y esas no salen normalmente en charlas intrascendentes. Entonces, buscaría la manera de ver tus reacciones frente a situaciones eróticas. Buscaría la manera de que, por ejemplo vieras un video donde mi esposo aparece bien sexy para saber como reaccionarías de estar con él.
Eva saltó del asiento como un resorte. De pronto la luz se había hecho en lo que venía ocurriendo desde hacía un tiempo. Comprendió de pronto el interés de la nueva vecina en conocerla y tratarla, a pesar de la diferencia social que tenían. Se sintió usada y engañada.
- Mira Clara, no me gusta lo que estoy pensando.
- Siéntate un minuto, y luego puedes marcharte si quieres, dijo Clara con una voz firme donde toda la dulzura había desaparecido. Eva la miró unos segundos y comprendió que de nada servía que se fuera. Volvió a sentarse totalmente derrotada.
- Esta casa, como sabes tiene cámaras en todos lados. Dejaríamos a la persona que elegimos como presa, sola para que disfrute de la película con total libertad y muestre sus verdaderas sensaciones. Luego, al verla con mi esposo, ya comenzamos a excitarnos y a tener una relaciones fabulosas, pero la cosa no termina ahí. Si voy a imitarte, entonces necesito verte en acción en la cama, y bueno, despertada tu curiosidad, es fácil organizar las cosas para que mi esposo pueda encontrarte a solas contigo un par de veces, hasta que el misterio de lo prohibido termine por arrasar con todos los prejuicios y barreras que la sociedad nos crea a través del tiempo. Es así como esa persona termina acostándose con mi esposo. Y a partir de allí, durante bastante tiempo, disfrutamos mucho mirando una y otra vez el video donde mi esposo y la elegida consuman su unión , únicamente impulsados por la lujuria. Te diré que hace varios días que la estamos pasando muy bien con mi esposo gracias a tí, completó Clara.
Eva quedó inmóvil, paralizada. Todo había sido una emboscada y ella había sido la presa propiciatoria para que estos dos libidinosos dieran rienda suelta a su lujuria.
- Nunca me sentí tan usada y defraudada, alcanzó a expresar Eva.
- Tampoco lo tomes así. Me parece que la parte que recibiste te gustó bastante, por lo menos por lo que se puede apreciar en el video, dijo Clara sonriendo, y además nuestra relación no tiene porqué cambiar en lo más mínimo.
- Yo nunca hice algo así, dijo Eva casi al borde de las lágrimas.
- No te preocupes. Ahora simplemente tienes que aceptar que eres parte del juego. Y una parte importante.
- ¿ Para qué me necesitas? Si ya se han divertido conmigo.... preguntó Eva
- Por supuesto querida, no vas a volver a acostarte con mi marido por ahora. Es parte del trato. El volverá a poseerte cuando yo se lo permita. La cuestión es que ahora me toca elegir a mí al tercero y allí tu papel es importante.
- No te entiendo, dijo Eva.
- Simple querida. Yo he elegido a tu esposo.
El rostro de Eva se demudó. Sintió que una sensación de furia la invadía.
- ¡ Ni en sueños! , ¡ No te acostarás con mi esposo!, gritó levantándose del asiento.
- A ver si te calmas, querida. No se trata de lo que yo quiera. Será tu esposo el que decida si participa o no. A partir de mañana mi marido tendrá que hacer amistad con él, y traerlo a esta casa, y veremos que es lo que ocurre.
- ¿ Y si me niego a ser observadora pasiva de esta maniobra?, preguntó Eva.
- Entonces tu maridito recibirá un video muy entretenido donde estás muy simpática con mi maridito, y que una esposa engañada como yo, no tuvo más remedio que poner en su conocimiento para que tome las medidas que considere necesarias con su esposa, mientras yo me encargo de castigar a mi infiel marido, dijo Clara sonriente, y con un brillo maligno en los ojos.
- ¡ Eres una hija de puta! Gritó Eva.
- Haré de cuenta que no te escuché. Después de todo quien se acostó con el marido de otra, par a empezar fuiste tú, le dijo mientras levantaba los hombros.
Eva cayó desarmada en el sillón. Veía como su matrimonio se iba por la alcantarilla si su marido llegaba a ver ese video. Y por otro lado no aceptaba que esa devoradora de hombres se masticara a su esposo. Pero no veía muchas salidas al problema.
- Vete a tu casa y piénsalo tranquila. Si estás de acuerdo, nunca más menciones el tema, y no te enterarás de nada de lo que pase. Si todo sale bien, hasta es posible que te deje volver a disfrutar de mi marido dentro de un tiempito.
Eva se levantó y se fue sin saludar. Llegó a su casa y un ataque de nervios hizo que no pudiera parar de llorar, por un buen rato. Para cuando volvió su esposo había recuperado la compostura y la decisión estaba tomada. Lo que fuera a pasar, pasaria sin su intervención

Al día siguiente, su esposo volvió del trabajo exultante.
- No sabes lo que pasó hoy, le dijo
- Cuéntame ya que parece tan extraordinario, dijo Eva sospechando.
- Pues nada, que salí al mediodía a almorzar como siempre y me encontré en la vereda con nuestro vecino de enfrente. Me saludó muy atento, y valoró lo bien que te habías portado con ellos al ayudarlos a integrarse al barrio, y me invitó a almorzar. Pues no tuve más remedio que aceptar, y me llevó a un restaurante de primera categoría donde comí como nunca y tomé un vino que ni en sueños, y realmente me resultó un tipo tan amable y sociable.... Con decirte que me invitó a que lo acompañe a navegar el fin de semana. Tu sabes que siempre me gustó la navegación pero nuestro presupuesto no da para alquilar un barco, y menos para comprarlo. Bueno, parece que Raúl tiene un hermoso yate y los domingos acostumbra a salir solo, así que acepté. A primera hora me pasa a buscar y volveremos a la tardecita, dijo de un tirón contento como un niño. Eva sentía que el piso se movía a sus pies. Ya estaba sucediendo, y lo único que podía hacer era soportarlo.
- Me alegro que cumplas tu sueño de navegar, espero que te diviertas, y ahora vamos a cenar, dijo cambiando de tema. A pesar de esto toda la cena giró en torno de Raúl, y de su yate.
El domingo salieron temprano y Eva quedó sola. Pasó todo el día haciendo tareas domésticas y luego del almuerzo decidió acostarse a leer un rato. Cuando ya se había puesto cómoda, el timbre la interrumpió. Al abrir la puerta se encontró con Clara.
- Hola querida, le dijo mientras la besaba ante la pasividad de Eva, sabía que estabas sola como yo y me imagino que también aburrida.
- Estaba por ponerme a leer, ¿ Quieres pasar?, preguntó tímidamente
- No, te agradezco pero estoy ocupada, solo te traje algo para que pases la tarde, y diciendo esto le ofreció un estuche de dvd.
Eva lo tomó y al principio no entendió. Para cuando lo hizo Clara ya se había despedido y había desaparecido. La muy puta le traía el video de ella siendo infiel con Raúl. Levantó la cabeza para detenerla y devolvérselo, pero ya se había ido. Cerró despacio la puerta y se dirigió otra vez a su dormitorio. Lo colocó sobre la mesa de luz y trató de concentrarse nuevamente en la lectura, pero la curiosidad era muy grande. Se levantó , lo colocó en la reproductora del dormitorio y encendió el televisor. Descubrió que las cámaras de la casa eran de muy alta definición, en color y con sonido, lo que hacía que las imágenes fueran realmente buenas, y el montaje era de calidad, casi tan bueno como el montaje que le había dado su macho.
***
- Realmente es una sensación única, comentó Carlos acodado en la baranda del yate, mientras el viento jugaba con su cabello.
Si que lo es, contestó Raúl detrás del timón de la embarcación.
¿ Cómo no vienes con tu esposa?
Es que a Clara no le gusta navegar. La pone muy nerviosa alejarse de la orilla, así que cuando quiero hacerlo tengo que venir solo, razón por la cual cada vez salgo menos, comentó Raúl.
Que pena.
La charla siguió por esos carriles hasta el mediodía, momento en el cual Raúl se acercó a una pequeña isla en medio del río, detuvo la embarcación, ancló e invitó a Carlos a acompañarlo abajo a comer algo.
Dentro del yate había un salón bastante espacioso con una mesa para cuatro personas en uno de sus lados y unos sillones sobre el otro. Una puerta corrediza comunicaba con un dormitorio y el baño.
Raúl sacó del refrigerador un buen surtido de ensaladas y comidas frías, así como una botella de cerveza, y sentados frente a frente dieron rápida cuenta de las vituallas, mientras Carlos aprovechaba para interiorizarse de las características del yate, potencia, y sobre todo costo, cifra que le resultó totalmente inalcanzable, como ya suponía.
Terminado el almuerzo, se sentía satisfecho. Raúl le recomendó que dada su poca experiencia en la navegación le convenía recostarse un rato porque si no el día podía hacerse muy largo, y le ofreció que ocupara el dormitorio. En un principio Carlos se negó, pero ante la insistencia, consideró interesante experimentar como se descansaba en una embarcación de esas característica. Raúl mientras tanto se fue a cubierta a controlar la embarcación y tirar algunas líneas de pesca.
Ya en el dormitorio, lo recorrió minuciosamente. Una cama matrimonial, una puerta que comunicaba con el baño, y frente a la cama un compacto equipo de sonido, un moderno televisor y un reproductor de videos. En uno de los estantes del mueble, diversas cajas conteniendo dvd estaban perfectamente rotuladas y ordenadas. Salvo una.
Recorrió con su dedo los lomos de las películas y vio que eran videos caseros de diversos lugares, seguramente filmados por el dueño del barco en algunos de sus tantos viajes. Uno de Cuba le llamó la atención. Era un lugar que siempre quiso visitar. Se asomó por la puerta y llamó a Raúl.
- ¡Raúl!
- ¡Qué pasa! Le contestaron desde cubierta.
- ¿ te molesta si miro uno de tus videos de viajes?
- Para nada, haz de cuenta que son tuyos, le contestó su nuevo amigo.
Sin más tomó el video de Cuba, lo cargó y se recostó en la cama para disfrutarlo.
Aparecieron de inmediato imágenes de la parte vieja de la Habana. Se notaba que Raúl era quien filmaba, pues siempre se veía a su esposa caminando delante. La imagen le resultó particularmente agradable. Rubia, elegante, con buenas curvas como dejaba traslucir el pareo transparente que llevaba puesto, y que al ser corto, permitía disfrutar de sus torneadas piernas y de su culito repingón.
Inconscientemente dejó de mirar los paisajes para seguir esa silueta felina. Pensó que era lógico. Sólo quien tuviera el poder económico para vivir a ese nivel, podía disfrutar de semejante hembra. Las imágenes luego saltaron a la playa y allí enfundada en una diminuta bikini negra, la figura de Clara parecía saltar del televisor. Sin querer, comenzó a empalmarse. En el video jugaba con su esposo quien la incitaba a demostrar que no tenía prejuicios. Ella se reía y le decía que no tenia ninguno. “ Demuéstralo, demuéstralo” le decía su esposo sin dejar de filmar. Despacio ella miró a su alrededor. Estaban solos en una playa desierta, detrás de un medano que los separaba de cualquier persona que pudiera estar cerca. Se dio vuelta, y mirando a la cámara se humedeció los labios con su lengua y despacio dirigió sus manos hacia atrás, desabrochó el corpiño, se lo quitó y lo arrojó a la cámara. Para luego colocar sus brazos en jarra a sus costados. La imagen de ese cuerpo desnudo dejó boquiabierto a Carlos. Sin querer dirigió su mano a la entrepierna y se apretó su lanza, que estaba bien dura.
Detuvo de inmediato el video. Recuperó la compostura, se levantó y lo guardo de nuevo en su estuche.
Iba a dejar todo allí, cuando esa caja sin nombre, volvió a acicatear su curiosidad. La tomó y le dio vueltas por todos lados. La abrió y en el disco había escrita una sola palabra “ private”. Privado. ¿ Qué podía ser tan privado? Volvió a la cama. Se paró sobre ella y alcanzó el techo del dormitorio. Por unos tragaluces podía ver la cubierta y allí Raúl estaba entretenido pescando. Volvió al televisor, sacó el disco y lo cargó.
Se acostó nuevamente y le dio play al equipo. Al principio todo estaba negro. De pronto la cámara mostró el interior de una habitación de hotel de verano, que podía estar en cualquier parte del caribe.
Quien tenía la cámara se recostó sobre la cama y apuntaba con ella hacia una puerta ubicada en un ángulo de la habitación. Unos segundos después la puerta se abrió, y emergió de ella Clara, envuelta en un toallón y chorreando agua de su cabellera rubia.
- Que bonita que estás, mi amor, decía Raúl sin dejar de filmar.
- No puedes dejar tu trabajo ni siquiera de vacaciones , verdad?, le contestó ella con un mohín.
- Sabes como me excita filmar tu cuerpo,
- Si, se nota mi amor. No hace falta que lo digas, contestó ella riendo
- Bueno, entonces no hace falta que te diga lo que necesito, contestó el
Ella levantó la toalla para secarse la cabellera y al hacerlo mostraba partes de su cuerpo hasta ahora cubiertas. Caminó hasta una mesita e inclinándose sobre ella para mirarse al espejo se peinó. Estaba de espaldas a la cámara y ésta no perdía detalle del trasero que quedaba totalmente expuesto. Carlos tampoco.
Cuando terminó de peinarse, se dio vuelta y dejó caer la toalla mostrando su belleza en todo su esplendor. Su cuerpo parecía tallado. Era perfecto. Se dirigió a los pies de la cama y una vez allí, comenzó a besar los pies de su pareja, luego subió por sus rodillas, hasta llegar a sus muslos. Raúl cubierto también con una toalla se dejaba hacer, pero era evidente como su bulto crecía debajo de la prenda. Cuando Clara llegó a ella, metió su cabeza bajo la toalla y allí se quedó. Los movimientos indicaban claramente lo que estaba haciendo. Luego de unos minutos, Raúl abrío la toalla y apareció ante la cámara la boca de Clara engullendo la verga de su esposo, mientras jugueteaba con sus pelotas. La fellatio duró un buen rato, y por fin, ella se levantó y volvió a caminar hasta la mesita donde se había peinado. Apoyó sus manos en ella, separó sus piernas, y mirando a la cámara dijo: ¿ A qué esperas?-
Raúl se levantó de la cama y se dirigió adonde estaba su mujer, se acercó por detrás y la cámara mostró como su verga se ubicaba en posición para penetrarla, y como despacio la iba clavando. En ese momento la cámara dejó la conjunción de los cuerpos para mostrar el rostro de Clara en el espejo.
La expresión de lujuria y placer era imposible de describir. Cada golpe de riñones de su esposo era acompañado de un gemido de la hembra. Así siguieron un rato largo, hasta que ella llegó al climax, consiguiendo un orgasmo de campeonato. El se quedó quieto dejándola acabar y cuando terminó, como si fuera habitual, ella se dio vuelta, se arrodilló y volvió a engullir la herramienta de su esposo, que se veía larga y gruesa, más que la de el, a fuer de ser sincero, reconoció Carlos. En un par de minutos se notó que Raúl estaba listo. Ella sacó la verga de su boca y la masturbó con su mano hasta que el primer chorro brotó de la lanza y se introdujo en su boca. De inmediato ella la tragó entera nuevamente. Se veía en las imágenes como sus mejillas se hinchaban ante la gran cantidad de semen que estaba recibiendo. Cuando su marido hubo terminado, mirando a la cámara, simplemente se tragó todo lo que había recibido. Carlos estaba que se trepaba por las paredes. ¡Qué hembra! ¡ Que Hembra!. Rápidamente quitó el disco, lo guardó en su caja y se acostó tratando de tranquilizarse. Luego de un rato, cuando su excitación había bajado, subió a cubierta, tratando de seguir adelante como si nada hubiera visto.
***

El video se iniciaba con la llegada de Raúl, la salida de su esposa y la visita de Eva. Luego se los veía a ambos en el living departiendo animadamente y a Raúl que subía la escalera. Una vez arriba ( y esto Eva no lo había visto) se dirigió al dormitorio principal. Allí se desnudó por completo y Eva pudo volver a ver ese macho en todo su esplendor, y se colocó la robe que usó. Su verga colgaba entre sus piernas y se sacudía libremente mientras completaba los preparativos. Luego fue a la sala de control y preparó los equipos. Se quedó un momento mirándola a ella sentada en el living y se acarició instintivamente su verga masturbándola un par de veces. “ Ni te imaginas lo que te espera, primor” le escuchó decir en voz alta. Luego salió. Se escuchó cuando el la llamaba para que subiera y pudo verse a sí misma subiendo la escalera. Una vez arriba ingresaron a la sala de control, y se vio sentada en la silla. Una cámara estratégicamente ubicada tomaba la escena desde atrás y arriba, con lo que se veía lo que pasaba entre ellos como también lo que mostraba la pantalla que estaba frente a ellos. Vio cuando el se le acercó por detrás y le apoyó su cuerpo. Vio como la acariciaba con total desparpajo simulando indiferencia, como le hablaba al oído mientras su mano se perdía en su entrepierna. Pudo ver cuando bajó el frente de su vestido para jugar con sus tetas, y sobre todo recordó el momento en que la silla giró y se encontró frente a la verga más monstruosa que había tenido nunca. Se vio a sí misma tratando de tragarla entera, y para cuando se vio arrodillada sobre la silla, ya había alcanzado su primer orgasmo. Luego de verlo completo, quedó mas excitada que cuando lo estaba haciendo de verdad. Pensó en el poder increíble de las imágenes, y con esfuerzo debió sacar el video y guardarlo. Tenía ganas de seguirlo viendo una y otra vez, pero su esposo llegaría en cualquier momento.
***
Del otro lado de la calle, un auto importado ingresaba al garaje. Raúl lo invitó a tomar algo antes de irse a su casa para festejar el día tan hermoso que habían pasado.
Carlos había conseguido superar su excitación pero realmente se sentía muy extraño. Nunca fue un obsesivo en mirar las mujeres de los demás, mas allá de alguna mirada a la pasada de aprobación cuando la hembra lo merecía. Pero lo que sentía en ese momento era algo desconocido para él.
Se ubicaron en el living y Raúl fue a buscar unos tragos. Por la ventana frente a él podía ver el parque de la casa y elevada una bañera de hidromasaje que completaba el espacio de recreación. Estaba allí mirando todo, cuando de pronto la cabeza de Clara emergió de la bañera. Quedó petrificado. A la cabeza le siguió el resto del cuerpo, totalmente desnudo y chorreando agua. Los vidrios espejados impedían que ella lo viera , pero el espectáculo que estaba brindando era enloquecedor. De inmediato su verga volvió a ponerse de piedra. Clara caminó con su andar felino ya tan conocido para él y se envolvió en un toallón ingresando a la casa por la puerta del parque.
- Perdón, no sabía que teníamos visitas, dijo sorprendida pero sonriente al verlo sentado en el living.
- Hola, si, tu esposo me invitó a tomar una copa, espero no incomodarte. Soy Carlos, el marido de Eva, dijo sin detenerse un segundo para tratar de recuperar la compostura y que no se notara su excitación.
- Hola Carlos, marido de Eva, mucho gusto y acercándose lo besó en la mejilla, si me perdonas voy a vestirme, le dijo y sin esperar respuesta subió la escalera. El toallón que le cubría hasta la mitad del muslo, comenzó a hacerse mas corto a medida que subía la escalera. Para cuando llegó arriba, prácticamente mostraba su hermoso culo por debajo de la prenda. Carlos se apretó la verga con ambas manos para evitar correrse, y luego cruzó sus piernas para tratar de domar la serpiente. Al momento entró Raúl trayendo unas cervezas que tomaron tranquilamente ( si alguien podía estar tranquilo en esta situación) . Clara bajó nuevamente, esta vez vestida correctamente con un equipo de gimnasia lila de primera marca, Raúl los presentó, y ella lo volvió a saludar, guiñándole un ojo con complicidad. Raúl le invitó que el próximo domingo por la mañana se llegara a su casa y repetirían la salida, El aceptó y quedaron en que desde allí saldrían. En ese momento Carlos agradeció las atenciones, saludó y se fue a su casa.
Entró y encontró a su esposa, semidesnuda, mirando una película en el dormitorio. Se acercó a besarla y ella le respondió con un beso húmedo que lo descontroló ( cosa fácil por el poco control que ya tenía). Cayó sobre ella y mientras la besaba terminó de desnudarla, mientras ella hacía lo propio con él. En minutos, había levantado sus piernas sobre sus hombros y la estaba clavando con desesperación. Fue penetrarla y que Eva comenzara a correrse, y eso lo llevó a él también a correrse de inmediato, pero muy lejos de lo que ocurría siempre, su verga no se ablandó. Por el contrario, estaba aún mas furiosa, así que poniéndola de costado volvió a penetrarla y pasaron un rato largo haciendo el amor. Mientras era bombeada incansablemente, Eva pensaba que Clara no estaba tan equivocada en cuanto al resultado que estos juegos de parejas tenían en la relación. Hacía años que su esposo no le echaba dos polvos sin sacarla. Nunca en los años de casados que llevaban luego del segundo orgasmo de su esposo se la tragó entera y la hizo crecer con su boca para luego dejarlo que se corriera allí mismo mientras ella se tragaba toda su leche.

A la mañana siguiente Eva podía jurar que había soñado todo. Pero el escozor en su vagina, las manchas en las sábanas y sobre todo el video que mantenía oculto le decía a las claras que todo era cierto. ¿ Qué había pasado con su esposo para que se comportara de esa manera ? ¿ Qué había pasado con ella?

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Comentarios enviados para este relato
germanjaspe (27 de May de 2011 a las 22:40) dice: Este relato se ve muy pero muy Real, Verdaderamete esta buenisimo, lastima que no han puesto la segunda parte

pollo6996 (25 de May de 2011 a las 15:56) dice: esta buenisiiiimoooo la continuacion cuando

renzo69 (25 de May de 2011 a las 06:43) dice: excelente espero no tarden en subir la siguiente parte

chane (24 de May de 2011 a las 02:47) dice: Muy buen relato deberían publicar mas relatos de este estilo

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:47) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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