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La empresa E.R.N.E.

Relato enviado por : learcu el 30/09/2015. Lecturas: 2367

etiquetas relato La empresa E.R.N.E.   Confesiones .
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Resumen
Sus manos empezaron a moverse suavemente sobre mis caderas. El hecho de estar en esas condiciones, con un joven mirándome descaradamente y a la vez tocando y sintiendo mi piel, no hacia mas que acrecentar mi excitación;


Relato
Ingreso a una empresa para mi desconocida, pero necesito trabajar y acepto sus condiciones y una de ellas es irme a una comunidad apartada en donde ya trabajan media docena de trabajadores de esta. Los dos jefes técnicos y cuatro obreros especializados, yo sería el nuevo ingeniero ejecución de electricidad y comunicación.

A mis casi veinte años que cumplo dentro de un mes, me siento que voy a un campo de concentración al perder contacto con la sociedad.

Llego y los dos jefes directos Don Raúl ingeniero jefe en tecnología y programador de maquinas productoras de electricidad un individuo grosero en el trato y en el poderío del mando tiene 55 años, su esposa doña Estela una dama de unos diez años menor que él, es una mujer que no sé que hace en este apartado lugar es una morenaza con bonita cara y un cuerpo bien cincelado a fuerza de ejercicios en las maquinas del gimnasio de la sala de los ingenieros en donde fuera de estas maquinas hay Internet para tener acceso y comunicación con el exterior de este campamento, pero solo se puede usarse los sábados por que los otros días lo ocupan en enviar datos de las operaciones de la oficina. Bien doña Estela como comentaba es una mujer que quita la respiración cuando esta en las maquinas del gimnasio modelando su cuerpo, su largo cabello negro cae por sus hombros, pero no oculta sus voluminosos senos, su cintura estrecha y un trasero que creo es 90, con dos largas y poderosas piernas, casi siempre la acompaña doña Tamara esposa de don Juan segundo mandamás del complejo, una mujer delgada, pero sus detalles femeninos se destacaban, sus pechos no eran muy grandes eso si tenia unas grandiosas caderas. Cuando me presentan a ambas mujeres estas sonrieron felices y entusiasmada con mi llegada y comentaron entre ellas al fin mandaron algo bueno y además es joven, espero digo doña Estela que sea activo, pujante, fogoso y entusiasta en aconsejarnos entregándonos sus dotes de virilidad.

La primera semana no me dieron tiempo estos dos señores mandándome y entrenándome para esto o para lo otro… el mas despreciativo y pesado era don Raúl.

Ambos fueron un día completo a reuniones con la central dejándome a cargo del campamento y todos los pormenores que encerraba quedar como jefe y a cargo de estas damas, me sentía incomoda. En cierta forma, yo sabia que no me llenaban en la cama, pero me lo negaba a mí misma a entregarme a otro hombre que no fuera mi marido que era el único macho que había sabido de los placeres de mi vagina.. La vida sexual con Raúl no era muy buena; lo que quiero decir es que me hacia sentir que no lo complacía como hombre y eso me apagaba como mujer. Cada vez me fui sintiendo más necesitada de probar otro pene, entregarme a otro macho.

Me percate que más de alguna mirada de este púber ingeniero, iba dirigida descaradamente a mi trasero o a mis pechos. Lo mas sorprendente fue que me di cuenta que me excitaba, cuando veía a este chiquillo mirando mi cuerpo me mojaba y no podía evitar caminar de forma sensual para provocar mas miradas Mi excitación ya era demasiada. Llegué a casa solo a encerrarme en el baño a masturbarme, y no les miento cuando les digo que estuve cerca de una hora orgasmo tras orgasmo, fue genial. Fue ese día que nunca olvidare, fueron los recuerdos de esas miradas y de esos atrevimientos de este hombre el que había excitado mis deseos los que me dejaron satisfecha, por el momento, mi noche fue tranquila y relajada, si que me sentía bien, pero no duro mucho
Me di cuenta que caminaba hacia la oficina donde estaba él, me sentía ansiosa.

Lo encontré en la oficina al lado del gimnasio en Internet. Me di un momento observando como me devoraba con los ojos, me gusto como me miraba, me excitaba. Le pedí que pasara al gimnasio y que me acompañara, digo que después iría, vino cuando salía de la ducha cubierta solo por una corta toalla…, me miraba excitado, me había salpicado agua de la tina a la toalla y esta estaba pegada a mis pechos, mis pezones casi estaban al desnudo y como era corta mis piernas a su mirada, tienes unas piernas preciosas dijo Leo, me quede helada. Espero no te moleste que te lo diga
Y esa cola, discúlpame que te lo diga, pero esta fantástica, sentí como dio un paso hacia mí y luego poso suavemente sus manos en mi cintura exclamó... y tu piel es suave como la seda.

Sus manos empezaron a moverse suavemente sobre mis caderas. El hecho de estar en esas condiciones, con un joven mirándome descaradamente y a la vez tocando y sintiendo mi piel, no hacia mas que acrecentar mi excitación; me limite a escucharlo y tratar de disimular mi estado lo mejor posible, era un púber que se aprovechaba de mi, un chico que podía ser mi hijo y además era el enemigo de mi esposo.

Sentía un bulto que no era el de Raúl y en cuanto era lo suficientemente fuerte para murmurar un… no, ya basta…, mi cuerpo no me apoyaba. Incluso empecé a rozar mi culo contra sus pantalones, con mis nalgas trataba lenta y suavemente de atrapar ese miembro palpitante; era un movimiento sutil pero estoy segura que lo sentía. Era obvio que lo sentía, porque empezó a puntearme con más fuerza, no mucha pero fue notoria. Estaba haciendo realidad los sucios deseos de aquel chico y no tenia fuerzas para evitar que abusara de mi cuerpo. Sus manos me rodearon suavemente hasta atrapar mis pechos.

¡Que senos!, susurro en mi oído.
¡Me friccionó duramente mis senos!. Esas groserías que escuchaba en la calle, ahora me las decían al oído…. Le escuchaba decirme…, Mm. Que rica estas…, como te deseo…, serás mía. Mis manos se apoyaron fuertemente en las de él sobre mis pechos.
Ya basta, suélteme Leo, pedí, pero mis manos se apretaron contra mí, mi cuerpo no tenia intención de resistirse y entendí que me excitaba pedir un alto y no obtenerlo; que aquel jovencito no me hiciera caso; que su calentura fuera mas fuerte, me sentía deseada y abusada pero sobre todo muerta de excitación.

Me apretaba los pechos con pasión; los amasaba fuertemente murmurándome al oído que estaban grandes y firmes. Me empezó a puntear con más fuerza; tuve que apoyarme contra el mueble de la ducha para no perder el equilibrio, sus manos me apretaban los pechos y su cuerpo me apretaba la cintura contra los gabinetes, para conservar su bulto a la altura de mis nalgas tuve que flectar ligeramente las piernas. Estaba fuera de mí, no dejaba de pensar en lo morboso de la situación; deseaba este chiquillo para que todas las noches compartiera la cama conmigo, ahora tenia un cuerpo mucho más joven y bastante mejor formado para darme mi gusto, y ese cuerpo era mío, una mujer casada; la esposa de su intachable jefe, y se estaba dejando hacer solo por perra; por puta.
.
Estuvo un rato masajeándome los pechos y apretando una y otra vez su paquete contra mi trasero. Yo estaba loca, parecía tener un orgasmo atorado en mi interior; cualquiera podría decir que la escasa sensatez que me quedaba me impedía entregarle el placer del triunfo a aquel viejo maldito; pero no, no era esa la razón, solo quería que eso explotará dentro de mí, la idea de sentirme dominada por Leo me estremecía. El joven apoyo una de sus manos sobre la parte superior de mi muslo derecho, de a poco fue subiendo la falda hasta que pudo acariciar la piel de mi pierna, me acaricio con bravura; me voltee un momento y vi como observaba sus movimientos por debajo de mi toalla. Su rostro era enfermizo, parecía un lunático, su arrugado rostro delataba un placer morboso. Cuando repentinamente tomo la toalla y la dio vuelta sobre mi espalda, la sonrisa de deleite que mostró al ver mi pequeña prenda interior atrapada entre mis redondas nalgas, instintivamente me hizo parar aun más mi cola, mostrándola en su máximo esplendor.
Eso, muéstrame el culo como debe ser, comentó, mientras me plantaba una fuerte palmada en mi trasero. Su comentario, mezclado con el fuerte sonido de su palmazo, me hizo comprender que ya no había vuelta atrás, mi excitación era demasiado fuerte y no podía renegar de ella.; Leo me tenía en sus destempladas manos.

Mientras seguía admirando mi trasero, tomo mis nalgas y las separó, para apoyar sobre la línea de mi tanga el grueso bulto que se le notaba en los pantalones. Cuando soltó mis nalgas sentí entre ellas las palpitaciones de su excitado miembro y enterré mi cola en su entre piernas. Me tomó de las caderas desnudas y me apoyó su paquete con fuerza, incluso pude oír un pequeño gemido de parte de él, a la vez que a mí se me salía uno mas evidente.

El tamaño de su miembro era mayor al de Raúl y eso me excitaba, me calentaba la idea de que aquel chico me brindara mas placer que mi marido; con sus jóvenes años, su cara se deleitaba, me iba a tomar como nunca lo había hecho mi amado esposo. Leo suavemente me oriento hacia las colchonetas apiladas en la pared ,,, grité a Tamara … vigila que nadie entre… esta no respondió, pero si vi su rostro mientras espiaba mi penetración, luego Leo me dice… pídeme que posea el cuerpo de la mujer de mi huraño y fastidioso jefe.

Mi excitación me dominaba, estaba este chico manoseándome y mirando mi cuerpo desnudo a excepción de mi toalla mojada y ya no aguantaba las ganas de que me lo metiera. Me volví a mirarlo, nuestras miradas se encontraron, su sonrisa malévola me hacia sentir dominada y descontroladamente caliente… Por favor Leo....ayy.... poséame...desquítate de Raúl gozando a su mujer...quiero sentir que abusa de mí...uy....quiero sentir tu gruesa verga dentro de mí....por favor Leo, complázcame y seré suya para siempre.....para que desahogue tu placer en mi cuerpo....por favor Leo, calme mi calentura…, dije mirándolo a los ojos en forma suplicante, mientras yo misma acariciaba su culo a la vez que lo meneaba como sabia que a él le gustaba. Me tomo de las caderas, ubico la punta de su miembro y de una sola embestida me lo clavo completo. Su gruesa verga se abrió paso en mi interior como un taladro. Me saco un grito desgarrador, el dolor y el placer se mezclaban de forma exquisita entre mis piernas. Se quedo ahí un momento, con toda su carne dentro de mí; nunca había sentido nada tan adentro. Me calentaba pensar en como me había dejado joder por el ingeniero recién llegado; la idea era repetitiva pero no podía dejar de excitarme. De pronto empezó el violento mete y saca, me tenia agarrada de las caderas y me empujaba hacia él con la misma fuerza que me estaba clavando. Pude sentir su cuerpo sobre la parte baja de mi espalda cuando se inclino para agarrarse de mis tetas; estaba sobre mi saboreándome salvajemente. Yo tenía las piernas juntas, amarradas por mis tangas a medio muslo, y mis codos, apoyados sobre la mesa, daban el espacio para que manoseara a placer mis excitados pechos. Me tenía montada como a una perra.
Me decía Leo el joven ingeniero y casi enemigo de mi marido, eres mi perra caliente…. eres mía, desde ahora serás mi perra caliente deseosa de mi pene… como gritaba y me quejaba con ese miembro mayor que el de mi marido entre mis piernas, me sentía penetrada hasta mi garganta y el seguía su mete y saca violentamente.

Estallo mi orgasmo, fue largo e intenso, pero no me dejo satisfecha; me dejo cansada y mas calmada pero no satisfecha, aun estaba hambrienta. Quería mas, pero estaba Tamara quien también estaba necesitada… con dolor de mi cuerpo tuve que dejarlo salir este maravilloso y joven potente miembro de mis entrañas… luego lo acaricié y tomé su pene entre mis manos estaba lacio…, lo manipulé y besé, mis caricias y su juventud hicieron milagros y pronto ese pene estaba majestuosamente en posición de lucha quería vagina y yo desesperada quería mas, pero faltaba Tamara, la llamé… tómalo ahora es tuyo es delicioso pruébalo, Tamara me mira sorprendida diciéndome no puedo estoy casada…, Ven acá Tamara, ven donde mis manos te alcancen, le dice Leo. Anda, complace a tu Leo, este mocito que te dará tu merecido, dijo el joven ingeniero.
Tamara se acerca a él, como se lo ordeno. De un tirón desprendió todos los botones de mi blusa y dejo sus pechos libres frente a él. No demoró en atraparlos entre sus manos y chuparlos como un becerro hambriento; sus manos recorrieron su trasero por debajo de su corta falda y su calzones a medio muslo y disfrutaba tirando de su tanga para que este se apretara contra su intimidad, mientras su lengua subía hacia su cuello y luego a su cara donde inclusive se atrevió a besarme excitadamente. La excito. Le respondió como una vil zorra su sabroso beso. Por primera vez sentía su piel peluda y arrugada abraza su cuerpo. Ya descontrolada, se entrega y le abraza por sobre los hombros dejando su cuerpo a su merced, y sin ninguna protección, entrega su cuerpo. La acaricia suavemente la nuca mientras la gozaba. Toma el ritmo de sus movimientos. Él no se movía, era Tamara la que, bajo el yugo de sus penetrada del miembro, devoraba su herramienta por entre sus piernas en un mete y saca frenético, como una yegua complaciendo a su jinete. Sabia que le encantaba, miraba como Leo le estaba dándome placer con su verga, sabia que gozaba mientras se dejaba golpear con tal de mantener su miembro dentro de ella. El sentirse como su puta; escucharlo gimiendo sobre ella y escuchar los insultos de este hacia su marido, la tenia descontrolada. Su único control se basaba en dejar que abusara de su cuerpo ese joven mozo, con tal que siguiera gozándola y haciéndola feliz, se mantenía sumisa ante él. Se había entregado a él, era su puta amante. Prontamente grita y apresa a su salvaje penetrador y entre gemidos de satisfacción entrega sus orgasmos al tiempo que recibe en sus entrañas chorros de semen de este macho. Siente esa tibia esperma que inunda sus entrañas y siente con que placer su útero es llenado de semen, recuerda que le permitió a este macho complacerse sin ninguna protección inundando su sexo y ella estaba en el ciclo de madurez hormonal, podía quedar preñada por estar en el ciclo de máxima fertilidad. Pero sus ansias excitadas eran mas poderosas que sus pensamientos y gozaba satisfecha de este semental entregándose con todas sus fogosas pasiones. Después de unos minutos logro tranquilizarse y apartar ese semental que tan exquisitamente la había apareado. Recompone sus ropas y mirando a Estela le dice ahora que ambas estamos satisfecha vamos a casa o deseas más.

Si deseaba más, pero mañana era otro día.
.




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