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La Enfermera que cuidaba a mi esposa

Relato enviado por : hidalgopaulo el 25/10/2009. Lecturas: 9493

etiquetas relato La Enfermera que cuidaba a mi esposa   Amor filial   sumisa   enfermera .
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Resumen
Todo comienza en un accidente que tiene mi esposa y debo contratar a una enfermera, entre las candidatas elegi a la que tenia las tetas mas grandes...


Relato
Si acaso no leyeron mi relato anterior, aquí va un resumen de mí. Soy empresario chileno, 48 años, casado, con una mujer sexy y caliente. Tengo tres hijas y un hijo, Isabel de 18, María de 14, Samuel de 17 y Antonella de 15. En cuanto a mi cuerpo siempre me he preocupado de mantenerme en forma, voy seguido al gimnasio, trato de llevar una dieta balanceada, etc. Soy no muy alto, de tez blanca, ojos cafés, pelo castaños oscuro, etc. Pero mi principal cualidad es que adoro las mujeres.
Este relato comienza la noche de mi aniversario, había dado dinero a mis hijos para ir a algún pub y la noche libre a los empleados. Mi esposa y yo habíamos dejado la casa para nosotros solos. Poco a poco comenzamos tomando champaña, hasta quedar un poco bebidos, y empezamos a hacer el amor de una forma bestial por todas las habitaciones de la casa, el baño hasta la pieza de la empleada (debo destacar que no era la primera vez que hacía el amor ahí, pero sí lo era con mi mujer). Mi mujer con sus 41, se conservaba muy bien, siempre preocupada de su aspecto físico, va frecuentemente al gimnasio, come saludablemente, etc. Sus pechos que alguna vez estuvieron caídos, y dejaron de gustarme ahora estaban reparados por las manos de un cirujano, al igual que sus glúteos y labios. La pasión entre los dos no se había perdido, todo era como el primer día. Con mis 48 años aun tengo la energía de un adolecente.
La cosa es que lo hicimos casi por 3 horas, y a las 4 am decidimos ir a nuestro dormitorio porque nuestros hijos llegarían en cualquier momento. Pero ella olvido sus corpiños en una de las habitaciones, y volvió a buscarlo. Pero al estar tan bebida, tuvo un accidente en las escaleras.
Yo que nunca bebo demasiado, la lleve de urgencia al hospital. Estuvo en pabellón por tres horas. El punto es que es quiebre fue grave, ya que se rompió un hueso del pie también, debía reposar por 2 meses. El doctor sugirió que contratara a una enfermera para que la ayude en las necesidades. Mi hija dijo que no era necesario ya que teníamos los sirvientes necesarios, y ella podía hacerse cargo puesto que era tiempo de vacaciones. Yo dije rotundamente que no, pues no iba a dejar pasar la oportunidad de cumplir una de mis muchas fantasías, hacerlo con una enfermera, y teniendo una en casa seria todo mucho más fácil. Además según las indicaciones del doctor no era riesgoso tener sexo en el estado de mi esposa.
Así fue que publique un aviso en el periódico, buscando una enfermera por periodo de 2 meses. Llegaron a verme 7 chicas, 5 de ellas descartadas enseguida por su aspecto horripilante, y entre las dos que quedaban, la decisión era difícil, una rubia, no topmodel, pero con unas piernas muy calientes o una mulata sexy, escogí la mas tetona, la mulata. Veronica, 1.70 de pura carne tierna, tenía 24 años, si había titulado hace menos de un año, era soltera y no tenia novio. Tenía unos pechos enormes, pero de veían firmes, y un trasero de proporciones grandes pero levantadito. Ella era morena, al estilo mulata, sus ojos y cabello café muy oscuro. El hecho de pensar en los pezones negros de esas tetazas me provoco una ligera erección.
Paso una semana, y el trabajo de Verónica fue bueno, trabajaba desde las 9 de la mañana, y yo la llevaba a su casa a las 7 de la noche. Claro que a mi mujer no le agradaba tener a esa mujer escultural trabajando en el asa, ella me conoce y sabe que siento una debilidad con ellas, y además el hecho de no poder tener sexo, la ponía más nerviosa. Todas las noches me lo lamentaba.
Desde la entrevista yo había sentido un cierto coqueteo por parte de Verónica, la forma en que me miraba, y como me hablaba. Se me insinuaba constantemente, pero yo estaba dejando que se calentara para liberar toda esa pasión junta, en una explosiva noche. Claro que Verónica era la fuente de mis masturbaciones nocturnas. Pero las masturbaciones no reemplazan al sexo real. Durante el día tenía que buscar alguna mujer que me complaciera, lo que por suerte no me era difícil, tenía mi secretaria, la empleada, o alguna prostitutas de esa que trabajan a domicilio (las enviaba a mi oficina).
Casi al término de mi primer mes, decidí que era el momento de que sucediera. Invente a mi familia que iría con unos amigos a tomar algo a un bar. Por lo que esa noche solo fui a mi casa a recoger a Verónica. Mientras manejaba no dejaba de pensar en lo que sería quitarle ese uniforme de enfermera, lentamente, o mejor rápida y bruscamente, lo decidiría en el momento. No hable durante los 30 min de trayecto hacia su departamento. Al llegar me agradeció y estaba cerrando la puerta cuando le dije: “Me dejarías conocer tu departamento” a lo que ella respondió: “Por supuesto don Paulo, para mi seria un placer”.
La seguí por las escaleras. Ambos sabíamos muy bien lo que pasaría, expulsaríamos toda esa calentura acumulada por semanas. Abrió la puerta y me dejo pasar. El departamento era pequeño, una sala de estar, un living-comedor, una cocina muy pequeña. Me iso un breve tour, y llegamos por ultimo al dormitorio, una cama de dos plazas yacía ahí, el solo pensar en lo que ahí pasaría me provoco una erección tremenda, que no paso desapercibida por Verónica, aunque esta no iso comentarios. Sintiéndome como en casa me quite el saco, la corbata, y me desabotone un poco la camisa, que ese día era rosada. Me acosté en la cama diciendo “Me gustaría probarla”, y note lo nerviosa que se estaba poniendo. Ella respondió con una voz suave, “Para mí es un placer”. Entonces me levante y acercándome a su boca lentamente la veces, esos labios de negra aumentaron más aun mi erección. Bruscamente la tire sobre la cama, ella comenzaba a desabotonarme la camisa y yo cumplí mi fantasía, le estaba desabotonando, bruscamente su delantal, ya no me importaba eso lo único que quería era lamer esos pechos. Le abrí el delantal y rompí su blusa, llegando al corpiño que le quite rápidamente. Ahí estaban, mis pensamientos de tantas noches al fin ante mí, sin siquiera mirarla comencé a lamerlos, mordí esos grandes pezones negros.
Sin dejarla decidir nada, saque uno de mis condones y le ordene ponerme uno, con la boca, mientras lo hacía yo empujaba su cabeza. Una sensación maravillosa, verónica me llevaba al templo del placer, pero no me conformaría con eso. La toma bruscamente y la recosté en la cama, comencé a mover mi cabeza entre esos ricos pechos, aunque me considero un experto, no supe decir si eran naturales o no, eran blando como los naturales, pero elásticos como los operados, pero no le pregunte seguí nadando entre esos melones, los mordí, los lamí los pellizque. Luego la tome de los cabellos y la puse en posición de perrito, y sin siquiera advertirle, introduje mi pene en su ano, la estuve cabalgando cerca de 10 minutos, hasta que me cori adentro, lo mas excitsnte eran los gemidos de ella, como un perro al que le estuvieran pegando.
Me recosté junto a ella unos 5 minutos, abrasados. Y le murmure:
- Me deseas?
-Si te deseo – respondió
- Serás mi esclava esta noche?
-Si lo seré
- y nunca dirás nada a nadie?
- Moriré con este secreto
- así me gusta, una putita sumisa…

Y me puse en cuatro paras, le tome los brazos quede sobre ella, y le introduje mi gran verga, ella chillaba como una perra y yo gozaba como un caballo semental. Al terminar me quede un rato a su lado.
Sin prisa me puse la camisa, el saco, los pantalones. Y no me despedí para no despertarla debe haber estado agotada.
Al llegar a casa, mi esposa estaba despierta “Donde as ido?” pregunto, a lo que respondí “estaba en el bar terminando unos negocios”




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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:25) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

teto1000 (13 de February de 2010 a las 15:52) dice: buen relato


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