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La hijita de la señora de la limpieza…

Relato enviado por : Narrador el 06/02/2013. Lecturas: 40135

etiquetas relato La hijita de la señora de la limpieza…   colegialas .
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Resumen
Cuando llegó a casa, Mariana, la hija de Gertrudis, la señora que por años ha limpiado, lavado, planchado, y cocinado en casa. La verdad que ni la tomé en cuenta, por las pocas veces que la había visto, solo sabía que era la hija de Gertrudis. Pero al parecer había terminado la escuela, y por lo que me dijo su madre, tan solo la ayudaría en casa, mientras se encontraba de vacaciones.


Relato
Delgada, bajita, de cabellos castaños casi rubios, con cara de niña buena, de esas que no rompen un plato. Que a pesar de su baja estatura, se encuentra muy bien proporcionada, contrario a su madre que debe pesar por lo menos, unos ciento cincuenta y tantos kilos.

Yo a mis setenta y tantos años, casado con Pilar, que desde hace unos diez años, se ha vuelto una fanática religiosa. Entiendo que me la pasaba amargado, ya que desde ese mismo tiempo, nada de nada con mi esposa, ya que en años anteriores insistía en acostarme con ella, lo menos con que me salía Pilar, era que yo y que la quería violar. Tiempo atrás, tenía una amiga de mi esposa que era viuda, a la cual yo ocasionalmente consolaba y ella a mí. Desde luego, sin que nadie se enterase. Pero cuando regresó de un crucero, resulta que se enamoró y posteriormente se casó con un tipo que conoció en el crucero, y se fueron a vivir a otro país.

Por lo que todo a mí alrededor me molestaba, así que tener una jovencita en casa, no era para mí nada agradable. Ya que desde su llegada, me comenzó a incomodarme. Quizás no de mala fe, pero piensen ustedes, que se encuentran sentados viendo la Tele, y casualmente la jovencita se dedica a barrer frente a la pantalla del televisor, lo que al principio me molestó mucho, pero de momento me di cuenta, quizás de manera casual, que la chica a pesar de ser de baja estatura, se encontraba muy bien proporcionada. Luego en otra ocasión, se paró casi a mi lado, a menos de un metro, está linda y llamativa chica, y mientras ayuda a su madre, con algunas de las tareas de la limpieza, se dedicó a recoger los periódicos, que durante la mañana yo había dejado regados por el piso.

Bueno si los hubiera recogidos todos de un solo golpe, yo ni tan siquiera le hubiera puesto atención, pero dándome la espalda, fue recogiendo una a una, todas y cada una de las páginas de los distintos diarios que yo durante la mañana acostumbro a leer. Además si ella se hubiera mantenido agachada, como ya he dicho, ni siquiera le hubiera puesto atención.

Pero no fue así, ya que mientras yo estaba sentado en mi butaca reclinable, ella se paró nuevamente frente a la pantalla del televisor, y separando ligeramente sus bien torneadas piernas, se inclinó de la cintura hacía arriba, totalmente hacia adelante, en consecuencia y de inmediato, al subir su corta mini falda, dejó completamente descubiertas, frente a mis ojos sus hermosas y bien formadas nalguitas, por lo que no pude menos que fijarme en ellas, apenas cubiertas por una especie de hilo que se desaparecía enterrándose en su coñito.

Desde un principio, me quedé prácticamente sin habla, observando aquel hermoso y llamativo culito. Como en mis mejores tiempos, sentí que mi verga se revitalizaba completamente, llenándose de sangre, como cuando yo era muchísimo más joven. Por todo el tiempo, que la Mary recogía los periódicos del piso, me estuvo mostrando sus hermosas nalguitas, y gran parte de su coñito, sin que yo dijera o hiciera algo, por evitarlo. Todo lo contrario, hasta lamenté no haber tenido más periódicos que leer en esos momentos, para tirarlos al piso, y que la jovencita los continuase recogiendo de la misma forma o manera.

Lo que si me produjo algo de curiosidad, fue que cuando la chica terminó de recoger todas las páginas del periódico, de inmediato volteó a verme, y al darse cuenta de que yo tenía mis ojos clavados en sus llamativas nalguitas, se puso roja como un tomate, y rápidamente salió corriendo de la sala cargando con todos los periódicos, pegándolos contra sus parados pechos.

Yo la verdad es que me sentí algo incomodo con la situación, y hasta pensé que la chica, iría corriendo donde su madre a darle la queja, de que yo estaba viéndole el culo. Pero al poco rato, apareció Gertrudis y Mary a su lado, para preguntarme como de costumbre, que si deseaba algo especial para almorzar. Conociendo a Gertrudis por tantos años, se que si su hija le hubiera contado algo, rápidamente me hubiera dicho algo. Ya que es el tipo de mujer, que no tiene pelos en la lengua. Pero no fue así, todo siguió como si realmente nada hubiese pasado. Pero menudo mal rato pasé, pensando que la chica le iría con el chisme a su madre.

Al siguiente día, justo después de que Pilar salió para su acostumbrada reunión con las Hijas de María, y yo comencé a leer la prensa, al rato al terminar de yo leer la prensa, volvió aparecer Mary, y de igual manera se dedicó a recoger todas las hojas del periódico que se encontraban regadas por el piso. Nuevamente, cuando su corta falda dejó de cubrir sus bien formadas nalgas, yo me deleité viendo el hermoso paisaje que ella de manera inocente me ofrecía, de sus nalguitas y parte de su coño.

Al terminar, sin detenerse ni tan siquiera para verme, Mary salió de la sala, pero yo estaba bien seguro que en esa ocasión ella lo había hecho con toda la intención de que la volviera a ver. Lo cierto es que mi verga nuevamente se puso bien dura, tanto que hasta tuve que meter la mano dentro del pantalón y acomodármela ya que comenzaba a molestarme.

Desde esos momentos, no dejaba de pensar y en soñar despierto con el hermoso culito de la Mary, y hasta comencé a imaginarme como sería el estar con ella en una cama. Pero nada más, ya que por ser ella tan joven, lo menos que podía esperar, si yo me atreviese a tocarla, aparte del alboroto que formase mi esposa al enterarse, por lo menos preso iba a ir, mientras se realizaba la investigación.

A la mañana siguiente, justo después de que Pilar salió de casa para sus reuniones diarias, con el grupo de beatas con las que acostumbra a reunirse, se me presentó Gertrudis en la sala, diciéndome que como ella, todo ese día iba a estar en varias citas médica, su hija se quedaba realizando las labores.

Yo me di por enterado, tras desearle que saliera bien en los exámenes Gertrudis salió. Al rato nuevamente, justo después que terminé de tirar los periódicos al piso, apareció Mary a recogerlos. Nuevamente disfruté del bello espectáculo, al ver sus paradas y redondas nalguitas.

Pero a diferencia de otras ocasiones, Mary sin ver hacía atrás comenzó a retroceder, hasta que prácticamente me puso su llamativo culito en mi rostro, luego con una inocencia única, se detuvo se dio la vuelta, y como si fuera una nena pequeña, agarrando el ruedo de su corta falda, con ambas manos, a la vez que me fue pidiendo permiso para darse un baño, entiendo que accidentalmente, y quizás por lo nerviosa que se encontraba, fue haciendo un lio con su falda, la que a medida que Mary la mantenía entre sus manos, fue dejándome ver su llamativo coño, apenas cubierto por un trocito de tela semitransparente.

Yo de lo excitado que me encontraba me puse de pie, para acomodar mi erecta verga, pero justo en ese instante la jovencita, al yo decirle que si, llena de alegría me ha dado un tremendo abrazo.

Fue cuando sentí contra mi pecho sus paradas y firmes tetitas. De inmediato salió corriendo, al baño, para ducharse.
Después de ese pequeño incidente, yo traté de sacarme a Mary de mi mente, por lo que después de un buen rato, me dirigí a mi baño para orinar.

La sorpresa que me llevé al abrir la puerta, y sentada sobre el inodoro, se encontraba la joven y bella Mary, completamente desnuda, y con sus piernas bien abiertas, afeitándose su coño.

Para empezar yo pensé que ella iba a usar el otro baño de la casa, y jamás me hubiera imaginado en mi vida, que ella se afeitase esa parte de su cuerpo. Por lo visto Mary ya había terminado, justo cuando yo entré. Me quedé viéndola de pies a cabeza, pero en particular con mis ojos clavados en su hermoso coñito.

Definitivamente el que estaba realmente sorprendido lo era yo, ya que la joven y dulce Mary lentamente se fue poniendo de pie, y caminando seductoramente hacia mí. Por un corto instante, pensé, es una menor de edad, pudiera ser hasta mi nieta. Pero apenas sentí sus tiernos labios contra los míos, cualquier sensato pensamiento desapareció como por arte de magia, y sin más ni más la abracé con fuerza y seguí besándola y acariciando todo su caliente, joven y hermoso cuerpo.

Levanté Mary y tal como se encontraba la cargué a mi propia habitación, donde de inmediato la coloqué en sobre mi cama. Digo mi cama, porque Pilar desde hace años, que duerme aparte en la suya propia.

Estando ya Mary recostada sobre la cama, separó sus piernas, y mostrándome su afeitado coñito, pasó sus dedos por todo el centro, para luego de manera lujuriosa dedicarse a lamerlos con su lengua. Yo la observaba extasiado, al tiempo que me fui despojando de toda mi ropa. Una vez completamente tan desnudo como lo estaba ella, me subí a la cama, y sentí una de sus manos sobre mi nuca, sin mucho esfuerzo de su parte dirigió mi rostro sobre su joven coño, y de inmediato, para mí fue como beber de la fuente de la eterna juventud.

Por un buen rato enterré mi cara entre sus piernas, lamí, chupé, besé, y hasta disfruté tremendamente mientras con mis dientes mordisqueaba suavemente su inflamado clítoris, al tiempo que Mary, restregaba una y otra vez su sabrosa, y caliente vulva contra toda mi cara. Sus gemidos de placer, mesclados con inconfundibles risas de gozo, salían de su boca, hasta el punto en que logré que Mary disfrutase de un orgasmo, como creo que nunca antes había disfrutado.

Yo me sentía lleno de energía, mi erecta verga apuntaba directamente al techo de mi habitación, por lo que tras de retirar mi rostro de su caliente coño, mantuve sus piernas separadas, y dirigí mi verga a su mojado coño. A medida que la fui penetrando, nuevamente sus risas y placenteros gemidos se hicieron presentes.

Yo estaba tan, y tan excitado que temí venirme en cualquier momento. Pero algo que no me esperaba pasó, hábilmente Mary, me ha agarrado los testículos, y con una precisión espantosa, me los ha templado hacia abajo. Cierto es que no me esperaba que eso sucediera, pero el efecto fue inmediato, mi ansiedad desapareció por completo.

Y a partir de ese corto pero efectivo instante, Mary y yo disfrutamos de un largo encuentro, en el que por espacio de un buen rato, permanecí moviéndome sobre ella, metiendo y sacando mi verga, al tiempo que la besaba a ella o chupaba sus tetas o mordisqueaba sus parados pezones.
La tierna jovencita, me enseño cosas que yo ni tan siquiera me imaginaba.

Cuando finalmente estallé cual un volcán en plena erupción, y ella volvió a disfrutar de otro largo y lujurioso orgasmo. Permanecimos en mi cama por un buen rato, fue cuando me di cuenta, que Mary, no es realmente la niña que yo pensaba que era. Por ser pequeña y menudita, aunque muy bien proporcionada, y por su manera de comportarse, yo asumí que era mucho más joven de lo que en realidad era.

Después me enteré que Mary era adulta, y que se encontraba de vacaciones de la escuela, porque era maestra del jardín de infancia.

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Esto comenzó desde hace 3 años. Yo salgo con una chica que se llama Susan. Ella es bastante bonita (lo digo yo, y lo dicen todos), y valió la pena todo el esfuerzo que hice para conquistarla. Siempre había tenido cierta debilidad por las chicas de colegio privado, por el uniforme, me vuelve loco verlas con pollerita, camisa y corbata. Y cuando comencé a noviar con Susan, ella ya estaba ya en el último año de la secundaria. Ella es rubia, de ojos verdes y alta, un metro setenta. Lo mejor de Susan, y es lo que me enamoro, es la cara de gatita viciosa, con unos labios que ya han hecho un buen labor con su novio. Además, tiene unos pechos que entran perfectamente en mis manos, una cinturita finita y piernas bien torneadas, largas. Y su atributo más deseado por mí, su cola redondita, la cual que todavía no pude hacer que me la entregue, se niega rotundamente al sexo anal.Pasado un año ya de salir con ella, y tener sexo en todas sus variantes menos el sexo anal ya mencionado, Susan salió del colegio y ya no tuve más a mi colegiala en uniforme. Igual, ella se coloca a veces su uniforme que ya le queda chico cuando estamos solos para darme el gusto... un jueguito de novios. Pero después de un año de noviar, comencé a ir a su casa cada vez más seguido, sobretodo estos últimos meses. Sus padres me tienen ya confianza y saben que lo mío con su hija es una relación seria, Pero en estas visitas, cuando cumplía mi rol de novio visitando a su novia, había veces que Susan no estaba, y me quedaba en su casa esperándola. A veces estaba la hermana mayor de Susan, Otilia, una nena de 19 años que está muy buena... o más que buena Es algo hermosa, tiene un cuerpo infernal, con dos tetasas que son enormes)dos sandias
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Comentarios enviados para este relato
carlhos 43 (6 de February de 2013 a las 15:32) dice: me gusto mucho , gracias por tu relato .

juanur (24 de April de 2013 a las 20:45) dice: Definitivamente bien escrito y por lo tanto exitante. Saludos y esperamos más relatos

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:25) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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