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La mamá de Enrique

Relato enviado por : manuelmonroe el 22/06/2009. Lecturas: 9119

etiquetas relato La mamá de Enrique .
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Resumen
Había salido al lago con Enrique y sus padres para el fin de semana. La mamá de Enrique es una mujer ardiente y provocadora. Ella me había estado acosando muchas veces los últimos meses. Siempre admirando mí porte atractivo y hablar ameno. El miércoles pasado, allí habíamos tocando la guitarra con Enrique. Mientras que él estaba tocando una melodía, yo miraba hacia la planta baja, donde se encontraba Nancy...


Relato
Había salido al lago con Enrique y sus padres para el fin de semana. La mamá de Enrique es una mujer ardiente y provocadora. Ella me había estado acosando muchas veces los últimos meses. Siempre admirando mí porte atractivo y hablar ameno. El miércoles pasado, allí habíamos tocando la guitarra con Enrique. Mientras que él estaba tocando una melodía, yo miraba hacia la planta baja, donde se encontraba Nancy. Me estaba mirando y me sonreía
Sonreí y después ella puso las manos hasta la parte baja de su blusa naranja y tiró de ella hacia arriba tanto que exponía sus pechos, todavía firmes y grandes. Enrique estaba ocupado para notar o para mirar. La miré fijamente y ella contestó con otra mas amplia sonrisa y en sus labios leí “son tuyas.” Cuando retiré la mirada ella se frotaba sus pechos blancos. Sus tetas eran como los había imaginado muchas veces. Sonreí y ella bajó su blusa y se marchó a la cocina. Quedé excitado y confuso. Enrique tocaba una pieza musical muy bonita, era realmente bueno. Tuve tiempo para calmarme y mi verga dejó su excitación.
Ahora la señora Nancy entró en el cuarto y estaba parada detrás de la silla donde estaba sentado Enrique. Enrique tocaba una ensoñadora melodía. Ella se inclinó y susurró algo al oído de Enrique yo volvía a ver su escote y las dos enormes tetas que luchaban por dejar el sujetador. Pensaba en poder sentirlas en mis manos. Ella miró mi bragueta y pudo apreciar mi protuberancia. Se relamió los labios y entreabrió la boca a modo de succionar algo, yo imaginé que pensaba en mi verga. Soñaba con poder sentirlo crecer en su boca. Me senté allí excitado y nervioso. ¡La deseaba, ahora! ¿Pero dónde podría acometerla?
Enrique acabó la canción, y ella le pidió que fuera en búsqueda de una prescripción médica en la farmacia del centro comercial, esto era una cinco o seis manzanas desde donde estábamos. Le dije a Enrique si quería que lo acompañase pero me contestó que siguiera practicando que el regresaba pronto.
Ella le dio el papel y algún efectivo y él salió, mientras que fingí comenzar a tocar el piano. Ella cerró y trabó la puerta. Y caminando hacia mí me decía que estaba esperando esta oportunidad y que pensaba en mí a menudo. Especialmente en la noche cuando ella jugaba consigo misma, sola, porque su esposo había muerto cinco años antes. Pensé que iba a reventar mí entrepiernas. Se abalanzó, prácticamente, encima de mí, me beso en los labios, y después yo abrí la boca y sentí su lengua tocando la mía. Ella buscaba en mi entrepierna algo perdido. Alcanzó agarró y exprimió mi verga por encima del pantalón. Entre besos y besos me murmuraba al oído: sácalo…sácalo… Comenzó a moverse y a restregar su cuerpo con el mío. Como pude extraje mi verga y la comenzó a chupar como helado a punto de derretirse. Ella se arrodilló delante de mí y comenzó a envolver mi tronco con su boca alrededor, sentía su respiración agitada y sofocada y también sentía la urgencia por completar un orgasmo. Lamía arriba y abajo por los laterales, parecía desesperada. Con una mano continuó suavemente frotando mis testículos y con su boca chupaba la cabeza de mi güevote. Con la otra mano alcanzó y comenzó a acariciar mi culito y las nalgas. Yo estaba en el paraíso y todo mi cuerpo desmadejado y relajado por los efectos sexuales. Podía sentir que mis bolas se llenaban y ella lo notaba. Iba a acabar…y ella lo sabía. Comenzó a abrir su boca y se metió más profundamente mi verga, mientras con la mano frotaba para arriba y para abajo el tronco.
Le dije que iba a descargar y ella gimió y mordisque mi endurecido pene. Bombeando su boca comencé a dilatar y el palpitar de mi verga indicaba que la eyaculación era inminente. Ahora con las dos manos tenia agarrado mi miembro, se lo sacó un momento y me dijo:
- ¡Está grande…muy grande! –resoplaba y tenía embadurnada toda la boca.
Me bajé el pantalón y el boxer…quedó desnudo y me dispuse a dejar libre mi descarga. Ella entendió y apuro la mamada. Mí cuerpo se estremeció todo cuando solté el chorrote de semen. Fue una sola expulsión me parecía como que hubiese descargado un litro de liquido. Sentía que iba dentro de ella. Nancy tragaba…y tragaba…miraba para arriba y me guiñó un ojo a medida que aspiraba y lamía los residuos de mi eyaculatorio momento.
Se levantó y me llevó al sofá. Frotando mi verga que había bajado su dureza. Ella me incitaba a que lo pusiera duro…bien duro. Nancy tenía y rostro enrojecido se bajó la falda y descubrió su desnudez. Ella no tenía bragas. Mientras la besaba metí mi mano entre sus piernas y descubrí lo que sospechaba…estaba mojada…mojada.
- No tenemos mucho tiempo –me susurró al oído.
Ella dio la vuelta y se dobló sobre el sofá y me dejó que la atacara por detrás. Yo hacía lo que me dijera, levanté sus caderas y vi su roja rosa que dominaba la escena, su culito rosado lucía pequeño ante la roja rosa. Me agaché y le di un beso a su culito y una buena chupada a su mojada y enorme vulva. Se estremeció y me dijo:
- Ahora…ahora…ya…ya… -gemía y se contorneaba.
Con mis manos en su cintura acariciaba y sentía la sensación su piel suave. Mientras ella por debajo buscaba mi pene que al final agarró y se lo metió en su vagina, después que apartó sus gordos labios vulvales. Empujé con fuerza y ahora quedaba mi verga enmarcada entre sus labios, a cada entrada y salida la vulva se brotaba más.
- ¡Apúrate que no tenemos tiempo! –apretaba su vagina fuerte.
Sabía que Enrique estaría de regreso pronto y necesitaba cogerla rápido. Ella estaba muy mojada. Yo parado directamente detrás de ella, metí mi verga hasta el fondo. Sintió el empuje y apretó nuevamente la vagina. El movimiento de los dos era frenético, ella gritaba que acabara…y aumentaba la velocidad de los movimientos y las apretadas de vagina.
Yo detrás no dejaba de ver su culito que también respondía a los movimientos que hacía cuando apretaba la vagina. Me ensalivé el pulgar y comencé a hacer círculos alrededor del culito. Le gustó y me alentó a que siguiera. Ahora tenía metido el dedo dentro, tanto que sentía el contacto de mi verga por la vagina y el dedo por el culito.
- Divino…divino…di.. –estaba acabando.
Ella estaba hirviendo en su interior. Sentía el calor de su vagina rodear mi pene mientras que este resbalaba adentro y afuera. Nancy tenía rojas las nalgas de los apretones que le prodigaba.
Oí su quejido que me pareció de dolor pero estaba equivocado, era de placer. Intensifique la actividad me fui hasta lo profunde de ella, empujé…empujé con fuerza. Sentía las paredes mojadas y calientes de su vulva que rodeaba y trataba de exprimir mi pene. Ella estaba agitada iba a acabar…no…no estaba acabando. La oí inhalar profundamente y después comenzar a chillar. Nunca había oído eso. Ella comenzaba a orgasmear. Yo bombeaba mientras ella apretaba la vagina y ahora las nalgas. Gritaba y gemía por el placer. Le dije que me iba a correr. Su cuerpo se sacudió y me tenía apretado a su trasero. Comencé a acabar. Comencé a soltar la blanca y cremosa esperma dentro de ella. Se arqueó y gritó hundiendo la cara en el sofá. Exprimiendo mi miembro drenaba todos mis jugos que juntaba con los de ella. Permanecimos instantes quietos.
Me dejé caer sobre el sofá al lado de ella. Me miraba jadeante y tiernamente lamió mi brillante y goteante miembro, ahora si estaba arrugándose satisfecho. Realmente me satisfizo y yo a ella.
Ella se levantó y se vistió, pero antes de irse me enseñó como bajaba por sus piernas los líquidos que segregamos y que ella lucía con orgullo. Me besó y fue a abrir la puerta porque ya Enrique estaba tocando. Me miró y vio que ya yo estaba correctamente vestido. Abrió recibió la medicina y dijo que iba a la cocina pero se enrumbo al baño. Yo jugueteaba con las teclas negras y blancas mientras mi entrepierna estaba húmeda…mojada...melosa.
Al rato pedí el baño prestado a Enrique, me dijo que fuera abajo al de los visitantes. Nancy desde la puerta de la cocina me dio una toalla para que me limpiara, la misma que ella había usado. La música sonaba arriba bien armónica y cadenciosa.
Cuando consideramos, Enrique y yo suficientemente ejercitado nuestro oído musical, nos despedimos.
Desde la cocina la mamá de enrique me grito:
- ¡Adiós Alcides vuelve pronto…la próxima vez te atenderé mejor! –imaginé una sonrisa en su boca.


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Comentarios enviados para este relato
lobocalientee (2 de February de 2011 a las 16:12) dice: buen relato heeee ajala nos compartas mas

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:21) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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