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La mujer de mi amigo es un manjar... (continuación de la mujer de mi amigo en el

Relato enviado por : sr. yo el 19/11/2010. Lecturas: 8014

etiquetas relato La mujer de mi amigo es un manjar... (continuación de la mujer de mi amigo en el   Infidelidades .
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Resumen
Yo ya me había cogido a la mujer de mi amigo en el lavadero de la casa (léase "La mujer de mi amigo en el lavadero"), así que ya teníamos una relación de amantes. La segunda vez que me la cogí.


Relato
Todas las mañanas mi amigo iba a dejar a su hijita a la escuela, por lo que, al levantarme para ir al trabajo, la esposa de él se quedaba sola en su habitación, y mi esposa se quedaba durmiendo en la mía. Yo ya me había cogido a la mujer de mi amigo en el lavadero de la casa (léase "La mujer de mi amigo en el lavadero"), así que ya teníamos una relación de amantes.

La segunda vez que me la cogí, ocurrió en las circunstancias que comencé contando al principio de este relato. Mi amigo se había ido a dejar a sus hijita a la escuela para después ir a su trabajo, y yo me despedí con un beso de mi esposa. Cuando iba saliendo, pude ver la puerta de mis amigos abierta un par de centímetros, por lo que me detuve a tratar de mirar, pero no veía nada. Como sabía que estaba sola, y mi esposa dormía, entré y cerré la puerta detrás de mí. Y allí estaba ella. Vestida con un colaless transparente (parecía ser que fue la primera prenda íntima que le olí) y una remerita corta. Si bien ya habíamos tenido sexo, nunca la había visto así, pues lo habíamos hecho de pié y solo se había bajado levemente el pantalón aquella vez. Ahora estaba acostada sobre las sábanas con las piernas un poco abiertas. Me acerqué mientras ella ni siquiera se daba cuenta de quién estaba allí. Subí a su cama y esta vez olí su colaless directamente junto con su conchita. Ese aroma me mató. Era mucho más delicioso y penetrante que olerlo sólo de la prenda. Saqué mi lengua y comencé a chuparle la concha por sobre su ropa interior. Despertó sobresaltada y confundida:

- Pero ¿quién? – dijo exaltada - ¿qué haces acá?

- Ya me ves… chupándote la conchita – le respondí sin dejar de ensalivar sus labios vaginales por encima de la tela.

- ¿Mi esposo y mi hija ya se fueron?

- Sí

- ¿Y mi amiga?

- Duerme

- ¿No tienes que ir a trabajar?

- No me importa. Me estoy volviendo adicto a ti – le respondí, mientras ella se abría más de piernas y me empezaba a acariciar el pelo.

- Hagámoslo entonces… - me respondió, corriéndose su prenda interior, para que mi lengua tocara directamente su vagina mojada. La chupé tanto que ésta chorreaba litros y litros de sus fluidos y mi saliva.

Como pudo, se acomodó para quedar en un sesenta y nueve. Tomó mi miembro y comenzó a chuparlo de manera espectacular. Debió tener por lo menos dos o tres orgasmos en mi boca, porque cada vez despedía más y más jugos vaginales. No tardamos mucho en estar llenos de sudor y saliva, completamente empapados y pegándonos con la humedad. Haciendo un poco de fuerza, la levanté y en el aire se la metí, sujetándola fuerte entre mis brazos. Con esfuerzo, y sin parar el mete y saca, la llevé contra la pared que da al baño de la casa. La humedad, no sólo de nuestros sexos, sino también de nuestros cuerpos era tal que cada embestida sonaba como cuando alguien golpea un pequeño charco de agua. Al metérsela, la ensartaba tan fuerte y profundo, que se nos pegaba toda nuestra carne con el sudor. El sonido era delicioso. Su cabello pegado a su cara sudada, me hacía ser más animal aún. Cuando estaba a punto de acabar, me detuvo, y con un suspiro de voz (literalmente suspiro, porque se estaba quedando sin aliento), me dice:

- Para, que quiero que me la metas por el culo.

Yo no lo podía creer. La esposa de mi amigo me estaba pidiendo que se le metiera por el culo. Claro está, no me hice de rogar. La bajé al suelo y la di vuelta, abriendo sus nalgas. Tomó mi verga y se la acomodó en su culito, y poco se la fue metiendo. Se notaba que tenía práctica. Pensé en lo suertudo que era mi amigo. A pesar de que se notaba que lo hacía muy seguido por su culo, lo tenía apretadito. Cuando se la hubo metido toda, suspiró de gusto y se empezó a mover, sin dejar de tocar su conchita. Yo estaba a punto de acabar, cuando escuché la puerta del baño abrirse al otro lado. Sin duda, era mi esposa que quizás iba a orinar. La mujer de mi amigo ni siquiera pensó en parar, porque empezó a aumentar el ritmo. Se veía que tener a mi esposa al otro lado la estaba calentando al máximo. Y a mí también. Como una caldera. Se la metí lo más profundo que pude y comencé a escupir leche como un caballo, mientras la mujer de mi amigo empezó a acabar mientras gemía más y más fuerte. Sonó la cadena del baño y luego la puerta, mientras se escuchaba que mi esposa salía riendo con gracias.

Después de la deliciosa cogida que nos dimos con la deliciosa mujer de mi amigo, salí lo más silencioso a trabajar, extrañado por la peculiar reacción de mi esposa. Cuando llegué a la noche a casa supe la razón.

- Hoy escuché – me dice mi esposa – a los chicos coger en su habitación, al rato que te fuiste a trabajar. Fui al baño y los escuché acabar. Serán muy locos, jajajaja…

La verdad es que no sabía qué decir. Haciéndome el loco, comencé a reírme con ella, mientras pensaba que lo de esa mañana se repetiría todos los días.

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Si te ha gustado La mujer de mi amigo es un manjar... (continuación de la mujer de mi amigo en el vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar La mujer de mi amigo es un manjar... (continuación de la mujer de mi amigo en el. sr. yo te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
ARTHUR (9 de December de 2010 a las 22:37) dice: Estoy de acuerdo muy buen relato

joroz3 (4 de December de 2010 a las 00:28) dice: Me gusto, buen relato corto sin tantas mamadas

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:37) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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