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La pregunta.

pobrecain Relato enviado por : pobrecain el 14/02/2014. Lecturas: 4349

etiquetas relato La pregunta.   Amor filial .
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Resumen

Las cosas no siempre son lo que parecen.     Un marido desconsiderado.          Un sobrino atento.            Una mujer decepcionada.             Ingredientes perfectos para la mejor de las aventuras que se puedan imaginar.




Relato

Juan preguntó sin ningún tacto si seguía siendo virgen y el joven ante la mirada suplicante de Rosa contestó que por el momento sí; todos estallaron en risas y el chico salió al jardín y se quedó pensativo bajo uno de los árboles.

Desde que recordaba, todos los años visitaban a sus abuelos en Tenerife; unos días en verano y siempre por fin de año; Lola es la mayor de las cuatro hermanas que solían acudir con sus familias; Belén y Luis viven en Lion y trajeron a su niña de 5 años, Ana y Paco llegaron desde Vigo con los mellizos de 8 años, Rosa y Juan viven en Madrid desde que se casaron hace diez años y no tienen niños de momento y ella, junto con José su marido y Abel de 17 años en una población cerca a Valencia.

Juan tiene por costumbre incordiar a Abel siempre que se ven y en esta ocasión dedicó sus ataques al sexo a pesar que las hermanas le dijeron que dejara al chico tranquilo, pero no lo hizo y la tarde antes mientras las mujeres preparaban la cena de fin de año Juan interrogó al muchacho.

            .- ¿Piensas triunfar esta noche?    Me han dicho que iras a una fiesta en una discoteca cerca de “Los Cristianos” después de tomar las uvas.

            — Si bueno, quedé con unos chicos que conocí el verano pasado y dos de ellos que tienen coche se han ofrecido llevar a los demás; pasaran a recogerme a eso de la una.

            .- Quiero que me traigas al menos unas bragas sobrinito.        Me gustaría presumir de tener un machote en la familia.

El chico se escabullo como pudo al comprender que su tío ya iba un poco pasado de copas.

Cenaron y poco después de tomar las uvas aparecieron algunas parejas amigas de juventud de las cuatro hermanas con las que suelen verse siempre que van a la isla y después de saludarse y felicitarse el año pusieron música en el porche acristalado y se pusieron a bailar.        Abel salió al jardín a esperar que aparecieran los coches para marchar a la fiesta pero al rato y viendo que se habían olvidado o que simplemente habían pasado de él se dirigió a la casa.

Con tanta animación pensó, que al verlo le preguntarían unos y otros pasando a ser su frustración el centro de interés de la velada y decidió esconderse en el cuarto que hay sobre la cochera del abuelo hasta la madrugada; momento que aprovecharía para entrar en casa sin ser visto.

Se dirigía a la cochera cuando oyó una voz familiar que lo llamaba.

En la oscuridad vio brillar el ascua de un cigarrillo y se acercó; Se trataba de su tía Rosa que sostenía un porro a medio consumir.

            .- ¿Qué haces aquí?             ¿No tenías que estar en una fiesta?

            — Si tenía, pero al parecer se han olvidado de mí aunque tampoco me importa mucho.

            .- ¿Te apetecen unas caladas?        Pensaras que soy una mala tía, que en lugar de decirte que no fumes te anima a hacerlo pero hoy no nos hará ningún daño y te aseguro que si me entero que compras y consumes te haré la vida imposible.

            — ¿Tienes más, porque con ese solo no tenemos para nada?

            .- Claro que tengo más, siéntate a mi lado y cuando terminemos este nos fumamos otro entre los dos.

            — ¿Y tú que haces que no estás en la fiesta?

            .- No me apetece estar con ninguna de estas personas y Juan está bastante borracho, he salido a fumar un poco de hierba por ver si me animo y ha sido cuando te he visto.           

Le ofreció la pava a su sobrino y se sentaron para terminarlo entre risas y continuar con el siguiente hasta terminarlo y después de desmenuzar las colillas entre las plantas preguntó al joven.

            .- ¿Te apetece bailar con una vieja?                      Tengo ganas pero no quiero que me manosee ninguno de esos.

            — No eres vieja tía, solo una bella mujer con más experiencia que yo.

            .- Eres un embaucador, pero me encanta ver que sabes que decir en cada momento.

Sonriendo, el joven se acercó a la mujer y comenzaron a bailar; ella se pegó al joven cuerpo que reaccionó enseguida y el chico avergonzado se apartó un poco y trató de pedir disculpas balbuceando.

La mujer sonrió y le dijo que no se apurase y que siguiera bailando, para acentuar sus palabras se apretó más contra él y comenzó a besarle la oreja. Ambos estaban muy excitados y a pesar de que la noche era muy agradable resultaba demasiado fresca para seguir a la intemperie.

¡¡¡Vamos a la cochera!!!                Exclamó Rosa, y tomando al joven de la mano corrieron hacia la puerta entreabierta, subieron las escaleras y entraron en la única estancia que ocupaba toda la buhardilla, no encendieron ninguna luz y siguió sumida en la penumbra; Rosa agarró al chico por la cintura y pegándose a él comenzó a bailar una “lambada” que es lo que sonaba en ese instante, sus cuerpos se acoplaron como si fuera uno solo y al juntar los labios el mundo de Abel pareció detenerse.

Rosa exploraba su boca mientras se restregaba con él como una gata en celo y es que Juan es uno de esos hombres que ladra más de lo que muerde; cualquiera que lo oiga pude pensar que esta todo el día tras la mujer sin dejarla en paz y que la tiene totalmente satisfecha, pero la realidad es muy distinta y prefiere mojar fuera de casa para que sus amigos y compañeros de trabajo lo consideren un salido, desatendiendo a la fiera que tiene en casa.

Laura, la chica con la que se ve en ocasiones Abel es muy ardiente y servicial en casi todo; tiene por costumbre masturbarlo hasta que hace que se corra y entonces es cuando se la mama hasta conseguir que eyacule entre sus fauces otra vez; según ella le encanta el semen sin presión, de ahí que prefiera recoger los restos de la primera y llegar a la segunda donde las descargas son menos abundantes y tardan más en llegar, pero por el momento no quiere “pasar a mayores” como dice ella.

Rosa estaba eufórica y comenzó a sacarle la camisa a Abel besando las porciones de piel que dejaba al descubierto; el chico no perdió el tiempo y metió las manos bajo la falda palpando sin demasiado tino pero con mucho entusiasmo.

Rosa bajó los pantalones a su sobrino y comenzó a acariciarle la verga que ya tenía dura y erecta; lo tumbó sobre un sofá del que apartó la funda con un violento tirón y se tendió encima suyo ensartándose en el chico que en cuatro meneos se corrió embargándole una gran frustración, pero Rosa que es una mujer experta siguió sobre el chico sin dejar se besarlo y acariciarlo, después acompañó las manos de este hasta sus pechos para que fuera él quien jugara con ellos y con alegría comprobó que una incipiente erección comenzaba a manifestarse.

En la mente del chico se formó un pensamiento.           ¿Qué me está pasando?      Es como cuando estoy con Laura pero mucho mejor.

Realmente era mucho mejor; Rosa volvió a la carga y en esta ocasión alcanzó un escandaloso orgasmo que no trató de acallar; los espasmos y jadeos de la mujer provocaron en el joven la reacción esperada y este cambiando de posición se lanzó a una cabalgada frenética llevado a su amante a cotas insospechadas.            Ella se vino una y otra vez sin apenas pausas y fueron varios los orgasmos que encadenó antes de que el chico se corriera por segunda vez.

Rendidos, se quedaron mirando el reflejo de los rayos de luna que proyectaba la piscina.            Al rato preguntó Rosa.

            .- ¿Qué tal estas?     ¿De verdad es tu primera vez?      No me lo creo; pienso que eres un bribón que nos tienes engañados a todos.

            — Es la primera vez que tengo relaciones completas con una mujer de verdad, pero que sucederá a partir de ahora.        ¿Esto será solo el recuerdo de una noche loca en que te dignaste acostarte conmigo por lastima y planeara como una sombra entre nosotros sin que se repita nunca más?

            .- Todo depende de ti, no creas que ha sido por el alcohol o los porros, ni siquiera porque Juan sea un capullo que me tiene mal servida, desde siempre me han gustado los cuerpos jóvenes y su vigor que bien canalizado es algo extraordinario; la única pega de los jóvenes es cuando confunden la pasión con el amor y pretenden más de lo que puedo ofrecerles; nunca dejaré a Juan ya que con otro no tendría la oportunidad de vivir la vida como quiero.

            .- No pienses que este encuentro ha sido una casualidad, desde hace dos años sigo con atención tu evolución y más como proyecto de hombre que como sobrino adolescente; me gustabas como chico y me has satisfecho y convencido como hombre.

            .- ¿Qué puedo esperar de ti?          ¿Serás un joven maduro que se adapte a este trato o por el contrario tendremos que dejarlo aquí y que sea solo un buen recuerdo?     Lo ideal es que tuvieras una chica, novia, amiga o algo así.

            — No tengo intención de crearte problemas tía.           Tengo una amiga especial, pero los estudios son lo primordial y esto me ha gustado mucho por ser algo sin complicaciones.

Y le contó lo que hacían cuando estaba con su amiga Laura con detalle, al oírlo, Rosa se retorció sobre el cuerpo del joven y estuvo jugando con su verga, primero recogiendo cuanto resto encontró y después hasta lograr que se corriera entre sus labios; a pesar de ser la tercera vez en poco más de una hora resultó ser mucho más de lo que ambos esperaban.

            .- Ahora me voy a la fiesta, cuando se acuesten los demás vendré a buscarte y nos daremos otro homenaje.     ¿Te parece bien?

El joven simplemente asintió y se quedó tumbado viendo como su tía se limpiaba la vulva con el tanga que tiró junto al sofá, recomponía su ropa y marchaba dejando la puerta entreabierta.

Como a las cuatro de la madrugada, apareció Rosa cubierta con una bata y al abrirla mostro un pijama de pantalón corto del que se desprendió inmediatamente, sin decir palabra se encaramó sobre el chico y estuvieron jugando hasta pasadas las cinco en que decidió que ya era hora de regresar a la casa.

Cada uno marchó a su habitación; por la mañana después de desayunar fue cuando Juan lo interrogó sobre su virginidad y la prudencia le aconsejó comportarse como lo hizo, evitando un gran escándalo y ganando puntos ante Rosa al mostrar la suficiente madurez como para no caer en la provocación.

En la cocina, charlaban las hermanas mientras la abuela organizaba lo que estaban cocinando y Lola comentaba que Abel tenía problemas en el instituto con el director y no por problemas a académicos; parece que tiene una hija que cuando se fija en un chico solo tiene la opción de salir con ella y si se niega o cuando se cansa le habla a su “papá” que rápidamente la toma con el chico y le hace la vida imposible y Abel se está planteando cambiar a otro porque la situación es del todo insostenible; Rosa preguntó.

            .- ¿En la misma ciudad?      Según tengo entendido la carrera que le atrae quería cursarla en Madrid o algo así me pareció entender tiempo atrás.

Si claro respondió Lola, pero aún le falta un año para comenzar la carrera y ya veremos si podremos costearle el alojamiento y el resto de gastos de estar desplazado además de los libros y matrícula.

Con energía Rosa exclamó.             ¿Es que pensabas alojarlo en una pensión y que guisara en un fogón eléctrico?       ¿Para que tiene tíos en Madrid?   ¡Se quedara en nuestra casa!

Y acto seguido grito.            ¡Juan ven a la cocina!

Apareció Juan alarmado por el grito pensando que quizás se había lastimado alguna de las mujeres, pero al verlas sonriendo esperó a que Rosa hablara.

            .- ¡Diles!         ¿Cuántas veces hemos hablado de que Abel se quedará en casa cuando comience la universidad?

Creo que desde que empezó el instituto y comenzó a hablar de que quería cursar la carrera en Madrid.          ¿Eso era todo?          Está decidido y a no ser que haya cambiado de opinión así será si os parece; queremos que se quede en casa todo el tiempo que necesite, además no estáis tan lejos y el fin de semana que quiera podrá visitaros, aunque eso será mientras no tenga alguna chica que lo retenga.

Todos rieron la ocurrencia de Juan que sin esperar se fue con los hombres y ellas continuaron charlando.

            .- No tienes que apurarte Lola, cuidaremos de él igual que tú y además no es necesario que espere para instalarse en casa; que emplee los días que le queden de vacaciones cuando regresemos para conocer algún instituto, que se empadrone en nuestra casa y que pida el traslado por cambio de residencia; es tan fácil como eso y en breve estará adaptado sin problemas, hasta ahora siempre ha sacado buenas notas y estoy segura que seguirá así.

Esa noche, al rato de acostarse Abel recibió una visita que no por deseada y esperada dejó de sorprenderlo; su tía Rosa entro en la habitación y simplemente se despojó de la bata que era lo único que la cubría para meterse bajo las sabanas junto al chico, se besaron y acariciaron con desesperación y ella se retorció para seguir la dinámica al que el chico estaba acostumbrado, después de beber su esencia siguió jugando con él hasta conseguir una nueva erección y entonces sí que se ensartó y cuando comenzó a botar, Abel la apartó quedando ella perpleja.

Sujeta por los brazos la llevó hasta una esquina de la estancia donde la apoyó contra la pared; con facilidad tiró del colchón hasta dejarlo en el suelo junto a la cama, se tendió en él y alargando los brazos invitó a Rosa a acompañarlo.           La cabalgada fue infernal y cuando parecía que Abel se iba a correr aflojó y comenzó a moverse sinuosamente aprisionando la verga del joven con los músculos de la vagina, reforzados por el empleo continuado de esas bolas chinas que fue la mejor de las inversiones, amen del vibrador con el que trata de satisfacerse pues Juan siempre la tenía a dieta.

Esos encuentros se sucedieron los días que permanecieron en la isla y el día antes de marchar Juan llevó a Abel a una pequeña salita y le dijo.

            — No nos decepciones, tu tía tiene muchas esperanzas depositadas en ti y yo también, le hará bien tu compañía y espero que te encuentres cómodo entre nosotros.     Son muchas las ocasiones en que la dejo sola por trabajo y además he de pasar horas con algunos clientes; cenando con ellos o llevándolos de fiesta aunque no siempre me apetezca.

El joven asintió en silencio y Juan continuó.

            — Me gustaría preñarla porque le encantan los críos pero mis gametos tienen movilidad nula y no quiero someterla a un inútil tratamiento de fertilidad; si en un tiempo no sucede un milagro adoptaremos, aunque me preferiría que el hijo fuera al menos suyo sin tener que recurrir a un donante anónimo.                  ¡No sé si me entiendes!                  Pero de esto ni una palabra a ella; la quiero demasiado para que me aparte de su lado.

Abel se dio la vuelta y salió de la habitación sin responder, pero convencido que su vida iba a cambiar mucho más de lo que había imaginado.

Unas semanas después se instalaba en Madrid y comenzó a asistir a clase con regularidad y cuando Juan se iba de viaje, invariablemente lo esperaba Rosa en casa ataviada con lo que ella llamaba “ropa de batalla” consistente en una negligé roja o negra y una sutil bata que apenas cubría los encajes, hacían primero el amor dulcemente durante horas, para follar como monos después y terminar totalmente agotados. Uno de los primero días que eso sucedió Abel preguntó a sabiendas que eso era imposible.

            .- ¿No temes que alguna vez aparezca sin avisar y nos sorprenda?    Sería muy embarazoso para todos.

            — No te apures por eso porque no sucederá, por el momento estoy tomando anticonceptivos y seguiré así hasta que me pida explícitamente que me acueste contigo para que me embaraces, pero esperaré al menos hasta que estés a media carrera porque quiero que entretanto me folles tanto como puedas y hacerme una mujer feliz y a él lo convirtamos en el perfecto cornudo; desde que lo conozco siempre ha sido un putero sin ninguna consideración que con la excusa del trabajo va con unas y otras acompañando a clientes unas veces y otras yendo él solo.

©PobreCain

Agradecería todo tipo de comentario, tanto aquí en la página como a mi correo.   pobrecain@gmail.com.


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:29) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

nedich (16 de February de 2014 a las 09:24) dice: Me gusto la historia, me gustaría que la continuaras.


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