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La puritita verdad

Relato enviado por : atletl el 09/04/2013. Lecturas: 1905

etiquetas relato La puritita verdad   Fantasías .
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Resumen
Todo comenzó este domingo pasado, con una de esas entregas de rutina. Era solo una pizza mediana, por lo que me imagine que era para alguna sola persona, que por la flojera de no prepararse de comer opto por esta salida. Llegue cinco minutos antes de mi tiempo, descontando los segundos que me quede viendo la fachada con cara de sombro. La casa era de un lujo increíble, por lo que lo primero que me paso por la cabeza fue que la propina iba a ser bastante generosa. Que poco me imaginaba lo que iba a pasar.


Relato
Si, ya lo sé, es traicionar la confianza de la pareja de ese momento, que no es propio de caballeros... lo que gusten. Pero por Dios, soy un estudiante de preparatoria que necesita de alguna forma integrarse s su grupo de amigos. Y creo que todos saben que a esa edad, si uno no tiene una historia sexual que contar, puede uno darse por perdido. En i caso, yo había perdido la virginidad hace escasos seis meses, y en un momento pude saborear las mieles de la popularidad con una anécdota que, si bien puede que no haya tenido la menor gracia, a oídos de adolecentes no tiene nada que envidiarle a cualquier guion porno, si es que tal cosa existe.

Sin embargo, ya fueron seis meses de ello, y desde entonces a la fecha he mantenido una castidad que me envidiarían muchas ordenes monásticas, con la diferencia de que lo mío es totalmente involuntario. Algunos amigos me han dicho que invente algo, que son muchos, especialmente los que se las dan de grandes conquistadores, que lo único que tienen es una gran imaginación, y que menos de la mitad de lo que narran lo han vivido realmente. Pero a mí, la verdad, eso como que no se me da, por lo que, de no ser que me haya pasado realmente, no puedo contar gran cosa.

Bueno, la cuestión es que en estas últimas vacaciones ni siquiera me pude dar el lujo de salir a alguna playa u otro lugar en donde siquiera me pudiera haber ligado una turista. En vez de eso me conseguí un trabajo como repartidor de una pizzería de esa famosa franquicia que uno encuentra prácticamente en cualquier esquina. Eso, claro, me daba la ventaja de tener mi propio dinero para mis gastos, ventaja que muy pocos de mis amigos tenían. Pero bueno, ya estoy divagando.

Todo comenzó este domingo pasado, con una de esas entregas de rutina. Era solo una pizza mediana, por lo que me imagine que era para alguna sola persona, que por la flojera de no prepararse de comer opto por esta salida. Llegue cinco minutos antes de mi tiempo, descontando los segundos que me quede viendo la fachada con cara de sombro. La casa era de un lujo increíble, por lo que lo primero que me paso por la cabeza fue que la propina iba a ser bastante generosa. Que poco me imaginaba lo que iba a pasar.

Yo la verdad no soy mucho del pop, pero con la publicidad que tienen ciertas artistas acabas por reconocerlas a pesar de no gustarte su música. Por eso pude reconocer a Cherry cuando me abrió la puerta. Por si existe alguno que no lo sepa, ella es una de las cantantes más populares de los últimos meses, y los medios no han dudado en calificarla como la Britney mexicana. Muy aparte de que me gustaran o no sus discos, tengo que aceptar que es una mujer muy guapa, y si cuando te abre la puerta lleva solo una camiseta que dejaba al descubierto su vientre plano y bien trabajado, y un short que aduras penas dejaba algo a la imaginación, comprenderán el porqué no pude decir nada cuando la vi.
-Hola, te estaba esperando, pasa por favor.
Todo ustedes han pedido una pizza, por lo que saben que no se acostumbra que el repartidor pase al interior de la casa. Yo estaba consciente de ello, pero en ese momento... no puedo decir que estuviera pensando con claridad. Entre con nerviosismo, sin saber realmente que decir.
-Toma asiento mientras voy por el dinero.
Me quede solo unos minutos, por lo que mi vista recorrió la sala con detalle. El lugar debería lucir muy bien en otras circunstancias, pero en ese momento el arreglo dejaba mucho que desear, vacios sucios en cada rincón, los ceniceros llenos, papas fritas pisoteadas por todo el piso y... ¿era eso lo que yo creía que era?

Lo recogí del suelo, aun dudando, y si lo era. Una tanga diminuta, color negro, al parecer de muy buena marca. Llamémosle instinto, pero lo primero que hice, después de verla con cuidado, fue llevármela al rostro y olerla profundamente. A pesar de mi escasa experiencia, no tuve ningún problema en identificar el aroma. Quien la traía puesta, la empapo materialmente en sus jugos antes de quitársela.

Tan concentrado estaba, que no me di cuenta que ella había vuelto hasta oír su voz. En ese momento, podría jurar que mi corazón se detuvo unos segundos.
-Con que ahí estaba, creía que la había perdido.
Si antes estaba nervioso, en ese momento estaba totalmente petrificado. Los ojos enormemente abiertos, la prenda aun entre mis manos, abrí la boca varias veces tratando de decir algo, pero simplemente no pude articular palabra. No sé cómo lucia en ese momento, pero Cherry lo único que hizo fue dejar escapar una sonora carcajada.
-Perdón, creo que te asuste. ¿Te gusta?
Como única respuesta yo asentí moviendo la cabeza como un autómata.
-Disculpa, es que tuvimos una fiesta anoche, y entre una cosa y otra, no supe ni donde la deje. Pero si te gusta te la puedes quedar.

Voltee a ver la tanga, y luego a ella, aun completamente pasmado. Ella rio de nuevo y se acerco a mí con pasos muy seductores. No estoy seguro, pero creo que fue en ese momento cuando la primera gota de sudor me recorrió la frente. Solo que, en ese primer momento, era un sudor frio, resultando más del miedo que sentía que de excitación. Ya después sería otro tipo de sudor, pero no adelantemos.

-Mmm, se ve que estas algo nervioso amigo, ¿Qué podemos hacer para relajarte un poco?
Se agacho lentamente frente a mí, mientras sus manos comenzaron a jugar con mi cinturón. Me dirigió una mirada picara mientras abría mi pantalón. Yo le devolví la sonrisa, aunque todo el cuerpo me estaba temblando en ese momento.

Yo sabía lo que iba a pasar, pero aun así me costaba trabajo pensar que tenía yo tanta suerte. No lo va hacer, me repetía para mis adentros, no lo va hacer... pero lo hizo.

Apenas sentí que sus labios se cerraron alrededor de mi miembro, se me crispo todo el cuerpo y apreté los puños a tal grado que sentía la punta de los dedos clavarse en mis palmas. Mis ojos se clavaron en la roja mata de cabello que se agitaba entre mis piernas, mientras las sensaciones se agolpaban en mi mente. Si, se que se escucha ridículo, pero lo que primero paso por mi mente fue el “dejen que les cuente a mis cuates de esto”.

Súbitamente Cherry detuvo su tarea, solo para quitarse la camiseta en un solo movimiento. Sus pechos eran pequeños, pero firmes, y cuando los acaricio ella misma con una sensualidad increíble, yo no pude menos que clavarle la vista, extasiado.

Ella me sonrió y sus labios volvieron a reanudar lo que habían dejado. Ella descendía hasta la raíz, para luego retroceder, lanzándome miradas traviesas de cuando en cuando. Yo respiraba hondo, dejándola que ella hiciera todo. Yo tenía la esperanza de que eventualmente ella se detuviera, para entonces pasar ya al sexo sin más preámbulos. Me estaba pasando de exigente, especialmente por la forma en que Cherry usaba sus labios y lengua, como toda una experta. Quizá si yo hubiera tomado la iniciativa las cosas hubieran sido distintas. Pero con la experiencia que yo tenía, el que no hubiera metido la pata era más que suficiente. Además ¿de qué me quejaba?

Si consideramos que era la primera vez que me hacían sexo oral, y las circunstancias en que todo ocurrió, aun no entiendo como dure tanto tiempo. Pero eventualmente todo mi cuerpo se tenso, y comencé a derramarme en su boca, ella sonrió mientras recibía todo, dejando claro que lo estaba disfrutando.

Yo aun estaba confundido, sin saber cómo reaccionar, por lo que cuando me alargo un billete me quede sorprendido.
-Toma, es lo de la pizza. Quédate con el cambio, aunque la propina que te acabo de dar creo que sería suficiente.

A duras penas alcance a balbucear un “gracias” y salí con cierto nerviosismo de la casa. Por las prisas deje la tanga sobre el sillón. Obviamente lo primero que hice llegando al trabajo fue contarle a mis compañeros varones. La respuesta que me dieron me dejo frio.
-¿Con Cherry? No nos cuentes, bájale.

Con mis amigos de la cuadra, los de la escuela, con todos ha sido lo mismo. Simplemente no he encontrado a nadie que me crea. Al principio solía ser muy insistente, pero lo único que logre fue que me fueran segregando, pues no me bajaban de mentiroso. No se imaginan lo desesperante que puede ser el tener una experiencia real, que supera con mucho todo lo que tus demás amigos pudieran haber vivido y que sin embargo no haya absolutamente nadie que quiera creerte.

Ahora me lo guardo exclusivamente para mí, porque no creo encontrar a alguien que me lo crea. O bueno, cuando menos hasta que tuve oportunidad de publicar mi historia aquí. Por favor, solo quiero que me digan... ¿verdad que ustedes si me creen?

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:56) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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