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Las aventuras porno de Agustín: El esclavo de Lea 3ª parte

Recaredo Rey Relato enviado por : Recaredo Rey el 26/09/2011. Lecturas: 6755

etiquetas relato Las aventuras porno de Agustín: El esclavo de Lea 3ª parte   General .
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Resumen
Voy a comprar ropa con mis amas Lea y Melani. Coitos y mamadas en los probadores.


Relato

Aprovechando que Melani se había dormido, me quedé en la cama abrazado a ella, con una mano en sus tetas y la otra en su conejito, y me dormí también.

Cuando empezó a hacerse de día me levanté haciendo un esfuerzo por no penetrarla puesto que estaba abierta de piernas y con el chochito semiabierto y mojado. Iba a salir de la habitación cuando mi ama pequeña me habló:

- ¿Donde vas? No me has dado los buenos días, maleducado.

- Perdona, Melani, no quería despertarte, se te ve tan guapa y excitante dormidita...

Me aproximé a ella y al tiempo que le acariciaba el coñito la besé en la boca con mucha pasión. Luego le di unas chupaditas a sus pezones y finalmente apliqué mi boca a su jugoso conejo y le provoqué un suculento orgasmo. Luego me pidió excitadísima:

- ¡Méteme la polla, por favor! ¡No aguanto más tiempo sin saber lo que es follar!

- Lo siento, guapísima -le contesté-. Tu hermana me ha prohibido que te fornique. Tendrás que convencerla a ella.

- ¡Pues lo haré, pero esa manguera me va a regar de leche por dentro ya mismo. No voy a poder resistir, ¡necesito follar ya!

- Ya me gustaría a mí también meterla en esa rajita tan apetitosa... Por cierto, ¿cuántos años tiene tu hermana?

- Tiene dieciséis, pero ha follado ya miles de veces...

- Bueno, ahora me voy a ver a tu madre y a tu hermana.

- Seguro que a ellas se la metes...

Me dirigí primero al cuarto de Amanda. Estaba dormida, escandalosamente desnuda. Me acerqué a ella y le toqué el coño: lo tenía abierto y muy mojadito, así que no me lo pensé dos veces y le metí mi polla, suavemente para no despertarla. Se deslizaba ricamente en su vagina. La metí lo más profunda que pude para descargar la leche bien adentro. Después de pocos minutos me corrí como un cerdo. Esperé un poco a que saliera todo el semen y no quedara resto alguno salvo en lo más hondo de su chochito. La saqué con mucho cuidado. La muy puta no se había enterado de nada. Salí del cuarto y me fui al de Lea. Ya se había levantado y estaba en el cuarto de baño. Me asomé para saludarla. Estaba sentada en el váter.

- Pasa, esclavo. Me vienes de maravilla. Acabo de terminar de cagar, límpiame el culito y luego me metes la lengua para dejarlo reluciente.

Cogí papel y se lo limpié. Luego con la lengua se lo dejé fresquito y en perfecto estado de revista.

- Ahora me voy a duchar y a vestirme. Mientras tanto dile a Melani que se levante y nos preparas el desayuno. Después nos vamos de compras. A mi madre déjala dormir, que esta noche va a una orgía y no pegará ojo.

La obedecí. Fui al cuarto de Melani, que estaba todavía en la cama. La sorprendí masturbándose. Cuando me vio me volvió a suplicar que le echase un polvo. Le dije que se diera una ducha fresquita, se vistiese y fuera a desayunar. Ya en la cocina preparé un rico desayuno para las dos. Aparecieron a los pocos minutos, guapísimas y vestidas. Lea llevaba un pantalón muy cortito y una camiseta, y Melani un vestido cortito que mostraba sus largas y espléndidas piernas con un generoso escote que dejaba sus pechos casi a la vista. Como no llevaba sujetador, cada vez que se inclinaba hacia adelante se le veían sus pezones hinchaditos. Desayunamos, me vestí y nos fuimos a la calle. Acababan de abrir las tiendas. Lea me explicó:

- Vas a hacerte pasar por nuestro padre. Cuando entremos en alguna tienda dices que estás buscando algo bonito para nosotras. Del resto me encargo yo.

En primer lugar entramos en una tienda de ropa interior. Cuando estábamos mirando, se acercó una chica para atendernos:

- ¡Hola! ¿Puedo ayudaros?

- Quería ropa interior bonita para mis hijas, que sea cómoda y sexy.

- Aquí tengo unas braguitas preciosas, sujetadores... y si se atreven, unos tanguitas sexys que tapan lo imprescindible.

- ¡Pero esto no tapa nada, ni el clítoris si asoma! -exclamé yo sorprendido de ver la escasísima tela del tanguita-. ¿Tú serías capaz de ponértelo? -le pregunté a la chica.

- De hecho llevo puesto uno. ¿A que no se nota?

- ¡Ni de coña llevas tú un tanguita de estos! -exclamó Lea. Si lo llevas te compramos uno cada una.

- Venid al probador -dijo la chica- que os lo enseño.

Entramos los cuatro en uno de los probadores y la dependiente se quitó los pantalones que llevaba. Tendría unos dieciocho años, un cuerpazo escultural, unas piernas sensacionales... y un tanguita rosa tan minúsculo que por detrás tenía un hilo que se le metía por la raja del culo y por delante un trocito pequeñísimo de tela que no le tapaba ni la rajita del coño. Se le veían los pelos del pubis, parte de los labios vaginales... ¡y el clítoris!

- Este tanguita va a juego con un sujetador que también resulta muy excitante, porque se te ven los pezones.

- ¡No jodas! -exclamó Lea-. ¡Enseña, enseña!

La chica se quitó la camiseta y nos enseñó su minisujetador, que sólo le cogía la parte inferior de los pechos, dejando el resto -incluídos los pezones- a la vista.

- ¡Uauuuu! -exclamaron Lea y Melani-. ¿Podemos tocar?

- Claro que sí, y vuestro padre también, que le va a encantar...

Las niñas tocaron el tanguita y el sujetador para comprobar la elasticidad, la resistencia, la textura de la tela... Yo no pude resistir la tentación y cogí también el tanguita con la mano. La chica mostraba su coño al completo sin ningún pudor. Como involuntariamente, toqué su coñito varias veces y no me dijo nada, así que le eché cara y se lo acaricié sin disimulo mientras le decía:

- Tienes un coño precioso. Realmente el tanguita te favorece al dejar una cosita tan rica a la vista. Y los pechos te lo realzan un montón. Además, la visión de los pezones es muy excitante para nosotros los hombres.

- Bueno, que algunas chicas también nos excitamos con unas tetas tan ricas -dijo Melani mientras tocaba los pezones de la chica.

- Toca tú también -me dijo a mí-. Seguro que se te empina... ¡ja, ja, ja!

- Papá, enséñale tu polla a la señorita, seguro que le encantará verla.

- Pues claro, hombre, no te cortes, que yo he enseñado mis cositas -dijo la chica mientras me tocaba el paquete por fuera.

Entre Lea y Melani me desnudaron completamente. Tenía ya la polla con un tamaño considerable. Lea, haciendo de mamporrera, metió mi verga en el coño de la chica. Ni siquiera tuvo que quitarse el tanguita. Mientras follábamos, Melani nos acariciaba a los dos y Lea manejaba mi rabo dándole la velocidad y profundidad adecuadas para un orgasmo perfecto. Finalmente eyaculé brutalmente dentro de su coño mientras ella contenía los gritos de placer. Saqué mi verga, que aún exudaba semen caliente, y Lea no pudo contenerse: se la metió en la boca y la relamió con gusto.

- ¡Papá -me decía mientras me guiñaba-, mira que eres descuidado! ¡Menos mal que vas con tus hijas que cuidan de ti... y de tu polla, ja ja ja!

Nos vestimos y salimos todos del probador.

- ¡Veis que ropa interior más excitante, a todos nos ha puesto cachondos!

- Tienes razón, cachoputa -dijo Lea-. Vamos a probárnosla a ver cómo nos sienta.

Las niñas cogieron varios tanguitas y sujetadores y volvimos a entrar al probador. Se quitaron la ropa y fue cuando me di cuenta que ninguna llevaba ropa interior alguna, ni braguita ni sujetador. Me excité muchísimo al verlas, y más aún cuando se probaron los tanguitas, que no les tapaba prácticamente nada de sus coñitos.

- Ahora quiero que me folles como has hecho con esa chica. Y tú, Melani, vas a hacer de mamporrerilla.

- ¡Jo, Lea, yo lo que quiero es que me folle a mí!

- Obedece, hermanita. Quítale la ropa a Agustín y enchúfame su manguera.

Melani me quitó la ropa de una forma muy sensual, acariciándome lentamente todo el cuerpo, Finalmente agarró con su mano mi palo tieso y se lo metió en el coño a Lea, que estaba inclinada hacia adelante ofreciéndome sus ricos agujeros. Era muy excitante sentir cómo mi verga se deslizaba por el interior de su chochito y las manos de Melani, una acariciándome el culo y la otra adherida a mi polla y testículos. No pude aguantar mucho. Cuando Lea se corrió yo hice lo mismo llenándole el conejo de leche. Inmediatamente Melani la sacó y la chupeteó y relamió hasta limpiarla completamente. Nos vestimos y salimos. Después de despedirnos de nuestra amable dependiente nos fuimos para la calle.

- ¡Qué bien me siento follada y con una ropita interior tan excitante! -exclamó Lea.

- Pero si no llevábais nada debajo...

- ¡No te has enterado de nada, Agustín! -dijo Melani-. Nos hemos puesto unos tanguitas y unos sujetadores y nos lo hemos llevado gratis. ¡Y ahora vamos a seguir divirtiéndonos! Se la vamos a pelar a uno en otra tienda...

Entramos en unos grandes almacenes. Las chicas cogieron ropa para probarse y nos dirigimos a unos probadores con cortinas.

- Tú te vas a quedar ahí fuera, pero muy atento -me dijo Lea-. En un momento dado un tipo entrará en nuestro probador. Cuando veas que una de nosotras asoma una mano, tú vienes y montas el pollo.

Lea y Melani entraron a uno de los probadores y dejaron la cortina un poco abierta a propósito. Por curiosidad pasé a ver qué hacían, y las muy putillas estaban en tanguita poniéndose y quitándose falditas, camisetas, pantalones... Como me quedé mirándolas me regañaron:

- ¡Vete de aquí, que nos vas a espantar a los tíos!

Me aparté de allí, y a los pocos minutos entró un hombre de mi edad más o menos para probarse un pantalón. Al pasar por el probador de las niñas, las escuchó hablar y miró instintivamente. Al verlas, inmediatamente entró en el probador de enfrente y se asomó por su cortina para verlas. Las muy perras lo sabían y se dedicaron a calentarlo bien. Pasé disimuladamente y estaban las dos completamente desnudas. El hombre se escondió y luego volvió a asomar. Cuando me fui de nuevo, las niñas llamaron al tío:

- ¡Hola, guapo, que te hemos visto! ¿Por qué no vienes a ayudarnos y nos das tu opinión?

Me imagino lo que pasaría allí, pero hasta que pasaron diez minutos no vi asomar la mano de una de ellas. Descorrí la cortina y me encontré a los tres en pelotas y las niñas chupándole la verga al hombre. Lo hacían con tanta vehemencia y lujuria que me dio pena interrumpir tan excitante escena.

- ¿Qué está pasando aquí? -pregunté-. ¿Por qué están mis hijas desnudas chupándole la polla?

Es que están las dos buenísimas y no vea cómo chupan...

- ¡Encima chulito! ¡Pues se te va a caer el pelo, cabrón! Guárdate la picha y vístete, que voy a llamar a seguridad.

- No, por favor, no quiero líos. Estoy casado y tengo un cargo público...

- Pues si quieres que me olvide del tema me tienes que dar 500 €.

- ¡Qué dices, papá! Con lo que nos ha hecho, que te de 2000 -dijo Lea con tono de indignación.

- Ya has oído a mi hija, cabrón. 2000 €.

El hombre sacó su cartera y me dio los 2000 euros. Luego se fue a toda pastilla. Lea y Melani seguían desnudas... y cachondas.

- ¡Qué bien lo has hecho! ¡Has estado genial! Pero nos pica el coño un montón. Nos hemos quedado con las ganas de una lluvia de leche en nuestras caras, así que te ha tocado -dijo Lea lascivamente.

Me quitaron la ropa y se pusieron a chupar desenfrenadamente, peleándose entre ellas por tener la verga en su boca, pero se repartían bien la faena: mientras una chupaba, la otra metía también la boca y acariciaba los huevos y el culo. Al ratillo no pude aguantar más y me corrí en sus caras. Parte del semen fue directamente a sus bocas, y de ahí para adentro. Tenían leche por todas partes, y se pusieron a darse lametones mutuamente para limpiarse y tragar más.

- ¡Qué rica está! -se relamía Melani. No quiero ni pensar cuando te corras dentro de mi coñito.

- ¡Estás salida, niña! -decía Lea.

- ¡Anda que tú, ja ja ja! -contestaba Melani.

Nos vestimos y salimos a la calle. No sabía ni a dónde íbamos ni que habían planeado estas dos putillas. Pronto me enteraría...

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:52) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:17) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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