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Las aventuras porno de Agustín: El esclavo de Lea (5ª parte)

Recaredo Rey Relato enviado por : Recaredo Rey el 04/10/2011. Lecturas: 7729

etiquetas relato Las aventuras porno de Agustín: El esclavo de Lea (5ª parte)   General .
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Resumen
Carolina y yo irrumpimos en casa de los vecinos para darles un buen escarmiento y violar al matrimonio y a su hija virgen.


Relato

Poco antes de cenar Carolina y yo llamamos a la puerta del vecino. Merche, la mujer, nos abrió incautamente después de ver nuestra buena pinta a través de la mirilla. Sin tiempo para presentaciones la empujamos violentamente y le pusimos una mordaza en la boca. Al escuchar el ruído acudió presto el marido, Aureliano, al que fue fácil reducir amenazándolo con una pistola de juguete que él creyó auténtica. La hija todavía no había llegado, así que la esperaríamos. Para no perder el tiempo, le quité la ropa a Merche hasta dejarla completamente desnuda . La tía aparentaba unos 40 años y estaba fenomenal, con unos pechos firmes y levantados y un coño muy apetitoso y bien cuidado.- Si hacéis todo lo que os digamos y no oponéis resistencia no os haremos daño. De lo contrario las vais a pasar canutas -les dijo Carolina en tono intimidatorio-. Lo primero que vamos a hacer es follaros a los dos.

Yo me desnudé y no fue difícil que se me pusiera tiesa contemplando el cuerpazo de la señora. No me lo pensé dos veces, la puse a cuatro patas y se la metí entera. Merche no pudo evitar gemir de placer, estaba muy mojada y el coito parecía gustarle mucho. Mientras tanto, Carolina se despelotó también. Al contemplar un cuerpo tan joven y apetitoso, y excitado también al ver a su mujer follando conmigo, a Aureliano se le puso el rabo bien tieso y no se resistió: le metió la verga a la chica y la cabalgó excitadísimo, sudando y jadeando como un cerdo. Tanta fue la excitación que no pudo evitar correrse demasiado pronto. La sacó enseguida y le cayó semen a Carolina por el pubis y el vientre. Yo le ordené a Merche:

- Vamos a hacer un descanso. Te saco mi polla para que limpies a mi amiga del semen de tu marido... con la lengua.

Merche se puso a lamer el vientre de la chica, luego el pubis, y como le gustaba, le metió la lengua en el coño. A Carolina le gustaba, y al no haberse corrido todavía, la dejó hacer. Finalmente, explosionó de gusto. Merche se excitó muchísimo y me pidió:

- Vamos a seguir con lo nuestro. Métemela y fóllame, por favor.

Así lo hice. Mientras fornicaba con su mujer, Aureliano le pidió a Carolina otra oportunidad. Ella le cogió el miembro y se lo metió en la boca. Poco después consiguió reanimarlo y se lo metió en el coño. Esta vez duró algo más, pero de nuevo se corrió como un cerdo antes de que Carolina tuviera orgasmo alguno. En cambio Merche se corrió tres veces. Con su tercer orgasmo yo no pude evitar correrme. Con tantos polvos con chicas jóvenes, este polvo con una mujer completamente formada y experimentada me vino de maravilla. Carolina entonces me pidió:

- Por favor, amo, necesito que me folles. Estoy muy caliente y quiero orgasmar. Te lo suplico, métemela.

No me hice de rogar más. Yo también estaba deseando conocer el coñito de la chica mamporrera, así que la eché al suelo sobre su espalda y se la metí por delante para ver su precioso cuerpo, su pecaminoso chochito y sus maravillosas tetas. Excitados por la escena, marido y mujer se pusieron también a fornicar a nuestro lado. Nos corrimos los cuatro a la vez, dando gritos de placer. Con tanto ruido no escuchamos que su hija Mariam había llegado. Nos sorprendió jadeando en el salón como animales en celo. Al verla, Carolina y yo la agarramos y le empezamos a quitar la ropa. Merche nos suplicó:

- Por favor, dejad a mi hija tranquila, es tan solo una niña.

- Pues tu hija se va a convertir hoy en mujer -le contesté mientras le arrancaba el sujetador y dejaba sus tetitas al aire. Luego le quitamos las braguitas y pudimos contemplar su precioso coñito púber. Su padre se puso nervioso:

- No voy a permitir que le hagáis nada a mi hija.

- Tú vas a permitir todo si no queréis salir mal parados. Y tú, niña, te vas a poner a cuatro patas que te voy a desvirgar - le ordené a la putilla chica de la familia.

La chica era un encanto, tan jovencita y tan tierna. Obedeció y se colocó para que la penetrara. No oponía resistencia alguna, parecía que lo estaba deseando. Primero se la metí por el culo, tenía un agujerito de lo más excitante. Le puse un poco de vaselina y entró fácilmente. Mariam gemía de placer, aunque no se le escuchaba por los gritos de los padres:

- ¡Cabrón, te voy a matar!... ¡Sinvergüenza, degenerado!... ¡Te voy a cortar la polla!

Los gemidos de la niña fueron en aumento hasta que sus padres se percataron de que estaba gozando como una putilla en celo. Después de unos minutos de intenso placer para los dos, Mariam pidió deseperadamente:

- ¡Métemela por el coñito, por favor, quiero que me abras al placer! ¡Fóllame...desvírgame!

Los padres estaban atónitos, no podían creerlo: Su inocente hijita púber pedía desesperadamente ser follada. Carolina sugirió:

- Espera, voy a grabarlo con el móvil para que tenga el recuerdo de su primera vez.

- Buena idea -le contesté-. Pero que lo grabe Merche y os saca también follando a Aureliano y a ti.

Merche accedió al ver a su marido y a su hija tan excitados y calientes. Empecé con unos preliminares chupeteando su boca y juntando nuestras lenguas, luego apreté sus pequeños senos con mis manos mientras succionaba sus pezones. Le acaricié su virginal cuerpo besando cada trozo de él. Por fin, le acaricié las piernas y subí hasta la ingle y el pubis, jugoso y tierno como un bollito de leche y con unos pelitos que apenas le cubrían el coño. Mi rabo estaba tieso y caliente y dejaba asomar por la punta unas gotitas de líquido seminal. Merche no dejaba escapar detalle alguno acercando mucho la cámara. Mientras, al lado, Aureliano se la metía de nuevo a Carolina, pero estaba más pendiente de su hija. Parecía excitarle mucho verla completamente desnuda y follada por un desconocido. Llegó el momento culminante e introduje lentamente mi verga en el ya jugoso y caliente chochito de Mariam. Fue muy fácil la penetración y muy placentera para la muchacha, que gritaba de gusto. Del interior de su rajita salían los jugos más íntimos de su primera vez. Carolina, cachonda como ninguna, aproximó su boca para chupar esos jugos al tiempo que pasaba su lengua por mi manguera cuando salía a tomar aire. Merche seguía grabando todo y se le ocurrió frotar su chumino contra mi trasero de lo excitada que estaba.

- ¡Venga, desvirga ya a mi hija, que mi coño está sediento!

No me lo podía creer. Hace unos minutos querían matarme por follar a su hija y ahora me metían prisa para que la fornicara. Aureliano, viendo que iba a correrse de nuevo antes de lo esperado, sacó en un torpe movimiento su chorizo del coño de Carolina, con tan mala fortuna que no pudo evitar correrse lanzando el chorro de esperma contra la cara de Mariam, que, descontrolada por estar orgasmando, cogió con sus dedos y se los llevó a la boca para relamerse.

- Esta crema está riquísima....¡uuuummmm! ¿Así es lo que me vas a echar ahí dentro?

- La mía está más rica, putita, te vas a correr cuando la notes...

La cabalgué salvajemente más de cinco minutos, pero ya no aguanté más, era demasiado el gusto y de mi manguera salió un montón de semen directo al hasta ahora virginal coñito de Mariam. La zorrita se corrió y quedó extenuada del placer. Carolina me pidió:

- Amo, necesito que me jodas otra vez, me pica el coño un montón. Te lo suplico.

- Yo también lo necesito -dijo Merche-. Me he excitado un montón grabando la fornicación.

- Tranquilas, que hay para las dos -les contesté.

Primero se la metí a Merche, que parecía más necesitada. Estaba chorreando por todas partes, de sudor, de flujos vaginales y... de orina. Se había meado allí mismo, con tanto desenfreno. Nos corrimos en pocos minutos. Luego penetré a Carolina, a la que calmé su furor íntimo con un buen chorro de leche caliente y un orgasmo brutal de los dos.

Antes de que regresaran a la realidad (estaban los tres en éxtasis), nos vestimos y nos fuimos por donde habíamos venido.

- Por favor, no os vayáis -nos rogaba Aureliano.

- Volved, que lo hemos pasado muy bien -pedía la zorra de Merche.

- Quiero mi segunda vez, lo necesito -acertó a decir Mariam mientras cerrábamos la puerta.

Carolina y yo nos miramos y nos leímos el pensamiento. Nuestra misión había sido un fracaso. Teníamos que joder a la familia pero en sentido figurado. A ver cómo se lo explicábamos a nuestras amas...

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:46) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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