Le chupé el coño a mi hijastra dormida

Hola a todos, el relato que voy a contar ocurrió hace varios años. Tengo 5 años de casado y mi esposa tiene una hija muy hermosa, que para esa ocasión rondaba los quince.

La niña, a quien llamaré por nombre María, para su corta edad, mantenía un cuerpo bastante hermoso y le sobresalían unas pequeñas tetitas, que al observárselas bien, se notaban unas pequeñas montañitas, que poseían unos picos que sobresalían de su blusita, lo que me excitaba mucho y me provocaba más el deseo de poderla espiar en el momento adecuado en que se estuviera cambiando.

Yo soy un hombre que me encanta espiar a las chicas y siempre busco las maneras para ingeniármelas para poder llevar a cabo mi cometido excitante. Para esa ocasión, me encontraba en mi casa junto con mi esposa y su hijita, todos nos encontrábamos viendo la televisión, eran como las 10 de la noche, mi esposa tenía trabajar a la mañana siguiente y la niña tenía que levantarse temprano porque tenía que ir a la escuela, yo por mi lado, podía acostarme bastante tarde ya que al día siguiente me encontraba libre y no tenía que presentarme a trabajar. Mi esposa y la niña ya se encontraban dormidas en la sala y fue por eso y por lo anteriormente relatado, que mi esposa decidió irse a acostar, pidiéndome que llevara a la niña a su dormitorio ya que ella es de las personas que tienen un sueño pesado y a ambas, cuando se logran dormir, no hay nada que logre despertarlas, por lo que hice conforme mi esposa me indicó.

A eso de la 1 de la madrugada, me levanté muy despacio, tratando de no hacer ningún tipo de ruido y me asomé en el dormitorio donde dormía mi esposa, donde pude darme cuenta de que ella se encontraba totalmente dormida, de forma inmediata me dirigí al dormitorio de la niña, manteniendo ambas puertas abiertas, logrando observar cualquier movimiento de mi esposa por medio de un espejo que yo había puesto estratégicamente en la sala y que podía ver desde el dormitorio de la niña que se ubica al lado del nuestro.

Me despojé de las sandalias, me acerqué muy lentamente a la cama de mi hijastra, con la intención de poderle levantar sus sábanas y su blusita para así poder espiar sus tetas de pre-adolescente y así poderme dar un pequeño taco de ojo; el cometido de apartar levemente las sábanas lo pude hacer, pero el intento de levantarle la blusita lo ví más que arriesgado ya que ella se encontraba dormida boca arriba pero ambas manos la tenía entrelazadas (cruzada de manos), lo que me hizo sentir un poco impotente en mi cometido. Sin embargo, al notar que en realidad el pequeño movimiento que logré hacer para apartarle un poco las sábanas del torax a la niña no la despertó, intenté realizar otra misión, en esta ocasión me dediqué a levantarle cuidadosamente las sábanas hasta dejar totalmente descubierta a mi hijastra, la cual llevaba puesta un pijama compuesto por una blusita y un pequeño short de algodón.

Procedí a acercarme a la altura de su ombligo, metiendo suavemente uno de mis dedos tratando de levantar con cuidado el elástico del pijama, al poderlo lograr, empecé a bajarlo sutilmente por la parte de adelante, logrando admirar y difrutar del calzoncito rosadito que mi hijastra llevaba puesto, disfrutando igualmente de un paisaje verdaderamente hermoso ya que mantenía mi rostro a escasos 3 centímetros de su zona privada, solamente separados por una pequeña y delgadísima tela, desde donde lograba olfatear su aroma de virginidad, pureza e inocencia y desde donde podía ver un bulto grandecito, ya que mi hijastra es de coñito buen frente y se lograba observar las pequeñitas ondulaciones que formaban su pequeño vello púbico.

Ya me sentía totalmente complacido con lo logrado hasta este momento, pero mi calentura empezó a aflorar mas al pensar que "...si logré bajarle el pijama y poder disfrutar le esa maravilla de panorama, porqué no podría hacer lo mismo con su calzoncito y así disfrutar de su coñito" a lo cual decidí a atreverme.

Su calzoncito poseía un pequeñito lazo en la parte frontal, sobre el elástico, por lo que se me fue más fácil el lograr levantarlo de ahí y proceder a empujar suavemente hacia abajo con ambas manos tratando de levantarlo lo más alto posible para que ella no pudiera despertarse al sentir el rosamiento de su calzón contra su delicada piel. Fue así que por primera vez pude observar frente a frente aquella sabrosa matica de pelos, pelitos de los cuales siempre soñaba con verlos pero nunca pensé que de esta forma ni que a esta distancia tal corta, cosa que me excitó muchísimo y casi sin pensarlo, mi lengua se salió de mi boca, como si tuviera voluntad propia, y fui acercando lentamente mi rostro a su pequeño pubis, logrando rozar esos encantadores pelitos con mi lengua, logrando degustar por primera vez ese sabor a niña que nunca había experimentado y que me estaba volviendo totalmente loco.

Pero yo no me quería conformar con el solo roce de mi lengua en esos vellos sabrosos, por lo que procedí con mucha cautela a meter toda esa pequeña zona de pelitos en mi boca, observando a mi hijastra que no diera ningún signo de despertárse y que me pudiera cachar en esa situación y gritara o me acusara con su mamá. Al ver que mi hijastra se mantenía inmutable, procedí a realizar unos leves juegitos, donde chupaba los pelitos los sacaba de mi boca y los volvía a introducir, realizando este juego por varios minutos. En algunas ocasiones lograba rozar levemente su tersa piel, por lo que paraba asustado a que con ese roce de despertara, al ver que tampoco reaccionó, decidí abanzar un poco más, por lo que fuí deslizando más y más su calzoncito, logrando admirar en su totalidad su hermoso coño, que poseía pocos vellos púbicos y se le observaba con facilidad su pequeño clítoris. Ya en esa situación, me perdí totalmente, no aguantando mas la calentura que me manejaba y la enorme excitación, y sin pensarlo dos veces, introduje mi lengua juguetona en medio de sus piernas y empecé a saborear ese sabroso coño y a realizar constantes lenguetazos, en toda su exquisita vulva. Cada vez que realizaba los movimientos linguiticos de abajo hacia arriba, aprovechaba para obserbar que mi hijastra no se despertara, pero a su vez logré ver que realizaba pequeñitos gemidos, como si estuviera disfrutando de esa sabrosa comida de coño de la que estaba siendo objeto por mí, a lo que pencé que segurísimo estaba teniendo un exquisito sueño erótico, ayudada por mi maniobra realizada en esos momentos.

Terminé con bastante miedo a que la niña se hubiese dado cuenta de mi atrevimiento, de tal manera que mi corazón latía a mil por hora, situación que hizo que mi excitación fuera mayor a la probabilidad de sentirme descubierto por lo que no aguanté más y tuve que terminar mi faena en el baño, realizándome una de las mayores masturbadas a nombre de mi hijastra. Casos parecidos ocurrieron de forma posterior, situaciones de las cuales contaré en otra ocasión.