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Lo Que Fue

andersonrock04 Relato enviado por : andersonrock04 el 25/11/2020. Lecturas: 466

etiquetas relato Lo Que Fue   Confesiones .
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Resumen
Sobre cómo fue mi primera vez con una chica vidente (Soy ciego)


Relato
Llegué a las 9 en punto de un miércoles cualquiera a la parada cerca al apartamento de un buen amigo, donde quedamos para tomarnos unos tragos esa noche.

Al llegar me comentó que una de sus amigas que vivía cerca, sabía de nuestros planes e interesada le preguntó si podía acompañarnos, algo con lo que yo al principio me mostré receloso porque no me tengo por muy sociable y el primer contacto con las personas suele ser un poco abrumador aunque al final terminé aceptando.

Al entrar hice como quien no da importancia a la cosa, y seguí enfrascado en mi portátil (que llevé por asuntos de trabajo). Tengo que reconocer que es una fea costumbre y muestra un poco de mala educación, pero he pensado que se genera como defensa a mi timidez con personas con quienes entro en contacto por primera vez así que es algo involuntario en cierto modo.

Luego de la respectiva presentación, empecé a relajarme y a entrar en confianza con Juliana, que resultó ser encantadora cuya forma de expresarse con esa mezcla callejera y aburguesada, lograba junto con su inteligencia convertirse en un gran atractivo para mí, lo que fue en aumento con la cercanía y cuando supe que tenía un gran gusto musical.

Lo mejor, comenzó justo después que mi colega decidió ir por más licor, “ya estaba a punto de acabar lo que teníamos dijo y acto seguido salió del apartamento, dejándome solo con Juliana.

Juliana, se sentó justo en frente mío y logré apreciar mejor algunos detalles a mayor profundidad, ya que podía sentir sus brazos con mis brazos y codos. Continuamos nuestra charla luego de unos instantes de silencio al quedarnos solos, y pensé durante un buen rato en hacer lo que afortunadamente al final hice sin poder aguantar más las ganas y la curiosidad que tenía por tocarla, sentirla un poco más cerca. Así que moví una mano bruscamente tocándole un hombro haciendo que pareciera lo más accidental posible (obviamente no tenía intenciones de sobrepasarme con ella) y sentí un pequeño saco peludito que llevaba puesto el cual usé como excusa para preguntarle qué era. Es una especie de ruanita me dijo, y cogiéndome las manos hizo que recorriera la tela que cubría los hombros, la espalda y por delante, pasando por el lado exterior de sus senos con cada mano, sin llegar a tocarlos con ninguna. Siguiendo el recorrido de dicha tela que también le servía para protegerse del frío, hice un comentario admirando la curiosidad de la prenda, le pregunté también si era lo único que llevaba, y para mi fortuna contestó que no al tiempo que se quitaba la ruana que le cubría y me mostró un pequeño top que llevaba puesto, que apenas si le cubría la parte de adelante y la espalda en menor proporción.

Mientras recorría la prenda con mis manos (más bien con mis dedos) se podía palpar el sostén o por lo menos el relieve bajo la delgada tela de su top. También empecé a sentir que aunque seguía guiado por sus manos, empezaba a tener más libertad de movimiento con las mías así que ya era imposible negar la calentura en la que estaba, sumando todos estos puntos en aquella situación. Este top, tenía unos tirantes que formaban una especie de figura compleja que no recuerdo si no logré entender o solo fue la excusa para hacer que Juliana se girara y pudiera recorrer más cómodamente su espalda con mis dedos sedientos de lectura, aunque esta vez evidentemente no se tratara de un texto escrito en braille si no de la piel de una mujer que ya me tenía prácticamente en sus manos en ese momento. Definitivamente No hay más precisa lectura de una mujer que la de su propia piel, porque sencillamente tiene el poder de transportarnos de este universo a otros completamente diferentes, como suelen hacerlo los buenos libros. Hay quienes dirían que este concepto se puede contrastar con lo que significa la mirada para quienes pueden ver, pero personalmente creo que es algo diferente, ya que las señales y reacciones en la piel son más salvajes e instintivas, lo que con lleva a que sean difíciles de controlar.

Juliana era de estatura mediana, tenía unos pechos pequeños y muy provocativos, una piel que al tocarla se reconocía al instante lo blanca que era (esto algunas veces puede identificarse con el tacto) flaca, pelo corto y un rostro pulido. Muy agradable al tacto, y supongo que a la vista también.

Luego de tener esa sensación de libertad recorriendo el torso de Juliana, supe que podía permitirme dejar que el deseo y la imaginación se adueñaran de mi voluntad y entendí que esta era la oportunidad de llegar hasta donde la calentura y los tragos lo permitieran, y que no podía darme el lujo de dejarla escapar y sobre todo después de superar los obstáculos más difíciles.

Acerqué mi boca a su espalda sorpresivamente, expulsando vaho caliente desde su cuello hasta las tiras del sujetador deslizando los labios con restos de ron aún en ellos. Desde este primer contacto supe que ella tenía una gran sensibilidad por las reacciones evidentemente involuntarias que noté desde el primer momento, y ni que decir de sus manos delicadas y los movimientos sumamente frágiles al moverse por la sala en la que nos encontrábamos.

Se giró y nos acercamos casi al unísono para besuquearnos como locos, nos mordisqueábamos los labios al tiempo que jugábamos con la lengua, mientras aproveché para acercarla un poco más y sentir su silueta mucho mejor contra mi pecho. En ese instante escuchamos la llave de la puerta, y ella se sobresaltó al tiempo que se alejaba tapándose de nuevo con su curiosa ruana.

Luego todo fue a mejor, ya que ella decidió sentarse junto a mí pero en un borde diferente de la mesa, lo que facilitaba poder hacer ciertas cosas sin que fuera tan evidente el jugueteo en el que innegablemente nos encontrábamos. Tomó mis manos entre las suyas jugueteando con los dedos de un modo descarado e inocente, y hay que decir que son pocas las mujeres que te seducen con tanta convicción usando adecuadamente su tacto algo que Juliana hacía de forma brillante. En este juego donde el temor se hace ya completamente ajeno, empezó a indicarme con sus manos lo que en palabras sería algo así como una licencia de libre circulación, guiándome hacia su escote, piernas y cadera en un viaje donde sabes que el destino es la plenitud.

Estuvimos en ese juego erótico por un rato más, como dos amantes que se tocan y se provocan a escondidas, hasta que me susurró al oído que quería irse a dormir, que si nos íbamos ya (Esto último con un tono bastante lascivo). Yo solo pude limitarme en asentir con la cabeza, y delicadamente me cogió de la mano y me guió hasta el cuarto donde supuestamente dormiríamos.

Luego de pasar y cerrar la puerta, no tardó en despojarse de su pantalón mientras se sentaba en la cama quitándose la ruanita quedando en el pequeño top que le cubría el sujetador bajo el que estaban sus pequeñas y sinceramente provocativas tetas que me moría por sentir, probar sin obstáculo alguno. Pero decidí volver a su boca y empecé a mordisquearle los labios mientras le acariciaba la espalda con cierta firmeza pero con mucha suavidad, en un intento por sentir su temperatura, por deleitarme con la sensación del tacto que me generaba su piel. Juliana de vez en cuando dejaba escapar pequeños gemidos de placer como susurros, sintiendo mis dedos en su espalda y mi lengua rosando sus labios, cuello y escote. Bajé hasta el final de su espalda, y descubrí un pequeño hilo de una tanga diminuta que tenía en el comienzo de su culo, lo que me hizo desear con todas mis fuerzas escudriñar aún más dentro de ella. Me quité la ropa velozmente, y luego con mucha suavidad, me recostó en la cama a la vez que lo hacía ella quedando acostados de lado frente a frente.


Empecé a jugar con una mano en el hilo de Juliana por atrás, jugueteando para reconocer su moldeado culito, particularmente apto por unas nalgas fácilmente estrujables y excitantes. Decidí avanzar un poco más, así que subí mi mano hasta la mitad de su espalda y desabroché el bracier milagrosamente luego de que el broche hizo alguna resistencia quitándole al mismo tiempo el top dejándola con el torso desnudo y al fin con sus senos liberados. La puse boca arriba y me incliné sobre ella, besándola mientras le acariciaba el cuello y su pecho, recoriendo el canalillo en medio de sus senos y los senos mismos, sin llegar a tocarle los pezones que siempre prefiero degustar al final de un reconocimiento meticuloso a sus alrededores. Esto lo hago como forma de visualizar, de poder crear una imagen mental, real, así solo sea a partir del tacto pero que puede ser única e intransferible.

Durante los próximos minutos me dediqué a recorrerla con las manos, deslizando la punta de los dedos por su piel reconociendo sus senos, su pecho, abdomen y bajo vientre deseoso de llegar hasta su coño. Decidí chuparla por todos lados, desde su boca, cuello, y bajando hasta las tetas donde me deleité saboreando sus pezones, jugueteando con mi lengua pasando de derecha a izquierda entre ellos, y así, mordisqueándole y saboreándola bajé hasta su pequeña tanguita, la que empecé a quitarle primero con los dientes, y luego ayudado por las manos hasta que quedó completamente desnuda. Volví a recorrerla con mi boca desde su cara, solo que esta vez lo hice usando también los dedos, haciendo presencia en varias partes de su cuerpo mordisqueando, manoseando, y probando sus encantos mientras sus gemidos que iban en aumento me hacían perder la cabeza.

No aguanté más y bajé hasta su coño con mis dedos, y suavemente empecé a explorar su vagina con detenimiento tan pulida como su cara, y completamente mojada, cosa que se podía notar sin necesidad de entrar mucho en ella, solo con recorrer sus labios vaginales, su entradita y la textura para darse cuenta de lo cachonda que se encontraba. Chupé sus tetas mientras le acariciaba el coño con los dedos completamente excitado y volví a bajar con mi boca hasta su cueva, donde me concentré definitivamente. Me dediqué a mordisquearla y a consentirla disfrutando de su temperatura, de sus jugos y demás sensaciones propias de una vagina exquisita. Juliana no paraba de gemir, mientras yo se la chupaba y jugaba con sus pezones envueltos en mis dedos como dos prisioneros que se pegan a los barrotes de su celda duros, erectos. Ella comenzó a retorcerse cada vez con mayor intensidad, hasta que sentí que un gran chorro impactaba mi cara, mientras gemía completamente desinibida sin poder evitarlo. Su squirt me tomó por sorpresa ya que no es usual y no siempre se es tan afortunado.

Sin pensarlo dos veces me acosté a su lado boca-arriba y la monté sobre mí, manoseándola en esa posición mientras la besaba con deseo. La tomé de las caderas y ella con mucha maestría encaminó mi pene entrando en su paraíso con mucha facilidad, de lo húmeda que estaba se escuchó un sonido de lubricidad no más entrar la punta y acto seguido se la metió hasta el fondo, haciéndome perder la cabeza definitivamente.

Empecé a machacarla cogiéndola de las caderas, penetrándola y asegurándome de meterla y sacarla casi completamente de su vagina para disfrutarla centímetro a centímetro. La facilidad con la que podía manejar a juliana me encantaba gracias a su talla, esto me generaba una sensación de poder en aquel momento que usé para controlar el ritmo, para jugar y ser parte de cada centímetro de su cuerpo encantador. Ella no paraba de gemir y de mordisquear-me por todas partes y antes de no poder evitar mi descarga, bajé el ritmo y le pedí que se acostara para cabalgar sobre ella. La penetré primero entrando y saliendo con suavidad, para aumentar las acometidas progresivamente hasta llegar no solo a oír lo mojada que estaba en cada fricción si no el choque de nuestros cuerpos. Envuelto por sus gemidos dulces y calientes, su cuerpo completamente mojado dentro y fuera, exploté dentro de ella con la sensación de no estar aquí, de poder viajar muy lejos solo con estar en su interior.

Me acosté a su lado recorriéndola con los dedos de arriba abajo, requisando todo lo que había probado, disfrutando de nuevo con las sensaciones que me generaba tocar su piel. Sorpresivamente Se montó sobre mi y comenzó a deslizar sus delicadas manos por mis labios, bajando hasta el cuello recorriendo prácticamente todo mi torso, a lo que mi cuerpo reaccionó y en cuestión de segundos la tenía tan dura, deseosa de nuevo de entrar en su paraíso de felicidad. Cuando Juliana lo notó deslizó su boca ansiosa bajando hasta mi pene y puso sus labios sobre el, chupando la punta y luego bajando casi hasta engullirlo por la mitad. Luego de asegurarse de que yo había disfrutado lo suficiente, se lo sacó y montó sobre mí penetrándose sin mayor esfuerzo. Esta vez la dejé hacer, así que inició movimientos circulares mezclados con gestos corporales casi musicales, frotándose contra mi mientras se movía en todas direcciones con total maestría y sensualidad. Levantó un poco su torso mientras se acomodaba para seguir danzando, al tiempo que me pedía que jugara con sus tetas. le manoseé como se me ocurría, variando intensidad y movimientos mientras la acariciaba hasta que cambió el ritmo de sus acometidas, y me cabalgó frotándose al tiempo que sus uñas me acuchillaban la espalda.
Nos acostamos en la cama exhaustos, y con su cabeza en mi pecho charlamos un rato hasta despuntar el alba.



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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:41) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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