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Me hizo suya, el mejor sexo de mi vida

Relato enviado por : Anonymous el 27/10/2013. Lecturas: 12846

etiquetas relato Me hizo suya, el mejor sexo de mi vida   Infidelidades .
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Resumen
Nunca había sido infiel a mi esposo pero esa noche en brazos de Héctor me sentí como una ramera deseosa de sexo, el mejor sexo de mi vida.


Relato
Llámenme Alondra, tengo treinta y seis años. No quiero hacer alarde diciendo que soy atractiva pero tampoco soy fea, me cuido bien y esto me ayuda a mantener mi atractivo femenino a pesar que ya soy madre de familia, llevo casada casi diez años pero nunca tuve que hacerle infiel a mi esposo hasta ese momento, quizá porque no había conocido a otro hombre que despertara en mi una pasión tan grande como Héctor lo hizo. Déjenme contarles que Héctor no es específicamente un galán guapo o millonario del que me haya enamorado, no más bien es un humilde hombre de campo pero por una extraña razón él hizo latir mi corazón y mis más sucios deseos de mujer al máximo, él tiene cuarenta y cinco años.
Bueno, yo vivía en la ciudad con mi esposo e hijo, ahí tenemos nuestra vida. Yo soy profesora y mi esposo abogado, éramos una familia muy unida pues el amor de mi esposo lo llenaba todo en mí, no imagine caer en tentación de esta manera. Pero cierto día mi esposo me comento que deseaba ir a pasar unas semanas de vacaciones en el rancho de sus padres donde había pasado toda su infancia, añadió además que ese viaje nos haría bien para olvidarnos un poco del estrés de la ciudad, que equivocado estaba en eso. La verdad esa idea no me era grata del todo ya que estoy acostumbrada a ciertos lujos de la ciudad pero no me opuse así que emprendimos ese viaje que terminaría en tragedia pasional.
El racho de sus padres estaba en una provincia un tanto lejana pero a fin de cuentas bonita, la gente era amable y urbanizada. Llegamos a la hacienda donde estaba viviendo solamente mi suegra con algunos sirvientes ya que mi suegro había fallecido hace tiempo, nos instalamos ahí, creo nuestro hijo es quien más le estaba haciendo bien el viaje, el campo le fascino. Pero entre todos estaba Héctor, un campesino que se encargaba de cuidar los sembradíos que ahí se cultivaban. Ese primer impacto al conocerlo sin duda cambiaria mi vida, tenia típica vestimenta de provincia, estaba algo sudado y su cuerpo despedía un olor a macho tan excitante para mí que por un momento entre en éxtasis, al momento que me dio la mano sentí un extraño cosquilleo en mi zona intima, una sensación que no sentía ni con mi propio marido y a él le paso lo mismo, vi ese esplendor de deseo en su mirada al verme, ambos deseamos besarnos en ese momento pero no debíamos. Para nada ya pude estar tranquila, ese deseo inexplicable era tan profundo que casi no podía contenerlo.
A la mañana siguiente de nuestra llegada y de la misma forma a diario por varios días me levantaba temprano y me paraba en el balcón de la casa para verlo desde ahí trabajar en el campo, la labor tan pesada que hacia provocaba que se bañara en sudor, veía su camisa pegada a su cuerpo de hombre y a mi mente venían imágenes tan calientes que un par de veces me vine yo sola. Héctor se daba cuenta que lo estaba viendo y el mismo se quitaba la camisa dejándome contemplar su cuerpo a libre albedrio, detenía su trabajo unos segundos y volteaba su mirada hacia mí, nuestras miradas se fundían en una y casi podíamos hacer el amor con la mirada.
Cada mañana se repetía esta situación pero cuando tenía la oportunidad de charlar con él las cosas eran más intensas, se moría de ganas de tocarme pero al pensar que alguien podría vernos se detenía ya que él igual era prohibido por ser un hombre casado, aunque pude conocer a su esposa una provinciana fea y descuida que de sensual no tenía nada. A pesar de esto no dejaba de tratarme con respeto ante todos y siempre diciéndome “señora”. Sin embargo sabia que las cosas no podían seguir así, tenía que escoger una de dos opciones que solamente eran reprimir en base a la moral mis deseos y volver a mi monótona vida de mujer casada o darle rienda suelta a mis deseos y entregarme a este hombre que me hacía sentir como hembra en celo y creo termine por escoger la segunda opción.
La primera vez que me hizo el amor, esa madrugada no podía dormir por estar pensando en él, me sentía tan excitada que mi zona intima ya estaba mojada, mi esposo claro estaba a mi lado y quise despertarlo para que me hiciera el amor saciando mis ganas pero sabía que él no iba a poder saciar este deseo tan intenso que sentía por Héctor, así que hice lo inevitable. Cuidando que mi esposo no se despertara me baje de la cama y salí a buscar esa aventura que anhelaba tanto, sólo tenía una blusa rosa delgada y unos short azules como pijama. Salí de la hacienda cruzando el patio central hasta los cuartos de servicio donde dormía Héctor con su esposa, al llegar vi que la puerta estaba abierta y sin pensarlo pase dentro, las cosas estaban hecho un desastre como si hubiera habido una riña, en todo el ambiente podía oler su aroma y esto me excito mucho más, de hecho estaba tan perdida en el olor que me impacte al verle llegar, ambos nos miramos, mi respiración era agitada y mis manos sudaban, al preguntarle por su esposa me dijo que no llegaría hasta mañana, él se acerco lentamente a mí, tomo mis manos notando mi nerviosismo pero no le importo, me tranquilizo acariciando mi cabello y mis mejillas, nos acercamos lentamente hasta que nuestros labios se besaron finalmente. Con mis manos busque su paquete sintiéndole ya una terrible erección, estaba tan caliente como yo y me deseaba tanto como yo a él.
Héctor me tiro a su cama, me despojo de mi blusa y con sus manos bajo mi short junto con mis bragas. Sentí su tibia respiración en mi culo y empezó a perder sus dedos dentro de mi concha, me los metía tan rápido que entré en un éxtasis de placer total, me golpeaba en mi culo, me decía cosas sucias en mi oído. Era un momento increíble, el momento que había deseado desde que nos conocimos. Héctor saco su miembro y sin más me lo metió bruscamente por mi culo, grite al sentirlo dentro de mí, sus movimientos tan violentos me estaban matando, sentía su pija entrar y salir entre mis nalgas a toda velocidad, amaba sentir esa pija que me estaba destrozando el culo, mis gritos eran inmensos. Pero lo mejor estaba por venir, él me la saco del culo y me dio vuelta, separo mis piernas y sentí su miembro adentrarse en mi raja vaginal, mis labios se abrieron dando paso ese pedazo de carne que me estaba volviendo loca, quería que ese momento no acabara nunca que fuera perpetuo.
Tanto amaba sentirlo dentro de mí que le dije que se detuviera un momento solo para deleitarme sintiendo su pija dentro de mí y el continuo haciendo el amor, yo chupaba mis labios, estaba perdida en un éxtasis de pasión desenfrenada y pensaba en que diría mi esposo si supiera dentro mi concha estaba el miembro de otro y que lo estaba gozando en verdad, amaba la potencia que tenia, parecía no cansarse sin importar el tiempo que habíamos tenido, mi lengua se fundía con la suya. En ese momento se tenso y sentí clarito como se vació y me lleno la concha de ese liquido caliente que me lleno de placer, luego de la venida yo tome su miembro y le estuve haciendo oral unos instantes antes de retirarme de su cuarto. Me vestí y me regrese a la hacienda encontrando a mi esposo bien dormido todavía, ni siquiera noto mi ausencia, esa noche me sentí como una ramera pero ame en verdad sentir así.

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Comentarios enviados para este relato
ADMIN (27 de October de 2013 a las 21:51) dice: me gusta el relato. Es una pena que no te registres y publiques como autora. Así la gente te puede votar o agregar a favoritos.

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:36) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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