Mi amada profesora de lengua entusiasta del lenguaje guarro

En esas estábamos echando leña al fuego de las pasiones y el ambiente nos cubrió a los dos y nos enredamos donde más duele , el lenguaje.
Y la procacidad salió y nos zaherimos y nos buscamos en ese metalenguaje escénico que conlleva a la subida del tono sexual hasta extremos insospechados.
Del lenguaje salvaje pasamos a la acción.
Le bajé las bragas y ella colaboró y le llamé zorra perversa.
Lejos de sentirse humillada se llenaba de satisfacción al escuchar mis adjetivos lujuriosos .
No recuerdo todo lo que le dije pero a cada palabra ella respondía con un grito o estertor sexual y pedía más .
Yo continuaba con el bendito juego y mis piernas contra sus nalgas emitían un sonido acompasado muy carnal , muy venal .
Zorra , le gritaba . A cuatro patas y obedecía .
Te pone ¿ eh ? . Y tu marido goza así también . No respondió ni se sintió humillada . Al contrario , pedía más y más .
Su boca pedía más y más y nuestras lenguas se encontraban en su caverna bucal.
Por delante , por detrás y ella gimiendo casi exigía más .
Por mucho que yo la maltraté de obra y de palabra no se sintió en ningún momento humillada.
Al día siguiente todos tranquilos se mostraba digna y le dí un papel donde ponía claramente ZORRA.
Me miró y sonrió.
La observé y le dije . Cuando quieras repetimos .
Y aquel curso fui feliz.