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Mi historia con Álvaro

pobrecain Relato enviado por : pobrecain el 12/03/2014. Lecturas: 2867

etiquetas relato Mi historia con Álvaro   General .
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Resumen

Es difícil acertar con la pareja ideal a la primera, pero lo cobarde es esperar a localizarla sin probar, a pesar de que nos equivocamos con mucha frecuencia. Decidir entre Álvaro, Marcos o Jeevan fue necesario, pero conseguí al mejor de los tres que además resultó ser muy generoso.




Relato

A Álvaro lo conocí en la India hace como dos años, de hecho vino a ocupar mi lugar al frente de una factoría que nuestra empresa tiene allí; cuando llegué un año antes para ponerla en marcha me asignaron a Jeevan, un chofer que hacía las veces de guía, interprete y guardaespaldas; como pasábamos muchas horas juntos una tarde le pregunté si tenía compromiso o podía quedarse a cenar conmigo en la casa que me proporcionó la empresa, recuerdo que al día siguiente era viernes y se celebraba la festividad de “El Lohri”.

Se trata de un hombre soltero y en una conversación me confesó que al vivir en una ciudad puede practicar lo que le gusta en lugar de seguir cualquiera de las doctrinas fundamentalistas. Le encanta el sexo y frecuenta desde hace años grupos de personas que estudian y practican las enseñanzas del Kamasutra.

Al preguntarle si me haría una demostración me miró con curiosidad y me preguntó a su vez si se trataba de parte del trabajo o era una petición personal.

Le aseguré que era a modo estrictamente personal y que además de no pretender ofenderle; no afectaría en nada el que aceptara o no a nuestra relación profesional que apreciaba mucho por lo bien que nos entendíamos.

Ese fue el primer día del resto de mi vida, fuimos mucho más que amantes, y durante el año que pasé allí aprendí lo mucho que se puede gozar al aceptar que alguien puede hacerte sexo de mil formas diferentes.

Llegó Álvaro para reemplazarme y pasamos unas semanas juntos para hacer más fácil su integración y ponerlo al tanto del funcionamiento y peculiaridades de la factoría y empresas satélites, el segundo día ya me tiró los tejos y me hizo mucha gracia ver como se esforzaba para conseguir acostarse conmigo, se alojaba en un hotel y cada mañana pasábamos a recogerlo con el coche camino de la oficina central y de ahí partíamos cuando era necesario al lugar que correspondiera.

Una mañana de sábado le pregunté si le apetecía pasar el día conmigo y aceptó, cuando vio que me desnudaba se quedó a cuadros y cuando después de quedar satisfecho le pregunté si eso era todo lo que podía ofrecerme se indignó mostrándose contrariado y ofendido, entonces le dije que esa tarde le mostraría algo pero debía prometerme comportarse como un adulto de mente abierta.

Llamé a Jeevan y le hice venir comentándole en el poco Punjabi que conocía mi necesidad de mostrarle a mi amigo como se hacía el amor siguiendo las enseñanzas del Kamasutra, aceptó encantado y al llegar solo pidió que Álvaro fuera discreto y que se mantuviera en un segundo plano y en absoluto silencio así como inmóvil, recalcando que masturbarse era la peor de las ofensas que un aprendiz podía perpetrar.

Me hizo el amor con más intensidad y sentimiento que en todos los meses que habíamos pasado juntos y fue porque entendía que era el final y que pocas oportunidades tendría de repetir esa experiencia que para mí ha sido siempre insuperable y que añoro.

Álvaro cumplió su parte y cuando amanecía el domingo Jeevan marchó dejándome satisfecha y reventada; cada vez que decidía hacerlo conseguía agotarme pero quedaba siempre con ganas de más a pesar de que físicamente estaba en las ultimas.

Álvaro, viéndome en semejante estado supuso que sería fácil continuar donde Jeevan lo había dejado consiguiendo así doblegarme, pero a pesar del mucho sexo que había gozado aún pude disfrutar con él de otros tres orgasmos y que se vaciara por completo en dos ocasiones dejándolo extenuado antes de masturbarme, solo por demostrarle la mucha energía y necesidades que tengo si es que pretendía cubrirlas.

El pobre se esforzó cuanto pudo; después de dormir un rato para reponernos y mientras comíamos algo a media mañana le ofrecí que se instalara en la casa y que no esperase a hacerlo cuando la dejara vacante a mi marcha que demoré casi un mes más y es que Álvaro aprendía a pasos agigantados; se esforzaba mucho por satisfacerme y lo pasábamos muy bien, además no sabía cómo serían las cosas a mi regreso pues algunas habían quedado en el aire.

A poco de llegar me encontré con Marcos y en una conversación mucho más madura de lo que esperaba me pidió retomarlo donde lo habíamos dejado; asegurándome que esos meses de separación le habían hecho recapacitar y quería estar conmigo; unos días después se instaló en mi casa aunque conservó la suya en las afueras y todo continuó como si nada; al tiempo me pidió casarnos y acepté.

Unos meses antes de la boda regresó a casa oliendo a perfume, y medio en broma le pregunté si había cambiado de secretaria; se encaró conmigo ofendido preguntando si lo controlaba.

Le aseguré que no había sido esa mi intención pero ya que lo mencionaba me gustaría saber de dónde había salido ese perfume y a media voz me contó, que una compañera de trabajo con la que tuvo un romance en mi ausencia se trasladaba con su esposo e hijas a Tánger donde habían creado una empresa de importación exportación y solo se habían encontrado para despedirse de una forma definitiva ya que ella se iba lejos y él se casaba en breve.

Le comenté sonriendo, que estar con otra persona no nos quitaba ningún pedazo físico ni mermaba nuestra capacidad para seguir amando con igual o mayor intensidad a quien correspondiera y haciendo gala de su grandilocuencia sentenció.

Nosotros tenemos lo que muy pocos. AGALLAS para hacer lo que queremos. SINCERIDAD para comentarlo y GENEROSIDAD para entenderlo.

Pocos días después me encontré con Álvaro y al vernos nos alegramos muchísimo; ambos llegábamos tarde a una reunión y acordamos llamarnos para quedar a cenar alguna noche de ese mismo fin de semana. Al llegar a casa lo comenté con Marcos que me decepcionó un poco al responder que tenía planeada una escapada a Castellón para visitar a sus padres y de paso acudir a una fiesta de despedida de solteros con los amigos que conserva de su juventud y los muchos primos que aún viven en la provincia.

Quedé con Álvaro el viernes en un restaurante del puerto; me encanta oler a mar porque refresca agradables recuerdos de mi niñez vivida en una pequeña población costera donde casi todos se dedicaban a la pesca. Nos abrazamos y notar su cuerpo contra el mío me hizo evocar grandes y bellos momentos compartidos; cenamos manteniendo una animada charla y al terminar fuimos caminando hasta casa y como algo lógico y natural comenzamos a besarnos por el camino como adolescentes despreocupados, esa noche hicimos el amor con urgencia al principio y mucha calma después de la primera serie de orgasmos que me hizo alcanzar con suma facilidad.

No había vivido esa sensación de plenitud desde que regrese de la india y no porque Marcos no se esforzara, simplemente porque no daba más de sí ni yo se lo exigía dado que consideraba esa época como algo excepcional ya que en realidad lo fue. De madrugada nos dormimos y antes de abrir los ojos tanteé para comprobar que no había sido un sueño y no lo había sido.

Eufórica me lancé en pos de esa maravilla que tanto bien me había hecho y desperté a mi ángel de la mejor forma que conozco, arrancándole un orgasmo que le hizo retorcerse mientras extraía hasta la última gota de su elixir que bebí con deleite. Pasamos gran parte de la mañana en la cama y después de vestirnos salimos a la calle a disfrutar de lo que la ciudad nos ofrecía, tomados por la cintura encontramos a una vecina que nos miró con curiosidad y a la que saludé con corrección, aunque después nos reímos mucho por la expresión que puso para responder con un seco “buenos días”.

Estaba harta de coger el coche para todo y ese día decidí pasear, andamos mucho y llegamos a un pequeño restaurante que había descubierto tiempo atrás donde se come muy bien y lo mejor que tiene son los horarios ya que en realidad no tiene y esa es su gracia; puedes pedir lo que te apetezca y te garantizan servirlo antes de una hora independientemente del momento del día o la noche así como de la especialidad, igual te sirven un surtido de ingredientes para preparar un sukiyaki, o el típico unagi de anguila al espetón tan típicos en Japón, como un Solomon Gundy con arenques en vinagre y róbalo ahumado que se suele comer en Canadá.

Para recordar nuestra estancia en la India tomamos Biryani, una especie de paella de verduras con variedad de especias, carne de cordero y yogurt, después unos Momos, especie de empanadillas de harina de cebada rellenas de carne picada de cerdo también muy condimentadas principalmente con cilantro, y de postre un surtido de pastelillos "Parwal ki Mithai, Kakinada Khaja, Laddu y Motichoor", todo regado con abundante brut “Omar Khayyam” que si bien no es tan bueno como sus equivalentes europeos fue un referente en una tierra donde el vino es un gran desconocido.

Regresamos a casa a media tarde con tantas o más ganas de hacer el amor que la noche anterior y nos dedicamos a disfrutar de la entrega mutua exenta de toda prisa o esa urgencia, que nos impulsa a simplemente gastar nuestra energía sin alcanzar la recompensa merecida y anhelada, con cada suspiro nos acercábamos un poco más a lo que deseábamos, los besos y caricias nos estaban llevando a ese punto en que un simple roce nos hace vibrar y es que la excitación era tal que cada poro de nuestro cuerpo era un pequeño volcán en erupción constante, pasar mis uñas por su espalda hacia que se retorciera y ronroneara como un gatito y cuando era él quien evitaba llegar al pecho en sus caricias hacia que esa desesperación elevara la libido a extremos insospechados.

Cuando pasadas más de dos horas nos unimos, fue una experiencia tan enriquecedora como los últimos encuentros con Jeevan que estaba claro había instruido muy bien a Álvaro, fueron momentos de dicha que se alargaron hasta la madrugada; la penetración sin eyaculación y el solo hecho de tener su sexo en mi era suficiente para que una sucesión de orgasmos se encadenaran sin necesidad de movernos y me sentí como antaño, transportada a un lugar maravilloso donde solo hay felicidad y quietud. Cuando me entregó su semilla llegamos juntos al cenit y quedamos abrazados en una especie de trance del que ninguno de los dos quería salir.

Amanecía cuando me despertaron sus besos y caricias que alargamos hasta bien entrado el día, nos dimos por fin una ducha antes de salir al mundo, todo se veía perfecto a nuestro alrededor, niños jugando en un parque, pequeñas nubes blancas paseando ligeras por el cielo que apenas ocultaran el sol para mostrarlo más cálido instantes después, jóvenes y no tan jóvenes disfrutando del cariño que se veía en la distancia emanar de sus cuerpos; esas manos entrelazadas llenas de amor me emocionaban y la mano de Álvaro en mi cintura me reconfortaba.

Tomamos una hamburguesa en un puesto callejero y lo acompañé al hotel donde dijo que se hospedaría hasta su partida a Brasil, su próximo destino que volvería a apartarlo de mí no sabía por cuanto tiempo; en ese momento tome conciencia que no había pensado en Marcos desde que marchó y que toda mi atención estaba dedicada a ese otro hombre que tanto se había esforzado por complacerme desde que nos conocimos y que tanto bien me había hecho en esas pocas horas que habíamos compartido.

Regresé a casa y poco antes de las nueve de la noche apareció mi prometido que llegó eufórico y charlando sin parar de lo bien que lo había pasado con sus amigos; se le notaba la inconfundible marca de un chupetón en el cuello aunque entendí que habiendo ido a una despedida de soltero fueran a algún local de estriptis o incluso a un puticlub, pero lo noté raro y evitó besarme; con la excusa de deshacer la maleta entro en nuestra habitación y se dedicó a escudriñarla como si fuera la primera vez que la veía y por fin exclamó.

¿Aquí es donde habéis estado follando como conejos? ¡No lo niegues! Doña Pura ya me ha informado mientras esperábamos el ascensor, que saliste ayer por la mañana muy contenta abrazada a otro hombre. ¡Eres una puta!

En ese momento me dio un bofetón que me lanzó contra la pared y a continuación un puñetazo en el vientre que me dobló de dolor, en cuanto pude me encerré en el baño con el móvil y llamé a la policía y les dije que me estaban agrediendo en mi casa, Avenida Gaudí 105 y llegaron en unos minutos, oí voces y forcejeo antes de que una voz de mujer comenzara a decir que ya podía salir porque la situación estaba controlada.

Tenían a Marcos sentado en una silla con un policía a cada lado y la mujer que parecía ser la jefa me hizo mostrarle la cara que fotografió antes de preguntarme si quería que me acompañaran al hospital para un reconocimiento, cuando le dije que solo quería que se lo llevaran de mi casa, me mostró la foto donde se veía el labio reventado y un moretón muy feo; nunca imaginé que ese hombre que aparentaba ser tan liberal resultara tan machista y además agresivo.

Me llevaron al hospital y después de atenderme me proporcionaron un parte de lesiones para presentar la correspondiente denuncia; eran más de las tres de la madrugada cuando llamé a Álvaro para pedirle que viniera a mi casa porque quería contarle lo sucedido y además que me acompañara para tratar de sosegarme.

Vino sin preguntar y al verme me abrazó en silencio y así permanecimos varias horas, tan solo con su abrazo fue suficiente para calmar mi ansiedad. Por la mañana me acompañó a poner la denuncia y después me ayudó a recoger todas las cosas de Marcos que cargaron en una furgoneta que las llevó a su casa; no quería verlo nunca más y esa era una buena forma de alejarlo definitivamente de mi vida. Una abogada se encargó de los trámites para que con mi declaración y el parte de lesiones fuera suficiente y no tener que verlo ni siquiera en el juzgado.

Álvaro me propuso ir unos días a Menorca y acepté, necesitaba apartarme de todo eso y recobrar la paz que tanto se había visto alterada esos días; salíamos de casa con las maletas y me crucé con “Doña Pura” y con la mejor de las sonrisas le dije. ¿Conoce a mi hermano? Es franciscano y ha estado en las misiones los últimos 8 años, ha venido a pasar unos días en España antes de incorporarse a su nuevo destino.

A la mujer se le mudó la cara pero no nos quedamos para que preguntara nada más. La semana que pasamos en Menorca borró casi todas las cicatrices físicas y todas las espirituales; Marcos había pasado a ser una mala experiencia que quería olvidar y comenzaba una nueva etapa junto a Álvaro.

Unos días después marchamos juntos a Brasil y estoy segura que esta será la mejor de las aventuras porque la viviremos juntos; muchas veces hablamos de Jeevan y hemos planeado ir a visitarlo en cuanto tengamos ocasión, los celos no tienen cabida en nuestra relación y si alguno de los dos siente curiosidad o se siente atraído por una persona, simplemente va a por ella y disfruta el momento que después comparte con el otro sin ningún tipo de problema. 



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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:22) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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