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Mi odioso vecinito 3: Adios Virginidad

Relato enviado por : Anonymous el 25/04/2010. Lecturas: 7170

etiquetas relato Mi odioso vecinito 3: Adios Virginidad   Dominacion   vecinos .
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Resumen
Megan pierde la virginidad, pero con el menos pensado. :)


Relato
Estaba teniendo el más candente sueño de la historia.

Desesperada, me veía corriendo por mil pasillos y salones, perseguida implacablemente por Mateo, que cuando me alcanzaba me sodomizaba una y otra vez, en todas las posiciones imaginables. Yo le rogaba que tuviera piedad, que me perdonara, pero siempre el resultado era el mismo…

… el me sometía.

En ocasiones me arrinconaba contra la pared y así me penetraba, en otras me ponía a 4 o de ladito en un sofá y me castigaba. Fueron tantas las ocasiones y formas que simplemente perdí la cuenta, pero en mi fantasía todo me estaba resultando exquisito. Cada vez que su miembro se metía entre mis nalgas, inconscientemente apretaba las sabanas con fuerza, retorciéndome como gata en celo en la cama.

Y sin poder evitarlo los gemidos sexuales escapaban una y otra vez de mi boca, y eso parecía motivar mas al Mateo de mis sueños, que con crueldad abusaba de mí cada vez más agresivamente, hasta que…





"¿Megan? Megan, despiértate hija, estas teniendo una pesadilla." Dijo mi Mama cariñosamente mientras me sacudía el hombro.

"¿Eh…? ¿Qué paso..?" Dije confundida, abriendo los ojos con dificultad.

"Estabas teniendo una pesadilla, hija. –Dijo mi Mama con preocupación-Te quejabas mucho, y por eso vine a despertarte."

"Uf.. no, no te preocupes, Mami.. no me pasa nada, solo.. fue un mal sueño." Me senté en el borde de la cama y me cubrí la cara con las manos."¿Qué hora es?"

Mi Mama sonrió complacida al ver que la situación estaba bajo control. Me dio un cariñoso beso en la mejilla y dijo: "Las 8, y ya debes de arreglarte para ir a la escuela. ¿Ok?" Y entonces salió de mi habitación para atender sus asuntos.

Me quede ahí sentada, sin saber qué hacer. ¿Realmente había sido capaz de soñar todo eso? Y lo peor de todo no había sido el aspecto pervertido del sueño, sino que me había gustado. Me dolía en el alma recordar cómo hasta le había suplicado a Mateo que me diera más, y la sutil humedad entre mis piernas era el vivo vestigio de eso.

Oh Dios. ¡Me estaba volviendo loca!

Apreté las manos con furia, sintiendo un súbito arranque de dignidad. ¿Quién se creía ese estúpido para tenerme en este estado? No, señor, debía ponerle un alto a esta situación. Ya de por si era bastante humillante ser la esclava sexual del Nerdcito, como para encima disfrutarlo.

La vieja Megan debía volver, llegar a ser de nuevo la reina del universo.

Si, sin duda…

¿Pero cómo?

Me quede pensando en eso un rato. Claramente mi reputación en estos momentos no estaba en el punto más alto, así que tenía que tomar medidas para evitar en lo posible las consecuencias negativas de mi situación con Mateo. Debía buscar la forma para mantener mi popularidad intacta.

Entonces me vino a la mente una idea genial. Esta noche habría una fiesta y sería en la casa de Pedrito Salinas, uno de los juniors millonarios de la escuela. ¡Claro! Solo la crema y nata de la sociedad acudiría, por lo que lo mejor que podría hacer seria ir sola y ser el centro de atención, para variar.

"¡Dios mío, que súper idea…!" Me dije con una sonrisita malévola en la cara.

Entonces sonó el teléfono de mi cuarto y rápidamente conteste.

"¡Megan, estaba preocupada por ti..!" Reconocí inmediatamente la voz de Michelle, una de las porristas de mi equipo y la chica más hipócrita del mundo. Siempre había querido el puesto de capitana, y desde que se lo gané había estado tratando de ganarse mi "amistad".

"Ah.. Michelle, que alegría, amiga.. ¿Y porque preocupada?" Dije con la más profunda hipocresía.

"Uff, o sea, es que desde que agarraste a eso de novio, todas creemos que te volviste loca."

La sangre me hirvió ante el comentario, pero contuve la calma.

"No, para nada, pues… es que lo tengo de novio porque… pobrecito, le quedan 3 meses de vida y quise ser su última alegría en este mundo."

"¡Ay, amiga, que buena eres..!-Dijo Michelle con una voz sutilmente cínica."Claro, tan noble tú, ¿Cómo no se nos ocurrió eso?"

"Si, ya sabes cómo soy, siempre ayudando. Por cierto, ¿Vas a ir a la fiesta?"

"¡Helllowww, pues claro! O sea, todas, todas vamos a ir súper fashion, es un evento único, súper cool."

"Bueno, yo iré también.. ¿Pasarías por mi?"

"Amiguis, ni lo tienes que pedir. ¿A qué hora pasamos? Voy a ir con todas las chicas del equipo."

"No sé, a las 10pm, ¿Va?"

"Súper, nos vemos amiguis, besitos mua mua"

Colgué con algo más de fuerza que la necesaria, bastante irritada por la actitud de Michelle. Bueno, más que la actitud fue la posición de lástima que me manifestó. Y lo peor era que seguramente así pensaría más de uno, por lo que ahora más que nunca mi presencia en esa fiesta era indispensable.

Sin duda, mi única salida.





*** 11 Horas después ***



El resto del día pasó sorprendentemente rápido. En la escuela no vi en ningún momento a Mateo, y las clases fueron pasando una tras otra sin incidentes. Finalmente, y casi sin darme cuenta, ya estaba de vuelta en mi recamara y comenzaba a anochecer.

Eso sí, todo el día le había dado vueltas en mi cabeza al gran evento, y cada vez me sentía más contenta por lo que sucedería en la noche. Tenía que ir vestida de forma espectacular, claro está, y entonces fui a darme un baño rápido, y al terminar corrí a mi closet para elegir el atuendo que llevaría.

Y lo primero que escogí fue una sensual tanguita rosa que fui subiendo por mis piernas lentamente, ruborizándome en el proceso. Luego me puse un súper sensual vestidito negro de tubo de una pieza, que cubría desde mis muñecas hasta un poquito debajo de mis nalgas, y se apretaba contra mi cuerpo como si fuera una segunda piel.

Luego, para completar la imagen sexual que quería, me puse unas botas de terciopelo blanco a media pierna, y finalmente me arregle el cabello en una linda cola de caballo y me pinte un poco el rostro. Entonces con vanidad me paré frente a un espejo de cuerpo completo y lo que vi me dejo impactada.

Uff. Me veo súper sexy.

Con una sonrisita picara di varias vueltecitas para lucir mi figura, y supe que los chicos en la fiesta se morirían de la impresión al verme llegar así. Justo entonces oí como sonaba un claxon en la calle, y al asomarme vi que en un jeep amarillo estaban mis amigas saludándome como desesperadas.

"¡Ya voy, espérenme!" Les grite mientras agarraba una pequeña bolsita negra y a toda velocidad bajaba las escaleras hasta llegar a la puerta principal. Pero cuando la abrí me lleve una sorpresa, ya que ahí estaba Mateo, con sus típicas fachas de nerd y un ramo de rosas rojas en la mano.

"H..hola Megan.. te traía esto.." Dijo entre apenado e impactado, recorriéndome con la mirada de pies a cabeza."Wow.. estas súper linda esta noche."

"Ah.. si, gracias.. –Dije con indiferencia- Me tengo que ir a una fiesta, pero pues deja las flores en la sala. ¿Ok?"

"¿A una fiesta? ¿Oye, y si vamos juntos?" Preguntó emocionado.

"No, no creo, es muy exclusiva, gente como tú no puede entrar.." Dije con desdén.

"Gente… ¿Como yo?" Le cambió inmediatamente la expresión.

"Bueno... no quise que sonara así. Pero tú me entiendes, ¿No? Nos vemos mañana, y gracias por las flores."

Y sin darle tiempo a responder corrí hasta el Jeep y me subí en la parte de atrás. Estaba tan emocionada que ni siquiera voltee a ver a Mateo mientras el vehículo se ponía en marcha a la fiesta. Había sido más cruel de lo necesario, sí, pero esta era mi noche y nadie me quitaría eso.





*** En la Fiesta, 15 minutos después ***



"¡Hola chicos…!" Grito Michelle de forma escandalosa mientras que ella y el resto de mi equipo de porristas entraban a la casa de Pedrito Salinas, una lujosísima residencia en las afueras de la ciudad. Y yo las iba siguiendo unos pasos atrás, y cuando por fin entre vi que todo era un pandemónium, ya que el lugar estaba atiborrado de gente y la cerveza y las risas fluían alegremente.

Entonces fui siguiendo a mis amigas con dificultad entre las miles de parejitas bailando, hasta que finalmente llegamos a una mesita junto a la alberca en la cual ya varios chicos nos estaban esperando. Una a una mis amigas se fueron sentando, pero por las miradas que me daba el público masculino ahí reunido supe que la estrella sin duda era yo.

¡Y esa sensación me fascinaba!

Y claro, los chicos se morían por llamar mi atención y me ofrecían cosas: "Ven, Megan, siéntate aquí.. ""No, nena, aquí.." "Vamos, Meg ¿Te traigo algo de beber?"

"Gracias, chicos, ¿Me podrían traer un tequila?" Les dije a mis admiradores con una sonrisita coqueta.

Y casi de inmediato 2 de ellos se levantaron y a toda prisa fueron hasta el bar cercano. Voltee a ver a Michelle y le sonreí con malicia, disfrutando el darle estas muestras de mi poder con los hombres, porque…

…A ella ni siquiera le preguntaron si quería algo de tomar.

En menos de un minuto los chicos regresaron con mi bebida, y como la lujuria estaba a tope esa noche, aproveche para de forma picara sentarme de un modo más sensual que de costumbre. Con total inocencia arquee un poco la espalda y cruce seductoramente mis largas y espectaculares piernas, y cuando voltee a ver de reojo a los chicos supe que a más de uno le estaba a punto de dar un infarto.

"M.megan... " Dijo uno de ellos, tragando saliva. "¿Vas a llevar al equipo de porristas al partido de mañana?"

Lo mire de la forma más sensual posible. "No sé. Depende de si nos tratan bien esta noche."

"S..sí, claro, las vamos a tener muy divertidas todo el tiempo eh." Y el pobre chico comenzó a sudar de nervios mientras bajaba la mirada.

Me mordí los labios con actitud de travesura ante eso.

"Ay Megan.." Dijo Michelle en mi oído, visiblemente irritada. "Abusas de esos chicos, el pobre se está muriendo de la pena."

"Bueno, Michelle, es la carga que llevo en mis hombros, ser espectacularmente bonita. " Respondí con ironía, lo cual saco una risita falsa de mi rival.

"Ah sí.. sin duda. ¿Oye, y que paso con tu noviecito?" Respondió Michelle con evidente rencor.

"Se quedo en casa por sus tratamientos. Ya sabes, pobrecito. 3 Meses de vida." Dije con una mirada de ternura pura.

Michelle no dijo nada, y se limito a darle un trago a su bebida con frustración.

Voltee a ver de nuevo a la gente a mi alrededor, y como esperaba, casi todos los chicos en la fiesta no me quitaban la vista de encima. Bueno, no solo a mi sino a todas las chicas de la mesa, porque con toda honestidad aquí estaban los mejores especímenes femeninos de toda la escuela. Pero eso si, al ser yo la capitana del equipo de porristas eso me hacia sin duda el manjar más apetitoso de todos.

Le di otro trago a mi bebida, y casi sin darme cuenta ya tenía a otros 3 chicos guapísimos sentados a mí alrededor, todos con el evidente afán de ganarse mis atenciones. Sonreí de forma frívola, fascinada con la atención. Sin duda, esta sería una noche especial.

… Y desgraciadamente, lo fue.

Al parecer mi buena suerte se acababa apenas me confiaba, porque apenas unos segundos después se oyó un bullicio en la puerta principal. Entonces de entre la multitud apareció Mateo, vestido de la forma más espantosa posible, con un saco y pantalón de cuadros verdes, acompañado de una camisa morada, y una rosa en la bolsa frontal.

¡Dios mío, esto no me puede estar sucediendo! Dije en voz baja, cubriéndome la cara con las manos.

"¡Hola Megan, mi bomboncito..!" Gritó alegremente Mateo mientras me daba un beso idiota en la frente.

"¿Pero qué haces…?" Le pregunte en voz baja, visiblemente irritada.

"Pues, vengo a la fiesta contigo. ¿O te molesta, mi amor?"

Todos en la mesa estaban en silencio, sin quitarme la vista de encima. Si quería mantener la farsa del "noviecito", debía ser lo más convincente posible. "Eh.. sí, mi amor. Ven, vamos a un lugar más privado a platicar." Y entonces agarre a Mateo con fuerza de la mano y casi lo fui arrastrando hasta que llegamos a una esquina medio oscura del jardín.

"Uy, hasta me dolió la mano, Megan." Dijo en tono de chiste Mateo.

"¡Estúpido! ¿Pero qué carajos haces aquí?" Le reclame indignada.

"Mira, no te estás portando como la noviecita educada que quiero ehh.."

"Me vale madre eso, Mateo, ¡Te dije claramente que no te invitaba a la fiesta!" Respondí apretando los puños de la impotencia.

"Pues, el trato era que serias mi noviecita, y si no puedes hacer eso tendré que tomar algunas medidas. ¿Entendido?"

"No te creo, nerdcito, porque tú sabes que te he estado dando mi cuerpo y no renunciarías tan fácilmente a eso. Además, esto de ser tu noviecita ya me está hartando." Reclame con seguridad.

"¿Ah sí? Bueno, si, tienes razón, me has estado dando tu cuerpo, pero si no te portas como la noviecita cariñosa que espero, al menos una de las fotos saldrá en internet cuando el trato termine. ¿Entendiste, muñeca? Además, eso te ganas por tratarme tan mal." Dijo Mateo con mucha irritación en su voz.

"¡No puede ser..!" Dije con impotencia a la vez que me le quedaba mirando con cara de enojo. Pero sabía que él tenía razón, no podía escaparme de ser su noviecita. Me quede sin hablarle durante casi 10 minutos, y cuando por fin me tranquilice le dije:

"Mira… ve y tráeme un tequila. ¿Ok? No pienso moverme de esta esquina en toda la noche."

Mateo me miro con una cara que dejo en claro que mi comentario le había dolido, y entonces se puso en marcha al Bar. Me recline en la baranda, con mi corazón latiendo a mil por hora por el disgusto que acababa de pasar, hasta que pasados unos minutos Mateo volvió con mi tequila y me lo ofreció.

Sorprendentemente, luego se quedo en silencio junto a mí y no dijo nada durante un rato.

Le di varios tragos a mi bebida, y cuando la curiosidad ya me tenía vuelta loca le pregunte: "¿Estas molesto conmigo?"

"Si. Megan, eres muy cruel." Dijo sin mirarme.

"Ah, ¿Cruel? ¿Necesito recordarte quien es el que me está chantajeando?"

"Si, pero.. ¿Tan mal te la has pasado?"

"P..pues, claro.. ha sido asqueroso todo."

"No te creo, porque siempre has gemido de una forma que deja en claro que te gusta. Y no me digas que no, Megan."

"Pues, creo que estas volviéndote loco o algo. Yo NO he gemido de placer contigo NUNCA."

"¿Ah no? ¿Y qué me dices de esto?" Y acto seguido me mostro su reloj, y al apretar un botón se oyeron claramente mis gemidos. Y sin duda, eran sexuales.

"Estúpido, ¿Me has estado grabando?"

"Si, ¿A poco no está súper este reloj? –Contestó súper emocionado- Pero solo graba voz. ¿Ya vez como sí has gemido de placer?"

Le di varios tragos a mi bebida y no le respondí. Me había descubierto, y por más que pensaba que responder nada me convencía. Resignada, me di cuenta que el silencio era mi única alternativa posible.

Mateo se quedo callado también, y durante un largo rato nos quedamos admirando las luces de la ciudad a lo lejos. Seguí tomándome el tequila, hasta que de repente…

…Paso algo que altero aun mas mis planes.

Quizás causado por el enojo o lo que sea, el tequila comenzó a hacer efecto. Y fue súper intenso y REPENTINO. Me sentí mareada de repente, y me puse a reírme como tonta. Mateo vio inmediatamente que algo no estaba bien, y me dijo:

"Megan, ¿Te sientes bien?"

"Uff. Si, nerdcito.. me siento suuuper.." Dije agarrándome a la baranda con dificultad.

"Ay Megan, ya se te subió la bebida. Te voy a llevar a tu casa ¿Ok?" Dijo Mateo sujetándome de la cintura, a lo cual respondí abrazándolo con fuerzas. Pude sentir como su corazón se acelero de inmediato, y sonreí un poquito.

Regresamos a la fiesta y aun atontada me fui despidiendo de todos, mientras Mateo seguía llevándome en sus brazos hacia la salida entre la multitud. Lentamente llegamos hasta la puerta principal, y cuando estuvimos afuera vi que la espantosa pick up de Mateo estaba estacionada en la entrada.

Y no pude evitar poner una cara de burla al ver eso. Era un vehículo espantoso, modelo 60, con golpes y manchas de oxido por todas partes. Claramente esa camioneta había visto muchísimo camino en su vida.

"E..espera, Mateo.. ¿N..nos vamos a ir en esa…cosa, a la casa?" Dije arrastrando las palabras, sintiendo como me movían el piso.

"Si, Megan.. " Respondió con indiferencia Mateo, y entonces me abrió la puerta del pasajero y con un pequeño esfuerzo se aseguro que estuviera bien sentada y luego me coloco el cinturón de seguridad.

Rápidamente fue hasta el otro lado y se coloco al volante, y cuando encendió la espantosa camioneta se oyó un rugido tremendo del motor. Acelerando poco a poco dio la vuelta y nos pusimos en marcha a mi casa.

Cerré los ojos, aun muy mareada por todo lo ocurrido. Voltee a ver a Mateo, y vi que estaba con la vista fija en el camino.

"¿Mateo…?"

"Dime, Megan.."

Me reí de forma boba, lo cual hizo que sonriera un poco. "¿S..sabes..? Ayer soñé contigo."

"¿Ah sí?" Respondió con muchísimo interés.

"Sip. Me perseguías en el sueño, y me la… metías." Dije de nuevo entre risitas.

Mateo comenzó a sudar de repente por lo que estaba oyendo.

"Oye, Megan.. y.. ¿Qué mas pasaba?"

Me recosté contra la puerta, sintiendo el frio aire del bosque alborotando mi largo cabello negro.

"Me la metías.. Mateo. Y me la metías.. y me la metías.. y…"

Y sin darme cuenta me fui quedando dormida.

Casi ni sentí cuando la camioneta bajo la velocidad y se metió en un camino rural, ocasionando que se zarandeara un poco. Cuando abrí los ojos vi que estábamos en un mirador, con las luces de la ciudad a la distancia.

"Uf..d..donde estamos..?" Dije con una risita boba, mirando a Mateo.

"Es un mirador, Megan.. ¿Ves? De aquí se ve tu casa, asómate."

Con esfuerzos me levante un poco y por más que trate no encontré ni siquiera mi calle.

"Megan.. ¿Tu tienes… alguna fantasía?" Me preguntó con pena Mateo.

"Uf.. " Me recosté de nuevo en el asiento, pasando mis dedos por mi pelo. "Si... me imagino que… uf... tu cara entre mis piernas... " Y de nuevo se me escapo una risita.

Mateo no dijo nada y salió de la camioneta rápidamente, pasando por enfrente del motor. Luego llego hasta mi puerta y la abrió lentamente, para acto seguido darme un beso en la rodilla.

"¿Y..eso? E..estúpido.." Le dije con una mirada simpática, dándole una ligera cachetada.

¿No…quisieras que... hiciera tu fantasía realidad, Megan? Hasta ahora tú has sido la que… ha hecho todo."

Me mordí los labios de una forma sugerente, y con un gesto delicado dije que si con la cabeza. Entonces Mateo coloco sus manos en mis rodillas y me hizo girar sobre el asiento hasta que mis piernas quedaron apuntando hacia fuera. Me deje caer en el asiento de la pick up mientras Mateo abría mis piernas, y apenas un segundo después sentí como apretaba con firmeza su rostro contra mi sexo, apenas protegido por la delicada tela de mi tanga rosa.

"Ahh….ay…" Gemí en respuesta, arqueando la espalda de forma sugerente.

Mateo se envalentono al oír mi reacción, y su boca se pego aun más agresivamente contra la tanguita, resoplando de forma agresiva a través de la telita mientras sus manos subían y bajaban por mis piernas, acariciándolas.

Me cubrí la cara con las manos, poniéndome muy tensa mientras él seguía con sus amorosas maniobras entre mis piernas, y entonces sentí como sus manos se deslizaban por debajo de mi falda y me agarraban los costados de la tanga. Levante en respuesta un poquito la cintura, y poco a poco mi delicada prenda fue deslizándose por mis piernas hasta que quedo libre.

Me sentía completamente vulnerable. Y mi coño necesitaba, ahora más que nunca, una boca hambrienta dispuesta a devorar los jugos que tan generosamente ofrecía.

Y Mateo no defraudo. Su boca se apretó a mi sexo con desesperación, y su lengua comenzó a deslizarse como loca por todos lados, dándome unos escalofríos deliciosos. La sensación rasposa de su piel contra mi delicado clítoris me estaba poniendo a mil.

"Ay…ah…uhhh… "Gemí tiernamente, abriendo mas las piernas. Las sensaciones invadían mi cerebro, y mi razón cada vez funcionaba peor.

Mateo tenía una lengua exquisita. La deslizaba con maestría a lo largo de mis engordados labios y terminaba en mi clítoris, para repetir una y otra vez el proceso. Sus boca tampoco paraba, y jalaba y mordía deliciosamente mis pliegues, lo que me hacia dar unos saltitos inocentes que evidentemente le fascinaban, porque lo volvía a hacer cual niño travieso.

"M..Megan.. Megan, mi amor.." Dijo Mateo en un murmullo, demasiado ocupado en devorar tan exquisito platillo que la vida ponía frente a él.

"..M.mas.. ..mas… Mateo, mas…" Decía yo febrilmente, y entonces lo agarre violentamente del cabello y lo apreté con fuerza contra mi coño. Mateo reacciono con un gruñidito erótico, y entendiendo mis urgencias se volvió loco y con sus labios y lengua empezó a mamar mi clítoris de forma bestial.

"AAAAAhhh……ahhhhhh……ahhhhhh…." Jadee en éxtasis, con mis manos temblorosas por la emoción. Estaba a punto de venirme.

Pero justo entonces algo sucedió. Mateo se subió a la camioneta conmigo y se coloco entre mis piernas, con su miembro erecto apuntando hacia mi intimidad.

"M..mateo, no.. " Dije aun mareada, levantándome un poco hasta quedar sentada frente a él. "Y..ya sabes qué.. soy virgen."

"M..Megan, solo… solo la punta, te lo prometo."

"N..no… es que…"

Mateo se me acerco al cuello y paso su lengua por todo lo largo, sacándome un par de gemiditos mas. "Anda.. Megan, solo la puntita."

Una gota de sudor resbalo por mi rostro, y sentí que mi corazón se estaba a punto de salir de mi cuerpo. Mi cuerpo estaba al 100%, y mi sexo clamaba a gritos tener algún tipo de desahogo.

"¿M..me prometes.. –Dije arrastrando las palabras, aun mareada- que.. solo la puntita?"

"Si, si Megan, te lo juro.. solo la punta…" Me dijo en el cuello Mateo, dándome un juguetón beso.

"Uf.." Suspire sensualmente, y entonces me apreté contra Mateo y lo abrace con fuerza.

El se acerco un poco más a mí y sentí como su grueso miembro se colocaba en la entrada de mi coño, abriendo de par en par mis delicados y ardientes labios. Con un movimiento suave Mateo fue penetrándome, poco a poco, entrando cada vez más en mí…

"M..mateo, s..solo la..puntita…" Dije apretándome inconscientemente a su cuerpo, sintiendo como él no estaba respetando el trato.

"S..si Megan.. " Me respondió con un evidente tartamudeo.

Mala señal.

Su verga se iba metiendo cada vez más en mi, y con impotencia le clave las uñas en la espalda, lo cual hizo que saltara un poco pero no que se detuviera.

"¡M..Mateo…! D..detente…" Le dije suplicante al oído, pero era inútil. Su carne seguía abriéndose paso entre la mía, ensanchando hasta el límite mis paredes internas mientras mi clítoris pulsaba insistentemente una deliciosa señal orgásmica.

No.. detente… d..detente..

Pero el miembro de Mateo seguía avanzando implacablemente. Y el momento de la verdad llegó, porque se detuvo brevemente ante una delicada barrera…

.. y siguió avanzando.

"¡M..mateo…!" Gemí al sentir una ligera punzada, casi imperceptible. Me apreté contra su cuerpo, temblando ligeramente de nervios. Estaba muy confundida, y mi mente se había vuelto un caos..

No.. d..detente.. detente. No.. no te detengas.. No te detengas.. no te detengas…

Gimiendo tiernamente, lo abrace con todas mis fuerzas hasta que finalmente todo su miembro entro en mi cuerpo, y sin decir nada nos quedamos ahí los dos en silencio.

"M..Megan.. perdóname. " Me dijo al oído Mateo, mordiéndomelo suavemente.

Y durante algunos segundos me quedé en silencio, en shock. Entonces me mordí los labios, dejando escapar un suave quejido ante sus caricias, y con dificultad le dije: "Despacito…."

Y todo comenzó.

Las caderas de Mateo se hicieron para atrás unos centímetros, y luego me penetro con mucha delicadeza, poco a poco.

"Ah…ay…" Dije recargando mi rostro en su hombro, temblorosa. No sentía ningún dolor, cosa que me extrañó, pero era una sensación rarísima. Nunca hubiera pensado que perdería mi virginidad en estas condiciones.

Mateo siguió besándome el cuello y los hombros, y de nuevo sus caderas realizaron la sexual maniobra, sacándome otra vez un suave gemido.

"Uf…."

Y otra vez. Y otra vez. De nuevo… más, otra vez…

Yo solo me sujetaba al cuerpo de Mateo, gimiendo suavemente, mientras sus caderas daban embestidas cada vez más firmes entre mis piernas. Su verga entraba y salía de mi sexo cada vez más vigorosamente, logrando que mi deliciosa humedad se deslizara por mi piel hasta el asiento.

Slap…slap….slap….slap….

"M.mateo.. ah…mm…mm..M.mateo..ah…" Mis gemidos no dejaban lugar a dudas, y eran tiernos y sexuales, de aquella hembra que se sabe sometida y pide más. Mi rostro pasaba de la angustia al éxtasis, sonrojándose evidentemente, mientras Mateo respiraba agitadamente en mi cuello.

Y sus caderas seguían aumentando la velocidad, hasta que llego un punto en el que la camioneta se zarandeaba ahora violentamente, de un lado al otro, y los viejos amortiguadores chirreaban como si se estuvieran quejando.

Pero nada de eso me importaba. El ardor en mi cuerpo era exquisito, y quería más. Mucho más.

"M..mateo… Mateo…ah.." Gemí suavemente, clavándole las uñas en la espalda. El gruñó un poquito, y en respuesta acelero un poco más sus movimientos, seguramente porque supo que por mis actitudes estaba a punto de venirme.

Y entonces el tan esperado orgasmo llego de golpe, azotando la puerta.

"AAh……Ahhhh…AAAhhhhhh…M..Mateo…" Me retorcí de forma agónica, temblando sin poder controlarme mientras una explosión de placer recorría cada nervio de mi cuerpo. Mi corazón latía a mil por hora, y los orgasmos seguían llegando uno tras otro, y por un segundo creí que me volvería loca.

Y al verme así Mateo no pudo aguantar más, y se apretó violentamente contra mi cuerpo, a la vez que se ponía muy tenso. "M.Meg..megan…Ahh…"

Y entonces su verga comenzó a escupir una violenta carga de semen en mi interior, y yo febrilmente cruce mis piernas en su espalda, apretándolo contra mi cuerpo como si fuera lo único que existiera. Sonreí débilmente al sentir su cuerpo temblar, y con mucha ternura me apreté a él, cerrando los ojos mientras una lagrima se resbalaba por mis mejillas.

Acabo de perder la virginidad, oh Dios…

Y así, después de varios segundos, Mateo terminó de venirse y se quedo en silencio. Nos quedamos abrazados por lo que pareció un año. Nadie decía nada, y solo el ritmo de nuestras respiraciones rompía la monotonía del sonido del bosque.

"M..Megan.. te amo.." Me dijo Mateo al oído, besándomelo suavemente.

Entonces me volvió a ganar el sentimiento y comencé a llorar, y al ver mi reacción Mateo se angustió. "Megan, perdón, yo…"

"C..cállate, Mateo.. –Dije aun en llanto.- Llévame a mi casa."

"Si…Megan, perdóname." Respondió con voz triste, y rápidamente se separó de mi cuerpo y luego de subirme mi tanga y asegurarse que estuviera bien sentada cerró mi puerta y corrió a sentarse en su lugar.

La vieja pick up dio la vuelta y nos pusimos en marcha a mi casa. Y al llegar me baje del carro y sin darle tiempo a Mateo para despedirse me fui corriendo a mi recamara, en donde apenas llegue me tire en la cama para seguir con mi llanto.

Estaba muy confundida. Hoy había perdido mi virginidad y la experiencia había resultado ser deliciosa, pero…

¿Con Mateo?

Todo mi ser quería odiarlo por haberse aprovechado de mí, por chantajearme vilmente con las fotos, pero…

No podía. En el fondo también me sentía feliz, y eso me tenía muy confundida. Y así estuve llorando y llorando, hasta que sin darme cuenta…

…Me fui quedando dormida.
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Si te ha gustado Mi odioso vecinito 3: Adios Virginidad vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

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Comentarios enviados para este relato
lobocalientee (2 de February de 2011 a las 18:32) dice: muy buen relato quien fuera mateo mmm

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:27) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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