mi primer empleo

Tenía 21 años y poca vida sexual (solo había tenido un novio) cuando lo conocí en una fiesta. Tuve una educación estricta y siempre fui muy tímida. Por preceptos morales y religiosos el sexo era algo sucio y oscuro para mí, donde estaba mal visto que la mujer sintiera deseo, placer, y que de masturbación no se hablaba (menos se hacia…); aunque muchas fantasías rondaban secretamente en mi cabeza.
Esa noche, era el cumpleaños de una amiga, para festejarlo, realizo una cena, y luego saldríamos a bailar.
El era su jefe y estaba invitado. Un hombre de alrededor de 40 años, muy apuesto, culto y caballero, lo cual debo reconocer me atrajo.
Todo se desarrollo normalmente, la cena fue divertida bebimos un poco de mas y cruzamos algunas miradas, al finalizarla, nos llevo al boliche, en el que pensábamos terminar la noche, pero no se quedo. Se disculpo gentilmente, despidió y se fue ya que en su casa lo esperaba su mujer.
Ya en el boliche quise indagar más sobre su vida, pero no me atreví por esto de saber que era casado. Grande fue mi sorpresa cuando a los quince minutos de estar en el boliche, mi amiga me dice que le mando un mensaje preguntándole mi número de celular.
A modo de broma le dije que se lo pasara y ella lo izo sin dudar, yo me moría de vergüenza…
Inmediatamente recibí su llamado, me dirigí al baño ya que no escuchaba bien desde donde estaba y me dijo que su mujer no estaría en su casa esa noche porque cuidaría los nenes de su hermana, si podía pasar a buscarme para tomar algo ya que había pasado bien conmigo en la cena. No se si fue por el alcohol de mas que había tomado pero sin pensarlo le dije que si y me dirigí a esperarlo a la esquina por donde habíamos acordado que pasaría.
Nunca me había sentido esa sensación pero el estar esperando un hombre, mayor que yo, casado en una esquina que me pasara a buscar, me hizo sentir una puta lo cual me excito.
Ni bien llego me subí a su auto, importado y con vidrios polarizados y empezamos a andar por la ciudad, charlamos largo rato, de nuestra vida, del trabajo (Era dueño de una empresa inmobiliaria), de mi estudio (había terminado Secretariado ejecutivo y estaba desempleada) entonces, prometió (aunque no en lo inmediato) conseguirme algún puesto en su empresa, fue una grata charla. Nunca profundizamos en lo sentimental hasta que me pregunto si tenía novio, a lo que conteste negativamente, y no me anime a preguntar por su mujer.
- Que te parece si vamos a un lugar donde estemos mas cómodos. Me dijo.
- Mas cómodos? Recién nos conocemos, no se… agregue tímidamente.
- No pienses mal, solo algún lugar donde podamos detener el auto, que estoy cansado de manejar.
- mmm… bueno, conozco un lugar, una especie de plazoleta, un lugar seguro y poco transitado, donde no correrás peligro que te vean y se entere tu mujer…
Llegamos allí, detuvo el auto tomo del asiento trasero unas cervezas, me convido, yo había bebido un poco de mas pero igualmente acepte para evitar la angustia de saber que estaba mal lo que hacia.
Continuamos la charla unos instantes más y sin mucho preámbulo, en un brusco movimiento, comenzó a besarme. Yo no me resistí, estaba excitada por la situación y acalorada por el alcohol. Me deje llevar, pero no pensé que la situación pasaría de ahí y me equivoque. Sentí que sus manos se deslizaron de mi cuello a mis pechos.
Yo llevaba una musculosa por lo que no le resulto difícil meter su mano por sobre la remera, para acariciarlos mejor y dejarlos al descubierto sacándolos por arriba sin tener siquiera que desabrocharme el corpiño. Quise resistirme pero en ese momento me miro a los ojos como para que apruebe su acción, y ahí estaba yo, con un hombre casado, en un auto, en la calle con mis pechos al descubierto por sobre mi musculosa, presionados desde abajo por mi corpiño, lo cual los hacia lucir mas grandes y turgentes. Mientras pensaba esto, el noto mi entrega, se paso del lado del acompañante me sentó sobre el y continuo besándome, alternaba mi boca, mi cuello, mis orejas y mientas lo hacia le dije al oído que no tenia mucha experiencia, además me daba vergüenza, en el auto… en la calle… pero lejos de detenerlo eso parece que lo excito mas.
Yo termine de un solo trago la cerveza en una muestra de tomar coraje, conociendo lo que sucedería y tratando de olvidar la moralidad inculcada en mi educación.
El buscó con sus dos manos el fin de mi pollera, la levanto y con sus dos manos acariciaba mi culo, y cada vez lo apretaba mas y mas… cada tanto se detenía un segundo, me miraba a los ojos para que yo lo aprobara, como no le daba señales para que se detuviera, continuaba besándome desde el cuello hasta llegar mis pezones, le excitaba que rozaran su pecho (con su camisa aun puesta) mientras besaba mi cuello y luego volvía a lamerlos una y otra vez, se endurecían más cuando estando bien mojados, los soplaba suavemente; jugaba pasando solo la punta de su lengua, y luego metiéndoselos completamente en su boca como si fuera a comérselos; mi piel se erizaba, todo mi cuerpo se estremecía con la humedad de su boca, mi clítoris se hinchaba, mi vagina se mojaba y yo me esforzaba por no pensar, solo por sentir.
El tenia por lo que note mucha experiencia, corría mi ropa con su boca cuando un pezón se escondía dentro del corpiño y el quería continuar lamiéndolo, mientras continuaba apretando fuerte mi culo en señal de excitación profunda; de repente me dio un chirlo, que me sorprendió, fue más ruidoso que doloroso pero sumamente excitante, se acerco a mi odio y me dijo:
- La pija me va a explotar dentro del pantalón.
Tímidamente lo desabroche y la saque, pero no sabia bien que hacer, bajo su pantalón hasta las rodillas, me acomodo nuevamente sobre el y lamió mi mano dejándola llena de saliva, la puso sobre su pija que estaba bien dura, era mucho mas larga y gorda que la de mi ex novio, (que era el único hombre con el que había tenido sexo). Empecé a masturbarlo.
Mientras lo hacia, el metió sus dedos en mi boca para que se los chupara, yo no entendía bien que eso lo excitara, pero no era malo, accedí, se los chupe primero uno, luego dos, tres, los alternaba, hasta que me encontré lamiendo su mano, chupando todos sus dedos, mirándolo a los ojos con cara de nena buena. Cuando estaban bien mojados los llevo a mi culo… ahí entendí e intente decirle:
- Yo… nunca…
Pero no me dejo continuar, con un beso introdujo su lengua en mi boca como si tratara de amordazarme, mientras que con una mano me abrasaba fuerte contra su cuerpo, para evitar mi resistencia, con la otra corrió mi tanga y me introdujo muy lentamente un dedo en el ano, yo me sentía avergonzada, con una rara sensación de abuso y excitación simultáneamente. Su dedo quedo inmóvil dentro de mi culo por un momento y luego comenzó a cogérmelo suavemente. Su lengua recorría mi boca, mientras su dedo entraba y salía despacio. Sus ojos clavados en los míos con una expresión de perversión y goce, lejos de intimidarme, me invitaban a más…
Dejo de besarme por un instante, para decir en mi oído:
- Que lindo culito, entra otro dedo, te animas a dos?
Mientras el acomodaba el espejo del auto y abría la guantera para que le dé luz y poder ver yo no sabía que contestar estaba nerviosa, no me dejo pensar mucho y metió otro dedo en mi ano, ya eran dos los dedos con los que me cogía y yo despacio comenzaba a ceder y a disfrutarlo. Al notarlo el aflojo el fuerte abrazo que me daba para evitar mi negativa, y siguió cogiéndome, se excitaba sacándolos del todo, acariciando mi culo haciendo círculos alrededor de mi ano mientras abría mis nalgas con su otra mano y volvía a introducirlos con fuerza. No sabía si sentía placer o dolor pero no quería que se detuviera. Me avergonzaba que me dijera que mi culo se dilataba cada vez mas, para demostrarlo metió otro de sus dedos para cogerme, ahora, con tres. Y así continuo, mientras su dura pija presionada entre mis manos rozaba mi clítoris.
No demoraron en llegar los insultos. Mientras lamía mi oído me decía:
- Que pendeja mentirosa. Que no tenias mucha experiencia??? y estas disfrutando de tres de mis dedos en tu orto sin quejarte, Puta.
Esas ofensivas palabras, hacían que me entregue completamente a él, a su dominación, al placer que me daban sus nalgadas en mi culo virgen y sus dedos acariciando mi tan mojado y dilatado ano que lo invitaba a cogérmelo cada vez mas fuerte
Así entre el placer, la vergüenza de la acción y sus palabras denigrantes, tuve mi primer orgasmo, no solo de la noche, sino de la vida… lo que el noto,
- Acabaste pendeja???
- Si, respondí, tímidamente y agachando la cabeza.
- Miráme Puta, si te gusta que te haga el orto báncatela.
Lo mire avergonzada y agrego
- me quiero divertir un rato mas… todavía no voy a coger la concha,
hay mas?!!!, pensé.
Con tanta excitación ya no era el caballero que demostró ser en la cena, pero creo que ahora me gustaba más.
Saco despacio, sus tres dedos de mi culo como si no quisiera hacerlo y acaricio con esa misma mano, por primera vez mi vagina…
- Que mojada tenés la conchita… no te da vergüenza?
Me ruborice.
Metió en mi boca los dedos con los que me cogió el culo para que los lamiera uno a uno mientras observaba con la misma expresión de pervertido que antes.
- Que pendeja más puta resultaste, pensé que te resistirías mas…
Y enseguida pregunto:
- Alguna vez la chupaste???
- No nunca lo hice Señor.
- bueno, ahora lo vas a hacer.
No dude, quería devolverle tanto placer, me acomode como pude en el piso del auto, me tomo fuertemente del cabello y puso mi cara delante de su pija.
- Te Gusta???
No respondí.
- Primero laméla como si fuera un helado.
Luego la metió toda en mi boca, una y otra vez, cada vez mas profundo, tanto que me daban arcadas. Mas me ahogaba, más parecía disfrutarlo.
- Lo haces bien pendeja decía.
Sentí que mis ojos estallarían y una lágrima ya recorría mi mejilla producto del ahogo.
- Como te acabaría la cara… repitió más de una vez.
- pero aun no, todavía falta…
Me hablaba sucio mientras cogía fuerte mi boca, yo sin quererlo, saboreaba sus fluidos, y me daba asco.
súbitamente soltó mi cabello.
- A ver como lo haces solita???
Tome su pija con mis manos, pase mi lengua por ella, desde abajo hasta la punta, la metí lo mas que pude, no sabia como hacerlo, el miro atento durante un rato, pensé que acabaría, pero me tomo de las manos me ayudo a sentarme nuevamente sobre el mientras quitaba mi tanga.
Me manejaba a su voluntad, eso me excitaba.
- Alguna vez te cogieron así???
- No, nunca… Señor…
Pareció disfrutar esa palabra que lo ponía más aun en relación de superioridad…
- y te gusta???
Me avergonzaba responder.
Frente a mi silencio, continúo preguntando:
- Te Masturbas?
Las palabras: - No, Señor!!!… salieron de mi boca.
El acerco mis dedos a mi concha y miraba desde arriba como me la tocaba, me invito a metérmelos de a uno, de a dos, y hasta tres… mientras él se encargaba de mis abandonadas tetas, lamia y soplaba mis pezones que nuevamente se endurecieron en un instante.
Si bien no era una adolescente, para mi, todo eso era muy nuevo… y lo disfrutaba muchísimo.
Tomo su pija con una mano, y golpeaba con ella mi concha y acariciaba con ella mi clítoris.
- Rogame que te la meta pendejita.
Yo explotaba de placer y no me salía palabra,
- Rogame que te la meta, repitió mientras pellizco fuertemente el pezón que tenia en su mano, me hizo doler y emitir un quejido. No me pidió disculpas, sonriendo dijo:
- Te duele? Obedéceme entonces…
Para que no vuelva a pellizcarme le dije:
- Por favor, métemela…
- Así no me gusta… rogáme mas, y no te he dado autorización que me tutees puta.
Su dominio sobre mi ya era total y ser esclava siempre fue una de mis secretas fantasías.
Continúe el juego.
- Por favor, Quiero que me la metas,
- Te dije que no me tutees puta irrespetuosa. dijo, dando otro fuerte pellizco a mi pezón. Redímelo como cuando eras chica y tenias que lograr que tu papa te dejara hacer eso que, tanto deseabas.
Las palabras sucias, más sucias que dije en mi vida comenzaron a fluir de mi boca:
Perdóneme Señor, soy una putita maleducada, me avergüenzo pero estoy caliente y mojada, me siento como una perra en celo deseosa de que me meta con fuerza esa pija gorda en mi conchita, quiero que me la coja como nunca me la cogieron, Métamela señor… por favor…
- Así puta… mas…
Volví a mirarlo con cara de nena buena, y mi voz se torno más dulce y mimosa…
mmm… quiero su pija caliente dentro de mi conchita mojada, esa verga gorda, gruesa, larga, en mi conchita inexperta, deseosa de conocer una buena cogida…
Cójala fuerte, Señor, como lo hiso con sus dedos en mi culo… métamela duro como la metió en mi boca hasta provocarme arcadas. Soy su puta señor, cójame…
A ese caliente pedido no se pudo resistir, apoyo la cabeza en la vagina y la empujo con fuerza. No entro en el primer intento, me queje. La saco y dejo correr de su boca un hilo de saliva para mojarla, desparramo esa saliva por mi vagina con la punta de su pene y volvió a meterla. Ahora si, entro toda de una sola vez.
No pude evitar, emitir fuertes gemidos de placer comencé a moverme para sentir ese placer a mi ritmo. Deje una de sus manos en mis pezones y mirándolo con cara de picara, dirigí la otra a mi culo.
- Ha… te gusto pendejita mía. Y me dio unos cuantos chirlos por puta.
Mojo sus dedos con saliva y metió uno nuevamente.
- Acerca tu mano, me ordeno, metete uno vos también…
Me encantaba ser su perra, obedecerlo, era una de esas fantasías que rondaba mi cabeza pero que creí que nunca me animaría y que serian un pecado mortal, aunque ahora, cumpliéndola, no lo parecía, era divertido, placentero, exitante…
Así que era impensado para mí pero mientras su pija llenaba mi concha, yo misma lo ayudaba a coger mi culito y le pedía más, para sentir la sensación del orgasmo de nuevo. Y el accedió dando estimulo a todo mi cuerpo como nunca lo había sentido. No podía creer que el olor de nuestros fluidos y la transpiración de los dos me resultaban divinos. Mis pezones eran pellizcados fuertemente por su mano en forma alternada y cada tanto mordidos, mi clítoris estaba hinchado y rozando con su cuerpo, con su pija que entraba y salía de mi concha, a mi ritmo, al que me daba más placer, lento… lento y profundo. mi culo cogido por nuestros dedos entrelazados, mi oído muy mojado por su saliva de tanto lamerlo, y escuchado frases como:
- Que pendejita, maleducada y puta,
- podría se tu padre y como me la chupaste!!!
- Te dejaste coger el culo con los dedos y tenés metidos tus tuyos y te encanta…
- Como entra toda mi pija en tu concha, te la metería por el culo, pero voy a dejar algo para otro día.
- Querés trabajar en mi empresa? Me pregunto mientras yo ya llegaba al orgasmo.
- Si, Señor!!! Respondí feliz besandolo apasionadamente, dejando que mi legua recorra su boca.
- Te bancas ser mi putita sumisa?
- Ya lo soy Señor…
No podía mas… Estaba entregada, nunca me había excitado tanto, no quería que ese momento terminara pero él seguía hablándome:
- ya lo noto, mirate, tenés el maquillaje corrido, estas caliente como una perra en celo, entregada a mí con la conchita mojada, y pidiendo más, que vergüenza.
Metí mis tetas en su boca para callarlo y sentí inmediatamente sobre mis prisioneros pezones el rápido movimiento de su lengua jugando con ellos a su total voluntad, asi tuve mi segundo orgasmo, más largo y profundo que el anterior, sin intentar contener ni ocultar, exhale los más ruidosos gemidos de placer hasta quedar exhausta.
El tampoco daba más.
Saco su pija, me acomodo nuevamente en el piso del auto y masturbándose lleno mi boca, de toda su tibia leche. Sentí, debo reconocer, un poco de asco (pero no lo exprese). Una vez que acabo, acaricio con su pija todo mi rostro desparramando el resto de semen que no pude a tragar… luego de unos segundos saco de la guantera unos pañuelitos de papel para que me limpiara, metió mis pechos dentro de mi corpiño nuevamente, dando un ultimo pellizco a mis pezones. Subió su pantalón y se pasó al lado del conducto, yo me termine de limpiar acomode mi pollera, me senté, arranco el auto y me llevo hasta la esquina donde me había levantado, no cruzamos palabra en esas pocas cuadras, pero antes de bajarme me dijo:
- ya tenes trabajo en mi empresa… Te quiero el lunes a las 7 en punto…
Asentí vergonzosamente con la cabeza y se fue.
Ya casi con la primera luz del día, Me fui a mi casa, sintiéndome una puta, con una rara mezcla de excitación y culpa.