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Mi Regreso a la Casa de la Playa

Relato enviado por : toledano el 30/03/2011. Lecturas: 5462

etiquetas relato Mi Regreso a la Casa de la Playa   Confesiones .
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Resumen
Se sentaron frente a nosotros en los dos sillones y se quedaron mirándome. Claro, abierta deshecha alli, chorreando aun por mi vagina y mi ano aun dlatados... no había nada que decir. Yo sabía que eso podía pasar y solo atiné a estirar la mano y me tapé con la toalla al tiempo que me secaba el semen de la cara y el pelo. Y por lo demás, todos sabían a que se iba a esa casa.



Relato
Mi ex pareja suele leer eliterelatos y por eso voy a contar acá lo que me pasó en la casa de la playa, sino contesta mis correos sabrá de mi de esta forma. Muchas veces me dijo cuanto le gustaría verme hacer el amor con otro hombre pero yo intuía que ya me quería dejar y no me presté para eso. Abandonada por él una vez mas el amor con sus garras lacerantes me castigaba y volví a la casa da la playa decidida a pasarlo bien, solo eso, a pasarlo bien, a comer rico, a la playa, a reirme y compartir con los que bajaban de la mina el fin de semana después de sus turnos de 15 o 20 dias arriba. Yo no era de las que iba por interés y si se metían con uno al regreso a la ciudad en el auto le pasaban las cuentas del supermercado o el pago de un arriendo de una casa, o la cuota de una de las grandes tiendas. Tengo mi trabajo, mi depto y mi auto, y me las arreglo bien con mis hijos ya grandes... y quizás por eso también me sucedió lo que me sucedió.
Pero te lo contaré desde un principio, con detalles como a ti te gustaba que te contara mis cosas. Ese sábado, cuando llegamos María Soledad su pareja y yo encontramos que en el estacionamiento había un jeep y una camioneta. Sultán el perro que cuida nos olfateó, era joven grande, pesado y juguetón y movió la cola dándonos la bienvenida, bajamos los bolsos, metimos al refrigerador la comida y fuimos en traje de baño a la playa a aprovechar el último sol, regresamos cuando ya estaba oscuro y entre los tres comenzamos a preparar algo de comer. A los pocos minutos se nos unieron tres de los que habían llegando, eran un poco menores que nosotros, todos ingenieros jefes de turno. Asì que pusimos música y pronto estábamos comiendo los seis en la mesa. Pasó la hora y nadie mas llegaba. Uno de ellos dijo que las chicas que solían ir lo habían llamado por teléfono en la mañana y le habían dicho que ellas llegarían no muy tarde. Los otros dos que estaban durmiendo se levantaron, nos saludaron y dijeron que saldrían a dar una vuelta.
Luego pusimos música y jugamos a la cultura shopística que estaba de moda y consiste en que el perdedor se toma un trago al seco, y asi me acabé como tres vasos. Al rato María Soledad con su pareja fueron a dejar un encargo unas cabañas mas alla y me quedè sola con ellos tres. Los tragos me habían mareado pero igual me puse a bailar cuando me invitaron. Eran de mucho gimnasio, duros y tostados por el sol y se entusiasmaban y comenzaban a bailar mas apretados y yo ya sabía que en esa casa de la playa, a esa hora, y en esa situación, no se andaba con chiquilladas, si alguno me tomaba tendría que seguirlo. Sólo que me preguntaba que iba a pasar con los otros dos si las chicas no llegaban.
Me ofrecieron otro trago que no me decidía a probar. Tu sabes que cuando bebo de mas después soy realmente fácil, pero bueno, iba allí a pasarlo bien y lo acepté. El calor allí aumentaba y yo cada vez mas embalada. Me desabroché un botón de la blusa y el moreno que me acompañaba en ese momento me dijo: para que andas con pequeñeces linda, sácate la blusa. Yo me reí pero descubrí que lo decía en serio. Tenìa el tono del que ha sido siempre jefe y como titubee me tomó la blusa y me la terminó de desatar. Quedé allí perpleja solo con mi brassier. El que se estaba haciendo un trago apagó la luz principal y, mientras bailaba con el que tenía unos ojos verdes preciosos, nuevamente el moreno se acercó a mi espalda y me lo desabrochó sacándomelo. Ya era tarde y seguro no llegaría nadie mas. Debo reconocerte que me gustó, y me excitó estar allí en medio de la sala, desnuda de la cintura arriba bailando salsa con los brazos levantados. Y en una vuelta el de ojos verdes me atrapó en sus brazos me detuvo y buscó mis labios y metió su lengua entre ellos buscando la mia. Y le respondí .
- Sabes mi secreto?, me dijo al oído, hace mas de un año que soñaba con esto Princesa, y cuando pensé que ya nunca, apareces como un regalo. Me pareció tierno, y buenmozo con sus ojos verdes y el pelo corto, y su aroma a perfume ácido y caro .
- Espero no decepcionarte, le respondí. Me separé, le cerré un ojo y le moví mis caderas al ritmo de la música cuando el moreno por detrás mio puso sus manos en mi cinturón y sentí que subían sobre la piel de mi cintura y seguían mas arriba hasta que cada una de ellas abrazó mis pechos desde atrás.
Yo soy muy puestita. Jefa de mi repartición, de vestido sastre y pelo tomado pero esa noche después de tres whiskys estaba en otra, yo que hasta hace unos años era señora, dueña de casa que ni en sueños me hubiera dejado que alguien que recién conocía me tocara de esa forma, y delante de otro hombre mas encima. Pero ahora estaba separada, desengañada, conocìa la casa y sabia a lo que me exponía si iba allí. Y me mataba que fueran asi de decididos conmigo. Y yo soy bien mujer, soy piel, soy pasiòn, tu lo sabes y por eso, y para no hacer menos refregué mi trasero contra su entrepierna buscando su dureza. El moreno que estaba delante mio tomó mi correa y en un instante la desabrochó, abrió el botón y el cierre de mi pantalón y lo bajó mientras el otro por detrás me abrazaba y cogía mis pechos. Sentía las mejillas sonrojadas y el corazón latiendo acelerado acezante, intuyendo lo que iba a suceder. Me sentí sensual y atractiva bailando solo en bikini delante de los tres, fin al temor de que mis pechos fueran pequeños. Y mis piernas muy delgadas. Y mi trasero muy redondo y parado.
- Espera, les dije, si llega alguien…
- No te preocupes, me respondió el mas alto de todos y fue hacia la puerta la cerró con llave, cerró las dos ventanas y me sacó de entre los dos, me tomó de la mano y me subiò arriba de una mesita de centro para que siguiera bailando allì.
Al rato caí rendida en el sillón y me tapé con la tela del pareo. Uno, que media mas de un metro ochenta de cuerpo fuerte y brazos gruesos y que habia cerrado las puertas sacó de su bolso una ampolla pequeña y se me acercó y me dijo “abre la boca, es para que te sientas mejor”. Lo miré quizás con desconfianza porque agregó, te va a limpiar el estómago solamente, si quieres tomo yo también una y se la llevó a la boca, pero le tomé la mano y me la tragué, era una ampolla porque se reventó en mi boca, yo sabía que allá en la mina tomaban esas cosas para cuidarse.
-Ahora anda al baño, me dijo, te vas a sentir mucho mas liviana.
Le obedecí, y apenas cerré la puerta debí sentarme en el wc y comencé a botar lo que había comido hasta hace un mes atrás. Sentí que en segundos me vaciaba en ese baño que me daba vueltas y hacía que me afirmara de donde pudiera. En unos segundos boté todo, todo y me sentí liviana. Con la ducha de mano me limpié, y salí tapada con la toalla pero sin dejar de apoyarme en la pared. Los tres estaban esperándome. Me dejaron sentada en medio del sillón grande.
- Livianita? Me preguntó el de la pastilla.
- Uff… como si hubiera nacido recién.
- Un trago? me preguntó el moreno.
- No, le dijo el que me había dado la gragea, lo vomitaría, tiene que esperar un rato. Pusieron música suave y el de ojos verdes me tomó de la mano y me sacó a bailar. Era solo un poco mas alto que yo pero tenía el cuello muy grueso era ancho de espaldas, macizo y de piernas gordas. Me abrazo y me apretó contra si
- Pensé que no te iba a ver nunca mas, me dijo, desapareciste el año pasado y no viniste en invierno, te busqué en los bancos, en los cafes, en el mall.
- Encontré una foto de una mina que se parece a ti y la guardé. Me gustaba venir acá por puro acordarme de ti. Muchos hablaban de ti después que te fuiste, las otras estaban hechas unas perras celosas. Y al fin te tengo Princesa, al fin puedo verte y eres mas de lo que imaginaba.
La canción terminó y me gustó que me recordaran asi. Vino otra lenta y me sacó a bailar el moreno
- Que pastilla te dio, me peguntó al oído. Pensé en no decirle pero me dio lo mismo
- Era un laxante, instantáneo, me hizo bien, por qué?
- A ese le dicen Viento Frío.
- Yo no lo veo muy frío acá. Se ríó y me hizo girar y me sacó la toalla, me abrazo de nuevo y siguió bailando conmigo la única desnuda en medio de la sala. El de ojos verdes se acercó y un escalofrío me recorrió cuando me acarició por detrás. Allí mismo se acabo el baile, y por primera vez me vi entre dos hombres al mismo tiempo. Medio borracha el corazón me latía a cien. Tu sabes que me había cuidado tanto de tener siempre solo una pareja, de hacer lo que quisieran pero con la puerta cerrada y solamente entre dos, y así me había creado mi fama hasta hoy por lo menos. Y mientras uno me abrazaba y besaba el otro por detrás subía sus manos por mis piernas hasta agarrarme mi trasero. Había algo en medio de mi borrachera que intuía que no estaba bien pero ya era muy tarde para dar marcha atrás. Imposible decirles que me iba a acostar. Y ya dije que yo soy bien mujer y si eran dos, serían dos, una también tiene su orgullo pensaba mientras dejaba que las manos que me recorrían las piernas me rodearan buscando mi estómago mientras me besaban la nuca, bajo mi pelo, y el moreno me seguía buscando mis labios y sus manos bajaban por mi espalda acariciándome, sentía mis pezones contra su camisa àspera y los pantalones por detrás rosándome con su paquete bien duro ya. La ropa áspera que me rozaba me excitaba y sentía como iba humedeciéndome. Me estaban haciendo un sándwich, pero de pie. Hasta que el de ojos verdes que estaba delante mio me separó, me tomó de la cintura me llevó al sillón grande, se bajó sus pantalones se sentó y me puso a horcajadas encima de él y sentí el contacto de su pene con mi vagina. No aguante mas, estaba calientísima y se lo tomé y me lo restregué por sobre mi bikyni, aun cuando estaba sentado me pareció un pene grande y grueso que no correspondía a su tamaño porque él era bajo y me lo puse con cuidado porque no hacía el amor desde la última vez que estuve contigo, tenía solo un poquito dentro cuando sentí que alguien me tomaba el pelo me volvía y acercaba su boca a la mia y me dejaba dentro un trago de whisky y luego acariciaba mi espalda primero con una mano, luego con las dos y bajaba hasta mi trasero. Me imagine donde iba. Yo había visto hacer ese sanguchito en una película porno y me había preguntado si le dolería a esa mina. Y en medio de un escalofrío parece que ahora lo iba a saber. Ni te imaginas cuantas cosas mas iba a saber esa noche...
Sin embargo no aguante mas y me lo metí y comencé a refregarme contra él que estaba echado en el sillón y yo a horcajadas montada sobre él. Quería estar muy excitada para lo que viniera cuando me tomaron mi cabeza la subieron y sentí que Viento Frío desde detrás del sillón me buscaba la boca, y a horcajadas ensartadita al estirarme deje mis pechos en la boca del que tenía abajo. Me derretía entre las piernas, mientras Viento Frío, que se habia agachado para estar a mi altura me dejaba mas trago en mi boca, y el otro me lo tenia metido y me mordisqueaba los pechos. La calentura era total, que me besaran al mismo tiempo que me mordisqueaban los pezones mientras me lo tenían bien metido me dejaba acesando a punto del orgasmo cuando sentí que el que estaba detrás se agachaba hasta casi arrodillarse detrás de mí y un pedazo de carne caliente se acercaba a mi ano: si lo lograba, esa no la contaba cualquiera, pero el dolor fue tan grande cuando me lo comenzó a meter que no pude evitar un grito.
Sentí que se alejaba y la calentura me ganó de nuevo. Viento Frío que estaba frente a mi y atrás del sillón se sacó el pene mas grande que había tenido en mi vida y me lo puso delante de la boca. Estaba bien formado, redondo, grueso y rosado, estaba circuncidado, y al apretárselo con la mano por su base se estiro mas. Recordaba algunos penes grandes, pero este era superior a todos. Se lo apreté mas y fuerte en su base como les gusta a los hombres y vi como se dilataba en su punta y una gota de semen brillosa apareció la que se la saqué con la punta de mi lengua. Cuando abría la boca para ver hasta donde podía metérmelo sentí que un líquido tibio me bajada por la espalda y un pene resbaloso apuntaba a mi ano, trate de relajarme pero no pude, luego sentí que lentamente me introducían un dedo luego dos y mientras trataba de concentrarme en el pene en mi boca, el de atrás metía y sacaba sus dedos y yo me contraía pero era cada vez mas placentero, luego vino la prueba final, los tres se quedaron quietos, mirándome expectantes y sentí que comenzaban a perforarme.
- Preciosa, Princesita preciosa, cuando pruebes esto ya no vas a querer otra cosa, me dijo el que estaba abajo mio a sujetándome y levantándome las caderas para el que estaba detrás comenzara me lo metiera mas. Yo estaba traspirando, calientísima, ensartada por delante, con el pene mas hermoso en mi mano y cuando me lo metia en la boca sentí que por atrás comenzaban a traspasarme desconsideradamente. Mi admirador de ojos verdes, que Maria Soledad cuando lo vio la primera vez me susurro "este está como para pololear", me dijo “vas a ver el cielo Princesa” y el primer espolonazo aplastó mi clítoris contra el que tenía abajo y sentí que me iba, me saqué el otro de la boca cerré los ojos y lo apreté contra mi frente mientras gritaba de dolor y de placer, entonces el de atrás me lo mando a guardar hasta tan adentro que sentí que me dolían los riñones pero el placer era mas intenso y rico el orgasmo, y Viento Frío que me miraba explotó también en mi frente llenándome el pelo, la frente y la cara de semen, y me lo refregué por mi cara mientras sentía que me rajaban pero el alcohol que había tomado me dejaba en éxtasis delicioso, jadeaba, resoplaba aire desde mi mismo estómago, exhalando borbotones de placer, saltando sobre el otro con movimientos instintivos que me hacían clavarme en ese allí abajo mio al momento que por atrás empujaba con fuerza atravesándome tan dentro que los dos penes se encontraban en mis entrañas llenas de jugos. Me corría hacia rato ya y se detuvieron un instante dentro mio sintiéndome terminar. Sudaba, respiraba con el pecho, exhausta, desecha, apretada entre dos hombres y ninguno lo sacaba, mi boca se contraía y mi corazón se me salía del pecho y me faltaba aire. Entonces el de abajo se meneó apretando mi clítoris hinchadísimo, yo ida total jadeaba aun mareada entre los dos sintiendo enfriarse el semen en mis mejillas, sobre mi boca y mis ojos, el olor espeso y su viscosidad en mi lengua hizo que apretara mis pechos y mi cintura contra mi moreno de abajo y tomándome de la cintura me siguió dando, "como bombo en fiesta Princesa". Mi clítoris ya insensible de tanto roce estaba expuesto a los apretones del cuerpo que estaba bajo mio y a la presión del que estaba encima, y en un momento en que me entregué a los movimientos de él, el mete y saca de los dos coincidió clavándomelo por detrás hasta mi misma garganta y hinchado al máximo me inundó el semen y se dejó ir cayendo sobre mi y aplastándome contra el de abajo -mi admirador, el que me había buscado y guardado una foto que se parecía a mi-, que se daba cuenta y también eyaculaba. No pude evitar gritar nuevamente, tiritaba y sacudi la cabeza adelante y atrás otra otra otra y otra vez golpeándola contra sus cuerpos. Chorreaban mis líquidos confundidos con los de ellos de mi vagina y de mi ano mientras finalmente lograba regularizar mi respiración y los latidos de mi corazón. El de atrás se enderezó y me lo retiró con facilidad porque había perdido su dureza y el de abajo me tomó con cuidado de la cintura y me sentó a su lado. Tenía semen en toda mi cara, el ano abierto por el que aun caía semen y jadeaba tratando de regularizar mis latidos.
La pieza me daba vuelta, necesitaba agua. Fue cuando sentí, como si fuera muy lejos, que la puerta de entrada se abría. Entraron los dos que habían salido mientras comíamos y nos miraron con una sonrisa, los que estaban a mi lado se arreglaron los pantalones y cerraron sus cierres dejándome allí desnuda abierta de piernas y con mi cara llena de esa gelatina densa. Se sentaron frente a nosotros en los dos sillones y se quedaron mirándome. No había nada que decir. Yo sabía que eso podía pasar y solo atiné a estirar la mano y me tapé con la toalla al tiempo que me secaba el semen de la cara. Y por lo demás, todos sabían a que se iba a esa casa.
- Nos había ido mal, dijo el que le sobresalía un estómago redondo, no había nada, la Maria Soledad se fue donde los vecinos y se quedara allí, había una buena fiesta, bueno mal hasta que entramos, esta mina de verdad es bonita, y verla así: para calentar un pingüino
- verla asi, no cualquiera tiene la suerte, -dijo el chico que lo acompañaba- acá seguro ya comienza a irnos bien, o no Princesita? O es mucho mino pa ti?. Tenía un tono de voz pesado, era lampiño y blanco, en realidad no era chico de tamaño, tenía voz y cara de chico.
Habia olvidado completamente a estos dos. Con dos estaba bien, tres ya era mucho pero con los 5 seguro no podría, y no veìa forma de escapar de esa. Solo las minas estas que se demoraban tanto..., con ellas acá: todo en orden.
- Yo lo único que sé, es que ahora si necesito agua dije a media voz, y Viento Frío me alcanzó un whisky con hielo y se sentó a mi lado. Estaba fresco y me lo tomé en tres o cuatro tragos, me humedeció la boca que tenía seca, me limpio el paladar y me tranquilizó. Antes de los veinte minutos me había dado cuenta que cometí el error de tomármelo muy rápido. La pareja que había llegado bromeó sobre lo que habían visto en la oscuridad de la playa, y yo me comencé a sentir tan mareada que me fui de lado sobre Viento Frío que estaba junto a mi. Me tomó de los hombros, me levantó me dio la vuelta y me montó sobre él dejándome desnuda delante de todos, sentí que se abría el pantalón y sacaba su pene que se ponía en forma de nuevo, pero era muy grande para metérmelo, tanto que asi parado lo veía sobresalir entre nuestros estómagos y que llegaba casi a mi ombligo, me miró y se sonrió
- Despacito Princesa, despacito y con paciencia un elefante se culió a una hormiga, y bajó una mano y me tocó la vagina mojada y abierta.
- Esta mina es pinturita no mas, dijo desde tras mío el chico que recién había llegado.
Estaba desnuda sobre él y los otros cuatro se quedaron callados mirando a ver que pasaba. Yo lo tomé de los hombros y le dije bajito para que los otros no escucharan, pero asi de curada como estaba seguro escucharon hasta en la playa, “si quieres te lo chupo, yo de verdad lo chupo rico, de verdad rico”.
- Nada Princesita. Si tu misma queris ver como te lo metes
- Pero es muy grande, me da miedo.
- Ya te dije, con paciencia un elefante se culió a una hormiga
- De verdad, te lo chupo. Y si quieres puedes terminar dentro de mi boca. Te prometo que me lo trago todo. Todo. Y te lo limpio con la lengua, yo se que te gusta eso.
- Ya terminé en tu carita bonita, tay pasada a semen, tenis en todo el pelo pegajoso.
Los demás miraban y escuchaban interesados. Yo sentía sus ojos clavados en mi espalda, en mis piernas, en mis glúteos redondos .
- Mucha carne para tan poco gato, insistió el chico que había llegado y me dio una pica que pensé que asi como estos weones se dicen hombrecitos, yo también soy bien mujercita. Se lo tomé y lenta me lo comencé a restregar sobre mi entrepierna mientras con un brazo lo abrazaba por sobre sus hombros y descansaba mi cabeza en su pecho. El me metió sus dedos en la vagina, los sacó llenos de semen y flujo y me lo pasó por la boca y yo debí chuparlos mientras los demás me miraban. El aroma y el sabor ácido del semen y la presión de su inmenso pedazo sobre mi vagina fue alimentando lo que aun me quedaba de calentura. Yo sabía que había sido demasiado intenso el anterior como para que se me pasara rápido y en mi curadera intuía que debía aprovechar no mas. El chico desagradable que había hablado recién se sentó al lado nuestro para mirarme mas cerca y los demás conversaban bajito y observaban de lejos. Sacó mas líquido de mi vagina y me lo refregó por mi cara y me lo hizo tragar hasta que se aburrió, luego me tomó por mi cintura e intentó subirme para dejarme sobre su pene pero no pudo, entonces el que estaba al lado se paró me tomó por debajo de los brazos me levantó y me dejó sobre el pene que apuntó su cabeza a mi vagina y me fue bajando. Con mi peso iba cayendo sobre él que lo tenía duro como piedra. Me abría, yo sabía que la flexibilidad de la vagina es impresionante lo que puede dar, y ahora lo estaba probando, todos me miraban y me había calentado nuevamente el estar allì desnuda dejando que me miraran como me metían ese inmenso pedazo. Me doblé hacia adelante abrazándolo por los hombros e intenté relajarme pero era mucha la calentura, el verlo entrar me excitaba a cada momento mas. Los otros alrededor mio miraban cada detalle y el moreno y mi admirador se comenzaban a masturbar sobre el pantalón lo que me excitaba de sobremanera. Nunca había visto a hombres masturbándose en grupo por una mujer y me dejaban muy caliente. Así fue que en varios minutos me lo dejó metido hasta el fondo. Yo tenía nuevamente mi clítoris a punto al sentir esa inmensa carne dentro mío y al ver que los demás me inspeccionaban y yo, y mi cuerpo les despertaba su deseo, jamás iba a volver a encontrar mis senos pequeños frente al espejo o mis piernas delgadas despues de ver a ese atado de calientes por mi. Un deseo enorme les crecía entre las piernas, y yo, esta mina mayor que ellos, mayor que todas las otras que no llegaban, bajita, media flaca, pero que se las podía con todos, que los tenía a todos loquitos, que los dejaba a todos a full, y con la que soñarían por años y se les seguiría parando.
- Por que no les dices que se saquen la ropa tambien ellos le dije en el oido.
- Los queris ver en pelotas, me dijo.
- Es que se estan tocando arriba del pantalon
- La Princesa pide que nos saquemos todo la ropa dijo, asi que en operaciòn viejitos, al cuete. Y se pararon y aunque no los vi pues estaban detrás mio supe que quedaban desnudos cuando volví un poco vi colgando sus sexos hinchados.
Viento FRÍO ya me lo había ensartado todo y comenzó a moverme pero me apretaba mis paredes y aprisionaba mi clítoris a punto de hacerlo reventar, me hacia galopar sobre él y a cada caída sentía que me crecía la calentura y me ensanchaba mas, era como una muñeca emborrachada para él, una muñeca que tomaba levantaba y manipulaba a su antojo. Cuando se diera cuenta que me tenía totalmente dominada iba a hacer lo que quisiera conmigo y no sabia como iba a salir de allí, asi que aparentaba calma y trataba de distraerme pero los otros cuatro miraban mis pechos que saltaban, mis pezones de nuevo hinchados, mi trasero que se abría y cerraba y todos tenian unas erecciones inquietantes. A mi todo se me movía, todo giraba y me agarraba de él para no perder el equilibrio pero mejor me manipulaba entonces, me había tomado con sus manazas por sobre mis costillas, justo abajo de mis pechos y me subia y bajaba ensartándome a su antojo ,y debía separarme pero ya estaba en las finales y ponía los ojos blancos, y jadeaba como perra. Se paró conmigo ensartada obligándome a hacerle un koala, y agarrándome por mis nalgas y abriéndome ese anillo negro que es mi ano me llevó como quien juega con una muñeca hasta frente al otro de los recién llegados, el de esa guata inmensa y lo que hizo fue increíble, el guaton se paró, se lo sacó ya tieso y apunto hacia mi ano y de pie me lo metió, las alturas coincidieron y sentí que estaba colgando de sus hombros abrazada a él y que por detrás me lo metían sin consideración ninguna. “Ya guatón” le dijo “hagamos la chancadora”, y comenzaron al ritmo de la máquina que aprisiona el mineral a apretarme a mi al mismo tiempo y sentía que me perforaban hasta el alma, y lo único que hacia era gritar de placer siguiéndoles el ritmo atravesada por ese pene que me volvía loca. Era un orgasmo mas intenso aun que el anterior, apretaba mis mandíbulas gruñendo y clavándome las uñas en mis manos en su espalda y apretado mis antebrazos contra los brazos del maldito que me lo metía y metía y metía mas y por detrás sentía que no había nunca mantenido cerrado ese orificio por el que ahora hasta de pie me lo mandan a guardar. Chillé porque no podía terminar y apretaba las piernas contra su cintura tan fuerte que después no podría mantenerme en pie, y ese calor que bajaba del bajo estómago ya brotaba a chorros por mi vagina; jadeaba, gruñía, exhalaba el aire del mismo fondo de mis pulmones, cuando escuche que alguien decía “mira, la Princesa se mea” pero Viento Frío que me tenía por delante terminaba dentro mío en ese momento y un líquido caliente explotaba rebalsándome sin embargo mi calentura seguía, era incontrolable, chorreaba también por detrás y sin soltarme, ni eé a mi ni yo a él, con el corazón en la boca aún me dijo “Princesita te measte de pura caliente” y colgando así me llevo al baño, “me measte entero”, dijo, y yo lo sentía como a la distancia, pero sentía la sensualidad aun de su piel bajo la camisa que le había roto, me dejó con cuidado de pie dentro de la bañera pero la calentura me hacía aun tiritar y no pude sostenerme y me acuclillé y se lo agarré a medio parar como lo tenía y comencé a chupárselo, lo apretaba desde bien fuerte desde su base y veía como se paraba de nuevo, entraron los demás a ver como se lo mamaba. Ellos se los habían sacado y por ver tantos penes tan cerca mio, verlos excitados, sentir su olor, mi calentura seguía persistente entre mis piernas, se lo meneé bien con la punta en mi boca apretándoselo con mis labios. Mientras mejor lo hacia mas los calentaba, hasta que sentí que suave le explotaba nuevamente, bajé mi mano a mi clítoris para masturbarme y con las piernas abiertas delante de todos los demás que me miraban me dejé caer en la bañera lenta hacia atrás sentada para no perder el equilibrio mientras se lo apretaba con mi mano y salpicaba encima mio el semen que caía flojo, pero igual rico sentirlo caer sobre mi a falta de, un chorro fuerte caliente y ácido que me golpeó el pecho, y otro chorro la cabeza y el pelo, y otro chorro me golpeaba la espalda, y uno nuevo que me caía en la cara y me mojaban mis piernas, y mis dedos masajeaban violentamente mi clítoris bañado en orin caliente y junto con sentir esa lluvia dorada que me golpeaba la cara que se deslizaba por mis labios, que me bañaba mi pelo, esos chorros intensos que barrían mi cuerpo, abandonado allí en la bañera jadee un nuevo orgasmo un orgasmo intenso como ninguno otro en mi vida.
Jadeaba en la tina, mareada. Se habían ido. Al rato abrí la ducha y el agua tibia me volvió a la realidad, me duché arrodillada en la tina, me puse la toalla a manera de sari, me seque el pelo solo un poco e intenté salir. Aun me sentía con trago, aun no caminaba derecho ni podía hacer el cuatro, las piernas me tiritaban y lentamente afirmándome en la pared llegué a la sala y me derrumbe en el sillón grande. Me miraron con una sonrisa.

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Comentarios enviados para este relato
Oscar Verica (4 de April de 2011 a las 22:22) dice: Maravilloso relato, te doy un cien. Que bueno que disfrutaste de esa forma. Te felicito.

juliuscaesar06 (30 de March de 2011 a las 20:34) dice: ufff..!!! realmente me calentaste...muy bueno

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:04) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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