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Mónica 07

Relato enviado por : ivloguer el 29/05/2013. Lecturas: 5935

etiquetas relato Mónica 07   Jovenes .
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Resumen
Estaba en casa impartiendo clases a mi alumna Rocío, claro que estuviese chupándome el gusano no cambiaba las cosas, era mi noviecita secreta además de alumna.


Relato
Mónica 07

Estaba en casa impartiendo clases a mi alumna Rocío, claro que estuviese chupándome el gusano no cambiaba las cosas, era mi noviecita secreta además de alumna.

La rubiecita preciosa aprendía rápido mientras le acariciaba la espalda continuando hasta donde la misma termina iniciando esas dos montañitas de carne con un valle central. Con la mano masajeándole la colita lentamente fui deslizando los dedos al centro de sus nalguitas, era la colita de mi novia y se supone que tenía el permiso para hacerle de todo.
Mientras con un dedo le exploraba el culito, no pude resistir cuando la punta del dedo le invadía el ano y exploté en su boquita.

La pobre no se animaba a tragar eso y fuimos al baño para lavarnos, agachadita sobre el lavabo hacía gárgaras para quitarse el sabor mientras exhibía el traserito desnudo asomando bajo la pollerita escolar. No pude resistir agacharme detrás de ella para besarle los cachetitos y de paso chuparle el culito, haciendo presión con la lengua ya lograba distenderle el anito y la rubia se agarraba fuerte al lavabo sintiendo mi lengua traviesa invadirle el intestino.
Mientras nos reponíamos le dije que podría seguir siendo virgencita si probábamos la puertita trasera alguna otra vez, sonriendo dijo que ese lugar era solamente para ir de cuerpo pero le dije al oído que le empujaría la caquita con placer.

Era algo tarde para ella, no podría demorar la visita y nos tuvimos que despedir con un interminable abrazo. Quedé pensando en mi mala suerte por tropezarme con chicas Les en todos lados, cuando se me encendió la lamparita: tal vez la pudiese presentar con Moni, por suerte tenía clases diarias y vendría mañana.

Invocar su nombre me trajo nostalgias de ver a mi amor imposible, reconocía que estaba muerto por una chica que jamás me correspondería pero ya no importaba a esta altura.
Conducía lentamente elucubrando cómo arreglar un encuentro casual pero al ver a Moni un salto en el corazón me impulsó a abrazarla y besarla dulcemente delante de todo el mundo, la chica pensaría que estaba fingiendo ser su novio pero realmente le entregaba el corazón en ese beso.
Mary vino corriendo a mis brazos que la alzaron dando vueltas hasta marearla, también estaba encariñado con la chiquita pero de otro modo, tal vez más morboso.

Moni estaba trabajando y no podía distraerla mucho llevándome a su sobrinita alzada planeando tomar un helado y pasear un rato hasta la hora de volver a su casa.
No quería bajarla al piso sintiendo la tibieza de sus piernitas y arreglando su cabello quería besarla pero estábamos en la calle, hubiese parecido sospechoso..
Al estar alzadita en brazos, podía ver bien el mostrador de helados y como siempre quiso de todos los sabores, con el tremendo cucurucho en la mano la bajé al piso temiendo que me ensuciase la ropa. Esta vez estábamos a pie y no podría aprovechar el automóvil para robarle besitos o tocarla, enfrente estaba una especie de circo ambulante pero aún no abierto al público, pidiendo pasar para mostrarle a mi hija las instalaciones hallamos un laberinto de espejos. Ideal para perderse allí dentro si no se conoce el truco de mirar arriba donde se acaban los cristales.

También ideal para tener a Mary lejos de miradas indiscretas y limpiarle la boquita manchada con helado. La chiquita seguía comiendo su golosina y no podía abrazarla apropiadamente, solamente acariciarle las piernitas y robarle un besito cada tanto, caminando lentamente terminó su bendito helado y tuve que chuparle los deditos para limpiarla antes de alzarla en brazos, al fin le pude quitar todo los restos en sus labiecitos y besarla debidamente.
No podíamos demorarnos mucho en el laberinto, y me puse a caminar con Mary en brazos mientras le comía la boquita, solamente la bajé al divisar la puerta de salida.

Mirando vidrieras quería una mochila para el colegio y unas pinturitas, la chiquita estaba muy feliz y temí que me diese un besito en la boca delante del vendedor. Retornando al empleo de Moni, ésta estaba saliendo y nuevamente la abracé apasionadamente a la vista de todos, ya en el auto preguntaba la razón de estar tan efusivo y le dije que era la actuación que ella misma deseaba para conservar las apariencias. Con una sonrisita me hizo saber que eso no fue una actuación pero no podía decir nada delante de la sobrina.

Ya en su casa Mary fue corriendo la baño, se estaba haciendo pis la pobre. Aprovechando el instante de soledad Moni sugirió que dejásemos de vernos, no quería causarme daño ante la evidencia que me estaba enamorando de ella. Le pedí que me permitiese amarla en silencio, nunca le pediría nada, solamente robarle un beso cada tanto.
Sonriendo dijo que se cambiaría poniéndose ese deshabillé cortito que me enloquecía. Quedé pensando en cómo planeaba alejarme poniéndose esas prendas, daban ganas de comérsela cruda allí nomás pero debía contener mis impulsos.

Luego de comer algo me despedí pidiendo permiso para abrazarla un poquito, echándome los brazos al cuello fue ella misma quien me entregó sus labios y la abracé desesperado besándola como si fuese la última acción de mi vida.

Ya en casa, estaba revisando unos papeles antes de ir a dormir cuando unos suaves golpecitos en la puerta indicaba visita a estas horas, que raro.. Era Vero con una taza vacía diciendo que la madre la había mandado a pedirme un poco de azúcar, la tetona no paraba de seducirme y a estas horas ya estaría por volver el esposo.
Cerrando la puerta la hice pasar a la cocina para darle el encargo, sin soltar la taza llena de azúcar le dije que merecía un premio, que al menos me diese un besito. Al percibir sus tibios labiecitos dejé la taza en la mesa para abrazarla acariciando su espaldita, esta nena tenía un potito precioso y no podía evitar pasar la mano por abajo de su pollerita para tocárselo.

Vero decía que era un picarón por mi obsesión con su traserito, le confesé que me enloquecía mirarle la bombachita desde atrás deseando morderle las nalguitas cada vez que la veía. Poniéndola de rodillas en una silla metí la cabeza bajo su leve vestidito para enterrar la nariz en su colita enfundada, tuve que correr su prendita íntima para llegar con la lengua a las profundidades de ese culito precioso. En esa postura también llegaba a su tajito procediendo a chuparle la conchita desde atrás, la nena pegaba grititos de placer hasta largase un pedito en mi nariz. Pedía disculpas avergonzada, pero le dije que había sido delicioso chuparla todita y hasta me comería su caquita si se le escapase en ese instante.

Me dormí pensando en mis mujercitas especiales y cómo haría mañana para presentar a mi amor imposible con Lucrecia. Pasé la mañana haciendo las reparaciones atrasadas llegando justo a casa cuando arribaba la nueva alumna. Vestida con ropas de primera línea derrochaba riqueza y me lamentaba que no pudo comprarse una vida mejor.
Iniciando las clases le dije en broma que podía quitarse la blusa antes de beber la gaseosa para evitar accidentes, la nena se reía y casi me hace caso al tocarse los botones pero sin abrir la prenda.
Estas clases las cobraba el triple de lo normal y deseaba conservarla como alumna todo el tiempo posible, no hacía falta estirar las clases: era bastante tontita para lograrlo por ella misma.
Al despedirse le ofrecí acercarla a su casa con mi automóvil ya que debía partir con aquel rumbo, a medio camino fingí olvidar un encargo importante desviándome hacia la concesionaria. Recomendando que no se quedase en el auto para esperarme, entramos juntos y esta vez no la besé a Moni delante de la gente, le dije que traía el importe de la cuota mensual mientras le presentaba a mi alumna. Lucrecia dijo que justamente estaba interesada en un auto nuevo para el cumpleaños del padre, pensaba que estos ricachones no regalan corbatas como nosotros..

Sus miradas cruzadas transmitían algo, como si se midiesen tratando de adivinar sus preferencias, alzando a Mary que ya estaba prendida de mi mano les dije que compraríamos un helado y que mientras vean el tema del automóvil.
Nuevamente con un heladote en la mano, nos sentamos en un parque público para disfrutar del agradable clima. Veía pasar corriendo a las nenas mientras jugaban y reflexionaba que no existían bastantes pitos para tanta carne fresca, las veía con otros ojos tratando de adivinar cuáles ya habían descubierto el placer de pasarse un dedito, cuáles serían manoseadas por tíos y familiares, cuántas serían aun inocentes criaturas.
Cuando terminó su golosina tuve que limpiarle manitas y boca con un pañuelo, no podría usar la boca en un lugar público y sus ojitos evidenciaban que extrañaba los jueguitos más íntimos, al alzarla nuevamente en brazos se prendía fuerte al cuello respirándome en la oreja.

En la concesionaria aún estaban hablando en la oficina y me pareció que al vernos llegar se soltaron las manos, diciendo que llevaría a Lucrecia a su casa para volver a recogerlas pude apreciar en la nena una sonrisa que antes no tenía. Ya en el auto me dedicó una mirada que derretía como agradeciendo este encuentro "casual", una pena que le gustasen las mujeres, estaba por comerle esa sonrisa con mis labios.

Regresando en busca de mis mujercitas subieron al auto y Moni se sentó pegando su cuerpo al mío, no le conocía ese comportamiento mimoso y ya en el ascensor me dio un cálido beso en la boca. La situación me enloquecía, deseaba abrazarla y besarla con locura pero debía interpretar la pérfida comedia.
Comunicando que debía bañarse y llegar a una cita en un par de horas, pidió si me podía quedar cuidando a la sobrinita. No dijo con quién era la cita pero su mirada entre dulce y resignada me hacía saber que sería la chica con mucho dinero...

Al entrar al baño, salió casi enseguida vistiendo solamente bombachita y soutien, me abrazó sollozando y dando las gracias por presentarle a mi alumna, dijo percibir de entrada que algo raro me impulsaba visitarla en compañía de Lucrecia y había acertado plenamente. No pude resistir abrazarla apasionadamente y dejarla sin respiración al besarla.

(continuará)

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