Mónica 12

Mónica 12

Tenía el teléfono en la mano tratando de absorber la voz de Mónica fluyendo del auricular, deseaba verla pero a la vez no, algo contradictorio mientras luchaba entre la rabia y el amor que me provocaba simultáneamente.

Cuando pidió si podía pasar ahora por el colegio de Mary, se me cayeron las barreras defensivas anunciando que salía hacia allí, ella ya había cortado la comunicación cuando le dije que la amaba con locura, el teléfono solamente contestó beep beep.

Cuando llegué a la puerta ya salía la marea de blancas palomitas y agitando la mano ubiqué a Mary que vino corriendo a mis brazos. Alzadita camino al coche solamente pude darle un besito en la mejilla, pero una vez que dimos vuelta a la esquina la abracé con fuerza comiéndome su boquita.
Al llegar a la concesionaria no me bajé, indicando a Mary que dejase los útiles escolares y le diga a la tía que iríamos a comer algo.

Buscando un restaurante por la zona, preguntaba si habíamos peleado con Moni, ella sabía que me desesperaba abrazarla y besarla y esta vez ni la había saludado. No le podía explicar la compleja situación diciendo que teníamos un malentendido pasajero pero ahora almorzaría junto a una mujercita igualmente bonita.
Pedimos un churrasco con huevos fritos, yo tenía un hambre de caballo y terminé cuando Mary iba por la mitad, la senté en la falda para cortarle la carne y dársela en la boca como si fuese una bebita, no podía besarla conformándome con sentir el peso de su colita.

Se comportaba como una señorita educada, usando la servilleta para limpiarse los labiecitos y bebiendo gaseosa con el meñique extendido. Creo que tuvo mucha gaseosa diciéndome al oído que necesitaba hacer pis, no me convencía la higiene del establecimiento para que use los servicios y fuimos hasta un callejón abandonado.
Allí le bajé la bombachita y sosteniéndola de las piernas soltó la meadita, por suerte no había nadie en la calle y podía verle la chuchita expulsando el chorrito de líquido. Cerrando la puerta le pedí que se arrodillase en el asiento mirando hacia atrás para dejar el potito expuesto y poder limpiarla con la lengua. Su traserito brillaba de tanta saliva pero seguí chupándole el culito por un rato.

Esta vez pude sentarla encima mío y darle montones de besitos que le provocaban carcajadas, creo que el mejor postre era su boquita al devorarla lentamente.
Ya era hora de volver arreglándole bien la ropa mientras ella me pasaba la mano por la cabeza para no lucir tan despeinado.

Llegamos algo tarde, Moni estaba en la puerta esperando nuestro arribo y tuvo que subir atrás, su sobrina estaba atornillada al asiento y no amagaba moverse. Estirando la cara para saludarme con un beso, le respondí con un simple "hola".
Ambas mujercitas estaban extrañadas por la frialdad mientras conducía lentamente con Mary pegadita a mi brazo, ella sí podía disfrutar de mi presencia todo lo que quisiera.
Gracias a que me sacó del auto tironeándome de la mano bajé para acompañarlas, la criatura pedía que le ayudase con un jueguito nuevo pero creo que era un pretexto para que subiese.
La llevaba apretadita en brazos y en el ascensor mordiéndole la naricita para hacerla estallar en carcajadas, tuve que bajarla entrando al departamento porque ya parecía sospechoso tantos cariños.

Ante la máquina viendo su nuevo game había que regular la memoria utilizable y salió andando, no se quería bajar de mis piernas entusiasmada con el jueguito, escuchando trastear a Moni en la cocina aproveché los instantes de soledad para robarle unos besitos mientras le pasaba las manos por las piernitas hasta acariciarle el tajito.
La criatura sentía la dureza bajo su colita sugiriendo en voz baja que me la sacudiría para calmarme, la inocencia de los términos utilizados para ofrecerme una masturbación me enloquecían debiendo comerle la boquita.
Anunciando que bajaríamos para comprar gaseosa, salimos de la mano bajando medio piso por la escalera, era un sitio oculto a la vista de todos para alzarla apretándola contra la pared y besarla amorosamente.

Abriéndome el pantalón saltó cual resorte la barra de carne, tomando un pañuelo le pedí a Mary que cubriese el glande para sacudírmela con sus manitas y tuve que pedirle que redujese el ritmo, la picarona me ordeñaba a gran velocidad paradita un escalón más abajo para estar a la altura, tenía los ojitos fijos en su juguete de carne mientras eyaculaba ferozmente en el pañuelo. Tuve que doblarlo cuidadosamente para tirarlo en la calle.
Volvimos con la gaseosa y Mary relataba dónde habíamos comido hace un rato, me despedí con un besito a cada una mientras Moni esperaba algo más efusivo.

Ya era tarde cuando llamé a la puerta de la vecina preguntando si la máquina andaba bien, pensó que era un pretexto para culeármela pero le dije directamente que deseaba ver a Verónica, guiñándome un ojo informó que estaba por acostarse y podría ir a su habitación para arroparla leyéndole un cuentito.
Estaba quitándose la ropita para acostarse y muy feliz se me colgó del cuello al decirle que venía para darle el besito de buenas noches, solamente en bombachita la alcé sosteniéndola por la colita mientras le decía que estaba preciosa, le besaba los pezoncitos aconsejando que se los debería chupar mucho para que le saliesen tetitas.
No me alcanzaba la boca para besar todo su cuerpo incluyendo los piecitos cuyos dedos metí en la boca, al trepar por las piernas Vero temblaba vaticinando lo que vendría, claro su conejito enfundado fue adorado con pasión hasta bajarle la bombachita para una pelea boca a boca con el conejito desnudo.

La nena se desarmaba toda cuando lamía lentamente su tajito, quería prolongar el momento del clímax mientras le chupaba la conchita hasta que explotó bajo mis labios. Colocándole nuevamente la bombachita bromeaba que se le enterraba entre las nalguitas y debía acomodarle la prenda una y otra vez. Al fin la arropé acariciándole la cabecita y besándola suavemente, la nena estaba dormidita cuando entró la madre preocupada por el marido que recién llegaba a casa, tuve que huir a hurtadillas mientras el tipo estaba en el baño.

Recapacitaba que al final podía brindar y recibir más ternura de las pequeñas que de las creciditas, me dormí recordando la carita de Mary mientras acogotaba al pajarito hasta hacerlo escupir de modo inexperto pero con amor.

Pasé la mañana reparando unos equipos olvidado que tenía que arreglarme para la clase particular, al abrirle la puerta a Lucrecia estaba en short y chinelas.
No le interesó arrojándose en mis brazos mientras sollozaba, nunca la había visto tan mal y fuimos a sentarnos al sillón, relataba entrecortadamente que estaba enloqueciendo hasta pensar en el suicidio. Eso me asustó decidiendo confesarme y cortar la farsa, tomando su mentón para mirarla en los ojos le dije que todo era culpa mía y no sabía como hacer para que me perdonase por ser tan cruel y egoísta.
Ella no comprendía pero al menos dejó de sollozar mientras se quitaba los anteojos, me costaba decirle la verdad pero le hice saber que estaba locamente enamorado de Mónica llegando a hacerle cosas feas por celos. Claro que no podía decirle que la había violado estando sedada, pero todo lo demás con lujo de detalles.

Su expresión compungida se transformó en una sonrisa comprendiendo la parodia, luego de tomarle la carita entre las manos y besarla le dije que haría cualquier cosa para compensarla y aun así estaría en deuda con ella.
Tarde me dí cuenta que no le gustaría ser besada por un hombre, pero su sonrisa continuaba. Para cortar el ambiente tenso le ofrecí aliviarle el escozor las veces que ella quisiese, y riendo fuerte me abrazó diciendo que tan mal no lo hacía para ser un varón.
Pasamos la clase casi con normalidad, aveces le tomaba la manita y deseaba besarla o algo para hacerla sentir bien pero no sabía qué.

Se despidió pagando la clase atrasada y estaba por negarme recordando que tendría problemas pero ninguno de dinero, nuevamente le tomé la carita entre las manos amagando besarla pero solamente recorrí su frente y ojitos con la boca.
Sentía un gran alivio por haber blanqueado esa mentira y pensaba seriamente en cortar la relación con Moni pero eso impediría ver a su sobrinita, me había encariñado demasiado con la criatura y no podría vivir sin alzar a Mary en brazos para llenarla de besitos.

Recordé que a estas horas Laurita aún estaría en el cole y podría ver a Diana para hacerle el culito. Me recibió formalmente en la puerta pero apenas la hubo cerrado me tomó del cuello para besarme, no estaba nada mal la morochita y le desabroché un poco el uniforme para verle las tetitas.
Ella se sentía halagada que desease mirarle los atributos femeninos diciendo que debía preparar la comida pero podríamos estar juntos un rato, yo quería que me atendiese pero estaba con prisa para cocinar antes que retorne Laurita del colegio.
La manoseaba desde atrás apoyándole el bulto en el trasero mientras le sobaba los pechitos, al pedirle que se quitase la bombachita argumentaba que debería finalizar la comida pero permitiendo que me agachase metiendo las manos bajo el uniforme y bajarle la prendita.
Algo nerviosa decía sentirse incómoda estando medio desnuda y le garanticé que el uniforme le cubría bien las partecitas privadas.

Diana no me hacía mucho caso hasta sentir la mano reptando por su pierna para instalarse sobre la puchita, los dedos mágicos recorrían el desarrollado tajito arrancándole suspiros y dio un brinco al sentir algo duro y caliente en el trasero.
Apoyándose en la mesada disfrutaba del dedo vibrante mientras el glande se paseaba entre sus nalgas para puntearle el ojete, ya no podía aguantarme y empujé para que le entrase la puntita, apenas había lubricado el garrote pero se estaba abriendo paso en su anito.
Costaba metérselo por el culito debiendo replantearme que la chica tan guerrera no sería después de todo, ya tenía la puntita dentro cuando escuchamos "--por ahí no, te equivocaste de agujerito--"

Laurita había llegado y con el entusiasmo no habíamos escuchado la puerta, la nenita miraba impávida a la empleada agachada mientras tenía un pedazo de carne ensartada en el culito, como si nada pidió que nos apuremos que deseaba almorzar ya mismo.
Del susto se me puso blandita y bajé apresuradamente la prenda para tapar el trasero de Diana, lavé la herramienta en la pileta de la cocina luchando para guardar el enhiesto gusano.

(continuará)