Mónica 16

Mónica 16

Estaba en la casa de Mary, en la de su madre realmente mientras abrazaba a la misma desde atrás viendo corretear a su hijita.

Le acariciaba la chucha a la madre embelesado con la nena, no se en cuál estaría pensando realmente, la cuestión es que deseaba probar sus agujeritos pero a la vista de la perseguidora de gallinas.
Levantando un poco su vestido y corriendo de lado su flamante bombachita, le fui empujando el gusano hasta tenerlo todo insertado en la húmeda cavidad maternal. La chica gemía de placer, parece que hace tiempo no se la metían y sentir la juvenil barra de carne penetrándola la hacía vibrar de goce.

Me deleitaba mirando el devenir de la nena mientras bombeaba la concha de su madre, temí dejarla embarazada llevándola al clímax pero sin acabarle adentro. La pobre preguntaba si quería que me la chupase, pero con el padre durmiendo a unos metros no me animé.
Indicando con el dedo hacia la cortina hice notar que el borracho podría despertar, se puso de rodillas en el suelo para sacarle la botella y el pobre estaba dormido como una piedra.

Mi pobre gusano deseaba escupir furiosamente y esa colita parecía servida en bandeja, posicionándome detrás de ella levanté su vestido pidiendo que se bajase la bombachita, ella miraba fijamente al padre mientras le abría el anito pero yo no podía ver al tipo, estaba concentrado mirando esas nalguitas bien proporcionadas y la forma en que su huequito fruncido se tragaba mi macana. Por suerte la tenía lubricada al metérsela recién por la vagina y fui enterrándosela por el culito hasta el fondo, era estrechita pero le entraba bien, el anito se abría para recibir al invasor y le mandé el enema de leche.

Ahora no tenía donde lavarme y debí pedir que me la chupase un poco para dejar el gusano higienizado. No escuchamos entrar a Mary que observaba el pito ablandándose en la boca de la madre.

Nos despedimos partiendo raudamente, quería abrazar a mi muñequita y explicarle que no me la pude sacudir viniendo la mamita para ayudarme con la boca.
Detuve el auto antes de la ruta para abrazar a Mary y comerme su boquita, le conté que la estaba mirando mientras perseguía las gallinas y largó una carcajada. Dijo que debería bañarse al llegar a casa que andaba toda transpirada y realmente su sobaquitos estaban para una lavada pero le pasé la lengua dejándola limpita.
Diciendo que también estaría transpirada allí abajo, la recosté en el asiento con las piernitas sobre mis hombros, la bombachita tenía manchas de transpiración y un poquito de pis que se le había escapado.
Esa mezcla de olores exacerbaba mis sentidos chupándole la conchita como si fuese la cosa más deliciosa del mundo.

Una vez arregladita su ropa y bien sentada, decía que también podría ayudar a sacudírmela con la boca, claro que no accedí a semejante oferta, solamente devoré su boquita hasta quitarle la respiración.
Entrando en la casa, tuve que detener el ascensor entre dos pisos para besarla otro poco, no lograba despegarme de Mary, notando que tenía tremendo bulto ofreció aliviarme con la boca, la chiquita no tenía idea como hacerlo pero conocer su intención me ponía a mil, pasando los dedos entre sus nalguitas le decía que deseaba besarle el culito y toda ella pero ahora no podíamos.

Por suerte sus piernitas ocultaban el bulto en el pantalón cuando Moni abrió la puerta.
La cretina se había puesto la prenda cortísima que le había prestado a Lucrecia y mientras la buscaba con la mirada anunció que se había retirado por la mañana.
Era terrible verla con esa prendita, hasta Mary la miraba extrañada. Le dije bajito que se le enfriaría la cola con esas ropitas pero mimosa respondió que para eso me tenía a mí, para darle calor.

Mary anunció que tomaría una ducha y la tía ofreció bañarla, pensándolo dos veces sugirió que podríamos ir los tres para aprovechar el agua caliente.
Se me cruzaban los cables en el cerebro imaginando la situación bizarra mientras caminábamos hacia el baño con Mary encabezando la fila india, la tomé de la cintura pidiendo que caminase con lentitud para verle la colita enfundada asomando por el deshabillé, la criatura ya estaba bajo el agua mientras aún no llegábamos para deleitarme con la vista de Moni.
Ella se desvistió sin ningún pudor mientras yo caminaba de espalda para que la sobrinita no viese la tremenda erección.

Le causó gracia que entrase a la ducha con el calzoncillo puesto y riendo me bajó la prenda. El gusano saltó como resorte apuntándole a la cara mientras levantaba un pié para que me quite la ropa mojada, temí que se lo metiese en la boca dándome vuelta para darles la espalda.
Moni decía que la sobrina debería aprender algún día y nada mejor que conmigo. Ella enjabonaba la cabeza de Mary mientras yo lavaba su cuerpo desde atrás, lavarla es un decir, pasaba la mano enjabonada entre sus piernas rozándole la chuchita y aprovechando que la criatura no miraba le masajeaba el tajito con velocidad, no logré llevarla al orgasmo antes de que la otra abriese los ojitos.

Esta vez cambiamos de posición pidiendo que terminase de lavar a su sobrinita mientras ella me lavaba a mí. Desde atrás me enjabonaba los hermanos mellizos haciéndome temblar mientras mi mano se dedicaba a las piernitas de Mary. Debía subir con la esponja y lavé cuidadosamente su tajito y colita mientras sentía un dedo enjabonado acercarse peligrosamente a mi virgen orificio para cagar.
No tuve opción que dejarla que continuase y la cretina me enterraba el dedito lentamente mientras con la otra mano me enjabonaba el garrote, tuve que pasar la mano entre las nalguitas de Mary para transmitirle algo de mi angustia y al momento que Moni lavaba el gusano con lenta cadencia mi dedo entraba en el culito de su sobrinita.
Su experta mano le provocó tos al pobre gusano escupiendo mientras lo lavaban, por suerte corría el agua y enseguida desaparecieron los rastros.

Moni se envolvió en una tohalla para ir a peinarse antes que secase el cabello, quedé con Mary que había espiado la operación de reojo preguntando bajito si me había gustado cuando la tía me la sacudía. La sequé bien llevándola envuelta en otra tohalla al dormitorio.
Mi amorcito no había llegado al orgasmo y estando los tres en la cama no podía hacerle nada, solamente abrazarla y tratar de dormirme.

De madrugada comprobé que Mary dormía profundamente para acariciar el pelo de Moni e ir despertándola con besitos en la cara, cuando tenía los ojos bien abiertos por el cuarto en penumbras la besé con dulzura creciente. Llevaba mucho tiempo pensando en su boquita y no podía dejar de besarla, esta vez masajeaba sus pechitos sin que se quejase y desprendiéndole el soutien me dediqué a chuparle las tetitas por turno.
Su respiración agitada demostraba que tan mal no la estaba pasando, besando su pancita y bajando me dediqué a adorar su cubierta chuchita, no aguantando más le bajé la bombachita para atacar con la lengua esa panochita pelada. Tuvo dos orgasmos silenciosos mientras le chupaba la conchita con fervor.
Dormimos otro rato mientras la abrazaba desde atrás con el gusano de piedra ensartado dentro de su puchita pero sin movernos, así aguantaría horas para que ella se durmiese sintiendo el bicho adentro y sin tomar frío en la cola.

Desayunamos prestamente mientras yo peinaba a Mary, era la primera vez que los tres despertábamos siendo una familia unida. La chiquita se derretía por la suavidad con que alisaba su cabello mientras la tía pedía que nos apurásemos, esta vez no usaban el transporte público y llegamos en un santiamén. La chiquita se despidió con besito en la boca mientras Moni se maravillaba de cuánto cariño me tenía la sobrina, esta vez me dio un beso como la gente al descender del auto y observaba su trasero meneando mientras entraba al local de ventas.
Quedé un rato sentado allí sin arrancar tratando de rememorar cada instante maravilloso con ellas y respirando aliviado que mi vida se estaba encarrilando.

En casa me dediqué a ordenar las cosas y de paso plasmar en letras algunas vivencias, había un site donde la gente relataba historias eróticas y algunos contaban sus experiencias, otros pocos animaban la redacción fomentando que afloren nuevos autores.
Decidí meterlos a todos en un archivo .zip para que no se perdiesen entre posts variados.

Era lunes y debía arrancar con el trabajo, además en un rato llegaría mi alumna particular debiendo preparar la clase. Aún estaba redactando la presente cuando unos golpecitos en la puerta indicaban que había llegado con anticipación.

Pidiendo disculpas que todavía no me había cambiado tomó asiento delante de la máquina donde había olvidado cerrar el archivo actual. Cuando aparecí bien peinado y con aspecto decente estaba leyendo entusiasmada pero pedía que modificase los nombres, no quería exponer detalles personales aunque el tema le interesaba prometiendo que escribiría sus propias vivencias.

La veía sobre los hombros devorarse las palabras que describían nuestra relación y bajando la mano desabroché un par de botones para verle las tetitas. Al oído le decía que sus pechitos eran hermosos y desearía acariciarlos y besarlos, la chica se dejaba hacer mansamente comenzando a comprender los roles de activos y pasivos.

Tomándole la mano la hice poner de pié para abrazarla cariñosamente mientras le desprendía el soutien por espalda, quería amasarle esas tetitas de inmediato pero la alcé en brazos para llevarla los dos metros que nos separaban del sofá. Recostándola cariñosamente le acariciaba el cabello mientras la besaba con toda la ternura posible, luego de masajearle los pechos me dediqué a mordisquearle los pezoncitos hasta meterme toda la tetita en la boca y vuelta a chuparle el pezón.
Pasando la boca por su pancita lengüeteaba el ombligo arrancándole risitas mientras desabrochaba su vestido. Con la misma parsimonia besaba cerca del elástico de su prendita íntima acercándome lentamente al tajito pero solamente rozándolo. Cuando ya respiraba agitadamente le bajé la última prenda para besarle la panochita.

Ya no era el enloquecido de antes, lentamente fui pasando la lengua por el tajito hasta la entrada de la vagina para volver a subir sin tocarle el clítoris directamente, solamente alrededor hasta tenerlo todo entre los labios y volver más abajo a chuparle la conchita con suavidad. Sus temblores desembocaron en un estertor delicioso hasta quedar desarmada en el sofá.

(continuará)