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Mónica 27 (final)

Relato enviado por : ivloguer el 18/06/2013. Lecturas: 7442

etiquetas relato Mónica 27 (final)   Jovenes .
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Resumen
Me ponía de todos los colores mientras ella relataba que llegó a un orgasmo mientras le chupaba el tajito


Relato
Mónica 27

Me encontraba en la casa campestre de Mary con ella sentadita en mis piernas, con mucho desparpajo le contaba a la madre que hoy se había hecho mujercita. Me ponía de todos los colores mientras ella relataba que llegó a un orgasmo mientras le chupaba el tajito pero no mencionó que se la había metido por la puchita ni por el culito.

Pensé que me echarían a patadas instantáneamente pero la hermana de Moni se mostraba feliz de estar con alguien que cuidaba y amaba a su hijita, decía que de todos modos la hubiese agarrado algún pervertido y la podría haber lastimado dejando feos recuerdos de sus inicios sexuales.
Arrodillándose en el suelo y separando las piernitas de su hija le acariciaba el tajito y a su vez me apretaba el miembro pidiendo que no la desvirgase aun, que era demasiado chiquita para eso, casi se me caen las lágrimas ante el pedido confesándole que jamás la lastimaría, la quería demasiado para siquiera pensar algo así.

Batallando bajo la colita de Mary, me abrió el pantalón extrayendo el flácido miembro que estaba dormidito del susto sumado a las múltiples batallas de ese día. Su hija observaba con los ojos grandotes como su mamita me agarraba el bicho explicando que eso era demasiado grandote para entrar en su conejito y como el gusano no se ponía duro procedió a darle respiración boca a boca. Era un espectáculo casi fantasioso y morboso verla chuparme la pinga con su hijita presente y inevitablemente se me puso dura.
La cretina chupaba de maravilla y debí comerme la boquita de su hija para que la chiquilla no viese la escena inmoral, no sé cuánto tiempo nos habremos besado con Mary hasta que le dí la mamadera calentita a su madre.

Esta vez quedé completamente rendido y tirado en el colchón con la chiquita acostadita encima, no podría despegarme de su personita y percibir su peso inquieto sobre el cuerpo era balsámico, creo que aún en sueños la seguía besando y acariciando.

Al despertar ya estaba oscuro, y habría seguido durmiendo de no llamar a la puerta la madre de los mellizos José María y María José, mejor les llamaré JM y MJ...
Diciendo que habían recaudado un buen ingreso y mejorada la escuelita, me invitó a ver las reformas y de paso pagarme. Yo tenía los brazos como tentáculos aferrando a Mary y no deseaba soltarla pero mi muñequita estaba dormida y salimos a la noche.
Apenas entrar, el nene saltó a mis brazos susurrando que no le diga a nadie que se la había metido por detrás, que los amiguitos del barrio le harían la vida imposible de enterarse, le aseguré que él era bien machito y jamás le contaría a nadie.

La nena (MJ) estaba preparando unas tostadas con mermelada y se me ocurrió un jueguito: recordando a la cieguita le pedí a la nena que se ponga una venda en los ojos y que debería adivinar el sabor de lo que le diese a probar. Colocando en la mesa un frasco con mayonesa, otras mermeladas y cosas untables que hallé, metí el dedo en el frasco de mostaza dándole a probar a la criatura.
Apenas le metí el dedo en la boquita puso cara de asco identificando el sabor, luego con una mermelada de frutilla lo mismo. Al tomar el frasco con dulce de duraznos la madre me miraba como preguntando que estupidez de juego estaba proponiendo, esta vez me abrí el pantalón y embadurnando el glande con mermelada se lo acerqué a la boquita entreabierta de MJ.

Enseguida dio con el sabor, pero no se sacaba mi miembro de la boca tratando de adivinar que cosa era ese dedo gordote que ni le cabía todo en la boca. La madre se reía casi a carcajadas pero silenciosamente, se agarraba la panza de la risa al ver a su hija con una poronga en la boca sin acertar qué cosa era.
Se estaba por sacar la venda de los ojos cuando le pedí que se quedase así para guardarme el bicho, pero lo tenía enchastrado con mermelada y a punto de usar una servilleta. El nene se ofreció a limpiármela y por lo lento del proceso creo que el pibito tenía inclinaciones raras, de no estar ante la madre creo que me la chupaba para limpiarla.

La mujer se reía de la ocurrencia, anunciando que se retiraba un ratito para dejarnos practicar. Al menos la vieja no me la quería chupar ya que venía rendido y con pocas ganas, si la boquita ofrecida fuese infantil podría replantearme las opciones...
Cuando la nena se quitó la venda el hermanito le contó que recién tenía mi pito en la boca y no podían aguantarse las risas, pidiendo que lo practicasen entre ellos no parecían muy deseosos y tuve que bajarle el pantaloncito al nene, su hermanita miraba con mucha atención el pitito miniatura que se puso durito cuando lo agarré moviéndole la pielcita arriba y abajo, parece que eso le gustaba al mocoso.

Esta vez le pedí al pibe que se trepase a un silla dejando a la hermanita de pié, no sería muy cómodo pero yo quería tocar a la nena mientras ella degustaba las adivinanzas. La chiquita ponía caras raras cuando el hermanito le dio a probar un dedo mojado en vinagre, decía que el sabor era asqueroso y la tuve que besar metiendo la lengua en su boquita para quitarle el gusto feo.
Mis manos inquietas se paseaban por toda la geografía de MJ, desde la cinturita hasta sus piernas y nuevamente hacia arriba pero esta vez por debajo de su vestidito, para confundir su percepción de los sabores le tocaba fuerte el conejito cuando el hermano le metía el pitito duro con mayonesa en la boquita.

Cuando se puso mermelada en el cosito parado, a su hermanita le gustaba el sabor y le sugerí que chupase bien hasta dejarle el penecito limpio al nene. Esta vez lo agarraba por la cola para manejarlo mientras le chupaba el pitito, al anunciar que ya lo tenía limpito JM le rogó que le chupase otro poco que sentía lindo, la criatura se metía casi toda la carnecita en la boca mientras mi dedo intentaba entrar en su culito, no podría permitir que todas las lindas sensaciones fuesen exclusivas del varoncito...
Al sugerir que ahora deberíamos cambiar, descubrimos que MJ no tenía pitito para darle de probar al hermano, por descarte debería ofrecerme yo para la tarea.

No me agradaba la idea de que un varón me la chupase procediendo con el dedo, el pibe se quejaba que le dé un pito de verdad y ya no tuve dudas acerca de sus preferencias. Me puse mayonesa para que tenga sabor feo pero el pibito abría grande la boca para que le entrase el pedazo de carne, parece que no le importaba el sabor. MJ ya se había quitado la venda de los ojos y miraba asombrada a su hermanito chupándome la verga con fruición, esta vez el cegado era él y aproveché para abrazar a su hermanita y decirle al oído que a su hermanito le gustaba que se la metan por el culito y ella no podría ser menos. La treta para ponerla celosa funcionó anunciando que ahora le tocaba chupar a ella.

Arrodillada en el suelo, se maravillaba del tamaño de un pito adulto apretándolo fuerte y acariciando a los mellizos colgantes, al metérsela en la boca no sabía chuparla bien y me hacía doler con los dientitos, para cortar la situación algo indecente le dije que ya estaba y ahora tocaba meterle un lápiz por atrás al hermanito.
El pequeño no se hizo rogar acostándose en la alfombra con el potito en pompa, MJ humedecía un lápiz con la boca dispuesta a metérselo por el culo al hermanito cuando le pedí otro para metérselo a ella, no había lápiz pero un fibrón con punta redondeada era adecuado.

El pobre lápiz ya estaba empujando caquita masculina y no perdí tiempo con esa colita enfundada, le bajé la bombachita procediendo a separarle las nalguitas, yo no sería tan bruto de meterle algo seco en el anito procediendo a chuparle bien el culito para ablandar el esfínter. Ahora la puntita del fibrón se acercaba amenazante al agujerito fruncido y y con ligera presión se lo fui metiendo en el culito. Parece que a la chiquita no le molestaba procediendo a empujar en la puertita marrón con el glande, se veía gigantesco comparado con esas nalguitas pero le ensarté la puntita entre los jadeos de la nena farfullando que era demasiado grande para su pobre colita.
La pollerita tapaba un poco el traserito desnudo infundiendo un clima más perverso, parecía un acto a escondidas el estar enculando a la pequeña, no se la podría meter muy profundo pero la tenía bastante ensartada para que no se escapase el gusano del anito dilatado.

El pibe se la estaba machacando mientras la hermanita le metía y sacaba el lápiz del culo, tuvo un orgasmo y se levantó desensartándose el lápiz del ano, perdimos el equilibrio al estar los tres agachados y caímos con la consecuencia de metérsela más hondo a la nena. Me daba terrible pena el accidente ya que podría hacerle doler a MJ pero resoplando se aguantó estoicamente diciendo que era más valiente que el hermanito al aguantarse casi toda la barra de carne metida por el culito.
Se la tuve que desenterrar lentamente sin acabarle dentro de la tripita, y con mucho cariño le revisé el trasero por si se había lastimado, estaba con el anito muy dilatado pero no se apreciaban lastimaduras y luego de chuparle mucho el culito no se notaba nada.

Yo aun conservaba una tremenda erección y sentado en el suelo vino MJ a sentarse encima mío para que le dé besitos, la cretina ya sabía que me gustaba comerme su boquita. Con las piernas abiertas atenazando mi cintura quedaba el baboso gusano apuntando a su puchita, cuando la dejé hablar me pidió bajito que la quería sentir un poco en su conejito, le dije que eso era muy peligroso debido a su tierna edad pero no pude resistir sus ojitos suplicantes tomándola de la cintura para que el gusano le dé un besito al conejito. La escuincla cerraba los ojitos sintiendo el glande en la boquita de su conejito e hizo un poco de fuerza para que le entrase, esta vez sentía una tibia y resbalosa puchita que me tragaba lentamente el miembro y le mandé un chorro de leche bien adentro de la conchita.

Estaba vistiéndome bien al sonar el celular y el auricular me hizo olvidar de todo al traerme la dulce voz de Mónica preguntando a que hora regresaría a casa. Ese "a casa" me produjo un escalofrío, al fin tenía una familia de verdad para retornar a "casa".

Yendo donde estaba Mary le comuniqué que volvería con su tía pasando a recogerla en unos días. Su carita algo tristona me impulsó a alzarla y besarla amorosamente a la vista de su madre, le confesé que también extrañaba mucho a Mónica y deseaba verla y si no fuese por su sobrinita que amaba con la misma intensidad habría enloquecido hace mucho.
Al pedirle a la madre que vaya a comprar azúcar, la mujer puso cara extrañada hasta comprender que su hija deseaba un ratito de privacidad, apenas traspasar la puerta Mary me pidió que le dejase un regalito para recordarme estos días, no sabía que cosa darle hasta que me aclaró que ahora ya lograba un orgasmo con besitos allí abajo.

Sobra decir que casi nos arrojamos sobre el colchón mientras le bajaba desesperadamente la bombachita, ella solita me atenazó el cuello con sus piernitas mientras zambullía mi cabeza sobre su conejito. Temí que alcanzase el placer demasiado de prisa procediendo a chuparle la conchita con extrema lentitud, parece que eso la exacerbaba aun más y se desarmó violentamente debajo de mi boca. No podía dejar de chuparle el chochito y muy lentamente percibí la curva de ascenso placentera, esta vez le chupaba desde el culito hasta el tajito, todo con mucha fruición y desesperación hasta llevarla al borde del abismo y arrojarla al vacío mordisqueando con los labios su clítoris miniatura.

Al subir al automóvil casi le pido que venga en el viaje a casa, saqué del bolsillo la bombachita que recién le había robado y pasándomela por la cara le dije que un pedacito de ella me acompañaría,
partí conduciendo lentamente mientras algo húmedo rodaba por mi mejilla entorpeciendo la vista.

Ya en la ruta reflexionaba cómo pude sobrevivir todos estos años sin haber conocido a Mónica y su sobrinita Mary, debería replantear toda mi vida para dedicarme exclusivamente a las dos mujercitas que eran el pilar de mi existencia.
Esta vez no me importaba tener la visión borrosa y alguna gotita cayendo, tenía el corazón iluminado con las brillantes letras MONI pero sin percatarme otra tremenda luz me cegó. Realmente eran dos las luces del transporte que tenía directamente de frente y creo recordar que hubo un estruendo, un tremendo ruido y luego el silencio y la oscuridad.

Supongo que el impacto me expulsó del vehículo dejándome colgado de un árbol, o tal vez un poste de luz, no sé. La cuestión es que podía contemplar todo desde una altura y escuchaba la sirena de una ambulancia, no me dolía nada al observar que sacaban mi cuerpo destrozado del vehículo.
Solamente me dolía el alma al reconocer que no pude decirle a Mónica cuánto la amaba.

(Fin)

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:10) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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