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placer por dinero

Relato enviado por : Anonymous el 10/06/2013. Lecturas: 5768

etiquetas relato placer por dinero   Gay .
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Resumen
por dinero proponen a un tipo ser el sentro de una orgia gay y abusan de el y lo disfrutanlo difruta


Relato
Andaba yo realmente de muy mala racha económica y como no encontraba solución decidi ir a echarme un trago a un barecito en que vendía muy barato el trago. El lugar se llenaba siempre, así que había tenido suerte en encontrar una mesa. Paso poco rato para que se me acercara una chica ya madura pero de muy buen ver y me preguntara que si podría acompañarme con su amigo en la mesa ya que no había lugares para ellos. De buena gana acepte pensando que ellos podría hacerme un poco de compañía. Ella llamó a su amigo que estaba parado buscando mesa, con una seña. No paso mucho tiempo para que entabláramos una relajada conversación y salieran a la luz mis problemas económicos. Aquél amigo comenzó a recitarme las trilladas palabras de que los problemas económicos se resuelven con decisión y no tarde mucho en decirle que lo que decía sonaba filosóficamente correcto, pero que en la práctica no era así. Entonces él me replicó que qué estaba dispuesto a hacer para conseguir dinero, pregunta que en principio me sorprendió creyendo que podría tratarse de alguien que buscaba contratar a alguien para cometer algún delito. Mi respuesta fue directa: haría cualquier cosa que no fuera un delito… Él no se sorprendió de mi respuesta e inmediatamente me preguntó que si consideraba delito que una señora me pagara por tener sexo… Le aclare que no era mojigato y que eso no me parecía delito. Supuse que era mi noche afortunada y que seguramente ellos andaban buscando a alguien para hacer un trió, por lo que esperaba que ellos me hicieran alguna oferta y mi desesperación era tal, que estaba dispuesto a acompañarlos con cualquier dadiva siempre que ellos pagaran el alcohol y no se tratara de sexo entre hombres. Él, un poco como lo esperaba, se secreteó con la chica que lo acompañaba, y siendo muy directo me volvió a preguntar si estaba dispuesto a conseguir dinero vendiéndome sexualmente… en la idea de lo que había anticipado el dije que sí, que no lo pensaría dos veces, que no me parecía delito y que no sería difícil ganar dinero y disfrutar al mismo tiempo. El guardo silencio algunos segundos y después me dijo que me haría una oferta pero que lo dejara hablar hasta el final antes de comentar o responder si me atraía lo que me ofrecía. Yo solo asentí que estaba de acuerdo. Entonces él me comento que podría conseguirme doscientos mil pesos por tres horas de sexo, cantidad que me pareció increíble cuando yo suponía que por un prostituto se pagarían no más de tres mil. Él continuó y me explicó que se trataba de una orgía en donde yo sería el centro de la reunión y que los invitados podrían complacerse conmigo como fuera. Me dijo que el único requisito es que fuera virgen y que aceptara de buena voluntad. Dejó de hablar un momento y me preguntó que qué me parecía. Le pregunté si era una broma, pues un adulto como yo era imposible que fuera virgen, y entonces creí que todo era un juego para pasar el momento. Me dijo que era notorio que yo era heterosexual y que era la virginidad de mi culo lo que necesitaba para conseguirme esa cantidad. Que la orgía que me proponía era con cinco hombres que les gustaba entretenerse con chicos vírgenes. Instintivamente le respondí que estaba loco y que de ninguna manera haría algo así, que yo creí que se trataba de algo con mujeres. Él me pidió que olvidara su oferta, que me vio tan dispuesto que pensó que podría interesarme. Se disculpó y pidió la cuenta. Insistió en y se puso inquieto con un deseo notorio de retirarse. Yo no aguante y le pregunté si la oferta era en serio y si más redondeos él respondió que sí: doscientos mil pesos por un culito virgen… No pude evitar hacer cuentas e imaginar que nada podría ser peor que estar sin dinero, y preguntarle si se trataba de algo de dolor… Él me dijo que no, que ningún dolor más allá me desvirgarme y del que todos tuvieran sexo conmigo; felaciones masturbaciones, meadas, y cosas como esas durante tres horas… la verdad es que doscientos mil peso me caerían de perlas en esos momentos, pensé, así que me atreví a preguntarle como para cuando sería… ahorita, me respondió, yo te llevaría a una habitación en donde te pagaría y comenzaría la orgía. Ya había perdido trodo el pudor ante su oferta, pero aún con las reservas que significaba aquel peligro le dije que solo aceptaría si fuera en mi apartamento; uno no sabe qué tipo de locos se puede encontrar… de acuerdo, asintió, dime en donde y nada más danos tiempo a llegar. Mencionó. Que la única condición es que todos tendrían que bañarse y usar un antifaz… Yo sólo le dije que si era cierto, tendría que darme el dinero por anticipado y que vivía a la vuelta de aquel bar, que por mi parte aceptaba y que solo pondría como condición que se llevara una botella de ron y que nada de dolor. El me anticipó que se trataba de placer, pero que era común que alguno de los participantes llevara juguetes y que yo decidiría hasta donde llegar, que el único compromiso real era que tendría que dejarme desvirgar por los cinco y que para eso podrían usar algunos lubricantes y analgésicos. Yo sólo dije que estaba de acuerdo y le pregunte por el papel que su compañera jugaba en este juego. Él me dijo que ella era travesti, y que como tal participaba. Me sorprendió su respuesta pues ella me hubiera era tan atractiva que me hubiera llevado a su cama. Me heche de un solo golpe el ron que tenía servido y les pedí que nos fuéramos al apartamento
Él llamó al mesero para pedir un par de botellas de ron que le agregaran a la cuenta de la mesa y mientras esperó a que le trajeran el tiquete me pidió la dirección del apartamento e hizo unas llamadas por el celular. Llegó la cuenta y saco un enorme fajo de billetes y pago lo que se debía.
Llegamos a mi apartamento, y antes de entrar, sin que yo dijera nada, me entrego dos fajos de billetes de mil peso y me dijo que eran doscientos mil pesos, que si quería los contara… por el tamaño, no tenía duda de que estaba cumpliendo su parte, así que los tomé y abrí la puerta. Fui directo a buscar los hielos para preparar unos tragos y casi al mismo tiempo les pedí que pasaran a la sala. Serví sin preguntar tres cubas y después de entregarles las suyas, bebí la mía apuradamente hasta terminarla. Ellos parecían no sorprenderse de nada y hablaban cortezmente sobre lo bonito del apartamento y de lo cómodo que se les figuraba, hasta que cambio el tono de voz de él y me recordó que ya había pagado y que lo mejor es que su compañera (compañero), llevara a darme un baño. Aclaró que el se encargaría de la llegada de los convocados. Ella se levanto como obedeciendo, sirvió una cuba cargada que me entregó y me pidió que la llevara a mi bañó. Yo no encontré pretexto para detenerme, debí la mitad del trago que me había entregado y le pedí que me siguiera.
Ya en el baño, “ella” abrió la regadera, cerró la puerta, y me preguntó si estaba nervioso… Yo no respondí más que con la mirada, a la que condescendió respondiéndome que sería muy placentero mientras se quitaba el vestido para quedarse en ropa interior. Desnúdate todo, vamos a bañarnos, me dijo, manteniendo toda esa actitud femenina. Yo pensaba entonces que ya había aceptado y que lo correcto era dejarme llevar por sus instrucciones. Me desnude y me metí a la regadera que ya había sido templada por ella. Estaba excitado, pero algo impedía que tuviera una erección. “Ella” se metió con migo y tomo el estropajo y el jabón y empezó a bañarme mientras me platicaba con voz sexual que ella era hombre pero que descubrió el placer de satisfacer hombres como delicioso y que ahora le encantaba. Usaba un lenguaje excitante para describir el intenso placer que se recibía mientras enjabonaba mi pene y exhaustivamente mi raja y mi ano. Tal fue su manejo, que lentamente mi pene se erguía lo que le provocó una sonrisa… Alcanzo la cuba y me pidió que la bebiera toda. Bajó y acaricio con su lengua mi glande y se lo fue introduciendo poco a poco en la boca hasta sorberlo todo. Fue solo un instante antes de enjabonarme todo y de ponerse tras mi espalda para tomar el champo y lavarme el cabello. Mientras lo hacía, con discreta perversión acercaba su pene atrapado por la tanga a mis nalgas y yo podía sentir como poco a poco se despertaba. Enjuagó mi cabello y masajeó mis hombros para relajarme. Cuido que todo el jabón se retirara de mi cuerpo usando sus manos, y fue bajando lentamente hasta situar su cara justo en mi culo y con ternura de mujer abrió mis nalgas y hurgó con su lengua y su nariz toda mi raja como probando una fruta anhelada. Estás listo, me dijo justo al tiempo que cerraba la regadera.
Tras de la puerta, mientras secaba mi cuerpo con amabilidad, se oyó la voz de él que le pedía que nos quedáramos en la recamara. Le informo que el antifaz quedaba sobre la cama y que me lo pusiera y ahí aguardáramos. Ella cumplió con las instrucciones y al salir del baño me puso el antifaz que tenía una maya sobre los ojos que sólo dejaba ver sombras. Me recostó en la cama y puso mi cabeza sobre su regazo el cual había desnudado mientras se secaba. Sólo disfruta, me dijo, y puso mi oído sobre su vello púbico rasurado. Yo, podía sentir su pene por la temperatura en mi cachete mientras “ella me acariciaba el cabello empujándome hacia el para excitarlo. Se fue despertando lentamente y despertando mi curiosidad por encontrarlo por lo que fui moviendo muy lentamente hasta sentirlo cerca de mi olfato. Sólo olía a jabón, a limpio; deje que “ella lo colocara cerca de mis labios, y reconociendo para mis adentros la curiosidad que tenía hacia su sabor, comencé a besarlo. La impresión de sentir un cuerpo sólido y caliente al borde de mis labios reventó mi excitación y ya sin posturas me lo introduje todo en la boca y comencé a mamarlo. Lo absorbía como deseaba que lo hicieran en mí, como una aspiradora, y lo exprimía devorándolo de tal forma que segundo después escaparon de su agujero las primeras gotas de miel, las lubricantes, que me bebí a placer hasta lograr en su garganta los primeros gemidos. Tras de ello, solo la escuche decir con tono de llamada a los demás, que estaba listo. Mientras seguía succionado aquel pene pude escuchar los paso a mi alrededor que me indicaban que los invitados ya estaban ahí y contrario a lo que creí, saber que yo sería su festín, me excitaba más de lo que imaginaba. Yo seguí mamando aquel pene mientras sentía el estruendo sexual que me provocaba las muchas manos que me acomodaban sobre la cama hasta poner mis nalgas hacia arriba pero dejándome vaciar mis paciones sobre aquel glande que ahogaba hasta mis anginas voluntariamente. Las manos se sentían calientes sobre mi cuerpo que se estremecía con sus ansias. Alguno de ellos acerco su cuerpo hacia mi cara atragantada de pito y al no encontrar respuesta de mí hacia él, tomo mi mano y la acerco a su verga para que la tomara. Fue increíble la sensación de algo tan rígido y grande abrazado por mi palma de igual modo que cuando me chaqueteaba. No aguante el deseo de masturbarlo desesperadamente, más cuando sentí como poco a poco hacía un esfuerzo por acercarse a mi boca e invitarme a que la probara. No me resistí, deje que esas dos vergas jugaran con mi lengua como si fuera una vagina y al sentir las dos en mi boca sentí tanto placer que me obligue a tragarlas. Debió haber sido mucho mi deseo, porque inconfundibles en mis labios se sintieron las palpitaciones de la verga de “ella” que no hallaban ya mas forma de evitar venirse y que se confimaba en la manera en que me sumergía el rostro hacia su pubis para lograrlo. Yo no pensé más que en sentirlo, en complacerla, y saque bruscamente el otro pene de mi boca y succione el de ”ella” hasta reventarlo. Sus gemidos me fueron indicando su intensidad hasta sentir esa explosión inundante en mi garganta de la que quise escapar retirándome, pero que “ella” no me permitió deteniendo mi rostro ahí con sus manos. Mi boca se llenaba de leche y el deseo de beberla para desahogarme me obligo a tragarla. Qué extraña sensación el sabor y luego la reacción cuando llegaba a mi estomago, provocándome un calor extraño que me llenaba de energía y deseo de continuar bebiendo… bebí y bebí hasta dejarla seca y sentir como en mis labios se debilitaba.
Tras de mí todo volvía a aparecer pues me había ausentado un momento por el placer que descubría en tragar esa leche… me di cuenta de que una verga hurgaba en mi culo introduciéndose vigorosamente y con deseo… aquella sensación coronaba con locura la que me había provocado tragar aquella venida y las manos y los penes que se podían sentir arrimándose en mi cuerpo, me hicieron desear más y más que me tomaran todo y que hicieran de mi lo que quisieran. Fui yo el que busque otro pene para mi boca y quien agradecí que “ella” se quitara para ceder el lugar a un pene nuevo. Fui también yo quien buscó para mis manos un pene más, que arrastre hacia mi cara hasta meterlo en mi boca para sentirme inundado nuevamente por dos pitos enormes que me violaban con descaro.
Gozaba, gozaba sin control y nada me perturbaba. Todo me alentaba a seguir, todo era grato: el juego de alguien que atrás inundaba mi ano con algún humectante y llenaba mi cola jugando con un dedo, y luego dos y luego más, provocando en mi la necesidad de atragantarme con aquellos pitos de los que no quería escapar aunque me ahogaran. Repentinamente uno de los pitos sale de mi boca y un extraño chorro directo a mi garganta empieza a inundarla. Es líquido y se detiene. Alguien toma mi cabeza y me indica que se está orinando. Rápidamente pienso que no quiero e intento zafarme, pero me empujan nuevamente. Estoy tan caliente que ese calor del liquido me convence y aun ahogándome, tomo todo lo que puedo y lo trago, y dejo que se derrame el resto en nuestros cuerpos. Me gusta, no sé si sabe rico pero me gusta, quiero más y apachurro aquel pito mis manos para que se me entregue y aunque ahora el quiere escapar, yo no lo dejo aferrándome a sus nalgas para que ahí se quede. Se oyen sus gemidos desesperados y ansioso aunque intenta evitarlo hago que me llene de leche y lo mamo como aspiradora hasta hartarme. Quiere escapar y no lo dejo, sigo succionando aquel miembro hasta hacerlo chiquito y escuchar a su dueño extasiado suplicarme.
No sé cómo, pero supe que “ella” estaba atrás de mí, antes de escuchar que me advertía que me iba a desvirgar. Acomodo mis piernas para penetrarme doblando mis rodillas como si me hincara y dejó mi culo levantado. No sé si era algún tipo de ritual, pero todos los demás se separaron hasta que sucediera. Yo en realidad ya había sentido algunos dedos hurgarme deliciosamente y desde mi perspectiva cachonda me habrían metido cuando menos tres de una mano, pero estaba perdido recibiendo leche y meados y no sentí ningún dolor que no fuera placer y agrado. Llego el momento, me pidió que relajara el culo, que hiciera un poco como cuando estaba cagando y que dejara que entrara y me empujara disfrutando. Dolor, no lo sé, mi culo se inflamaba como si lo abriera la punta de una montaña y entre mas entraba más quería que saliera y entre más salía mas deseaba que entrara. Fue amable, lo hizo lentamente hasta legar a topar contra las paredes de mi espalda. Siguió despacio hasta que lo asimilara y cuando fui yo quien empezó a salir y entrar desbocadamente, dejo toda la calma y se me enterró hasta hacerme gemir de un doloroso placer que se ensartó en mi alma. Me empuje, me empuje hasta sentirlo todo, hasta topar mis nalgas con sus huevos y desear que estos entraran, y que entrara toda “ella” y que entraran tos ellos y se vinieran uno a uno y todos juntos dentro de mi culo deseosos de beberlos. No sé si cinco o diez minutos, pero fueron pocos cuando “ella” empezó a estremecerse y desbocar su velocidad para venirse. Entonces tomo mi verga y se aferro a ella para impulsarse al tiempo que me masturbaba al mismo ritmo que me cogía. Yo le pedí que me dejara. Que no quería venirme, que perdería la excitación y que quizás así no me gustara. No me hizo caso, sentí el bombeo de su pito precipitarse en mi y atorarse en mi interior como si fuera un perro que me abotonara y en cuanto sentí el calor de su leche brotar e inundar todo mi vientre, bastaron segundos para que yo me vinera sobre su mano y para encontrar unas labios amigos que me absorbieran hasta terminar. Yo temí que con ello terminara mi excitación, pero extraño a mi comportamiento habitual en el sexo, seguía caliente hasta lo increíble. Sentí su pito salir de mi culo, y me di la vuelta para buscarlo y mamarlo hasta sacarle la última gota de leche. Estaba un poco cansado. Me recosté boca arriba para tomar un poco de aire cuando sentí una boca acercarse a mi pene relajado. Luego fueron dos bocas que rápidamente lo levantaron. Luego un pito enorme en mis labios que se recostaba sobre mi cara para ahogarme. Yo estaba desfondado en mi miseria de pudor y lo deje mientras torpemente me jalaban a la orilla de la cama. Alguien mamaba mi verga con devoción mientras alguien más acercaba su pito a mi culo y me penetraba sin ninguna amabilidad. No había nada más que no fuera placer en mis tres partes. En mi boca, en mis nalgas, en mi verga: era el paraíso. El que me cogía me sintió guango o no sé qué, o alguien abusivo quería jugar con migo, pero de repente sentí que entraban dedos de más además de aquella verga, y me iban abriendo todo lo que podían hasta ampliarme. No sé cuantos, yo me sentía feliz deseando que se metieran todos los dedos, todos los puños, todos los brazos, todos ellos juntos menos la verga que estaba en mi garganta. Quería que se vinieran todos juntos y al mismo tiempo. Que se vaciaran, que me llenaran, que me inundaran. No sé si me adivinaron, sacaron la verga que me cogía, y solo quedaron los dedos hurgando y penetrándome. Alguien me detenía para que no me moviera, y pude sentir la intención de aquellos dedos de meterse hasta el fondo. Dolía un poco, dolían los nudillos al abrirme el culo pero insistían y yo no quería detenerlos. No sé que iba a pasar pero la excitación me obligo a concentrarme en la verga en mi boca, en desquitarme con ella y mamarla hasta vaciarla y disfrutarla gota a gota. Cuando sentí su vibrar, cuando sentí la primera gota de su leche, yo mismo fui quien se empujo para me entrara el puño entero y me desvirgara sin duda alguna. El dolor y el placer se hacían uno y cualquier movimiento de aquella mano llegaba hasta mi garganta y mis labios que exprimían sin piedad el pito que me ahogaba hasta los huevos con leche la garganta. Aún no terminaban con migo, querían desquitar su dinero y querían llenarme de todo sin medida. Alguien me volteo y se puso bajo de mí. Mi ano estaba inmenso y podrían caber todas sus manos y sus pitos. Me hizo qu e me sentara en él y la verdad que lo sentí porque estaba vibrando y era caliente como el fuego, pero no apretaba. Me jalo hacia sí y pude sentir que otra verga se acomodaba para entrar, entonces si los sentí: rico, calientes, revelándose en mi interior, regalándome toda su virilidad. Sentía que se ponían de acuerdo pero no en satisfacerse sino en satisfacerme, y sentí como acordado como dos pitos se acomodaban para allegarse a mi boca. Era la locura, el mejor de los goces. Yo jugando con mis manos y esos penes metiendo uno a uno a mi boca y penetrado por dos mis intestinos. Me voy a mear dijo alguien; yo también, dijo otro, y yo, y yo, dijeron los otros dos… una boca se acerco a mi pene y me invito a orinarme. Todos esperaron el momento en que mi chorro salió para desfondarme. El calor de mi orina me encendió pero no fue nada comparado con la sensación que sentí cuando vibrantes cada uno de los penes en mi culo comenzaron a orinarme. La sensación en era inundante como si llegara todo ese liquido a mi estomago y me alimentaran… despertó mi sed y yo mismo rogué a los penes de mi boca que me ahogaran y me llenaran de miedos hasta ahogarme. Se soltaron a borbotones disparando a mi garganta, yo no quería huir pero no podías beber tanto y escapaba, dejando caer en mi pecho toda esa tibia sal que brotaba de sus vergas. Ellos se aferraban a llenarme de ellos y había tanta agua en mí que sentía desde mi culo a mi garganta de todo ese sabor caliente con que me inundaban, y yo lo brbía con placer y lo tragaba como si fuera el aire e necesitaba. Acabaron de orinarme. Me dijeron que me meterían un juguete por las nalgas y yo asentí. Sentí a los cinco en mi culo, sorprendidos, metiendo su puño completo, uno después de otro hasta hacerlo todos, descubriendo abierto como el universo y aún gozando. El último intento meter sus dos manos pero no entraron. Y empezaron a meterme vibradores, uno tras otro hasta llenarme dejando toso encendido. Podía sentir los diferentes ritmos y a aquella sensación me enloquecía. Me quitaron el antifaz y empezaron a masturbarse en la cercanía de mi boca como podían, reclamándose espacio para no falles para llenar mi cara con su semen. Alguno que no cupo se atraganto mi pene en su boca y reclamo mi mano en su verga para masturbarlo. Conforme escuchamos su excitación y yo sentía su venida en mi cara buscando atrapar su leche con mi boca, nuestros ritmos se aceleraron y me hicieron sacudir su pito en mi mano para que se viniera. En cuanto sentí como escurría su leche por mi brazo, me vine yo, y fue tanto su deseo por tragarme que perdí la conciencia por el placer que sentía. Cuando desperté, me habían dejado el culo lleno de los vibradores encendidos, cincuenta mil pesos más sobre mi pecho, y una tarjeta con un número de celular. Estaba adolorido pero seguía caliente, y me masturbe para sentir el más fuerte orgasmo que he tenido mientras podía sentir su orina y su semen en mis intestinos, disfrutando como nada haber perdido mi virginidad.
Comentarios a: f.privada@yahoo.es

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:15) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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