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POBRE JUAN!

dulces.placeres Relato enviado por : dulces.placeres el 14/12/2016. Lecturas: 3100

etiquetas relato POBRE JUAN!   Transexual .
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Resumen
Me apoyé contra el pequeño lavatorio y ella fue con premura a mis pies, soltó mi cinto, bajó el pantalón y el calzoncillo para encontrarse con mi verga dura, sin mediar palabra se la metió casi por completo en la boca para empezar a succionarla como poseída. La morena estaba en cuclillas para no apoyar las rodillas de su blanco pantalón en la mugre del piso y se sostenía con sus manos a los costados de mi cuerpo, sobre la mesada, por lo solo podía usar su boca para el juego.



Relato
POBRE JUAN!


Pobre Juan! ese soy yo…
Verán, soy un tipo como cualquiera de los mortales, tengo una bonita familia, una hermosa esposa y adorables hijos, un buen trabajo que me permite darme pequeños lujos, casa, coche y unas lindas vacaciones.
Pero también soy hombre y aprovecho cada oportunidad que me da la vida, se separar los amoríos de mi familia y puedo convivir con ambos al mismo tiempo, sin cargos de conciencia.
Así podría contarles varias experiencias de sexo casual que había experimentado, una inspectora de tránsito que me estaba levantando una infracción, una vendedora de perfumes que me hizo probar una nueva fragancia, una promotora de loterías a la que le había comprado un billete, un enfermera que me había aplicado un corticoide y hasta una joven que hizo una pasantía en la empresa donde trabajo.

Pero esta fue una historia distinta, una historia que me llevaré a la tumba, porque soy dueño de mi silencio y si jamás cuento una historia ganada menos contaré la perdida, el tema fue así:

Trabajo en una oficina céntrica, en la administración de una importante agencia de viajes, y si bien nunca había salido de mi país conocía demasiado bien los destinos turísticos, por lo que me animaba a improvisar con el sexo opuesto y mis aventuras de viajero impresionaban a las damas que caían en mi trampa, rara vez fallaba.
La oficina estaba en pleno centro de la ciudad, por lo que siempre me desplazaba en ómnibus, ya que el tráfico se ponía insoportable y conseguir lugar donde estacionar el coche era un acto de magia, además el costo era elevado y siempre aparecía algún rallón que me hacía maldecir a medio mundo, así que mirase por donde mirase el transporte público era la mejor opción.

Y fue en el transporte donde la conocí, esa tarde regresando a casa, era pleno verano y el calor era sencillamente desesperante, así que como no tenía horarios fijos esperé a que comenzara a bajar el sol, casualmente toda la gente que tiene dos dedos de frente suele hacer lo mismo que yo, por lo tanto los ómnibus tarde o temprano se colman de gente que terminan viajando hasta en los estribos.
Cuando subí, había pocas personas paradas, ella era una de ellas, iba casi sobre el final del pasillo, tomada del pasamano del asiento, discretamente la observé con memoria fotográfica, sin que lo notara, lucía una amplia blusa rosa fuerte, holgada, lo que disimulaba la pequeñez de su busto, unos pantalones blancos parecían haber sido pintados en sus piernas, resaltaba su culito especialmente parado, saltón y regordete, también me llamó la atención su renegrida cabellera que en cerrados tirabuzones caían por su espalda llegando hasta la cintura y también su altura, la noté alta como yo, a pesar que solo llevaba unas botitas blancas sin tacos.
A medida que el ómnibus avanzaba más gente iba subiendo por lo que nos íbamos apretando contra el fondo. Como un estúpido adolescente busque la forma de colocarme a sus espaldas, tenía un exquisito perfume y con la excusa del apretujamiento comencé a refregar mi entrepierna en su trasero, una y otra vez, una y otra vez, como simulando que todo era casual.
Y siempre las mujeres respondían corriéndose de lugar visiblemente molestas con un pajero como yo, pero ella no, por el contrario, también como fingiendo no darse cuenta comenzó a menear su trasero hacia los laterales y también presionando hacia donde yo estaba, como no podía ser de otra manera, minutos después estaba con una terrible erección, yo lo sabía ella lo sabía, y más duro me ponía mas apretaba su culo.

De repente giró y se dirigió hacia la puerta para bajar metros más adelante, sin dudarlo como una flecha fui tras ella.
La seguí caminando a la par casi una cuadra haciéndole el verso, le dije que era productor y que viajaría a Francia, a la torre Eiffel, que necesitaba una modelo para hacer fotografías, que la haría famosa, ella solo escuchaba sonriendo hasta que al fin habló:

- Son todos iguales… solo buscan un poco de sexo y ya…
- No! te lo juro! lo mío es profesional…
- Si? lo que me apoyaste en mi trasero no se sintió muy ‘pro fe sio nal’

Dijo destacando y separando las sílabas de la palabra ‘profesional’, como sonando a reclamo, y prosiguió:

- Seguramente, para empezar, tendré que arrodillarme y sobarte el paquete…
- No! como piensas eso?
- No? que pena... es lo que quería hacerte…

No daba crédito a lo que escuchaba, realmente había dicho lo que había dicho? esto parecía demasiado fácil, pero qué diablos!
Rato después nos habíamos perdido en una discreta gallería de compras, nos dirigimos al subsuelo, al fondo, a un maltrecho baño de caballeros, con prisa, ese lugar estaba casi deshabitado pero nunca falta un inoportuno para un buen momento.
Me apoyé contra el pequeño lavatorio y ella fue con premura a mis pies, soltó mi cinto, bajó el pantalón y el calzoncillo para encontrarse con mi verga dura, sin mediar palabra se la metió casi por completo en la boca para empezar a succionarla como poseída. La morena estaba en cuclillas para no apoyar las rodillas de su blanco pantalón en la mugre del piso y se sostenía con sus manos a los costados de mi cuerpo, sobre la mesada, por lo solo podía usar su boca para el juego.

Les juro que habían pasado mujeres por mi miembro, pero ninguna como esta, parecía que iba a arrancármelo, era el mismo demonio, en un momento parecía existir solo ella y mi pija, metiéndola casi hasta la garganta, llegando a mis testículos.
Quería cogerla ahí mismo pero ella me mantenía con fuerza, además la chupaba tan bien que no tenía la suficiente voluntad para cambiar de idea, y como era previsible veía llegar el final, tampoco dije nada, me arriesgue a que se enojara como la mayoría de las mujeres por no avisarle, pero no podía privarme de semejante placer, escupí como un burro en lo profundo de su boca, una y otra vez, me sentía acabar a mares, y ella solo tragaba sin parar, solo había fruncido el entrecejo al recibir mi regalo, pero no paró hasta la última gota…

Se paró a mi lado, sonrió me dio un beso y partió, me atolondré para seguirla, pero con los pantalones bajos se me dificultó, me acomodé lo más rápido posible pero al salir había desaparecido de mi vista, ni siquiera supe su nombre…
Esa semana me mostré molesto con mi esposa, esquivo en la cama, ella no entendía que pasaba, pero como decirle que esa morena me había enloquecido? Si ella jamás me chuparía la pija como ella…

Pero la vida me daría una segunda oportunidad, varios días después la encontraría otra vez en el ómnibus, solo que esta vez ella iba sentada, distraída, leyendo un libro, me paré a su lado, esta vez lucía una corta minifalda de cuero negra, con unas excitantes medias de nylon con un dibujo de pequeños rombos, tenía unos muslos de ensueño.
Ella seguía perdida en la lectura por lo que discretamente fui arrimando mi bulto a su rostro hasta hacerla sentir molesta, al punto de levantar la vista con furia para recriminarme, por lo que no pude evitar reírme socarronamente

- Hola, sos vos?
- Si, ya te olvidaste?
- Dejemos las cosas como están…
- Por qué te escapaste? No se tu nombre, nada de nada de ti…

Sin darme cuenta estábamos en la misma esquina de la vez anterior por lo que casi saltando ella se bajó y otra vez yo tras ella, tras ese orto de ensueño…

- Mira señor como te llames, el pasado pisado…
- Esto es presente nena, quiero cogerte y devolverte lo que me diste
- Yo no me creí lo del viaje, ni lo de la modelito, no sé nada de ti, no sabes nada de mí…

Estaba enceguecido, normalmente no me hubiera comportado así con una mujer pero esto era diferente, la tomé de un brazo y casi a la fuerza la metí en el primer taxi que pasaba indicándole la dirección de un hotel de trampa al que solía asistir, ya dentro del coche ella reclamó:

- Pero que haces? que te pasa? estás loco?
- Si… estoy loco por vos!
- Es que no puedo tener sexo contigo! Estoy indispuesta!!!
- No me importa, una vez te escapaste, dos veces no lo harás…
- Te vas a arrepentir, te vas a arrepentir…

Minutos más tarde estábamos en el hotel, y segundos después en la habitación, los dos solos, dispuesto a devorarla centímetro a centímetro, nos besamos profundamente desnudé sus pequeños pechos para llenarlos de dulces besos, acaricié su cuerpo hasta donde me dejaba, su cuello, sus frágiles brazos, ella hacía lo mismo, se veía caliente, me desnudé para que ella besara mi torso y antes que me diera cuenta estaba otra vez entre mis piernas, otra vez prendida a mi verga, no podía apartarla y si la dejaba me acabaría rápidamente

- Pará! pará quiero cogerte!
- Te dije que no puedo! que estoy indispuesta! en qué idioma debo decírtelo?
- No me importa! no me importa!
- Si queres… podés dármelo por la cola, pero a mi manera! Como a mí me gusta, ok?

A su manera, a mi manera, a la manera del portero, que me importaba! Esto era la frutilla del postre! Se alejó por un momento, la vi quitarse las medias de nylon, volvió sobre mí y empezó a llenar mi verga con su saliva, me pidió que bajara la luz, le daba un tanto de pudor, típico de mujeres…
Apenas se colaba un hilo de luminosidad por la ventana, suficiente para distinguir su privilegiada silueta, estaba recostado, ella vino sobre mí, con una pierna a cada lado de manera de darme la espalda, percibí como corría su tanga discretamente, tomaba mi verga dura y lentamente se iba dejando caer sobre ella, la perra era una experta, casi sin resistencia mi falo entró por completo en su apretado culito, se movía con dulzura, sin gritos estridentes, solo gozando el momento, ella sí que sabía cómo satisfacer a un hombre! Sus caderas se dibujaban enormes, tomé sus nalgas entre mis manos acompañándola en los movimientos, le encantaba que se la diera por el culo!

Pero me había fastidiado con esto de hacer todo ‘a su manera’ porque todo había sido así, ella no esperaba la jugada, en un abrir y cerrar de ojos la había arrancado y acostado sobre el colchón, fue entonces cuando descubrí la triste realidad, algo sospeché pero no fue hasta encender la luz que llegaría a confirmarlo, trató de seguir ocultándolo pera ya era tarde, al costado de su tanga asomaba una enorme verga, extremadamente gruesa, que casi le llegaba al ombligo, sentí furia con ella ó con él, por habérmelo ocultado, y conmigo mismo por no haberlo notado, porque amigos les juro por la luz que me alumbra que era toda una mujer y jamás sospeché nada, ni por sus formas, ni por su voz, ni por sus gestos…
Ella no decía nada, permanecía en silencio esperando mi reacción, y jugado por jugado dije:

- Así que indispuesta no? yo te voy a dar señora indispuesta!

Y tomándolo por las piernas se las levanté hacia atrás para arrancar la tanga y enterrársela de golpe en el culo, por la situación su verga había perdido la erección pero lucía gigante de todas formas, en cada embestida se iba de un lado a otro como un barco sin timón, recuerdo que mientras le rompía el culo descargaba mi furia insultándolo

- Tomá! Tomá puto de mierda! hijo de puta! maldito chupa vergas afeminado! maricón!

El travesti disfrutaba a pesar de todo y se acariciaba sus pequeños pechos, perdí la cuenta cuantas palabras denigrantes le dije a esa persona, solo hablaba sin pensar, para descargar mi ira, hasta que al final descargué todo mi semen en su interior.
El silencio reinó en el lugar, como la calma después de la tempestad, ella, ó el, se levantó en silencio alejándose hasta el frigo bar que estaba fuera de mi alcance visual, minutos después volvió con dos vasos llenos de bebida cola, sin decir palabra extendió su brazo hacia mi ofreciéndomelo, lo tomé y lo bebí por completo, y mas no recuerdo…

Cuando abrí los ojos estaba confundido, perdido en tiempo y espacio, lentamente me fui recobrando, aún estaba desnudo boca abajo sobre el colchón, estaba débil pero al querer incorporarme noté que mis manos estaban fuertemente atadas al espaldar de la cama, a un lado estaba la chica transexual esperando pacientemente que recobrara mis sentidos luego del somnífero que había puesto en mi bebida, con una sonrisa en los labios y mirándome a los ojos dijo:

- Así que puto de mierda no? y que cosas más me dijiste?

Mientras hablaba su pito estaba enorme y amenazante, se lo masturbaba al tiempo que lo lubricaba con gel

- Pará, pará! soltame, dejate de jueguitos tontos, entendeme, estaba furioso…
- Te acordás lo que te dije en el taxi?
- Eh…. En el taxi?
- Si, en el taxi, te dije ‘te vas a arrepentir’, recuerdas?

Era cierto, ella me lo había dicho pero nunca había entendido la real dimensión de sus palabras, para mi desgracia la vi alejarse lentamente de mi vista hasta perderla por completo, un frío gel invadió mi culo, empecé a retorcerme como serpiente pero sentí el peso de su cuerpo sobre le mío, volví a reclamar

- Pará! loca! pará!

Pero ella inclinando su espalda sobre la mía me susurró al oído

- Shhh! Te va a gustar… ‘putito’
Jugaba con sus dedos en mi culito, lo apretaba a más no poder, pero la resistencia era dura y difícil, me seguía negando, pero llegaba el momento que no quería que llegara, sentí la gruesa cabeza de su verga apoyarse en mi esfínter y empujar hacia adentro, me quería morir, el dolor era insoportable, me estaba penetrando, no podía evitarlo…
Como una daga que se entierra en la débil carne su sable fue bajando hasta llenar mi hueco, ella se movió en mi interior, sentía su enorme pija penetrarme una y otra vez, y a pesar que la sentía topar en lo profundo se quejaba ‘porque solo entraba la mitad’, me resigné, me la dio por el culo hasta llenármelo de leche, la maldije. Pero no se conformó, siguió dándomela por el orto como si nada hubiera pasado, y cuando estaba por acabar nuevamente vino sobre mi rostro y sosteniéndomelo con fuerzas derramó su semen sobre mi cara…

Faltaba algo mas para humillarme? si, como no… se puso las ropas, las medias, acomodó su cabello, un poco de perfume, encendió un cigarro, me dio un último beso y solo se marchó, de nada valieron mis súplicas, no me desató.
Horas más tarde, ingresó al cuarto el conserje del lugar alertado por el tiempo transcurrido y ahí estaba yo, aun atado, desnudo, con el culo abierto, con la leche chorreada en él y por mi rostro.

Cada tanto suelo cruzármelo en el ómnibus, pero la situación ha cambiado, el siempre me mira con una sonrisa en los labios, yo me sonrojo y bajo la vista, los recuerdos me atormentan, una mancha en mi vida que quisiera limpiar…


Solo mayores de edad, si tienes comentarios, sugerencias al respecto puedes escribirme con título ‘POBRE JUAN!’ a dulces.placeres@live.com
Gracias

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