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¡Que desfachatez!

bareta Relato enviado por : bareta el 16/09/2013. Lecturas: 10313

etiquetas relato ¡Que desfachatez!   Infidelidades .
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Resumen
Mi esposo pidió saber si le era infiel


Relato
¡Oye!, está bien que cuando te conocí no eras una santa, pero ¿es cierto que le soltaste las nalgas al vecino?
-¡Nunca te dije que era una santa ni una mojigata, me gusta el sexo!, ¿en dos años de casado no te has metido con otras?
-¡Bueno!, pero yo soy hombre.
-¿Si?, yo soy mujer y a mis 22 años, me encanta coger seguido, si no lo haces tú, tengo que buscar con quién.
-¡No seas descarada!, ¡Pero…! ¿Con el vecino?
-¡Te quieres espantar!
-¡No friegues!, ¿Con más?
-¿Con cuantas lo has hecho tú?
-¡Otra vez!, ¡No sé, pero…!
-Pues para que no tengamos problemas, yo, con la misma cantidad.
-¡Tantos!
-¡Mju!
-¡Pero con las viejas que me he metido, no nos conocen!
-¡Ese, es tú problema, yo si los conozco y muy bien, dicen que no ofrezco miserias, en cuanto a ti …
-¿Los que te han parchado nos conocen?
-¡Todos!
-¡Han de decir que eres bien puta! ¿Con quiénes?
-¿Quieres saber?
-Por lo menos dime de dos y como.
-¿Familiar, amigo o de trabajo?
-¡En la madre, hasta de la familia!, ¡Dame ejemplos de cada uno!
-Te digo dos de cada perfil y también el cómo, ¿Pero sin enojos ni reproches?
-Ni modo, no pensé que fueras tan liviana.
-No soy liviana, me dicen zorra, zorrita, puta o putita, pero me encanta cuando me tienen bien trabada.
-¡Hija de la ch…!
-¿Empiezo o no?
-¿…?
-Familiares, tu primo Ubaldo y tu hermano Fabián, amigos, el compadre Luis y el vecino José, de trabajo, mi jefe Rafael y el dueño Don Nicolás.
-Uta, Ubaldo, pero… ¡Hasta Fabián¡
-¿Quieres saber cuánto disfruto o no?
-¡Ya, ya, carajo!, para no meterme en broncas, lo del compadre.
-Ok.
¿Recuerdas el sábado que me acompañó al super, porque tú estabas trabajando, los dos bien cargados de paquetes y bolsas, yo subí las escaleras delante de él, se me cayeron algunas cosas y al agacharme a levantarlas, me imagino que le enseñé las nalgas, porque dijo:
-¡Comadre!, como debe de gozar mi compadre con ese rico botecito.
Yo andaba tan caliente y con ganas, que sin enderezarme, pregunté:
-¡Hay compadre, pues que está viendo!
-Pues el diminuto y enterrado calzón que trae, me deja ver lo inflamado y depilado de sus labios, pero me oculta ambos hoyitos.
Me importó muy poco el sitio donde estábamos y respondí.
-¿Le gustaría una probadita?
Dejó los paquetes en el suelo, volteó a todos lados y al ver que no había nadie, jaló mi tanga, hundió su cara entre mis muslos y me dio tremenda chupada en la rajada, ya bien mojada de mis jugos y su saliva, inclinada como estaba y sin ver que se había sacado la verga, no tuvo problemas para clavar una dura y rica verga en mi coño, yo estaba con una mano en un escalón y la otra deteniéndome en el pasamanos, con lo aguanté sus fuertes y duros ataques, me provocó un dulce y prolongado orgasmo, se zafó levantamos los paquetes del suelo, apenas entramos a casa y cerrando la puerta los aventamos a un lado, me recargó de frente a l puerta, rompió mi calzón, levanto la corta falda, separó mis piernas y dijo:
-Pues que perdone el compadre, pero le voy a dar por el culo a la putita de mi comadre.
Sin más, apuntaló su pito en mi agujero trasero, con un enérgico empujón y haciéndome poner de puntitas, lo encajó hasta el fondo deliciosamente, bien ensartada por atrás, mi coño escurría grandes gotas de placer, tuve otro orgasmo poco antes de que me inundara con una buena dosis de su leche en el culo, me dejó adolorida y con las piernas temblando cuando se fue, diez minutos después llegaste tú y ni cuenta te diste que yo andaba sin calzones y goteando por toda la casa.
-¡Pinche compadre! ¿Y de otro?
-¡Bueno!, te cuento otro, pero José el vecino, por la mirilla de su puerta se enteró de la cogida del compadre en las escaleras y por eso luego me las pidió.
-¡Está bien!, de otro.
Sabes que uso faldas muy cortas, medias, nada de pantis, ando sin sostén y mis bragas mientras más chiquitas y transparentes mejor, también sabes que mi escritorio, igual que el de Rafael, es una cubierta de grueso cristal y estamos frente a frente, pues resulta que como siempre, aparte de urgida, ese día estaba bien húmeda por ganosa, mi jefe no quitaba la vista de mis piernas, me excité más al ver el enorme bulto que tenía bajo su bragueta y le pregunté:
-¿Qué pasa Rafa, te veo ansioso o nervioso?
-Pues varias veces he visto la tenue mancha oscura entre tus piernas y creo que voy al baño a realizar una manuela.
Sabiendo que estábamos solos, me levanté, descaradamente me senté en su escritorio, puse una pierna a cada uno de sus lados, me recosté hacia atrás y acariciando mi coño, le dije:
-¡No desperdicies tus mocos!, ¿Desde cuándo tienes ganas de meter tu verga en este hoyito?
Cerró las cortinas y mientras me encueraba lenta y totalmente chupo y lamió todo mi cuerpo por el frente, no sé cómo pero ya estaba por completo acostada en el largo y grueso cristal, él con corbata y camisa pero sin pantalones ni calzones, estaba hincado entre mis abiertas piernas enseñando una verga que me dio temor, no muy larga pero exageradamente gruesa, cuando expresó:
-No sabía que el rico y fabuloso coño que tantas veces deja bien mojado su sillón, fuera de una mujer tan ganosa y puta.
Ya no aguantaba más, sabía que eso me iba a doler, pero lo ansiaba y dije:
-¿Me vas a coger o me meto el dedo?
Se acomodó, aunque ya estaba bien dilatada y ávida, con sus primeros empujones trabajosamente entró su cabeza, abracé su cintura con mis piernas, mi panocha quería comerse esa gorda tranca, en esa posición y mientras movía la punta del pito en mi entrada, mi hoyo se dispuso a recibir el endurecido espesor, con lentos movimientos, lo fue sumergiendo hasta la mitad, yo ya estaba enloquecida cuando de sopetón y con un ahogado –Hummmmm-, me lo hizo tragar hasta que sus bolas golpetearon mi culo, no era lo largo, sino lo grueso que me hacía desfallecer, sin que lo sacara, me indujo tres plácidas y deliciosas corridas, cuando notó que se iba a vaciar, preguntó:
-¿La puta quiere su leche adentro o afuera?
-¡No mames, soy casada y me cuido!, ¡Tanto te aguantaste para soltarlos afuera!, ¡Lléname por dentro, la quiero toda!
Como siempre, ni cuenta te diste que en varios días, apenas podía caminar con las piernas juntas, mucho menos sentarme y tenerlas cerradas.
-La verdad ¡No!
-Pues para que acabemos con el cuadro, una cogida siempre me ha llevado a otra, la de Rafael, le permitió a tu papá meterme lo que nunca te heredó.
-¿Qué?, ¡No mames!, ¡No me digas que hasta mi papá te ha cogido?
-Empiezo.
Ya confirmaste que no sabías cuando Rafael me dejó bien aboquillada, pues en esos días ni calzón usaba, sentía que la tela me la tragaba, pero el que sí lo noto, fue tu padre, cuando me dijo:
-Niña, no dejes que mi hijo te coja con tanta enjundia, dile que tu conejito es para muchos años o que no te deje usar esas falditas sin calzones.
-Hay suegro, ¿Por qué lo dice?
-¡Por qué ya van dos días que al no poder cerrar tus piernas, te he visto el despoblado changuito babeante y bien rosado!
-¡Pero suegro, no sé…!
-¡Nada, Nada!, en mis tiempos también me gustaba darles hasta que chillaran y más si se los dejaba ir por atrás.
Era cierto, rosada y floreada por adelante no aceptaba nada, pero si me cogían por detrás, ¡El que fuera!
-¿Si le dijera que estoy lastimada porque mi consolador fue más grande de lo que me no me entra hace tiempo?
-¡Cómo!, ¿No me digas que mi hijo, nada de nada y usas plástico?
-Pues..., yo tengo ganas, pero él con su trabajo.
Platicando, platicando, me quedé parada junto a la silla donde estaba sentado y sostenida de una mano por las suyas.
-¡En mis tiempos, cualquier hoyo era trinchera y cualquier vieja una puta!, que E.P.D. tu suegra, pero era cierto, no se dejaba ningún hoyito sin chupar.
-¡No siga suegro, está contando dinero delante de los jodidos!, ¡Yo pido mi limosna por un piquetito, como no puedo por adelante, que fuera por atrás!
Para mi edad, alguien de 56 años, está viejo y sin fuerzas, pero la calentura puede con todo y burlonamente me dijo:
-Hace tiempo que solo me la chaqueteo, ya casi ni me acuerdo que es tenerla junto a un culito, ¿Quieres una arrimadita?
-¡Hay suegro! ¿Que vaya a pensar?
-¡Lo dicho, no serás la excepción, putas hasta los huesos, la mujer fuego y el hombre cerillo, se presenta el diablo y a darles por el fundillo.
Lo estaba diciendo y sus manos ya no agarraban la mía, suavemente bajo mi falda, una sobaba mis desarropadas nalgas y la otra meneaba los dedos en el boquete que ya estaba deseando no descasar, sus dedos ya estaban húmedos por mis jugos, pero por no dejar dije:
-¡Hay suegro!, ¡No prenda el boiler si no se baña!
-¡Si me dices papá, es que quieres coger por atrás, si te quitas, nunca pasó nada.
Silencio por unos segundos, luego sin pensar dije.
-Papi, ¿Quieres coger?
-¿La puta quiere verga?
Estando él sentado, me hinqué bajé el cierre de la bragueta, pensando que difícilmente saltaría algo, me sorprendí al brotar una verga que aunque arrugada y canosa, perfectamente parada y del tamaño ideal para mis dolencias.
Te aclaro que de tu padre heredaste otras cosas, confirmado, lo que tienes abajo, serán genes del lechero o del panadero, pero de tu padre, nanay:
Para que no hubiera problema, se la chupé ensalivándola totalmente, me senté en sus piernas y yo misma la acomodé un mi asterisco. Es la verga más deliciosa que me he comido, él no forzó nada, yo misma iba dando la pauta para comérmela, +el se entretuvo chupando mis chiches, mientras yo subía y bajaba, sintiendo jalones de pezones, pero hundiendo su verga a mi compás, sin inmutarse por mis dos corridas y sin que me importara, en una levantada, me la zafé de atrás y -poc-, tan fuerte sentí el sentón en mi coño, que hasta mi papito, respingó diciendo:
-¡Nuera, hija o putita?
Contrayendo mis nalgas y coño, sintiendo que yo manejaba esa deliciosa verga sin saber que su experiencia me dejaba hacer lo que quisiera siempre y cuando la tuviera adentro, en el instante de su pregunta, junto a mi considerable orgasmo, regocijada, empujando y agitando mi trasero sobre él respondí:
-¡Tu putita papá!, ¡Tu culo, coño y puta!, ¡Haz lo que quieras!, ¡Pide lo que quieras!, ¡Pero te suplico que me sigas cogiendo!

-¡No mames!, ¡Pinche vieja puta!, ¡Ya hiciste que se me parara la verga!, ¡Aún sabiendo que mi papá te coge!, ¡Que hago!
-¡Coger!
-¿Cómo?
Resulta que la última con la que cogiste, tiene 23 años y trabaja en mi oficina, en diez o quince minutos llega ella con otra muchacha de 22 igual que yo, entre las tres, si te animas, puedes incluirte con otros cinco chavos con los que nos van hacer, deshacer, desbaratar y dar hasta donde quieran, si no te animas, faltará un orificio por llenar y tú te lo pierdes, pero esta experiencia aún con el placer de coger con tu padre, no me la quiero perder, además:
-¿Querías saber con quién gozo una buena cogida?
Lo que pasó, es otro relato, pero les aseguro que fue la primera vez que ocupada en boca, coño y culo por deliciosos pitos, mi cuerpo fue restregado por chiches, colas, panochas y deliciosa trancas de otras cinco personas, el juego era ocupar a cada mujer por donde fuera, ya llena, los demás se tenían que agasajar o masturbar con la piel de la que estaba perfectamente engarrotada. Un verdadero festín,


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:11) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:44) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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