¡Qué rico te sabe la regla hijita mía!

Bien siendo esta página apta para este tipo de historias yo quiero confesarles la mayor perversidad que he cometido en mi vida pues esto trata de cómo la chupe la vagina a mi propia hija adolecente. Mi hija de nombre Lupita es una quinceañera apenas. Es caucásica, su cabello es rubio natural y largo, sus preciosos ojos son verdes claros e igualmente posee un rostro maravilloso de ángel y por si faltara algo ella tiene unos labios sensuales. Sin duda toda esa belleza la heredo de su madre pues yo soy mexicano pero para mi suerte cuando me fui a Estados Unidos hace unos veinte años ahí conocí a Madison la mujer que actualmente es mi esposa y así logre mesclar mi sangre mexicana con norteamericana, de ahí la belleza de mi preciosa y adorada hija. Debo de confesar que nunca pensé que cuando mi hija se convirtiera en mujer haría lo que ahora me atreví hacer y aunque siento algo de culpa no me arrepiento pues lo goce infinitamente, además ni siquiera tuve sexo con ella, sino únicamente le “Comí el coño” como dicen por ahí. Este morboso deseo comenzó en mi desde el momento que note que ella ya no era una niña pues dejo su típica ropa de niña para comenzar a vestirse como toda una señorita, se compro minifaldas, blusas escotadas e incluso dejo sus calzoncitos con dibujos de muñequitos para iniciar a vestir bragas de mujer adulta. Así con todo esto la deje de ver como hija e inicie a verla como una mujer, si una mujer a la que ya deseaba hacerle el amor, también mi deseo fue motivado aun más al empezar a encontrar en el bote de basura del baño toallas femeninas con machas de sangre o sea la regla de mi hija a quien rápidamente supe que era de ella porque mi esposa jamás tira sus tollas en la basura, no sé porque pero mi esposa de alguna manera de deshace por completo de sus toallas sanitarias usadas.

Así esa semana inicia a espiarla cuando iba al baño pero sin lograr ver nada y para mi suerte si llegó el día en que pude lograr mi plan. Esa tarde de lunes mí adorada hija estaba vestida con su uniforme de colegio que estaba formado por una blusa escolar blanca, una corbata color verde y una falda tableada color blanca a sus rodillas, ella también tenía unas calcetas blancas y zapatos escolares. Yo ni sabía que en verdad estaba en su mes pero logre confirmarlo cuando al espiarla vi claramente como de su habitación tomo el paquete de toallas femeninas y unos calzones nuevos. Al instante sin que me viera a toda prisa me adelante al baño ya al entrar me oculte detrás de la cortina donde está la bañera, yo sabía que su madre no tardaría en llegar del trabajo, así que por un momento dude un poco en hacerlo, también dude por la moral y el remordimiento pero sin duda alguna el deseo y el morbo eran mayores que todo lo otro. Mi respiración estaba agitada, tenía algo de temor e incluso estaba sudando de nervios.
Mi hija sin saber que estaba yo ahí dentro ingreso normalmente al baño. Y sin duda mi excitación inicio al ver como mi hija subió su falda escolar y ahí pude ver sus deliciosas piernas de niña aun. Sin aguantar más me presente ante ella inmediato pero al verme rápidamente bajo su falda y me quedo mirando con temor como si yo fuera un desconocido que la quería violar.

Yo –Tranquila hijita que no te voy a lastimar-

Lupita -¿Qué haces aquí papá? (Me pregunto temerosa aun y queriendo huir)

Yo –Sólo voy hacer lo que he deseado hacer desde que eres mujer mi vida-

Yo -¿Estas menstruando verdad hija?-

Ella se incomodo más ante dicha pregunta pero la abrace para tranquilizarla. ¡Permíteme por favor! Le dije sonriendo y al instante subí su falda, la cargue y la senté en el lava manos, ella estaba muy nerviosa pero no se resistía ¡Sssss, sólo déjate llevar si! En ese momento tome sus calzones y los bajo hasta sus rodillas, ahí pude ver al fin su deliciosa rajita vaginal empapada de sangre menstrual. Antes que nada quise cerciórame de algo y con mis dedos suave y delicadamente separe sus labios vaginales e inmediatamente me di cuenta que mi amada hija aun era virgen, esto sin duda me lleno de alegría y mi corazón salto de emoción ¿Aun eres virgen verdad mi amor? Ella sólo movió la cabeza afirmándolo, sin duda este fue el motivo por el cual no la penetre puesto que no quería que perdiera su preciada virginidad con migo y les aseguro que si no la hubiera encontrado virgen en definitiva le hacía el amor ahí mismo. Más por esto me limite, así que sin más espera inicie a mamarle su deliciosa vagina empapada de menstruación, sin duda lo disfruto pues se mordía los labios de placer al igual que yo me deleite probando su regla pues para mí fue el manjar más delicioso que haiga probado en toda mi vida, ella al paso de minutos se vino en un intenso orgasmo soltando todo su flujo vaginal en mis labios, como consecuencia a esto no pudo evitar gemir de placer.
Habiendo terminado, baje por completo sus calzones con la toalla manchada, saque del paquete una toalla nueva y con delicadeza la acomode sobre sus calzones nuevos. De una vez hecho esto le subí y acomode perfectamente sus bragas, la puse de pie e igualmente acomode su falda escolar. ¿Te gusto mi amor? Ante dicha pregunta ella se quedo atónita y no sabía que responder, así que únicamente me dio esta advertencia ¡No le diré a mamá lo que me hiciste papi pero sólo si prometes no volverlo hacer pues soy tu hija! Y ella agrego con voz enojada ¡No soy una ramera! Ella salió a prisa del baño e igualmente de la casa. A partir de ese momento yo anduve temeroso todo el resto del día hasta que llegó la noche pues sabía que no más por eso podía perder a mi familia, pero por suerte al reunirnos de nuevo ella no hablo nada con nadie, pero si veo que ya no fía de mí.