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se entrega completa por amor a él

Relato enviado por : potrillotordillo el 22/08/2008. Lecturas: 6058

etiquetas relato se entrega completa por amor a él .
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Resumen
El cariño de una joven mujer por su hombre la lleva a gozar con el y de él de todas las maneras


Relato
Nada más llegar, él la besa apasionadamente en la boca, apretándola contra sí. Metiendo mano bajo su corto vestido palpa por arriba de la ropa interior sus grupa y el nacimiento de la espalda y le pide que se desnude prenda a prenda frente a él y vaya acomodando todas las ropas juntas, moviéndose por el cuarto para que el pueda verla completamente y a su antojo.
Mientras ella va despojándose de sus ropas admira de nuevo a esa chiquilla que tan amorosamente se ha entregado a él y conforme ella va descubriendo su iluminado cuerpo casi de adolescente él se siente afortunado de tenerla.
Una vez desnuda y después de caminar mostrándose orgullosa, lasciva y provocativa por toda la habitación, sabiéndose deseada, se arrodilla frente a él y abriéndole el pantalón encuentra con la mano el miembro, erguido ya por la visión de la tersa piel despojándose de todas sus cubiertas, a la vista de esos maravillosos senos al balancearse cada vez que ella se inclina para quitarse algo y también por la visión de esas caderas que se balancean al caminar.
Una vez con el pene en la mano lo frota ligeramente contra los labios, contra su barbilla y cuello, contra sus pezones y lo acurruca entre sus dos preciosas montañas mientras susurrante pide recibirlo en la boca y hasta el fondo.
El la toma de la barbilla y forzando ligeramente, como a ella le gusta, para que esa dura barra abra los labios y vaya ingresando centímetro a centímetro, con rítmico y lento vaivén, acariciándose contra la lengua, contra el paladar, mejillas y garganta, halagando sus caricias y la ternura de su acción, viendo fascinado como el falo ingresa y sale de esa bonita boca y como ella con cariño y adoración lo recibe y lo saborea sin querer dejarlo escapar por completo.
Pasado un rato y sin terminar su placer le pide que se hinque en la cama de espaldas a él, se incline hasta tocar con su cara el colchón y ofrezca a su vista y manos las dos vías que él podrá disponer a su voluntad cuando lo quiera, porque ella así se lo ha dicho y pedido innumerables veces..
El se acerca, le acaricia los pies, las piernas y las redondas nalgas. Se retira y admira como tan bellas caderas enmarcan el pequeño orificio y la abultada vulva que se exhibe sin pudor, por momentos húmeda y anhelante. Luego Recorre despacio la espalda en la que resaltan algunas vértebras del cuerpo así expectante; lentamente y solo con la punta de los dedos, como queriendo aprender de esa piel joven que amorosamente se ofrece para su deleite. Luego roza la punta de su pene contra el pequeño orificio superior, dando pequeñas vueltas alrededor y presionando ligeramente en el centro para que ella sienta la dureza de su pene y de esa acción y piense con ligero temor que el puñal puede ser clavado de golpe, pero él continúa sin entrar ni abrirlo por completo. Ella, con la mano por debajo y entre sus piernas, separara con dos dedos los carnosos labios abriendo la entrada a su vagina, ya en esos momentos mojada por el anhelo y la excitación de sentirse penetrada con violencia e insinuándole el deseo de ser llenada por allí pero sin tocar esos delicados pétalos a fin de no distraerle de sus sensaciones y las pueda retomar en el túnel inundado. Sumergiéndose con fuerza y provocando en ella sensaciones de gran deleite, le pide que le describa a detalle las sensaciones que le ha dejado en la boca y en el círculo de su ano ese cilindro que la penetra y se retira; que le diga claramente cuanto placer siente de que el se acaricie en cada uno de sus huecos y le vaya platicando todo lo que siente al ser llenada de ese modo.
Luego cuando así lo decide, la coloca acostada en la cama, de espaldas e hincándose cerca de su cabeza le pide que se acaricie para él hasta que se provoque su primer orgasmo, ofreciéndole de tanto en tanto la punta de su miembro para que pueda recoger y saborear el transparente licor que su excitación expulsa al verla tan lasciva, tan bonita y tan entregada; miel que ella recoge complacida y golosa con la punta de la lengua.
Todavía con las palpitaciones y contracciones a flor de piel, ella le pide que se recueste para ponerse en cuclillas sobre su cara y abriéndose con las manos le ofrece el clítoris empapado y sensible
El ve fascinado como ella se ofrece, como ella urgida le regala su preciado botón para que se lo coma, lo chupe, lo beba y muerda delicadamente para provocarle sensaciones que sabe la van tensando como una cuerda. Y así se dedica a acariciar, a pasear la lengua por todos los rincones de ese adorado pubis abierto y entregado, a tratar de meter la lengua en la mojada vagina, recogiendo su sabor y su placer. Chupa a veces despacio y a veces con vigor ese erecto clítoris que sabe adolorido y sensible. Ella lo guía con susurros y frases entrecortadas, le va llevando a su antojo, mientras se repega o separa según es su sensación hasta llegar al segundo orgasmo, haciéndoselo sentir en la lengua y entregarle en la boca la felicidad que le ha provocado.
Y sin perder un minuto se corre para empalarse hasta el fondo y metiéndose y sacándose ese enhiesto palo ardiente y olvidado por un momento, que la espera con ligeras pulsaciones de excitación retenida y por eso duele, le va platicando en que lugar siente mayor placer, como le gusta empalarse de esa manera, cuanto goza de ser comida por él, como desearía a veces que el se quedara con su clítoris de una sola y tierna mordida y como gusta de mostrarse así ardiente e insaciable. Como ama frotar su clítoris una y otra vez contra el pubis de él al mismo tiempo que siente la caricia del glande en sus paredes internas, así como el placer que le causa estar llena y como llega el palo hasta su matriz con, a veces casi imperceptibles toques, y siente que esa punta se inflama ligeramente contra su túnel y el calor abrasador de la barra que la traspasa, mientras el detiene su eyaculación; como adora chupar ese miembro con su vagina, con su boca y saberse dominada, deseada, gozada.
Mientras él fascinado mira como se balancean a veces con vigor esos senos y que pesados golpean el pecho de la chica pero con tristeza se abstiene de tocarlos porque sabe que a ella no le gusta distraer sus sensaciones. Y así mientras sigue empalada y al mismo tiempo se frota contra él, hablándole de todas las sensaciones que con el intruso y anhelado pene que entra y sale a su antojo se proporciona, hasta sin poder controlarse tensarse dejando escapar un suspiro prolongado y no poder aguantar más, cayendo lánguida contra su compañero que la abraza sin moverse y quieto dentro de ella, muy a su pesar, sintiendo como los latidos de su corazón le hacen temblar el cuerpo y con ternura permitirle que regrese a él.
Finalmente deseosa de liberarlo de la tensión acumulada mientras ella se ha procurado y ha recibido todo el placer buscado y procurarle a él el suyo, se vuelve a poner inclinada y tomado lubricante del recipiente que a su indicación él le ha acercado, le pide que vea como se hunde con deleite uno, dos dedos, con el fin de expandir su ano y prepararlo para la invasión que hará el insatisfecho puñal. Mientras le indica como hacerlo, le pide deseosa que la ayude con sus dedos a dilatar esa hermosa rosa que hambrienta es preparada con deseo incontenido para la tiesa barra.
Él con paciencia y cuidado da masaje siguiendo las instrucciones, metiendo y sacando uno de sus gruesos dedos y cuando urgida se lo pide recarga con firmeza la punta de su lanza y poco a poco va invadiendo ese preciado territorio, escuchando los leves quejidos placenteros de ella y concentrado para no perder ninguna de las sensaciones que recibe por la presión cilíndrica y uniforme que la puerta del esfínter le aplica, va viendo encantado y siente brutalmente como lentamente ella se va tragando toda la espada hasta llegar a la base para luego dejarla salir y así volver a recibirlo por completo en un movimiento continuo hasta derramar su torrente de pasión retenida por todas las sensaciones acumuladas, eyaculando con espasmos gloriosos que expulsan su semen guardado con cuidado y largamente.
Ella, sintiéndose invadida de esa masa que fuerza con vigor y firmeza su ano para después de un rato de movimientos que el empuja y extrae, suelta toda su presión, queda exhausta, llena y feliz de haber sido inundada y recibir y retener ese espeso homenaje al cariño entregado, a todos sus encantos, esfuerzos y placer.
Él siente no poder eyacular nuevamente para dejar una doble huella de que ha gozado por el esfuerzo de ella para lograr ese impetuoso derrame y verlo sentirse feliz, pero recargado en ella deja que su pene pierda vigor y se vaya encogiendo insertado en ese preciado sitio tratando de retener el recuerdo de ese circulo que aún le aprieta deliciosamente.
Luego en la regadera quiere tomarlo de nuevo en su boca con una succión tierna y cariñosa para recordarle que tan linda puede ser con ese animal antes encabritado que a poco la ha llenado por todos sus huecos y se ha derramado en ella dejando su huella de calor y cariño; reteniéndolo dentro de su boca un largo rato, y acariciándolo con los labios mientras hace un lento vaivén hasta lograr que se ponga turgente de nuevo y así memorizar su tamaño, su sabor, su relieve, misma acción que repite una vez hasta que el la detiene y separa, para abrazarla apretadamente y besarla cariñosamente en la boca recibiendo de ella un mohín de reproche porque, le dice, quiere beber su semen quiere que ahora se derrame por completo en su boca para mostrarle gustosa como le hace gozar y como goza de ella.
Antes de salir de la habitación y aún entregada a su papel de amante complaciente, tierna, golosa y comprometida, completamente vestidos ambos, abre de nuevo el cierre de los pantalones de él, extrae el miembro dormido y pone un beso tierno y delicado en la punta y en la base , queriendo dejarle claro que ella es feliz de pertenecerle así y estará lista para volverlo a vaciar cuando y como él así lo necesite y disponga.
En correspondencia, él sube la corta falda juvenil y le baja las pantaletas por última vez para depositar un agradecido y recargado beso en la hermoso monte que ella le permite tener para su deleite, hundiendo suavemente la lengua en ese húmedo surco , rozando levemente el atormentado clítoris, para luego poniéndose de pie, darle vuelta y acariciar nuevamente el extraído y ahora nuevamente duro pene entre las dos bellas nalgas y separándolas roza el ano que ella inclinándose le ofrece, diciéndole fuerte y claramente que es feliz de que él sea su amante y señor y que podrá utilizarla a placer cuando, por donde y como él así lo quiera, agradeciendo el tributo caliente y espeso por ella recibido, que es feliz de que la deje agotada por los placeres que le ha brindado, que es feliz de que la quiera y la necesite para satisfacerse.
Luego de que él arregle su ropa, permite que la termine de vestir, colocando en su sitio las bajadas pantaletas, alisándole la falda y con un beso en la boca, ambos salen de la habitación para retomar sus diarias rutinas pero con ansia retenida de volverse a ver, a tener, a saborear y en silencio a tratar de memorizar los sabores, que se llevan uno del otro.
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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:20) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

c hanna (11 de January de 2011 a las 00:55) dice: Grandioso


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