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Sexo con un campesino: Práxedes

Relato enviado por : dduck el 15/01/2014. Lecturas: 18555

etiquetas relato Sexo con un campesino: Práxedes   Gay .
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Resumen
Solía ir mucho al campo, debido a una tierras que la familia administraba, aunque no era de mi convicción ir cada fin de semana, me podía dar un taco de ojo con los campesinos del lugar.. Aunque no sabía que en uno de esos viajes, sería la zorra del lugar.


Relato

Soy gay, versátil, 21 años de edad, blanco, latino, rasgos finos, un chavo simpático con sus dejes afeminados.

La historia que les voy a narrar es la primera de tres, Práxedes, Junior y Diego.  Comenzaremos por orden, con Práxedes.

Solía ir mucho a esa comunidad alejada la ciudad, donde los campesinos sembraban frutos, sin camisas, la mayoría de ellos con buena figura, sucios, pero muy llamativos. En lo particular, quien me llamaba más la atención era Diego. Pero Práxedes no se quedaba atrás. Un hombre de sus 35 años de edad, muy tonificado, al cual le eché el ojo desde la primera vez que llegué ya que se mantenía sin camisa y se lograba ver su abdomen muy recio y tonificado. Obviamente, yo era para ellos el citadino, el chico fresa por no decir el afeminado que llegaba a sus tierras. 

Pasó el tiempo, y fui tomando confianza con todos los campesinos. Un día de tantos, como siempre con el sol enfurecido, noté que había traído un short muy llamativo y debo decir muy gay, por lo corto y el color, y era la única prenda que me quedaba limpia. No me quedó más remedio que usarlo y tratar de evitar la verguenza de utilizar un short tan "gay" en esos lugares; short que en la ciudad no se consideraría así. Sin embargo no sabría que más adelante ese mismo short sería objeto de lujuria para Práxedes.

Sabrán que en la vida en el campo se madruga, algo que yo no hacía. Por lo que era común que me despertase a las 9 de la mañana y me encontrara solo en el lugar. Así fue ese domingo, el último día en que estaría ahí en esa semana. Me levanté del colchón y me dirigí a bañarme al pozo que había, para luego vestirme y ponerme el dichoso short verde.

Mientras escuchaba música encima de un muro de piedra, noté que Práxedes se acercaba. El hombre era muy agradable, pero las conversaciones entre nosotros no eran tan "amenas" ya que eran sobre temas de animales, tierras, cosechas, cosas a las que yo era desconocedor; al ver que él se dirigía a mi, mientras encendía un cigarro, supe que venía a hablar un rato conmigo.

Hablamos de todo, notaba interés en saber como era la vida en la ciudad, yo en el muro de piedra, y el abajo, por lo que yo noté que el con cierta mirada curiosa de pronto, quedaba viendo mi short, el cual mostraba mucho mi piernas y mis nalgas. Al inicio creí en mi ingenuidad que se trataba de cierta discriminación hacia mi vestimenta, pero a medida que seguía su mirada, en ella se delataba curiosidad y lujuria. Sin embargo, yo no podía tomar la iniciativa. Si hacía algo y este reaccionaba mal, me podría ir muy mal con mis padres.

Hasta que Práxedes, con su acento de macho mexicano, me dijo que me quería mostrar una fotografía de un petroglifo que había hallado en las cercanías del lugar, pero que lo tenía en su cuarto, que si lo podía acompañar.

Apagamos los cigarrillos y nos dirigimos al ranchón, donde en un cuarto humilde el dormía; yo ya sabía a lo que iba.

Llegando al cuarto, yo me hacía el torpe y el ingenuo, a lo que el inmediatamente cerró la puerta:

- ¿Dónde está lo que me quieres mostrar? Le pregunté.

Se dejó ir a mis espaldas como un semental, tomando mi cintura, y colocando su verga bajo su pantalón ya dura, tiesa, sobre mi culo, me dijo en un tono lascivo:

- Aquí está.. Siéntela toda.

Fue ahí que de un empujón me tiró a su cama y se desabrochó el pantalón, bajándoselo y sacando su verga, una verga como de sus 19cm, un poco morena, como quemada por el sol, algo gruesa, con muchas venas y muy cabezona.

- Vamos, chúpamela. Me decía mientras me tenía sentado en la cama.

Comencé a mamarle la verga. Olía espantoso. Como a tierra, sudor y creo que hasta caca de vaca. Pero sabía delicioso. Un olor distinto, muy varonil. Me comía ese trozo de carne como si no hubiese comido en años. Mientras el gemía y me empujaba la cabeza más adentro.

- Ve, apúrate, que tenemos poco tiempo antes que vengan los demás. Me decía mientras me agarraba como muñeco de trapo, sin ningún esfuerzo alguno, me bajó el short con todo y boxser para ponerme en cuatro en la cama, y él sólo con el pantalón caído, echando saliva, me comenzó a penetrar de la manera más brusca que nunca me habían cojido. Me dolía increíblemente, pero no podía ni quejarme, además me estaba encantando.

Me cojía sin piedad, yo simplemente me sostenía de uno de los bordes de la cama e intentaba masturbarme, de tan rápido que estaba sucediendo todo ni siquiera me había dado el chance de excitarme ni lubricar.

Práxedes estaba excitadísimo, lograba sentir como su verga tiesa entraba en mi culito ya como sin 7 meses de no ser cogido. Mientras decía cosas como que "pero qué culo más socado, que divino".

Al casi terminar, sacó su verga de un jalón, me giró nuevamente hacia donde él, tomó mi cabeza hacia su verga:

- Trágateloooooo, maldito maricón, gritaba de lo más excitado.

Yo sólo abrí mi boca y ahí de pronto salieron chorros de leche caliente, directo a mi garganta, la cual sin asco me la tragué por completo.

Gimió nuevamente, y me levantó, me tocó una de las nalgas y dándome un nalgazo, me dijo que me vistiera rápido y que no saliera ni una sola palabra de lo que había sucedido en ese cuarto.

Eso fue con Práxedes. El próximo relato será con Junior. Para dejar lo mejor de lo mejor con Diego. 

 

 


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:39) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:19) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

arnold 570 (16 de January de 2014 a las 16:58) dice: Que sensualidad, realmente da la sensación de estar viendo de alguna manera esos escarseos sexuales y la bella consumaciónl...muy intenso...casi bello...gracias y no dudes suelta ese deseo retenido, lo gozarás


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