Categorias

Relatos Eróticos

Ultimas fotos

Photo
Enviada por narrador

Photo
Enviada por ELCASUAL

Photo
Enviada por rodolfosalinas


 

Sor Lurecia y compañia 1ª parte

Relato enviado por : felipepan el 09/11/2015. Lecturas: 4070

etiquetas relato Sor Lurecia y compañia 1ª parte   No consentido .
Descargar en pdf Descarga el relato en pdf
Resumen
Me mandaron a Auditrar un colegio de momjas me cobre con creces los faltantes de dinero, producido por la rectora


Relato
Habiendo ejercido por dos años la administración de tres colegios privados, de una cadena educativa , por razones de justes me despidieron , aunque me preocupaba, por el dinero, no lo era tanto dado que siendo soltero, mi familia, me sustentaba , mas lo que había guardado, me permitían, buscar la ocupación tranquilo, por algunos contactos, me salio una pasantia, temporaria, para auditar tres centros escolares privados de la provincia de Córdoba que pertenecían a una familia de renombrado, abolengo, de la Provincia, de gran influencia, en la Iglesia, de la provincia.
La sede central era uno de los centros educativos que además de ser colegio, era oficina y residencia internado para una veintena de alumnas, normalmente chicas bien incomodas y conflictivas o becadas y de procedencia humilde. Compensaban dando imagen de caritativos mientras se engullían, la plata a las familias más pudientes, por la educación de sus hijos. La dirección y administración estaba a cargo de un grupo de tres religiosas de determinada confesión que asumían la contratación de personal y la responsabilidad de todo lo que ocurría.
La tarea era diversa, la principal, consistía en modernizar el sistema administrativo y comprobar que no existían "anomalías" en la administración de tan Magna empresa, en definitiva, la piadosa familia de empresarios propietarios de los colegios no se fiaba de las ecuánimes y santas monjas que lo manejaban, al tiempo vi que lo que pensaban, con razón, como pronto pude comprobar, que sus sospechas estaban mas que fundadas.
Cargado aun con mi equipaje entré en el despacho de la monja, repleto de oscuras estanterías plagadas de libros antiguos y una vieja mesa de roble, era mi primer encuentro con la directora, Sor Lucrecia, fue de lo más brusco y desagradable, la hostilidad hacia mi persona se respiraba en el ambiente. Cundo me presenté, Ya notificada de mi llegada y mis atribuciones, le di las instrucciones. que habían dado los propietarios, mi alojamiento era en uno de los cuartos del recinto, además se solicite a las 2 horas, no reuniríamos, para que me proporcionara los libros de contabilidad y que me ayudara a confeccionar la lista de gastos ineludibles para el mantenimiento del edificio y el inventario necesario para determinar el verdadero valor de la institución. Calculé entre mes y medio y dos meses el tiempo necesario para realizar mi labor.
Estaba en mi causar buena impresión, me había dado un buen corte de pelo y sacrificar mi larga melena de entonces además me presente con un traje corbata. La monja de unos treinta y pico, era delgada, de cara angulosa y ojos azules de mirada eléctrica, destilaban mala leche en lugar de amor y comprensión, lo habitual. Pero ya tuvimos el primer choque cuando me replica “Aquí no se puede alojar, tendrá que buscar un hotel, yo no podré ayudarlo mucho, los números nunca han sido lo mío y los libros los tendré que mandar a pedir a la hermana Melina que está en el colegio La Cumbre, tardará unos días en llegar, ya de entrada le marque la cancha, y con mal tono le espete ¡Disculpe hermana! Creo que se esta usted equivocando En primer lugar yo no soy su empleado no estoy a sus ordenes, además baje su tono autoritario que a mi no me impresiona, sus jefes son los mismos que los míos, con la diferencia de que entre mi familia y ellos, mentí, hay profundos y viejos vínculos y en segundo lugar lo que le estoy transmitiendo no es un ruego, es una orden emitida por Don Ernesto Álvarez Arguelles, el que Ud. Sabe bien quien es no es cierto “ Si,. Si claro que se quien es” Si usted no atiende esas indicaciones yo me volveré a casa tal como he llegado y le transmitiré a Don Ernesto el mal recibimiento que me ha dispensado y lo sospechoso de su falta de colaboración, puede ser la excusa perfecta que Ellos están esperando para prescindir de los servicios de la Orden a la que Ud pertenece ah Le informo que otra orden religiosa ya ha hablado le interesan hacerse cargo de estos colegios y han presentado una oferta más interesante. El negocio de la educación se ha puesto muy competitivo.
-¿Prescindir de nuestros servicios? Llevamos años al frente en estos centros!
Hermana. Yo soy de las personas a las que la historia y la tradición solo les interesa si le dejan beneficios, los años que lleven ustedes aquí me importan un comino y si no me recibe y me aloja como mi misión y rango merecen, me voy ahora mismo y tenga por seguro que se acordará de mí, en términos muy poco católicos en el futuro para su mejor manejo puede Ud. llamar a quien me manda, le aviso que el tiempo que me quedo es lo que dure la llamada, y luego le digo adiós, luego de hablar con Los Álvarez Arguelles
La actitud de Sor Lucrecia cambio de la altivez a la más absoluta servidumbre, estaba como un perrito faldero me invitó a comer en el comedor del colegio después de enseñarme las instalaciones y me preparaban los aposentos para mi que ya reconoció como el albaceas de familia propietaria de la institución, ya se había transformado, durante la comida la mirada de acero de la monja había tornado en mirada de cordero degollado, estaba nerviosa y complaciente. Un cóctel que me hizo sospechar que ocultaba algo.
La antes odiosa, y ahora amabilísima, monja hizo las presentaciones. Con todas las otras monjas, que son muchas, pero dijo yo voy atenderlo personalmente me explico con la mirada, como ida, como si tuviera sus pensamientos en otra cosa, en otro lugar, el cambio era total, yo solo la veía como una mujer y no con otros ojos, mi interés por las mujeres de cualquier edad y condición, que aun perdura mas en esos momentos, con veinticinco años, en todo su esplendor. Mientras charlaba de temas banales con las dos religiosas observé a la docena de chicas que almorzaban en el comedor, algunas estaban ya en edad de merecer, crucé alguna mirada furtiva con ellas, la hermana Lucrecia percibió de alguna de ellas, correspondieron a mis relojeo, con alguna sonrisa, Sin duda la presencia de un joven de la capital en el colegio, seria la comidilla entre las niñas y no me causaba mas preocupaciones que las necesarias, además si se daba alguna oportunidad de algún cruce,m estaba dispuesto a aprovecharme de eso.
Con los libros de cuentas, en mis manos, me dirigí al cuarto asignado, con Ella la que notaba ya un estado de servidumbre, y sumisión total, que una loca idea se me paso por la cabeza, la deseché, pero tuve la corazonada de que si le hubiera pedido que me chupara la verga, quizás, tras los primeros aspavientos, hubiera accedido. Algo normal en la gente que oculta algo y que piensa que van a ser descubiertos si no lo han sido ya.
Cuando me preguntaba sobre la forma de solucionar mis desplazamientos hasta el centro de la ciudad, la hermana Lucrecia ofreció solucionarlos ofreciéndome en préstamo ,su motocicleta 150 cilindrada que me vino de rechupete, para ir a la zona repleta de bares, pubs y efervescente ambiente universitario Así descubrí la sanwichada, que se convirtió en mi peculiar forma de cenar los días que bajaba a la ciudad.
Centrado en la Auditoria descubrí que la administración de los centro era un desastre, no era que no se llevara bien, era que no se llevaba, las cuentas estaban repletas de errores, muy pronto detecté todo tipos de irregularidades, de una eran errores intencionados que maquillaban pequeñas sisas, sin duda correspondía a la hija de puta de Sor Lucrecia , era la falta de consignación en los libros de casi el veinticinco por ciento de las alícuotas de las alumnas, una jugosa cantidad. Desde elo principio decidí no denunciarlas, los intereses de mis jefes la verdad que me importaban mas bien poco, así que, si lograba algún favor, quien era yo para destapar esas pequeñas equivocaciones, mas aun cuando las podía usar en mi propio beneficio consiguiendo una buena ración de morbo y un extra económico que compensara el irrisorio sueldo que me proporcionaban por sacarles las papas del fuego. Ellos con el cuento de que me estaban brindando una gran oportunidad profesional me pagaban una miseria. Enfocado yta de un gran desfalco, me retire a la ciudad para pensar un poco como actuar, con Sor Lucrecia, responsable principal y aprimera vista de toad las tropelías,
Volvía al colegio sobre las doce de la noche, obviando la cita para la cena preparando asechar a mi víctima. Pasada horas con todo pormenorizados, ya tenia la mayoría del trabajo planteado me crecía la inquietud de el momento de develarle todo a la hermana, Lucrecia pasaba el mayor tiempo posible, como evitándome estimo que era mas delicioso mi morbo, cuanto mas horas pasaban. Recordé por un instante que mada mas que vi a Sor Lucrecia, su sonrisa maliciosa y las facciones, hermosas pero ciertamente malvadas de su cara, me di cuenta que bajo los hábitos la monja camuflaba un buen cuerpo para el vicio, el morbo y el sexo. Llego el punto en mi mente de comenzar a actuar, con tono serio, llamarla, cuando la monja entró en mis aposentos el miedo por la certera sospecha de haber sido sorprendida, en sus manejos con las cuentas, la dominaba. Estaba a mi merced pero, preso de la juventud y la malicia, estimé que una buena ración de humillación sexual me permitiría, además del disfrute, hacer de ella mi peón de confianza en la tarea que me había encomendado a mí mismo.
Eran 500 mil pesos en los últimos tres años el timo, efectuado, así que solo tuve que decirle la cantidad de dinero que había deslizado a sus arcas, para que la monja irrumpiera en llanto, suplicando piedad y perdón, justificaba el robo, por situación económica de su familia. La verdad que la cantidad robada era una autentica limosna para la fortuna de los propietarios igual todavía me faltaba masque ver a las irregularidades detectadas. Como no estaba muy preparada para mentir, Pronto conseguí de ella la confesión y la frase que esperaba: “Por favor apiádese de mi, haré lo que usted quiera” me rogó de rodillas. A lo que con mucha mal intención dije “ ¿Lo que yo quiera?” no tan ingenua, distinguió el morboso tono de mis palabras. Largo el “¡Pero yo soy una religiosa! No me pida algo que este mal” conteste”¡Eso lo decido yo! Esta medianoche vendrá a la habitación, ya le diré yo como solucionaremos esto”. A la monja le brillaban los ojos, me dio la impresión que más que un castigo le estaba dando un premio. Dejé la puerta de mi habitación abierta, a las doce menos un minuto la monja, turbada y con la cabeza agachada, entró al cuarto. Se mantuvo en el centro de la misma, en silencio, esperando mis órdenes, yo estaba sentado en el despacho haciendo como que examinaba unos documentos. Le dije “quítate el habito y arrodillate en el reclinatorio” Con cara de asombro pero sin poner objeción alguna la monja se dirigió a lugar, junto a la biblioteca donde se fue sacando de a uno los hábitos.
Ansioso esperaba verla en ropa interior, a monja se había dejado ver su generosos Senos blancos. Estaba arrodillada con la cabeza agachada sobre el sillón. Le dije “que te saques todo Lucrecia” Amago a objetar con mi mirada fulminante sin decir nada advertí no hacerlo. Resignada obediente y vergonzosa se desprendió de todo así quedo completamente desnuda . Era una mujer, de bastante buena figura, no mentiré, era de buena belleza, pero los que más me excitaba , era tenerla a mi merced, resultaba apasionante para mi verga, se engrosaba entre mis piernas. Mostraba unas largas piernas, bstantes formadas y, nalgas formadas, blancas, un poco pálidas. Un poco de barriga, formaban. Una esplendida pancita Me sorprendieron las marcas rojas amoratadas en sus muslos y su espalda.
Lentamente me fui acercando, a donde estaba la monja que inicio un ronroneo parecido a un rezo, justo detrás de ella me detuve, le pedí que se relajara con las manos pude, acariciar de a poco, su espalda y las fui dirigiendo para adelante a sus senos, mientras apoye mi bulto a sus dos cachetes, haciendo, flexiones, rozando, para arriba y abajo, todo, su tremendo culito, masajeaba sus hermosas tetas, verlas en su esplendor, un par de grandiosas, sus pezones, eran pellizcados por mis dedos en pinza,. Tome las manos de la monja,. Y la hice arrodillar y las mías las puse en su espalda, también le hice levantar la barbilla aunque la mantuve de rodillas Las fregué y las amase sin contemplaciones. La monja apretando los dientes balbuceo “¡Por favooooooorrrr!” Igual a mi no me valían sus ruegos, además su mirada era inconfundible, estaba caliente. Me quede tras ella, mientras me quitaba los pantalones. Me despojé de los slips y roce mi bulto en la espalda de la monja que suspiró profundamente cerrando los ojos.
Ponete de pie, y ponete los dedos, en tu pubis, De nuevo intentó replicar. La mire y venció su voluntad y obedeció sin rechistar Pude ver los dedos en su pubis poco poblado, con abundante de vello que se movían a la pasada de sus dedos, en acción cada vez más excitante,. No, si era tan atractiva pero yo tenia la pija bien endurecida, ella noto y sabía tenia claro que le iba a dar una buena sesión de sable, de carne
Le indiqué, se arrodillara y que pusiera sus manos unidas, mientras me ponía de frente, le ordene que me tomara mi verga, ella me dijo “por favor no, “ dije es poco por lo que hiciste, asi que cerro los ojos, y me obedeció, la guié que suavemente, por las palmas, amasase sin contemplaciones mi verga , la fuera dirigiendo a su boca, y acabe llevando mi cabecita a sus labios, , lo que le causó un estremecimiento, se ofrecía para una penitencia especial. Su coño anciano empezaba a rezumar humedad, acepto la invasión de mi pene, mientras la humillaba y le susurraba obscenidades, le frotaba por todos sus labios, y se la introducía, hasta que le señale que la chupara despacio la introducía que, fui sintiendo el calor de sus labios, que fueron entrando y saliendo mojando todo en el recorrido ahora si, mamaba abundancia y avidez
Al sentir un inmenso placer de cómo mamaba, le pregunte ¿Desde cuando no tienes una pija metida en la boca bruja? “Hace unos meses señor” “¿Cuántos meses?” “Unos cinco” “¿y con Quién fue?”. “Don Romualdo, el padre que viene a confesarnos” ¿Y te coje lindo? “Ya no, tanto” ¿Por que? “No se calculo que tendrá otra” “sos viciosa y bastante buena mamando ahora vamos a probarte la cotorra “. Siempre había sospechado que este tipo de cosas existen. Ahora era una certeza.
La monja desnuda luego de la mamaba, de verga, la hice acostar en mi lecho, tras unas pocas metidas de verga entre sus labios vaginales, le solté una buena entrada en su caliente y mojada concha. Por como le entraba y salía, su respiración comenzó a aumentar y los primeros gemidos fueron apareciendo, la tragó con placer por lo rápido que se lo hacía que no pudo evitar que le viniera un orgasmo, estrepitoso, que completo con un abrazo, fuerte estrechándome, contra sus pechos, hasta que se repetía una y otra vez en contracciones, y unos mugidos de placer, “Ahora quiero darte mi leche que me queda acumulada, ponte en cuatro, perra”
Con la cabeza agachada, a la orden de ponerse en cuatro, sabia que quería profundizar su culo, que luego de lubricar con saliva. La empalmé de nuevo y surque hasta el fondo, se sentía un quejido de dolor La tome del pelo era resignación cristiana, así en cuatro, entre sus inmensos quejidos iba y venia, golpeando mis bolas en la puerta de sus cantos, le dije “te gusta que te claven una tranca como la mía”, si , si s me encanta mas que la de don Romualdo” se le abrió su hoyo aceptando mi intruso sin dolor y con mucho placer cuando le inunde su túnel con un chorrazo de semen Le rompí el culo con todas las de la ley, el calor de su interior había que sumarle la cálida humedad de la sangre que casi actuaba como lubricante, le debía escocer el trasero de la perra, quedo desgarbado de la metida que le di: Para terminar palmeándole las nalgas. Se esmeró en dejarme la verga limpia y brillante, mirándola entre la compasión y el desprecio que me merecía le espeté “Me voy a dar una ducha. Limpia la cama y abre las ventanas. ¡Aquí huele como a pecado!

Otros relatos eroticos No consentido

viole ha mis dos hijas

Categoria: No consentido
-aproveche que mis hijas de 20 y 16 estaban mareadas para abusar de ellas
Relato erótico enviado por Anonymous el 12 de September de 2006 a las 09:38:02 - Relato porno leído 474303 veces

niña violada

Categoria: No consentido
Hecho real. Cuenta como un muchacho abusa de una niña.
Relato erótico enviado por necromancer_666 el 02 de August de 2005 a las 14:40:24 - Relato porno leído 372344 veces

follando a mama borracha

Categoria: No consentido
Ya me había cogido a mí mamá años atrás, y ahora viéndola borracha me la cogí otra vez...
Relato erótico enviado por Anonymous el 04 de January de 2010 a las 01:05:30 - Relato porno leído 304228 veces

me violo el taxista

Categoria: No consentido
logrando que mi falda se subiera y se viera el principio de mi culo, y mis manos quedaron una sobre el respaldo del sillón
Relato erótico enviado por culona69 el 04 de July de 2012 a las 00:41:56 - Relato porno leído 264281 veces

como viole a mi hermana

Categoria: No consentido
...Hermanito, ya no sigas. No sabes lo que haces”.-Me decía llorando Astrid.
Yo, cegado me dije a mí mismo que si ya había llegado hasta ahí, no podía irme sin meterle el polvo...
Relato erótico enviado por charly_bo el 11 de June de 2012 a las 00:00:02 - Relato porno leído 242832 veces
Si te ha gustado Sor Lurecia y compañia 1ª parte vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Sor Lurecia y compañia 1ª parte. felipepan te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:27) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


Registrate y se el primero en realizar un comentario sobre el relato Sor Lurecia y compañia 1ª parte.
Vota el relato el relato "Sor Lurecia y compañia 1ª parte" o agrégalo a tus favoritos
Votos del Relato

Puntuación Promedio: 0
votos: 0

No puedes votar porque no estás registrado