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UN ENORME CULO

Relato enviado por : Anonymous el 17/02/2006. Lecturas: 28311

etiquetas relato UN ENORME CULO .
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Resumen
UN TREMENDO CULO Una mujer de 95 kilos y 58 años, hace ver el cielo a un sevidor de 38 años.



Relato
UN TREMENDO CULO
EL TREMENDO CULO Una mujer de 95 kilos y 58 años, hace ver el cielo a un sevidor de 38 años.
Hola, soy un hombre delgado moreno claro mido 1.75 y Siempre me han gustado las mujeres gordas, y mientras más nalgonas, mejor. Había tenido un par de encuentros con mujeres de este tipo y siempre habían sido fabulosos, pero aún no me encontraba satisfecho, quería a una mujer que fuese gorda y de nalgas grandes , y una tarde gracias a Internet, la encontré.

En una página de contactos, me dediqué a buscar mujeres sobre entre 40 y hasta 70, fijándome en el tipo de relación que buscaban, pero más específicamente en su peso, ya que la página indicaba todas esas características.
Esa noche envié como 7 mensajes a distintas mujeres, de mi ciudad, con esas características que andaba buscando. A algunas que en el campo “gordas”, solo indicaban un signo de interrogación. Para mí, pensé que seguramente serían mujeres acomplejadas con su físico.

Al otro día, al revisar mis correos encontré que solo 4 mujeres me habían contestado. Una del estado de puebla, me decía que no le interesaba conocerme, mientras que las otras tres, me mencionaban que habían visto mi descripción, y me hacían preguntas de todo tipo. Contesté los correos, buscando la forma de que nos conectáramos a una hora determinada, en algún Chat o MSN, para conocernos un poco mejor. Solo dos aceptaron la invitación y esa noche, estuve charlando con las dos, por separado. Una se llamaba Clara, separada, pero me di cuenta que no era el tipo de mujer que estaba buscando, al parecer ella estaba como recién descubriendo lo que era el Internet, me hablaba de su hija y su nieto que era su adoración. La otra se llamaba olga, de 58 años y signo “?”, en la descripción de su peso. olga tenía un carácter más fuerte, por lo que me di cuenta, era separada y muy dominante. Según ella era su peso y su carácter, lo que específicamente la había llevado a separarse y su mayor impedimento para encontrar a alguien más. Pero que ya estaba acostumbrada

Conversamos de muchas cosas, hasta que me preguntó cuales eran mis intenciones al comunicarme con ella. Le dije que sería sincero, ya que no tenía nada que perder. Le confesé que mis únicas intenciones era conocer a una mujer de su edad y bueno, cumplir mi fantasía de estar con una mujer mayor que yo. Me dijo que se sentía muy halagada de atraer a esa edad, las atenciones de hombres mas jóvenes que ella, pero que estaba equivocado al pensar que ella estaría dentro de mis expectativas, básicamente por su peso. Le dije que yo ya suponía que ella era gorda y que eso era lo que justamente estaba buscando, ya que me fascinaban las mujeres de sus características. Me pidió mejor mi teléfono, y yo, de caliente, se lo di.

- Hola amor - Gracias por lo de amor - Suena muy interesante tu voz - La tuya igual - Ja ja, no necesitas ser mentiroso - No de verdad, es un poco ronca, y eso es interesante - Gracias…… ¿oye?... Así que ¿andamos de cacería? - Bueno, podríamos decir que si - Déjame decirte que es muy tentadora tu oferta, de verdad, y se que hombres como tú buscan a mujeres mayores, incluso yo que soy mayor que tu. Ahora que busque mujeres gordas, también lo entiendo. Por que seguramente te gustan culonas y tetonas ¿o me equivoco? - No te equivocas, me encantan así y no me molestan algunos rollitos de más -Es ahí tu problema, mi rey. Yo no soy como tú te imaginas - A que te refieres - Mira, podría mentirte, pero para que, mejor que no pierdas el tiempo conmigo - Pero por qué, acaso ¿te da miedo tener una experiencia con alguien más joven que tú? - No mi rey, no es eso, al contrario, hace muchos años que no tengo nada con nadie, y me muero de ganas, incluso me compré el computador, para ver pornografía… ¡Oh! , las cosas que te estoy confesando - No hay problema, todo queda entre nosotros, yo también hago eso, bajo videos, fotos etc.

- Bueno - Entonces, ¿Cuál es el problema? - Mira mi rey, te voy a contar… Nunca fui una mujer delgada, siempre un poco gordita en mi juventud, y ya después de casarme, engordé muchísimo. Tuve una enfermedad que no tiene nada que ver con mi gordura, y los fuertes medicamentos que tenía que tomar, me hicieron inflarme como una ballena. Mi enfermedad y mi gordura, me hicieron caer en una depresión, y la única salida era la comida, ahora ya ni siquiera clasifico como gorda u obesa, si no lo mío ya es una enfermedad crónica.

- Y cual es le problema, aún así me interesa conocerte - Ja ja, parece que no entiendes… ¿sabes cuanto peso? 95 kilos, no puedo caminar mucho, por que me canso y paso todo el día en mi casa.

- Olga, te puedo mandar mi fotografia? – Si claro me contesto, le dije ¿tú tienes alguna fotografia tuya? - Si tengo una, espera te la envio en un momento, me dijo, - Ok - Ahí está… ¿Qué te parece? Este soy yo - Oh… Que guapo estás… ja, ja .. Gracias por ese beso... ¿qué haces buscando a mujeres como yo, si a si como eres podrías tener a cualquiera mujer mejor que yo o no? - ya te dije que lo que busco es alguien como tú.
Le dije ya recibi tu foto ¿Así que esa eres tú? - ya ves… esa soy yo. Así que si me quieres cortar, lo entenderé, no te preocupes -Como se te ocurre, no al contrario -De verdad no te asustaste -No, al contrario, más ganas me dieron de conocerte... en persona -¿De verdad? -Por supuesto que si -Bueno mi rey, solo depende de Ud.

-Cuando podríamos juntarnos -No se, cuando usted quiera. Yo vivo sola y no tengo nunca compromisos, así que usted decide cuando me quiera conocer -Por mi te conocería hoy mismo -¿En serio? -Si -Y en que topamos… si quieres, acá estoy -¿Dónde vives? -Mi dirección es xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx -Ok. No pensaba salir hoy, así que me doy una ducha rápida y parto para allá, ¿Te parece que lleve algo para tomar? -Por eso no te preocupes, yo tengo para beber acá en mi casa. ¿En cuanto rato estarás por acá? -Una media hora -Ok, así me das tiempo de ducharme yo también y arreglarme un poquito -Bueno linda, no vemos en un rato más -Chao corazón.

Me duché rápidamente y cambiándome de ropa, tomé mi auto y me dirigí a la dirección por ella entregada. La verdad no quedaba muy cerca y me costó mucho llegar, pero al fin, luego de unas llamadas desde mi celular a su casa, ella me fue orientando hasta que llegué. Apenas toqué a su casa, ella me sale a recibir. Con un beso en la mejilla, nos saludamos y entramos a su casa. Ella tenía preparada en la mesa de centro, un par de tragos, la botella y algunas cosas para picar. Conversamos como media hora, respecto a nuestra conversación, como me había costado llegar, algunas anécdotas divertidas en fin, mientras nos bebíamos casi toda la botella. Mientras ella hablaba, yo me fijaba en el tamaño de sus muslos. Eran anchísimos, más que los dos míos juntos. Usaba un vestido delgado, de una sola pieza, con un generoso escote, que dejaba ver como sus tremendos pechos se juntaban, formando un estrecho canal entre ellos. Ya me imaginaba como mi lengua en un rato más pasaría por ahí. Ambos estábamos sentados en el sofá, y miraba disimuladamente como su ancho trasero ocupaba casi todo el cojín. Sus brazos eran gigantes, gruesos y carnosos, y muy sueltos en la parte de abajo, y su vientre, muy abultado, con generosos rollos que salían por su costado. Se notaba que recién había salido de la ducha, ya que su pelo, aún estaba un poco húmedo.

En medio de un silencio, dejé mi vaso en la mesa, y poniendo una de mis manos en sus muslos la besé. Ella riendo me correspondió el beso. No dejé de besarla y con mis manos le acariciaba su muslo de arriba a bajo.

-Bueno, acá estamos... que te parece -Pensé que no vendrías -Ya ves, acá estoy -Estas seguro que quieres continuar -AbsolutamenteNos dimos otro beso y le dije al oído que fuéramos a su habitación. Ella se levantó y me tomó de la mano, acercándonos a las escaleras. Comenzó a subir y yo detrás de ella, sin perder detalle de su monstruoso trasero que se movía de lado a lado, en cada escalón. Ya me moría de ganas de tenerlo desnudo entre mis manos. Entramos a su habitación. Una cama de dos plazas, con veladores a ambos lados y un gran televisor. Ella me miraba y se sonreía, un poco nerviosa, pero con muchas ganas de estar conmigo en la cama. Me comencé a desvestir y ella también. Me dijo que era muy vergonzosa y que apagaría la luz, dejando abierta la cortina por la cual entraba suficiente luz. Yo me desvestí y me metí en la cama en un segundo. Vi en la sombra como ella se sacaba ese tremendo vestido, que apenas pasaba por sus caderas.

Se acostó a mi lado. Su piel estaba helada, se acostó y ambos de lado, comenzamos a besarnos. Me di cuneta que no se había sacado su ropa interior y le desabroché su sostén. Sentí sus helados pechos contra el mío y continué besándola, mientras mis manos recorrían el trasero más grande y gordo de toda mi vida. Ella se estremecía con cada una de mis caricias, mientras apenas se atrevía a tocarme. Me arrodillé entre sus piernas y tomándole de los calzones se los saqué. Esos calzones realmente eran gigantes. Me abalancé sobre ella y le comencé a chupar las tetas. El tamaño de su vientre era demasiado y me dejaba a mi, todo el culo levantado. Sus tetas estaban de miedo, grandotas con un pezón muy acorde a su tamaño, que apenas cabía en mi boca. Nuevamente me acosté a su lado y mientras ella estaba de espalda y yo de lado, con mi mano me coloqué su gigantesca teta en la boca y luego mi mano se metió entre sus piernas, encontrándome con una abundante mata de pelos y una chorreante concha. Sus labios vaginales eran muy pronunciados y el tamaño de su concha igual. Sin ningún asco, aguantaba mis cuatro dedos trajinándola, de adentro hacia fuera, de arriba a bajo, con movimientos circulares, haciendo que se mojara más aún. Sus gemidos no se hicieron esperar y al poco rato encontré como a la gorda le gustaba que le tocara la concha.

Supe que hacerla acabar no me sería difícil, ya que se notaba que llevaba rato sin tener una buena sesión de sexo. Pero no quería que acabara solo con mis dedos, así que se los saqué y colocándome de espaldas le pedí que me la chupara. Ella moviendo su gran voluminosidad, se colocó de rodillas entre mis piernas y tomándome la verga desde la base, se la llevó a la boca y me la comenzó a chupar. En la oscuridad, veía su gran trasero levantado y su cabeza que subía y bajaba entre mis piernas. Los tragos que me había tomado me habían echo un poco de efecto y eso significaba que mi verga se pusiera más dura aún y no tan sensible, por lo que le daría a la gorda, hasta que me cansase. Estiré mi mano, y encontrando la lámpara de noche la encendí. La gorda, sonriendo, con mi verga en su boca, se levantó y la apagó, para volver a dedicarse a lo que estaba haciendo. Nuevamente la prendí y ella la apagó. Le pedí que me dejara verla como me la chupaba, pero me dijo que le daba vergüenza. Sin embargo cuando yo ya había accedido a no prenderla, ella misma estiró la mano y la prendió. Fue ahí cuando me di realmente cuenta de lo que estaba haciendo, ya que detrás de ella, una cómoda con un gran espejo, me mostraba por completo el tremendo culo que se gastaba la gorda. Era más que gigantesco, grandote, monstruoso, suelto, carnoso, blanco, con algunos pelos en el centro, realmente un “Megaculo”. Al parecer ella ya había entrado en confianza y con mi verga tomada por sus manos desde la base y su boca tragándoselo por completo, me miraba directo a los ojos, viendo en mi, el gran placer que me hacía sentir.

Estuvo mucho rato en esa posición, solo sacándoselo de la boca, para decirme lo mucho que le gustaba mi verga, y que según ella era capaz de chupármela toda la noche, hasta dormir con ella dentro de su boca. Me confesó que chupar una verga era lo que más le gustaba en la vida y realmente hacía un trabajo espectacular. Pero mi intención era hacerla tira a cachas, así que se la saqué de la boca y dejándola en la misma posición que estaba, me coloqué detrás de ella. La imagen de ese Megaculo, quedará por siempre grabado en mi mente. Se lo acaricié completamente con mis dos manos, amasándolo, apretándolo, golpeándolo y enfermo de caliente no tuve ningún asco en pasarle la lengua por todas partes, una y otra vez, separándoles sus gelatinosas nalgas y metiendo mi cabeza por ahí hasta donde sus carnes me dejasen. Con gran esfuerzo logré separarle lo suficiente sus nalgas, para dejarle expuesto la entrada de su culo y darle una buena lamida. A ella le encantaba sentir mi lengua en ese lugar y con sus mismas manos, ella se abrió las carnes, para hacer más fácil mí trabajo y sentir más y más adentro mi lengua dentro de su culo. Me pidió casi a gritos que se la metiera, y sus deseos no se hicieron esperar. Tomándolas de sus anchas caderas, como quien abraza un barril, la puse en posición y buscando con mis dedos bajo esas carnes, encontré la misma peluda y mojada concha que había acariciado hace un rato.

Llevé a mi verga y se la metí fuertemente lo más adentro posible. Su concha de gran tamaño, aparte de estar tan mojada, permitía que mi verga entrara sin ningún impedimento, incluso pensé que mi herramienta no sería capaz de darle placer a semejante pedazo de mujer. Por más que la metía hasta el fondo, sus carnes me impedían llegar más adentro, aparte que casi no tocaba sus paredes de tan grande que era su concha. Sin embargo, la gorda, con su cara apoyada en la cama, gemía de placer a cada puntada que yo le daba. Quise probar otra pose y le dije que se pusiera de espaldas. Su cuerpo desparramado por la cama no dejó de ser tocado con una de mis manos, mientras con la otra me masturbaba ante semejante espectáculo. Le separé lo más que pude las piernas y le toqué la concha por todos lados, separándola con ambas manos, vi cada detalle de semejante cavidad, muy roja y muy mojada. Sin darle aviso, metí mi cabeza entre sus piernas y comencé a esforzarme en darle el mejor trabajo oral de su vida. Ella solo gemía con sus piernas abiertas al máximo y de vez en cuando me acariciaba los cabellos diciéndome lo mucho que la excitaba tener sexo oral. No desperdicié la oportunidad de hacer un 69 con esa mujer. Me coloqué con la cabeza hacia sus piernas y ella tratando de no pisarme se montó sobre mí, colocándome sobre la cara todo su gigantesco culo.

Mientras ella rápidamente se apoderaba de mi verga con su boca, yo, disfrutando el momento, fui jugando lentamente con su cuerpo. Le besé todo el culo, acariciándolo con ambas manos. Sus dimensiones eran estratosféricas. Le separaba sus gelatinosas nalgas hasta dejar a la vista la entrada de su ano. Le metía la lengua por ahí lo más adentró que podía y luego le soltaba sus nalgas, quedando textualmente mi cabeza metida en su culo. Sentía maravilloso la presión de sus nalgas sobre mi mejilla, incluso hasta el punto de faltarme el aire, pero salía de esa presión, tomaba más aire y volvía a donde estaba, a jugar con su culo. Ella no dejaba de chupármela con toda sus ganas. Luego le dediqué toda mi atención a su concha. Con mis manos se la abría y le restregaba el clítoris con movimientos circulares, para luego agarrarlo con mi boca, chupárselo muy fuertemente, como si se lo fuera a arrancar, luego lo soltaba y volvía a empezar. Alternaba esto metiéndole mis dedos separándosela lo más que podía. La gorda se metía mi verga a la boca, pero como gemía tanto tenía que sacársela para poder respirar. Supe que de seguir a si, su orgasmo no tardaría en llegar, así que me detendría, para ver si podía hacerle la entrada a su culo. Aprovechando esa pose, le dediqué nuevamente atención a su culo, escupiéndoselo y dejándolo lo más lubricado posible. Le fui introduciendo lentamente mi dedo más chico, hasta que este logró entrar, luego se lo cambié por otro un poco más grueso, hasta que le metí el del medio hasta donde alcanzó, pero mientras le seguí comiendo la concha para que disfrutara.

Con mi dedo metido hasta el fondo de su culo, entrando y saliendo de ese agujero, mi lengua moviéndose rápidamente en su mojada concha, ya la gorda me apoyaba gran parte de su cuerpo sobre mí, y solo me masturbaba, ya que su agitada respiración le impedía chapármela. Eso fue demasiado para la gorda y dando una gran gemido entre gritos me avisó que se corría. Le pedí que me lo echara en la boca y levantándose un poco y ejerciendo una presión monstruosa de su concha sobre mi cara, comenzó a soltar un abundante líquido directo a mi boca. Por más que traté de tragarlo, fue demasiado su fluido y comencé ahogarme. La gorda seguía ejerciendo más presión moviéndose de arriba a bajo, frotándome su concha por la cara dejándome casi asfixiado, pero luchando contra eso, traté de contener lo más posible la respiración y dejar mi lengua dentro de ella, para que su orgasmo fuera excelente. Sus líquidos cesaron de brotar y moviéndole sus carnes con mucha fuerza logré que entrara algo de aire. Afortunadamente la gorda fue consiente de que su peso era demasiado y se salió de mí, pasando una de sus piernas volando por sobre mi cabeza y con su concha estilando líquidos que cayeron en mi pecho. Con mi lengua cansada por el esfuerzo hecho, y mi cara toda mojada, respire profundamente hasta que el aire volvió a mí. Mi tremenda compañera yacía exhausta a mi lado, completamente desparramada por la cama y mojada completamente en transpiración. Me decía con su respiración agitada que ya no podía más. Le recordé que yo aún no había acabado y me dijo: que no contara con ella, por un buen rato, ya que estaba exhausta.

La convencí que se pusiera tal cual como estaba antes, con su cara apoyada en la cama y su culo levantado. Ella haciendo uso de sus últimas fuerzas logró ponerse en la condición que yo le indicaba, dejándome nuevamente su enorme trasero a mi disposición. La volví a tomar de las caderas y buscando bajo sus carnes, le encontré la entrada de su concha y sin avisarle se la metí hasta el fondo. Pero esta vez era yo el que no sentía nada, al estar tan dilatada y tan mojada, mi verga no sentía ninguna presión y se salía cuando me echaba un poco para atrás. Me pidió disculpas y me dijo que ya estaba muy cansada y que paráramos un rato a descansar. Considerando su gran peso y su edad, yo encontré que ya me había rendido lo suficiente, pero yo aún no acababa, así que le dije que me permitiera acabar dentro de su culo. Lo pensó un poco y me dijo que bueno, con la condición que se la metiera despacio, y que si le dolía, se la tendría que sacar. Le dije que se relajara y le separé lo más que pude sus nalgas. Jugué en su ano, con mis dedos mojándole bien con saliva, y cuando entró el primero, luego al momento de hacer el cambio de dedo, este entró sin dificultad, así que ya estaba lista para mi verga. Le dije que lo único que tenía que hacer era separarse sus nalgas, tal cual como lo había echo recién y que yo suavemente se la metería hasta donde ella me dijera.

Olga se agarró las nalgas y se las abrió lo más que pudo. Un último salivazo en la entrada de su ano, y dirigiendo con mi mano mi verga la coloqué a la entrada. Ejerciendo un poco de presión, su culo se fue dilatando hasta que de repente un par de centímetros entraron sin problemas, solo sacando de ella una leve mueca de dolor, pero que al preguntarle si me detenía, me dijo que no, que era soportable y que continuara despacio. El ano de Olga se fue dilatando al punto de disminuir por completo su dolor y comenzar a disfrutar ser cogida por el ano. Me di cuenta que yo era el primero en entrar por ahí, pero, que me importaba a mi, estaba perforando el mayor culo de mi vida y no descasaría hasta llenarlo completo de semen. Mis embestidas fueron en aumento sin dejar de tocarle todo su culo con mis manos. Que ganas hubiese tenido de tener una cámara en ese momento para inmortalizar ese culo. Ahora yo completamente transpirado, aferrado a sus anchas caderas, hacía mi mejor esfuerzo por meterle lo más rápido y profundo la verga a la gorda, cosa que ambos quedáramos saciados de sexo. Ella solo resistía cada uno de mis espolonazos, sin decir nada, solo gimiendo y disfrutando como este joven de 28 años, le tiraba el culo. Quería que ella acabara nuevamente y contuve con gran esfuerzo mi leche, pero ella se dio cuenta y me dijo que sería imposible acabar de nuevo, y que disfrutara yo al máximo, ya que ella ya lo había echo. Ya entregada por completo, me dediqué a buscar mi propio placer y sentí como mi semen a velocidad del rayo subía por mi verga para terminar por explotar con grandes cantidades de semen, en el interior de la gorda, y el resto en todas sus nalgas. Con mi verga le esparcí por sus carnes mi leche y luego se la volví a meter, aún con la dureza que me quedaba y con un leve dolor en mi verga continué follándola por el culo, hasta que mi verga se salió por si sola ya rendida.

Caí agotado a su lado y ella, con las piernas medias adormecidas se colocó de espalda a mi lado. Aún quejándose un poco del ardor de su culo, con su gruesa mano me tomó mi verga, ya toda lacia y mojada, haciéndole suaves cariños. Me dijo que era una bestia en la cama y que estaría ahí, las veces que yo quisiera, para cogérmela por donde yo quisiera. Realmente había estado fenomenal, casi me paro al lado de la cama y me aplaudo yo mismo. Luego desnudos sobre la cama, ya sin deseo solo nos acariciábamos y nos tocábamos nuestros cuerpos.

Al otro día al abrir mi mail, había un correo de Olga, y según me decía, había quedado más que satisfecha, y me pedía una segunda sesión. La verdad estuvo muy buena la sesión de sexo, pero otra, tan seguido, no me parecía apetecible, sin embargo cuando leo la posdata ( PD ) , se me llegó a parar de solo imaginarme lo que podía conseguir con ella.

PD “Estuve pensando en lo que dijiste sobre la cámara fotográfica… y estoy de acuerdo, siempre que no salga mi cara. Un beso grande donde usted quiera… Olga”

Agradezco su valoración y comentarios.

”Este relato es un 98% verídico, solo he cambiado los nombres, para proteger a los protagonistas, y si alguna gordita de mexico, lee esto y le interesa saber de mi ya sabe donde encontrarme.”

Autor: Juan

aguirre35@hotmail.com

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:50) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:25) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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