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Un macho sorprendido

Relato enviado por : Oscar Verica el 04/12/2014. Lecturas: 1915

etiquetas relato Un macho sorprendido   Confesiones .
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Resumen
Vitorio nos invita a su casa en la playa el fin de semana, salimos el viernes por la tarde, al llegar un pequeño puente para pasar un canal, unas calles angostas y de lado izquierdo con la playa al fondo una pequeña granja con una acogedora casa de dos niveles una alberca entre el mar y la casa, un rancho y hamacas frente a la playa y todas las comodidades.
Vitorio dice tener una emergencia en el hospital donde trabaja y nos pidió que nos lleváramos a su esposa indicando que llegaría el sábado al almuerzo. En la puerta de la casa, se acerco un señor de unos treinta años, tratando de ver por las ventanillas de mi camioneta a su patron Vitorio, pero reconoció a Glenda su esposa y nos abrió la puerta.



Relato
El sábado temprano Glenda y mi esposa se van en mi camioneta a una aldea a unos diez kilómetros de distancia, con el propósito de comprar mariscos frescos para prepararle un almuerzo especial a Vitorio, yo decidí darme un baño en el mar muy temprano que la marea es buena, así que caminé me di el chapuzon pero no había sol y estaba muy fresco, así que no tarde mucho, de regreso pase a la ducha que esta a la par de la piscina, me quité el agua salada y también mi bañador, como estaba frío me coloque la toalla como se la pone mi esposa, abajo de mis axilas, cubriéndome las tetillas y tratando de protegerme del frío.
Obviamente la parte de atras de la toalla me quedaba muy corta así que sin bañador dejaba ver la mitad de mis nalgas blancas, en lo cual ni hubiese reparado a no ser por Juventino, el guardian de la casa.
Justo al entrar a la casa, Juventino con toda desfachatez, descaro y abusives me puso la mano precisamente en esa parte blanca de mi cuerpo y me dijo que me veía muy sexy... Vaya sorpresa, me di vuelta y no sabía que decirle, pero el siguió hablando y siguiendo la vuelta detrás de mi culo me dijo: mire que redondo y bonito lo tiene, ya se por que es amigo de don Vitorio. Esa afirmación me dejó aún más perplejo, con toda mi experiencia no sabia que decir, estaba balbuceando, y el con toda tranquilidad volvía a poner la mano sobre mis nalgas, yo me retiré mientras pensaba, pero esa situación me había endurecido el palo y salía a medio andar, por el otro lado de la toalla.
No me había repuesto de sus palabras y comportamiento, cuando de nuevo Juventino dijo, ya veo todo, usted también tiene un buen instrumento, don Vitorio lo debe querer mucho.
Finalmente le dije, mira don Vitorio y yo tenemos mujer, si no viste mi esposa salió con doña Glenda en la mañana.
El muy fresco me respondió, no se preocupe se llevaron a mi mujer también y van a regresar a medio día, después de de comprar pasaran a la barra a tomarse unas cervezas y hasta después vendrán, doña Glenda siempre lo hace, par darnos tiempo.
Yo me di la media vuelta y me dirigía a las habitaciones y el tomo la toalla, la que se resbalo al suelo, yo intente recogerla y ya tenía una mano bien colocada en mi zanja trasera, la verdad aquello me estaba perturbando, cuando me incorpore me abrazó por detrás con firmeza pero con cuidado sentí su miembro sobre su pantalón en medio de mis nalgas y su mano buscando mi pene, yo desnudo completamente con la toalla en las manos y este tipo abrazándome por detrás, no sabía como reaccionar. Me separé de él con cuidado y me dirigí a la habitación sin decir una palabra, cerré la puerta y me senté en la cama atónito y desnudo.
Dos minutos después abrió la puerta con un Whisky en la mano, esta vez venía sin ropa y una toalla alrededor de su cintura.
Me dijo mire usted tiene frío porque hoy no hace buen clima, tome este trago para calentarse. Sin más acepte el medio vaso de Whisky y me lo empine, el recibió el vaso y se retiró de mi habitación.
Me sentí aliviado entendí superado el incidente, me incorpore y coloque mi maleta en la cama para sacar mi ropa cuando de nuevo sentí su mano tibia en mis nalgas, en la otra traía otro vaso de Whisky y una sonrisa increíble en la cara, el vaso lo dejo sobre mi maleta y se colocó detrás de mi.
Esta vez sentí entre mis nalgas su caliente pedazo de carne, es una sensación realmente indescriptible, yo inclinado con las manos sobre mi maleta, Juventino deslizando por toda mi zanja su miembro, yo aún asombrado, el vaso empiezo caminar y lo tome con mi mano y lo coloque en la mesa de noche por lo que me incliné más.
En ese momento sentí la cara de Juventino entre mis nalgas y su lengua en el orificio de mi culo, no pude más y me recosté completamente sobre mi maleta en la cama, la jale sobre mi y la puse sobre mi cintura.
Increible: un sábado, de viaje con mi esposa, en la casa de unos amigos, las nueve y media de la mañana y me estaban dando una lamida de orto tremenda.
Juventino es todo un experto, me chupa los huevos desde atrás para después subir con su lengua hasta mi ano, insertaba su lengua y podía sentir como la movia en círculos en la parte interna de mi esfínter, sin notarlo se incorporo y,
Empece a sentir como si fuese un nabo entre las nalgas, era el glande de Juventino, le puso más saliva y empezó a empujar, sentí un pequeño dolor y después pude sentir como se fue abriendo camino despacio por todo mi intestino, sentí como se expandía mi culo y mi interior; y también como aquel masaje interno, me abrió el chorro de mis liquidos seminales, pues cuando tenía la verga ensartada a la mitad pude sentir como mi próstata abrio compuertas, y procedió al derrame de todos los líquidos seminales sobre el asa de mi maleta, fue como un orgasmo diferente una delicia.
Estaba con el culo roto disfrutando como todo un homosexual, cuando lo que se me había ocurrido al llegar era la oportunidad de cogerme a Glenda la esposa de mi amigo Vitorio, vaya que cambio.
Juventino sacaba muy despacio aquella enorme verga y la volvía a deslizar como un embolo que me hacía estremecer, sentía un placer supremo que me hacía cerrar los ojos y ver estrellas.
De pronto empujo hasta el fondo y sentí como se acomodó semejante pedazo de carne en mi interior, sentía su bulto en mi vientre y en cada empujon me sacaba un poco de orina, aquello era una matanza, estaba bien clavado, hasta el fondo y pedía más, no quería que parara, era un placer que superaba el dolor, me sentía feliz siendo penetrado, una experiencia distinta y sumamente gratificante. Me abandone sobre mi maleta y no se si por la fricción de aquella verga en mi culo o por el roce de mi maleta en mi pene, tuve una eyaculación simultánea con Juventino, sentí como empujaba fuertísimo, se aferraba a mi cintura, sus manos en mi ombligo me apretaban fuertemente y me inundo el culo de leche.
No se preocupe don Alberto me dijo, vaya a bañarse le llevaré fruta y cafe al comedor, mañana con seguridad las mujeres saldrán temprano y tendremos tiempo los tres con don Vitorio. No me había repuesto y de nuevo me llenaba la cabeza con información difícil de procesar.
En ese momento me fui a la ducha y después a desayunar frente al mar, Juventino de pié con los brazos sobre el desayunador y yo sentado tuvimos una larga plática que me hizo comprender todo, y además invitado y deseoso de volver a aquel paradisíaco lugar de sonorización.
Lo que sucedió después se los contaré en otra oportunidad, pero yo ya no pude recibir por atrás durante ese fin de semana y como cinco días más, solo fue después que pude notar el verdadero tamaño de semejante muñeco.





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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:06) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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