Una paja al amigo

Carlos llegó el viernes por la noche y nos pusimos a hacer pizzas, comimos, nos reimos, bebimos vino y luego mi marido se fue a dormir y nos dejó solos: Carlos, mis dos hijos y yo, pero al rato mis dos hijos salieron y Carlos y yo nos quedamos solos una vez más. No voy a negar que estar a solas nos erotizaba desde hacía años y que ya habíamos tenido situaciones de besos y caricias, pero siempre muy suaves, besos de lengua y caricias en los pechos, hasta ahí habíamos llegado en 15 años de ser amigos. Esa noche volvimos a excitarnos y como hacía mucho calor, fui al cuarto a sacar un short de mi marido, me puse mi bikini y nos metimos a la pequeña piscina que tenemos en casa. Estábamos a solas y en un sitio en el que no nos podía ver mi marido, pues cerramos la puerta para que hiciera ruido si se abría. Esa noche nos acariciamos mucho y conocí su pene, nunca se lo había visto antes y lo saqué y selo acaricié mucho, pues estando debajo del aguano se notaba lo que hacía mi mano. Por supuesto, él también me acarició, me metió un dedo en la vagina y yo me puse terriblemente excitada, pensaba si hacer el amor o no con Carlos, deseaba pero no me animaba, con mi marido tan cerca. Como a la una de la mañana, salimos del agua y fuimos a un rinconcito del jardín y ahí le chupé el pene un poco, sólo la cabecita y no más que unos segundos, pero nos frotamos bastante, yo agachada y él frotando el pene por mi cola, pero con la bombacha puesta. Igual, fue un ratito. Fuimos a la cocina y la casa estaba en silencio.Por las dudas, fui a mirar al cuarto y mi marido roncaba, así que regresé a la cocina y volví a chupar el pene de Carlos y luego nos abrazamos y yo le moví el pene hasta que eyaculó sobre mi vientre y vi su semen derramarse, pero no llegué a acabar esa noche. Excitada como estaba, me pasé su leche por el vientre y por los labios de la vagina, pero no acabé. Luego, él se vistió y se fue y yo fui a darme una ducha.