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Una visita inesperada

pobrecain Relato enviado por : pobrecain el 11/02/2014. Lecturas: 4063

etiquetas relato Una visita inesperada   No consentido .
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Resumen

¿Hasta donde se puede llegar en busca del placer?

¿El fin justifica los medios? lo que comenzó como una sucia violación se convirtió en la mejor de las experiencias que Lucía viviría en su vida.

¿Tenemos que valorar las cosa como empiezan o como acaban?




Relato

Mis padres, habían ido a pasar el fin de semana a casa de unos amigos y no regresarían hasta el domingo por la noche, en lugar de ir al apartamento de siempre, donde había una chica diferente con el dueño cada vez; le dije Jaño mi chico que viniera a mi casa.

Habíamos estado toda la tarde en mi habitación follando como me gusta, con muchas caricias y oyendo palabras lindas cuando reposábamos cada vez que me hacía llegar a un orgasmo, a él no le gusta hacerme sexo oral y tampoco yo se lo hago ni haré hasta que acceda a hacérmelo.

Te cuento todo esto porque me tienes que ayudar y te aseguro que me lo agradecerás si es cierto lo que me confesaste respecto a tu fantasía.

Mi chico estaba agotado y para no admitir que no podía más, hizo como en otras ocasiones en que lo he llevado a la extenuación pues me encanta hacerlo; se enfadó por una tontería y así podía marchar sin quedar como un flojo; aunque en realidad también yo estaba destrozada y satisfecha, pero siempre se puede echar un buen polvo más.

Salió sin besarme para despedirse y me dijo que no lo llamara porque el domingo no pensaba pasarlo conmigo; él esperaba que lo llamara yo y eso pensaba hacer; suplicarle que viniera y de ese modo quedaba como el súper macho que le gusta aparentar.

Apenas dos minutos después de salir sonaron unos golpecitos en la puerta y al ver que sobre la mesilla quedaba un condón pensé que se lo había pensado mejor y regresaba para hacer las paces y gastarlo.

Abrí desnuda como estaba quedándome detrás de la puerta por si se asomaba una vecina que no me viera, se cerró la puerta y un guantazo me cruzó el rostro antes de que pudiera ver que no era él quien había entrado.

            — Calla o te degüello.          He visto como se iba un gachupín muy contento y me he dicho.        ¿Por qué no me voy a poner igual de contento?                     Esta es la única vivienda con luz a estas horas y he pensado en visitarte.           ¿Estás sola verdad?            

Esas palabras, pronunciadas con una voz de lo más corriente pero con mucha convicción no habrían bastado para convencerme, pero el cuchillo que empuñaba sí que le daban un sentido diferente y asentí sin abrir la boca.

Acercó la punta del cuchillo a uno de los pechos y la apoyó en la areola junto al pezón y apretó hasta clavarlo en él sin que traspasara la piel, eso me puso a mil; a pesar del miedo que tenía me sentía húmeda otra vez y mucho más que en toda la tarde.

            — Vamos perra, ya veo que necesitas un macho de verdad.   

También yo me di cuenta que olía a perra en celo y eso que nos habíamos dado una ducha hacía poco, pero además de las gotas de agua que caían del cabello aun algo mojado y que resbalaban por mi espalda, tenía el interior de los muslos mojados del flujo que sin poder remediar rezumaba mi sexo y es que estaba excitadísima.

            — Llévame a la habitación principal.        Rápido.

            .- ¡No! A la habitación de mis papás no.              Donde quieras pero ahí no por favor.

Esa respuesta me reportó un puñetazo en el estómago que me dejó sin respiración y evidentemente reculé hasta la habitación grande, y mirando la fotografía de boda de mis padres exclamó.

            — Ya veo de donde te vienen la belleza y calentura so puta.   Tu madre también ha de ser una buena perra por su mirada de zorra.

Ahora sí que estaba asustada pero supuse que si le daba lo que quería se iría y seguramente sin hacerme daño.  Me indicó que me tumbara en la cama, retiré la colcha para que no se rompiera o manchara y me coloque en medio de ella en silencio y esperando que ese bruto se despachara conmigo.

Sacó unos precintos como los que emplea la policía y con ellos me ató con los brazos estirados al cabezal de la cama y los tobillos también a los pies con las piernas muy separadas.

Después de meterme en la boca el tanga que Jaño me había sacado en el salón, se arrodilló entre mis piernas y comenzó a pasar su lengua por mis muslos recogiendo los jugos que había soltado un poco antes; con dos dedos me fue acariciando el clítoris que tenía inflamado por el tute que nos habíamos dado, pero eso no impidió que me pusiera como una moto y que comenzara a temblar, se desplazó hasta quedar situado y comenzó a lamer el clítoris de forma magistral.

Me estaba martirizando y bien que lo sabía el canalla.             Metía la lengua como si fuera un pequeño pene, pero no tan pequeño por cómo me hacía sentir; una serie de calambres comenzaron a recorrer mi cuerpo y me arquee con ese primer orgasmo que en nada se parecía a los que había tenido anteriormente; en algunos momentos quiero pensar que fue por el morbo, pero he de ser sincera y reconocer que es un maestro y que fue por su buen hacer, pero el muy canalla siguió sorbiendo y mordisqueando, alargando ese orgasmo hasta que lo enlacé con otro y otro más, se retiró y pensé que se había terminado.

Se puso en pie sobre la cama y vi cómo se desnudaba; la verga que apareció ante mis ojos no se correspondía para nada con lo que esperaba de un físico más bien corriente tirando a flaco; se trataba de algo descomunal, no pude medirla pero era semejante a un vaso de tubo de esos que nos ponen en la disco.

De su muñeca colgaba con una correa el móvil y con él tomo unas fotos y eso me horrorizó; estaba totalmente indefensa.

Supongo que mi cara de susto le alegró porque sonrió mientras se arrodillaba entre mis pierna y comenzaba a pasear esa barra de carne por mi vulva y perineo, no sabía si me iba a sodomizar y eso me aterraba; en unas pocas ocasiones han entrado por ahí y siempre porque estaba muy borracha y me dolió mucho después; apuntó el capullo en mi vagina y con un fuerte caderazo la metió hasta el fondo; me dolió el cérvix al ser golpeado con violencia y me sentí totalmente llena.   Una serie de enérgicos caderazos me llevaron al cielo y esas punzadas de dolor eran cada vez más llevaderas e incluso las encontraba estimulantes, una de sus manos me sujetaba una de las nalgas y con la otra me aplastaba el clítoris.

Llevarme a otro orgasmo fue fácil, pero al prolongarlo sin piedad enlazándolo con otros me hizo desfallecer y no sé cuánto tiempo estuve así.

Me despertó un agudo dolor.        Me estaba retorciendo los pezones; me había soltado los pies y manos pero llevaba un collar en el cuello y entre las tetas tenía una fría cadena.     Me clavó los dedos de ambas manos en los pechos produciéndome un dolor insoportable y pensé que los iba a reventar, me puse a llorar y al retirar sus manos me dijo.

            — Te voy a sacar lo que llevas en la boca.           Si gritas, te haré tanto dolor que esta muestra te parecerá un regalo y después te degollaré.        

            .- Eres un cerdo.       Me has follado sin condón.            ¿Por qué lo has hecho?

            — ¿Acaso me vas a contagiar algo perra?           No me digas que tienes alguna enfermedad porque te degüello ahora mismo por no avisarme al entrar.

            .- No tengo ninguna enfermedad.             ¿Y si me preñas?     ¿Qué haría entonces?

            — Tendrías un problema que se podría solucionar de varias formas, o si no, siempre te podrías follar a ese gachupín menso y decirle que es el padre.            ¿Cómo se te ocurre no tomar la píldora o llevar un diafragma?    ¡Vamos de paseo!   

Me dolía todo y tenía el coño escocido y al tocármelo descubrí que el enorme clítoris asomaba de su capuchón, del que solo acaricio por encima cuando me masturbo pero ahora estaba totalmente fuera y extremadamente caliente.

Lo seguí al salón y al ver su espalda me di cuenta que me había equivocado; se le notaba musculoso sin exagerar.        Seguimos hasta la cocina y abrió la nevera de dónde sacó dos cervezas, las destapó y me tendió una que comencé a beber a pesar que no me gusta pero no quería contrariarlo por si me castigaba, sacó también unas hortalizas y la mantequilla.  No llegue a estar tranquila en ningún momento, pero eso me asustó más de lo que ya estaba.

Tiró de la cadena y regresamos al salón con todo y lo dejó sobre una mesita baja, me dobló sobre el respaldo del sofá y comenzó a pasear una berenjena entre mis nalgas, después noté como esparcía mantequilla por toda la zona y con dos dedos comenzó a ensancharme el culo que comenzó a dolerme solo de imaginar que metía su pollón en él.

Tratar de meter la berenjena igual pensó que sería una barbaridad y por ello comenzó con una zanahoria que fue metiendo lentamente hasta más de la mitad y ahí comenzó a moverla despacio adentro y afuera, me comenzó a producir cierto placer y pensé que debía relajarme; ya que estaba en sus manos y me lo iba a hacer de todos modos al menos tratar de disfrutarlo.

Después de sacar la zanahoria le tocó el turno a un calabacita mediana que ocupó su lugar sin dificultades, la movía con más brío y aunque traté de evitarlo comencé a suspirar, me estaba gustando mucho y me excitaba que estuviera haciendo todo eso para mí placer, alargó la mano libre y comenzó a martirizarme el ya muy castigado botoncito que lejos de arrugarse salió a cumplir con su misión.             Estaba totalmente en sus manos y no porque tuviera una cadena en el cuello.

Cuando substituyó la calabacita por su verga; levanté un poco la mirada y pude ver mi expresión de felicidad reflejada en un cristal del aparador, me jalaba del cabello acompasando las fuertes embestidas con las que llegaba a juntar su pelvis con mis cachetes y esa sensación de poder que ejercía sobre mí pasó de ser una molesta agresión por su parte a una total entrega por la mía que no quería que me dejara así, quería más, mucho más de lo que ya le había dado y es que no te puedes imaginar cómo estaba en ese momento.

Cuando comencé con los espasmos del que sería el enésimo orgasmo de la noche, me jaló más fuerte del cabello para que mostrara mi busto y sacó unas cuantas fotos más empleando el espejo del aparador para captar la cara de vicio que tenía en ese momento, continuó dándome leña y martirizándome el clítoris y retomé ese orgasmo que se enlazó con otros dos dejándome apenas sin fuerza.

Se vació en mí con un profundo rugido, fueron una serie de descargas cortas que me fueron llenando y cada vez me arqueaba más como si de ese modo pudiera llegar más y más adentro su esencia que notaba caliente.

No tenía un recuerdo claro de las otras ocasiones en que alguien me hizo sexo anal, pero en esta ocasión me convencí de que se trata de una parcela importante y muy placentera si se hace bien como había experimentado; solo había un inconveniente al menos en ese momento para mí, me había soltado el vientre como si fuera una purga y cuando se lo dije al tipo, me indicó que fuera al baño.

Con las manos traté de evitar lo peor y llegue justo a tiempo y él me acompañó; sentí pudor de que me viera así pero a él le parecía gracioso por como sonreía, me lave en el bidé y mientras me secaba me dijo.

            — ¡Lávame a mí también!  ¿No querrás que sigamos teniendo así la pinga?          Aunque por mí no hay problema.

Alargue las manos y se acercó al lavabo, reparé en que esta circuncidado y el capullo de un rojo oscuro, brillante y majestuoso estaba proporcionado con el resto de la polla que al tocarla se iba poniendo más dura, me fascinó la forma en que reaccionaba, lavé esa joya con cuidado pero me estaba excitando otra vez; algo del todo impensable solo unas horas antes en que necesitaba reposar después de un orgasmo y si Jaño ahora u otro antes que él lo intentaba me ponía de mal humor y se terminaba la fiesta; nunca imaginé que fuera multiorgásmica, capaz de encadenar varios pero ese bestia logro convencerme en las pocas horas que llevábamos juntos.

Comencé a secarlo y vi cómo me miraba, me hizo sentar en el bidé otra vez y se quedó quieto esperando; pensé que después de todo lo que me había hecho podía ganarme su confianza para que fuera bueno conmigo, agarré su polla y le fui pasando mi cabello por ella para terminar de secarla, alargó la mano y sacó más fotos mientras lo hacía.

Apoyó el capullo en mis labios y dijo casi en un susurró.

            — Ahora me la mamaras.

No necesité que me amenazara u obligara de ninguna forma, para mí sería un premio y pensaba que me lo había ganado, de hecho me encanta chupar vergas y si no se lo hago a Jaño es porque él no quiere comerme la concha, pero este animal lo primero que hizo fue lamer y chupar morder y acariciar hasta hacerme perder el mundo de vista después de varios orgasmos.

Comencé a besar el capullo y después todo ese precioso falo que no podía rodear con una sola mano, apoyó una mano en la pared y cerré los ojos para concentrarme y evitar las náuseas cuando abrí la boca y metí el capullo y todo lo que pude en ella hasta llegar a atascarme la garganta. Lentamente fui moviendo la cabeza adelante y atrás controlando muy bien la respiración y evitando que se saliera, me dolían las mandíbulas pero aguanté, no quería hacerle daño con los dientes ni dejarlo a medias.

Me encanta el sabor del semen y cuando alguien se lo ha ganado disfruto sacándole hasta la última gota, lástima que Jaño sea tan corto en eso.     Oí como se aceleraba su respiración y al abrir los ojos vi su rostro desencajado y como sacaba más fotos con el móvil, me aplique un poco más acelerando la follada de boca que me estaba haciendo.   

La primera descarga me atragantó por la sorpresa, pero pude controlarme y aunque parte rebosó y cayó sobre mis pechos el resto lo pude tragar; espesa y con un sabor acre era la mejor que recordaba; con las dos manos rodee esa bendición de la naturaleza y las siguientes descargas se estrellaron contra mi paladar; las fui tragando a medida que se producían y cada una parecía más copiosa que la anterior, cuando comenzaron a bajar de intensidad, saque el capullo totalmente de la boca y con la lengua recogí los restos que lo adornaban y lo poco que goteaba, entonces poniendo morritos sorbí lo poco que pude obtener y de ese modo cumplí con lo de “hasta la última gota” que tanto me gusta.

Le miré a los ojos y sudoroso, por primera vez me sonrió con cara de satisfacción y eso me gustó; ese odio que se había acumulado en mí, lentamente se había diluido y ya no sabía que es lo que pensaba sobre lo sucedido.       ¿Era tan malo lo que me estaba pasando?          Deseche esas dudas y me convencí de que había sido un regalo todo lo que estaba pasando esa noche, me sacó se mis pensamientos su voz que ya no era tan dura.

            — Lávate un poco, voy a tomar otra cerveza.     ¿Quieres algo?          Ya vi que a ti no te gusta.

Negué con la cabeza pero en mi interior le agradecí la intención, además la confianza de dejarme sola en el baño y sin amenazarme.     Después de lavarme salí al salón y lo encontré sentado en el sofá, me senté a su lado esperando cualquier cosa que sucediera y que sabía que estaba totalmente fuera de mi control.   Fue tomando la cerveza lentamente en silencio y parecía pensativo, al terminar se giró hacia mí y me sacó el collar con la cadena y me dijo.

            — Ahora me follaras tu a mi como te apetezca y sin esto.       ¿No hace falta verdad?

Me levanté y le tendí una mano, lo llevé hasta la habitación de mis padres y se tumbó en la cama.            Después de todo lo que habíamos hecho me sentía alagada de que me dejara ser yo quien llevara la iniciativa y no quería decepcionarlo, me coloque a su lado y comencé a pasarle la lengua por el capullo como si fuera una piruleta, cuando estuvo lo suficientemente dura me acuclille encima de él y me empalé salvajemente.           Creí que se había roto algo, el primer pinchazo de dolor fue muy intenso pero seguí galopando como una loca y cada golpe me dolía menos que el anterior, hasta que aquella sensación de placer que había sentido la primera vez retornó y me sentí muy feliz.

Con los ojos entornados me miraba, alargó las manos que apoyó en mis tetas, cada vez que bajaba me dolían pero era un dolor esperado y deseado que cada vez resultaba menos molesto; le satisfacía y eso era suficiente para mí.

            Los primeros calambre anunciaron un nuevo orgasmo y sus espasmos me sacudieron violentamente pero estaba decidida a no parar y jadeando continué ayudada por sus manos que colocó en mis caderas para evitar que perdiera el equilibrio; no puedo saber si fueron réplicas de ese mismo o fueron diferentes, pero en cuatro ocasiones estuve muy cerca de perder el sentido, por fin me atrajo hacia sí y quedé ensartada y sobre su pecho, me besó por primera vez y ese beso me pareció muy dulce.

Cuando me serené un poco me solté de su abrazo y me aparté de su pecho para quedar erguida otra vez, me levanté lo suficiente para salir de él y apunté su verga a mi otro agujero sin apartar la mirada de sus ojos, me deje caer y fue entrando en mi separándome las carnes con una mezcla de dolor placer que me hizo aflorar dos lágrimas, me quede quieta con esa barra de carne invadiendo mis entrañas y lentamente comencé el metisaca que me llevó a un nuevo orgasmo, a lo que contribuyó y de qué modo lo que le estaba haciendo a mi clítoris.

En esta ocasión sí que se corrió y sentir como se derramaba dentro de mí fue la mayor de las recompensas, seguí y seguí hasta que ya no quedaba más y entonces le dije.

            .- ¿Lo he hecho bien, es así como te gusta?

            — Eres una perra muy puta, solo necesitabas que alguien te descubriera.               Vamos a descansar un poco que pronto he de marchar, hace ya una hora que amaneció y me esperan en otro sitio y tú has de limpiar la casa si no quieres tener problemas.

Solo se me ocurrió peguntarle.

            .- ¿Me enseñaras las fotos que has hecho?

Me tendí a su lado y las fue pasando una a una, era un espectáculo que me puso a mil otra vez y cuando alargue la mano para agarrarle la polla exclamó.

            — ¡Basta!      Ya seguiremos en otro momento, vamos al baño a lavarnos y de paso te daré instrucciones.

Eso de las instrucciones me sonó extraño, pero después de todo lo sucedido esa noche pensé que ya nada me podía sorprender.                     En el baño me dedique a lavarlo a él y como la vez anterior terminé de secarle la polla con mi cabello, me parecía un gesto simpático y en esta ocasión no tenía urgencia; una mezcla parduzca resbalaba por el interior de mis muslos pero lo limpiaría todo después de darme una ducha cuando él se marchara; me dispuse a oír “sus instrucciones”.

            — Mañana, apáñatelas como puedas pero has de estar a las 4 de la tarde en punto en la puerta del centro comercial, llevaras una falda corta y acudirás sin tanga ni sujetador.            No quiero excusas.               Si no acudes tendrás serios problemas.               Recuerda quien soy y que soy; que no te confunda lo que ha pasado esta ultima hora.

Me sorprendió un poco pero en mi interior sabía que lo quería ver otra vez cuanto antes y esa era la mejor forma, tengo muy claro que no será nunca mi amor, pero si una parte importante de mi mientras él quiera.

            — Voy a tranquilizarte porque he visto que tienes voluntad.  En cuanto puedas, has de ir a un centro de planificación familiar para que te den la píldora, yo no soy una amenaza y te aseguro que no puedo dejarte embarazada.            Tengo movilidad nula en mis espermatozoides y por tanto solo puedo embarazar por inseminación artificial, aunque no estoy por la labor en estos momentos.

Eso me tranquilizó, aunque no había vuelto a pensar en la posibilidad del embarazo, estaba segura que después de bajar de la nube habría sido lo que me habría obsesionado hasta comprobar que no lo estaba.

Ya no dijo nada más; cuando estábamos junto a la puerta y se disponía a salir me dijo.

            — Nos vemos mañana.       No me falles y recuerda las instrucciones.

Salió sin que pudiera decirle nada más, me fui al baño y mientras me daba una ducha me sorprendí masturbándome y es que ese animal del que desconozco el nombre había destapado la fiera sexual que se ocultaba en mí.         Me cubrí con una bata y comencé a recoger la casa, cambie la ropa de la cama de mis papás y coloque la colcha otra vez, di dos vueltas por toda la casa asegurándome que no quedara ningún vestigio de lo que había pasado y cuando me disponía a sentarme en el sofá recordé el condón que había sobre la mesita de mi habitación.

Me vestí con ropa de calle y me peine y maquille como si hubiera pasado el día fuera, me senté en el sofá después de poner música suave; no había comido nada desde la tarde del sábado pero tenía mucho sueño, me despertaron mis papás que llegaron cerca de las 9 de la noche, mamá comenzó a contarme muchas de las cosas que habían pasado en esa salida, por fin me preguntó como lo había pasado yo y fui muy escueta.

            .- El sábado por la tarde fui al cine con Jaño y hoy lo he pasado con Ana, una amiga a quien me habéis oído nombrar muchas veces y que tiene un problema.            Mañana la acompañaré por la tarde para tratar de solucionarlo, pero por favor no me preguntes de qué se trata porque no quiero mentir y le prometí que no lo comentaría ni con vosotros.

Ese lluvioso lunes, poco después de las tres salí de casa sin tanga ni sujetador cubierta con un gabán ancho que ocultaba lo que vestía en realidad; una blusa con solo dos botones que había comprado en verano cuando estuve en la playa que al no llevar sujetador marcaba los pezones perfectamente y que si levantaba los brazos mostraba medio pecho y con una falda que llegaba a medio muslo; con esa pinta parecía una buscona, llegue al centro comercial; fui al lugar convenido y poco después apareció “mi hombre” que colocándose delante de mí me beso de forma rabiosa mientras levantaba la falda para comprobar que había cumplido su pedido, uno de sus dedos se paseó entre los carnosos labios humedecidos de mi concha colocándolo después en la boca y lo chupe con delicia.

Me sujetó por la cintura y entramos en una tienda de ropa masculina, le dio un billete de 10 € al dependiente sin detenerse y seguimos hasta uno de los probadores; a esa hora la tienda estaba desierta, me saque el gabán y él abrió la blusa para comerme las tetas; me dolían los pezones de lo caliente que estaba pero en cuanto comenzó a mordisquearlos se me pasaron todos los males.

Mi coño chorreaba; me dio la vuelta y de una estocada me ensartó con esa estaca que es una bendición y comenzó la más bella de las danzas que se pueden bailar.       Tardé poco en alcanzar el primer orgasmo de la tarde, no traté de acallarlo ni él me pidió que lo hiciera y noté que habían subido la música para disimular nuestros ruidos, a los espasmos de ese primer orgasmo se unieron los del segundo y tercero, no podía aguantarme en pie y si no me sujeta por la cintura habría caído al suelo.

Poco después me ofreció una toallita para que me limpiara y salimos del probador, al pasar junto al dependiente le alargó otro billete de 10€ que acompañó con una mueca, el tipo lo cogió sin inmutarse y seguimos nuestro camino; fuimos al aparcamiento y paramos junto a una moto; me ofreció un casco que sacó del baúl y lo acompañé sin saber a dónde.

Llegamos a un cine que no conocía y al entrar en la sala vi que proyectaban una película porno; dos hombres estaban follando a una chica por la vagina, mientras ella se la mamaba a un tercero que le machacaba las tetas como si quisiera reventárselas, me hizo sacar el gabán al entrar y aunque no había demasiada gente pasamos frente un hombre mayor que estaba solo en un lateral y me hizo sentar a su lado, el tipo se estaba tocando y lo interrumpimos, pero en cuando nos sentamos siguió prestando atención a la película y continuó con sus manejos.

 Él, tomó lo que yo llevaba en las manos y lo puso sobre un asiento libre a su lado; me desabotonó la blusa y cada vez que la imagen se aclaraba se veían mis tetas perfectamente, el tipo de al lado no perdía la oportunidad de mirarme cada vez de forma más descarada; él me las tocaba como con desgana, pero lo cierto es que me estaba poniendo a mil; alargue la mano para acariciarle la verga pero me la apartó diciéndome al oído.

            — Quiero que se la peles a ese tío pero como si yo no me diera cuenta y para eso, en cuanto empieces me la comienzas a mamar y tómatelo con calma porque ha de terminar él antes que yo; a, y no le permitas que te toque él a ti.

Oírlo fue suficiente para que chorreara; alargue la mano y la puse sobre la polla del viejo que miró descaradamente y al ver que estaba desabotonando la bragueta de mi acompañante, apartó su mano y me dejó hacer sin intentar nada por su parte; lamerle la polla es algo que cada vez me gusta más pero notar como palpitaba la polla de un desconocido del que no conocía ni la voz fue suficiente para que me corriera como una perra y es que así me sentía en ese momento.

El viejo no aguantó tanto como me habría gustado, se corrió de forma exagerada y puede que para evitarse “algún problema si mi acompañante se enteraba” se cambió de asiento colocándose dos filas más atrás para no perderse nada de lo que hiciéramos; él se giró un poco y al verlo me hizo sentar sobre su verga que fue entrándome por el culo como un cuchillo caliente en la mantequilla.

Me moví adelante y atrás lentamente hasta que me corrí otra vez, me estaba machacando el clítoris con una mano y con la otra alternaba los pezones; me hizo esta marca en el cuello que eres la primera en ver y de la que me siento muy orgullosa; en dos ocasiones estuve a punto de perder el sentido; el muy canalla no aflojó más que para no correrse y cuando por fin lo hizo parecía que se hubiera roto una presa, me sentí inundada por tanta leche, me agache entre los asientos para que saliera la mayoría y de paso rebañarle los restos que habían quedado en su polla; después de limpiarme con unas toallitas me coloque una a modo de tampón y pudimos marchar sin más complicaciones.

Ayer miércoles me llevó a su casa; creo que tiene un piso en la capital pero fuimos a una casita en el campo donde llegamos en unos minutos; no me extenderé en lo que pasó porque con lo contado hasta ahora tienes suficientes datos.     Al regresar me dejó cerca de casa y antes de marchar me dijo muy serio.

            — Quiero que convenzas a alguna amiga para que folle conmigo; antes vivía por esta zona pero he pasado unos años fuera, hace poco que he regresado y no conozco a demasiada gente.   ¿Lo harás por mí?

Ahora ya sabes todo lo que se puede sobre este asunto.         ¿Me ayudaras?         En otras ocasiones nos hemos pasado amantes aunque nunca estuvimos con el mismo en la misma habitación, pero eso también puede cambiar y te aseguro que como poco será una experiencia inolvidable.

¿Solo tengo una duda?                ¿Cómo se llama?      Siempre que lo mencionas lo haces como “mi hombre, o simplemente él”

            .- Se lo pregunté en una ocasión y me dijo que eligiera uno, lo llamo Sátiro porque es muy malo y le parece un nombre adecuado y simpático.           Aunque en el móvil lo tengo solo como “Él”       Cuando lo llamo, nunca me lo coge pero me llama él en menos de cinco minutos.

            .- ¿Puedo decirle que aceptas?      Me gustaría mucho que lo conocieras y me dieras la razón además de felicitarme por la suerte que he tenido.

Acepto de mil amores, si me trata solo la mitad de bien que lo ha hecho contigo estaré encantada, ya estoy húmeda solo de pensar en lo que puede pasar, pero dime una cosita.      ¿Qué pasa con Jaño?

            .- Creo que paso de niñatos al menos de momento.     Si más adelante lo necesito ya lo llamaré, pero tal como me dejó el último día, es él quien tendría que volver arrastrándose para pedirme perdón pero no lo hará ni yo lo llamaré de momento; recuerda que nunca nos han faltado tíos para echar un buen polvo.

            • ¿Cómo quedamos?

            .- Lo llamo ahora mismo y lo acordamos.

Hizo una llamada perdida y apenas un minuto después le llamó Sátiro.       Escuchó un instante y preguntó a Ana.     

            .- ¿El sábado podemos pasar el día juntas?

Ana afirmó en silencio.                   Le confirmó a Sátiro que quedaban así y cortó la comunicación.

            .- Pasará a recogernos cerca del centro comercial el sábado alrededor de las 10 en su coche.

 

Continuará o quizás no…

© PobreCain

Agradecería cualquier tipo de comentario, tanto en la página como a mi correo, en pobrecain@gmail.com.


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:30) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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