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Yo, Sonia, cuento...

Relato enviado por : ecologista el 23/11/2020. Lecturas: 1961

etiquetas relato Yo, Sonia, cuento...   Maduras .
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Resumen
Mi experiencia con el hijo de una familia amiga en vacaciones en la playa.


Relato
Muchas veces, alguna mujer, en plena rueda de amigas, cuando se habla de sexo y hombres, cuenta alguna experiencia con algún galán... yo conté la mía, diciendo que volvería a hacer a un chico joven lo que hice el día que me tomaron la foto que ilustra esta página... ¿Te cuento?
Pues ahí va:
Era verano, en la playa.
Mi esposo y mis hijos estaban en Montevideo (somos uruguayos); la acción transcurrió en Mar del Plata, Argentina.
Habíamos viajado con otra familia, y estábamos parando con ellos en un departamento frente al mar. El hombre es compañero de trabajo de mi esposo, hasta tiene su mismo grado y edad... y la amistad surgió entre nuestros hijos y entre nosotros cuatro también, ya que es toda gente de la edad.
Ellos tienen un hijo que por aquellos días cumplió los 18.
Desde que me lo presentaron, el chico me miraba... y me seguía cada vez que podía.
No tardé en comprender que me buscaba para tener sexo conmigo, si se le daba la chance.
El chico quedaba tan en evidencia que su madre le llamaba la atención, pero cuando estaba sola conmigo me bromeaba y me decía que parecía que para él ya era hora de iniciarse, de que ya alguna mujer debía iniciarlo, y que era yo quien tenía que hacerlo.
Paralelamente, el chico andaba desesperado detrás mío.
La verdad, el nene no estaba nada mal... y entonces, una calurosa tarde de playa y sol (serían las 2 de la tarde, una hora en la que me excito mucho, las tardes calurosas de verano a esa hora las veo como muy eróticas), estábamos los 3: el padre del chico (que había ido a pescar a 200 m de allí), su madre y yo, y el chico que como te imaginarás estaba cerca mío o pendiente de mí si se alejaba un poco, dispuesto a acompañarme si me veía sola.
Me voy para el departamento a tomar un refresco, dije a su madre, y el chico buscó una excusa para venir conmigo.
La madre se hizo la distraída en la situación, pero por detrás del chico me guiñaba un ojo mientras nos íbamos.
Como era cerca, fuimos los dos así nomás como estábamos en la playa: él en short, yo en bikini, descalzos y con olor a playa; ése que tomás al mezclarse crema, arena, transpiración y agua de mar.
Ya en el departamento, mientras en la cocina me servía agua helada, el chico me abrazó inesperadamente por detrás.
Le dije que me soltara, que qué hacía, que si estaba loco... pero me insistió: me confeso que yo le gustaba y me abrazó de nuevo y me besó en la boca rápidamente también de forma inesperada para que yo no me resistiera. Eso me encendió: al sentir su cuerpo, su piel contra la mía (estábamos en trajes de baño y descalzos ambos), y especialmente al sentir su pene duro cuando me abrazó, me mojé... y tomé la iniciativa:
Le pregunté suavemente:
- ¿Realmente yo te gusto tanto?
- No sabés, desde hace tanto tiempo que te deseo... te miro, te imagino... y ahora, en este mismo momento en que no hay nadie, quiero que lo hagamos... me parecés tan sexy y erótica...
Me decía todas estas cosas y otras por el estilo al tiempo que me abrazaba, me apoyaba su pene y me besaba... y buscaba mi boca, la que yo le entregué en un apasionado abrazo con beso de lengua incluido.
Entonces le dije que viniera... lo tomé de la mano y puse rumbo al dormitorio. Cuando entramos, mientras bajaba la cortina de enrollar un poco, le dije que se sacara la ropa (bah, sacarse el pantalón de baño nada más...) antes de que me arrepintiera.
Cuando terminé de bajar la cortina y me di vuelta, estaba sin el short, con una erección tremenda.
Me quité el sostén, le permití quitarme la parte inferior del bikini y me acosté: él se acostó encima mío y lo guié dentro de mi vagina.
Me penetró, hizo algunos movimentos desesperados mientras me abrazaba y me llenó de leche, lanzando un gritito de placer.
Me gustó mucho eso: era muy lindo el chico: lo sentía relajarse sobre mí mientras sentía que me bajaba un poco de semen hasta el agujerito del culo, ya que a esa edad acaban mucho y muy fluido, casi como "agua de arroz".
Después de eso me levanté a buscar una toallita, pero él se levantó como un rayo y me dijo que me acostara porque quería hacerlo de nuevo.
Le dije que sí, pero que se apurara porque teníamos que volver a la playa para que no sospecharan, y que estando haciéndolo en el dormitorio de sus padres yo tenía terror de que entrase alguien.
Esta vez tardó un poco más, pero me dió otro... tenía mucha leche el nene... con decirte que estando acostada sentía que la leche que me inyectó me bajaba hasta el agujerito del culo, y cuando me incorporé para ir al baño a lavarme un poco iba perdiendo semen... sentía que con cada paso me bajaba un poco y me mojaba entre las piernas, dándome como una lubricación en el frote de nalgas y entrepiernas al caminar que me gustaba y hacía tiempo no sentía.
Me cambié el bikini por uno algo más grande, me coloqué en la zona vaginal una almohadilla absorbente y luego volvimos a la playa.
El chico siguió abrazándome en el ascensor mientras bajábamos, pero se separó de mí cuando ya en la playa estábamos cerca del "campamento", y, al divisar a unos amigos que iban a meterse en el mar, se fue con ellos. Llegué caminando yo sola hasta el "campamento": el padre del chico seguía pescando, ajeno a todo, allá a lo lejos. Y la madre me preguntó,pícaramente y riéndose:
- ¿Y....?
- No sabés... tu "chico" es un terrible que me echó dos polvos muy lechosos... dejáme sentar en la silla playera....
El chico estaba jugando y saltando con sus amigos en las olas, y la madre continuaba mirándome con un gesto inquisitivo, invitándome con esa mirada a contárselo todo, a lo que procedí.
Yo le dije que de verdad nos habíamos acostado, y en la cama de ellos... y que me había echado dos polvos... tan lechosos que estaba con una almohadilla íntima... y que tuve que pedirle la silla de playa para sentarme con las piernas cruzadas porque sentía que la almohadilla estaba ya llena de la leche de su hijito... y me seguía bajando...
Después, siempre que podíamos, lo hacíamos: en las madrugadas, cuando él venía de ver a sus amistades, o se metía en mi cuarto o yo me metía en el de él para tener sexo, hasta alrededor de las 6.30 o las 7 en que nos acostábamos en nuestras camas para que nadie sospechase nada, aunque su madre lo sabía, y por la mañana, en un aparte, afirmaba habernos escuchado en la noche y me pedía comentarios, la muy morbosa...


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Llegue al bar y estaba Sebastian esperandome, me vio y no sacaba su vista de mi cuerpo, lo salude con un beso muy cerca de su boca para hacerle los ratones, inmediatamente me pregunto si no queria ir a su departamento (era del padre que se lo habia dejado encargado por unos dias ya que estaba en Chile). Le dije que bueno y subimos a su auto- Llegamos a su departamento y cuando entre hice un movimiento sexy con mi culo.....
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Si te ha gustado Yo, Sonia, cuento... vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Yo, Sonia, cuento.... ecologista te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:42) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

cosito1246 (17 de September de 2021 a las 23:22) dice: Buen relato, pero tendría, que haber sido más extenso, en la narrativa del acto sexual, de todas maneras bueno. Actualmente, después de veintipicos de años, nos seguimos viendo con la mujer que debuté, me cuenta que disfrutaba más con los adolescentes, que con los tipos de su edad. A Vos te pasa o pasó igual?


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