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El peón, su mujer y yo… ( CON fotos)

Relato enviado por : narrador el 12/02/2016. Lecturas: 12284

etiquetas relato El peón, su mujer y yo… ( CON fotos)   Trios .
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Resumen

Me encontraba visita en la pequeña casa, donde vivía, al peón que trabajaba en mi finca con su mujer. Yo había llegado recién después de que comenzó anochecer, Pedro trataba por todos los medios, que me sintiera como en casa. Fue cuando le preguntó a su mujer, si había café, para servirme una taza.




Relato
La Jesusa que es su esposa, la escuché respondiéndole desde el patio trasero, que no. Fue cuando Pedro, le preguntó donde estaba la hoya pequeña para hervir el agua. Y su mujer le respondió que la estaba usando para bañarse. Justo en ese instante dirigí la mirada a la puerta que daba a la parte trasera de la casucha de Pedro. Vi muy claramente a la Jesusa, completamente desnuda, echándose agua por sobre sus paradas tetas.

Yo me quedé observando el llamativo cuerpo de Jesusa, mientras que Pedro sin darse cuenta, al parecer seguía tratando de prepararme una taza de café, al otro lado de la casucha, en lo que parecía ser un pequeño fogón.

Yo estaba más que seguro, que ella se había dado cuenta de que yo la observaba, ya que de momento, levantó su pierna izquierda, y colocándole sobre un pequeño banco de madera, completamente de frente a mi, continuó echándose agua, pero sobre su abierto y completamente depilado coño.

Lo que me llamó mucho la atención, ya que las mujeres de por esos campos, no se depilan con regularidad, a menos que no sea que alguien les haya pegado algunas ladillas, y eso fue lo que pensé que le había pasado a Jesusa recientemente. Mientras que su marido, ingenuamente, seguía rebuscando en lo que debía ser la cocina.

De momento me acordé que el la parte trasera de mi camioneta, cargaba varias cajas de cerveza. Y fue cuando le propuse a Pedro, que dejase lo del café para otro día, y que en cambio nos podíamos tomar una cervecitas, antes de que yo me marchase.

La cosa es que cuando volví a voltear a ver si seguía viendo desnuda a la Jesusa, ella entraba a la pequeña casa, ya abotonándose una de esas batas caseras, que le llegaba un poco más arriba de las rodillas. Dejandome ver claramente que bajo la bata no cargaba más nada puesto.

Casi de inmediato Pedro se dirigió a mi camioneta, ybuscó una de las varias cajas de cerveza que yo tenía en la parte trasera de la camionta, y de inmediato tras abrir un par, me entregó una a mi y la otra se la llevó de inmediato a la boca. Fue cuando de manera cortes, se la ofrecí a su mujer.

Pedro sonrió, y dijo. A que pantrón este siempre tan caballero, verdad Jesusa. Su mujer agarrando la botella, y después de darse un buen trago, sonriéndome de manera picara, le dijo que si.

Tanto Pedro, como su mujer y yo seguimos bebiendo y charlando, hablando de todas las cosas que ya se habían hecho en la finca, y las que estaban por hacerse. Cuando Jesusa, sin dejar de beber todas, y cada una de las cervezas que su marido o yo le dábamos.

De momento comenzó a pintarse las uñas de los pies. Pero justo frente a mí. Subiendo una de sus piernas sobre un pequeño, banco yo sin mucho esfuerzo podía ver su llamativo coño, cosa que en esos momentos, ni a ella ni a su marido,parecía molestarles en nada.

Lo cierto es que yo estaba que me babeaba, por comerme ese coño. Cuando Pedro, algo ya mareado por tantas cervezas que se había tomado, me preguntó sonriéndose. A patrón ¿le gusta mi mujer? Yo me quedé sorprendido, por la pregunta. Y nuevamente él me volvió a decir sonriendo lo mismo. Por lo que tuve que aceptar que tenía razón.

En ese instante Jesusa se puso de pie, y con una seductora sonrisa, frente a nosotros dos, dando un corto traspié, dejó caer la bata con que cubría apenas su llamativo cuerpo.
Yo la verdad es que me desesperé un poco y casi de inmediato sin esperar a que nadie me lo dijera, comencé a desnudarme. Y casi de inmediato, Jesusa se dedicó a mamar mi verga. Fui sintiendo sus cálidos labios arropándola completamente. Y como su boca comenzó a succionar. Mientras que Pedro colocado tras ella, se lo comenzó a introducir por el coño, de su mujer.

Así a medida que fue avanzando la noche, Pedro y yo cambiábamos de lugar, cuando no era que Jesusa mamaba divinamente mi verga, yo se la enterraba por el coño. Al mismo tiempo que su marido, ya fuera que la pusiera a mamar o nuevamente la penetrase.

Yo estaba entusiasmadisomo, enterrando toda mi verga dentro del coño de aquella mujer, cuando en cierto momento Pedro me preguntó, después de darse otra cerveza Patrón ¿qué daría usted, por seguir cogiéndose a mi mujer?

La verdad es que en el estado en que me encontraba, después de haberme bebido no se cuantas cervezas, y estar súper enchulado con el coño de Jesusa, le respondí. Lo que tú quieras Pedro, mientras seguí enterrando toda mi verga, una y otra vez dentro del coño de su mujer. Sin importarme más nada.

Yo estaba de lo más concentrado en sentir mi miembro entrando y saliendo del cuerpo de la bella Jesusa, cuando de momento noté que ya fuera ella o su marido me estaban agarrando las nalgas. La verdad era tanto el placer que sentía enterrando mi verga dentro del coño de ella, que ni atención le preste. Hasta que comencé a sentir algo duro y caliente, que me estaba entrando por mi culo.

En esos momentos, Pedro sin compasión alguna me comenzó a enterrar su parada verga dentro de mis nalgas. Yo me quedé paralizado, sin saber que hacer, por una parte sentía el sabroso coño de Jesusa, que prácticamente succionaba toda mi verga. Y por otro lado aquel peón me estaba sodomizando, sin que yo opusiera la menor resistencia.

En mi vida me había llegado a suceder nada como eso, pero el placer que Jesusa me daba era tal, que seguí moviéndome sobre ella, al mismo tiempo que su marido lo hacía sobre mi. Por su parte Jesusa, viéndome a los ojos, sonriendo me dijo. Por lo visto te está gustando, lo que Pedro te está haciendo. Yo no podía dejar de seguir enterrando mi verga dentro de su coño, como tampoco podía dejar de mover mis caderas, restregándolas contra el cuerpo de Pedro.

Para mi fue toda una experiencia, Pedro evidentemente se vino dentro de mi, y yo dentro de su mujer. Pero no conformes con eso. A los pocos segundos, yo me encontraba mama que mama, el sabroso coño de Jesusa. Cuando ella de manera magistral también se dedicó a mamar mi verga.

El resto de la noche, Jesusa y yo volvimos a follar, pero en ciertos momentos, Pedro colocaba su verga nuevamente entre mis nalgas, sin que yo me opusira o me negase. Cuando no era que al mismo tiempo que me clavaba a Jesusa, él me ponía a mamar su parada verga.

Yo salí de la pequeña casucha de Pedro, cuando comenzó amanecer, con todo mi culo, y mi boca, llenos de su leche. Pero increíblemente satisfecho por haberme podido acostar con su mujer. Al regresar a casa, y tras darme un buen baño. Me puse a pensar en todo lo sucedido. Y a la conclusión que llegué fue que la verdad es que todo me gustó, y me encantó. Tan es así que ya les dije a los dos, que si lo desean se pueden mudar conmigo, a la casa de la finca….



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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:27) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:54) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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