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La Conquista

Relato enviado por : cubanofeliz el 18/11/2011. Lecturas: 4178

etiquetas relato La Conquista   Tríos .
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Resumen
Conquistar otra persona para que tenga sexo contigo y tu esposa puede ser una tarea muy fácil o muy difícil, depende de la estrategia asumida. De eso se trata este relato, es decir como mi esposa ha conquistado su primera noche de disfrute, entre tres. Sucedió una tarde de agosto, donde el calor nos agobiaba, y decidimos ir a refrescar en la piscina de un centro turístico ubicado a las afueras de nuestra ciudad. Es una instalación apartada y muy hermosa, con una privacidad exclusiva.


Relato
La Conquista
Conquistar otra persona para que tenga sexo contigo y tu esposa puede ser una tarea muy fácil o muy difícil, depende de la estrategia asumida. De eso se trata este relato, es decir como mi esposa ha conquistado su primera noche de disfrute, entre tres. Sucedió una tarde de agosto, donde el calor nos agobiaba, y decidimos ir a refrescar en la piscina de un centro turístico ubicado a las afueras de nuestra ciudad. Es una instalación apartada y muy hermosa, con una privacidad exclusiva.
Nos encontrábamos en el área de la piscina y observábamos a los demás bañistas con detenimiento, estudiamos la posibilidad de escoger alguno de ellos para pasar una tarde agradable. Al cabo de un rato mi esposa me señaló a uno de ellos. Era un muchacho trigueño, de pelo negro y muy bien parecido que acababa de llegar en trusa a la piscina y no tenía donde colocar su toalla. Le hice un gesto con mi mano y lo invité a sentarse con nosotros. Mi esposa lo observaba con detenimiento, su pecho, su espalda, sus piernas, sus labios, con la mirada recorría cada centímetro de su anatomía. Comenzamos una animada conversación y entre risas y cervezas iba avanzando la tarde, decidimos darnos un baño con él en la piscina, ya sin huéspedes que nos interrumpieran, se acercaba el anochecer. Mi esposa estaba muy animada con el muchacho y yo decidí darle el giro adecuado a la conversación, mientras flotábamos en el agua.
¿Tienes novia? - le pregunté, a lo que él me respondió que no, se habían separado hacía un tiempo.
¿Y eso porqué? - le preguntó mi esposa-. Pues porque yo soy un poco liberal y ella era muy pre juiciosa y cerrada.
Ahhhhhhh -dijo mi esposa- y se puede saber porque eres tan liberal, -el sonrió- y mirándole fijamente a los ojos le respondió –por qué me gusta el sexo libre, sin limites jajajaja y sonrió nuevamente-.
¿Y que es para ti el sexo sin límites? –Pregunté- Bueno, para mí es hacer lo que me gusta y con quién me gusta.
¿Y qué te gustaría hacer ahora? - le preguntó mi esposa- mirándole fijamente a los ojos.
Pues besarte en los labios –respondió el rápidamente- tomándola por sorpresa, todos reímos.
Pues hazlo -le dije-. El se quedó mirándome con sorpresa y reaccionó cuando mi esposa se acercó a él y puso los labios de ella en su boca, besándolo deliciosamente. El muchacho estaba atónito de lo imprevisto del hecho y sonreía nerviosamente.
Tranquilo –le dijo mi esposa- nosotros también queremos compartir el sexo contigo, si lo deseas, claro está.
Tu eres muy bonita -le respondió- y me gustaría hacerte el amor -le dijo- mientras me miraba buscando mi aprobación con la mirada. Pues, si todos lo deseamos adelante, -les respondí-.
Salimos del agua y él ayudó a mi esposa a secarse con la toalla, mientras con sus manos acariciaba la hermosa piel de ella. Todos estábamos muy excitados y nerviosos, era nuestra primera vez.
Llegamos a la habitación y encendimos la luz tenue de las lámparas nocturnas, creando un ambiente muy agradable.
Puedes besarla si lo deseas -le dije- para facilitar las cosas mientras me servía un trago.
El se acercó a ella y la tomó suavemente de la mano, con su otra mano levantó su barbilla y deslizó su cabello hacia atrás dejando al descubierto los jugosos labios de mi esposa – yo los observaba tranquilamente-. La besó con suavidad y rodeo el cuerpo de ella con sus brazos. Me acerqué por detrás de ella y solté la tira de su ajustador el cual cayó al piso sin hacer resistencia. Las manos de él jugaban con los pezones de mi mujer, los estiraban suavemente hasta que se pusieron bien duros y excitados. Me arrodillé e hice descender la tanga del juego de baño de ella, suavecito, observando como la tela se deslizaba por sus caderas y dejaba al descubierto sus nalguitas, su rico culito.
El estaba enfrascado en su beso eterno cuando sintió como las manos de mi mujer acariciaban su entrepierna. Ella acariciaba, por encima de la tela su abultada pinga, recorría con la yema de sus dedos el pingo y se deleitaba de pensar que muy pronto lo tendría en su vagina. Yo aproveché para quitarme mi trusa y ya con mi pinga bien excitada le recorría el canal de sus nalgas, rozaba su culo, entreabría sus nalgas y le colocaba la pinga, disfrutando del calor que emanaba de su culo.
Mi esposa se arrodilló y con delicadeza comenzó a bajar la trusa de él, mientras yo observaba la escena y me acariciaba la pinga y los huevos. Acercó su boca a la pinga, entreabrió los labios y besó su glande, lo recorría con calma, disfrutaba de aquel capullo rosado, lo humedecía con su saliva y sus dedos acariciaban los huevos de él. Mamaba sin prisa, excitándolo aún más, recorría toda la longitud de la pinga con su lengua y lo pajeaba suavecito, acariciaba sus nalgas y besaba sus muslos, recorrió con su lengüita los huevos, alzó la pinga de él y mamó cada uno de sus huevos con ternura, sin dañarlos, uno a uno entraban y salían de su boca, ensalivados y calientes. Él abría y cerraba los ojos suavemente. Me acerqué a ellos y ahora, parado junto al joven, le di de mamar a mi esposa. Ella se metió mi pinga en la boca, mientras al otro lo pajeaba con su mano derecha, cambiaba de una pinga para la otra, nos mamaba a los dos, nos ensalivaba los huevos y nos pajeaba indistintamente. Nuestras pingas recorrían sus mejillas, sus ojos, sus labios, húmedas y calientes las pasábamos por sus mejillas y de nuevo iban a parar a su caliente cueva bucal. Así estuvo un buen rato mamando hasta que le pedí que se acostara en la cama. Ella obedeció pero el muchacho le dijo –así no, ponte en cuatro patas- y ella lo hizo.
El la trajo hasta el borde de la cama y acarició sus caderas, sus nalguitas, con uno de sus dedos recorría el depilado culito de ella. Humedeció su dedo y frotó la entrada de su ano, jugaba a dilatar su estrecho esfínter. Se inclinó y comenzó a chupar el culo de ella, metía su lengüita y le abría más las nalgas, ella jadeaba de placer. Mi pinga fue a parar de nuevo a la boca de mi esposa, mientras él le mamaba el culo. Yo le acariciaba sus tetas y observaba como ella me mamaba la pinga con amor. Al cabo de unos instantes sentí como la boca de ella aprisionaba con fuerza mi pingo, era que él la estaba clavando por el culo. Me erguí y saqué mi pinga de su boca dirigiéndome detrás de ella para observar cómo era singada por el culo. La tenía completamente ensartada, su pinga entraba y salía del culo de ella, con lentitud, la extraía casi completa y de nuevo se la metía hasta el fondo, ella gemía ahhhhhhh, asiiiiiii, que rico y movía sus caderas para que le entrara todita. La pinga de él quería reventar, estaba bien hinchada y entraba y salía del culo de ella con rapidez. De pronto tumbó a mi esposa boca abajo en la cama y se acomodó encima de ella, le dijo –abre tus nalgas mami- y ella con sus manos se abrió a él, le enseñaba su culito enrojecido, su esfínter dilatadito de tanto rabo. Él le mamó de nuevo el culo, se lo ensalivó copiosamente y se acostó encima de ella. Yo veía como ella se abría de culo, mientras él la clavaba, se la metía rápidamente y se contoneaba encima de ella. Con dificultad ella empinó su culo, apoyándose sobre las rodillas, y le decía –asiiiiiiiiiiii coñoooooo que rico maricón, métela hasta el fondo coñooooooooooo, singameeeeeeeee, asiiiiiiiiiiii papito, asiiiiiii rico, y se meneaba para que el la pudiera culear sabroso. Yo me masturbaba mientras ella era sodomizada por el culito, estaba a punto de venirse y de nuevo le di de mamar, se atragantaba con mi pinga en la boca y la de él en su culo, se ahogaba, sudaba, gemía, me apretaba la pinga con sus dientes, sin dañarme, y en unos segundos mi leche inundó su boca, no la dejaba salir, tenía que tragar y eso hizo, comenzó a tragar mi leche espesa mientras sentía como el muchacho le llenaba el culo por detrás con su caliente esperma, su culo se contraía, su esfínter apretaba la pinga de él y sentía una gran flojera en sus rodillas, su cuerpo ya no daba más y explotó en un gran orgasmo que hacia fluir sus líquidos vaginales por sus muslos, los tres caímos rendidos y exhaustos.
Había sido una gran experiencia, suave, sensual, excitante, sin excesos, ni violencia, todos disfrutamos y nuestros cuerpos pedían más. Nos duchamos y dormimos abrazados hasta el amanecer.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:13) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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