La Toti, Leo y Katia

Pasan unos dos meses y para variar llega Katia mi cuñada desesperada a lagrimearme que su marido nuevamente le puso los cuernos con otra chica del supermercado donde el lo administra… estaba preocupada por que mi Leo estaba algo fatigado de estar solo con mi cuerpo, deseaba satisfacer a otras mujeres y yo su amada Transito a quien todos me llamaban Toti, viuda de 39 años, madre de cuatro hijos dos fecundadas por este semental en mis entrañas de 22 años, señora de este en la cama y su amante desde hace cinco años, no deseaba perderlo…, pero eso me llevaba a complacerlo entregándole otras asistentas para su satisfacción y deleite en la cama con ellas.
Katia mi cuñada llegaba justo, esa mujer de 35 años casada con su cuñado, madre de dos niños de 7 y 4 años, aplacaría las emociones carnales de mi Leo y ella aprendería a compensarse cada vez que su marido le pusiera los cuernos a descargar sus tensiones carnales y emocionales y a mi me serviría para apaciguar a mi macho.
Miro a mi macho que escuchaba en el computador y a una señal le indico mi cuñada, este me interpreta y se acerca a esta abrazándola mientras gimotea destrozada emocionalmente, la acaricia y sin que esta se entere y lo rechace va poco a poco calentándole sus hormonas con suaves caricias a sus hombros luego cuello, besa cu nuca acaricia sus senos, Katia solo refunfuña en su pecho…, siente la mano de mi macho sobre sus nalgas y que la apresa hacia su cuerpo…, trata de separarse, pero siente ese paquete que mi macho tiene y la presión de este en su cóccix la impacienta, lo mira asustada, pero no se aparta, sigue siendo manoseada por este en sus caderas, muslos, la mano sube su falda y se inserta en su pelvis ingresando en su entrepiernas buscando su vagina, lo vuelve a mirar ansiosa y deja que esa mano ingrese en su calzón, candente y lujuriosa se abre de piernas, es penetrada su vagina por dos dedos que atrapan su clítoris este se excita y crece empinando a la mujer a la locura irrefrenable del placer, su clítoris cada vez está mas excitado, su lujuria al borde de un orgasmo…,
De repente, dice Katia, que sentía venirse un orgasmo y sin darme cuenta comencé a emitir gemidos apretar y aflojar los músculos de mi vagina como si de una mano se tratara, pude darme cuenta de que eso a Leo lo calentó aún más… y era lógico estar ansioso, desesperado quería embutirme mi vagina con su pene que ella sentía ahora que él esta sin pantalones meterse duro y tieso entre sus muslos, abre más sus piernas... permite al macho bajar sus calzones que caen al suelo y ella siente su sagrada gruta mojada por sus fluidos, no se entera cuando es penetrada, solo siente a ese miembro tieso, duro, gordo abriéndole su vagina.
¡Tener ahí empinada a una mujer viuda, madre de dos niños, bien abierta de muslos, firmemente penetrada y dejándose hacer todo lo que su macho desee, calienta a cualquier hombre por lo candente, prohibido y lujurioso de la situación.
Sentía como la hembra se convulsionaba sacudida por un orgasmo tras otro una y otra vez, sentía que esa vagina que estaba hinchada y caliente, su pene entrar y salir una y otra y otra vez., le estaba obsequiando orgasmo tras orgasmo y le encantaba darse cuenta de que despertaba en él una lujuria irrefrenable y enloquecedora, y esto hacía que Katia chillara y agarrada de las cortinas se calentara más y más y le pidiera más y más a cada instante… sintiendo como sus fluidos se escapan de vagina bajando por sus piernas alterándola más en su calentura, baja sus brazos y se aferra al cuello del semental que la esta matando de gozo, meneándole su cadera se entrega con mayor pasión al coito…, Dios ahora entendía ese odioso amor de Toti por su macho, este era una maravilla penetrándola y ella deseaba más de este violador amante. Grita a su cuñada entusiasmada al sentirse tan generosamente penetrada…, Toti este macho será para las dos…, también lo necesito gritaba desesperada entre sus gruñidos de placeres.
De ese momento han pasado dos años donde Toti comparte a Leo con su cuñada que asiste regularmente cada viernes por la tarde para recibir a su Leo en la cama de este, se entrega con tal pasión a sus deleites placeres del coito que ya tiene ahora tres hijos, uno fecundado en sus entrañas por mi macho Leo.