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Mi vecina asustada me lleva a su departamento

Relato enviado por : learcu el 22/02/2017. Lecturas: 8894

etiquetas relato Mi vecina asustada me lleva a su departamento   Vecinas .
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Resumen
Me tenía en la postura de perrito y yo era su perra caliente. Tenía las manos apoyadas, por lo que me aferré a la almohada, la mordí e intentar amortiguar de esa forma el ruido que emitía mi boca. Al sentir mi excitación, El seguía tocándome, de manera circular mis puntos más erógenos. Sabía que iba a tener un orgasmo enseguida. No podía aguantar más


Relato
En pleno invierno estoy tranquilo en mi casa, tengo 15 años y no me daban deseos de dormirme pues escuchaba los truenos y relámpagos, pensaba en lo poderosa de la naturaleza que retumbaba en mi pieza y en mis oídos..., de pronto suena el timbre de casa y sale mi madre ..., es la vecina Adela una señora de muy buen físico madura con sus 35 años a cuesta aunque se mantenía su cuerpo de mujer joven , era casada con Julián de 54 años muy mayor para ella y además este trabajaba en una usina y una semana en casa y una semana en el trabajo..., la vecinita esa semana sola vestía unas faldas cortas a media pierna que yo miraba disimuladamente cuando venía a casa a solicitar favores a mamá, normalmente era cuidar su pequeño hijo de cinco años mientras hacia tramites en el centro comercial.
Esta vez estaba asustada por el concierto de rayos, truenos y ella dice que les teme y mas aún a esos relámpagos que cruzan el cielo..., mamá le dice que duerma en casa, pero ella dice que esta con su hijo y este apenas duerme asustado..., solucionan el problema mandándome a mí a acompañar en su departamento a la vecina, semidormido acompaño a la vecina a su departamento iba solo en pijama y una bata al mirar a mi vecina Adela casi me da un ataque de caliente reacción, ella solo iba con su camisón de dormir a medio muslo semitransparente y un diminuto calzón sin nada que protegiera sus senos, al contraste con la luz la veía absolutamente desnuda con su débil calzón que poco tapaba, mi pobre pene me dolió del salto que dio al verla en esa vestimenta y se exaltó, desarrolló, abultó y su glande duro se hinchó un diámetro a lo menos de18 centímetros parecía mas ampolleta rodeada de venas y músculos que lo deformaban y estropeaban que al mirarlo daba aprensión, excitación y complacencia a las mujeres cuando lo veían, con este miembro súper excitado la acompañé a su dormitorio, en verdad era un departamento pequeño de un dormitorio que compartían con su pequeño hijo..., en esos los truenos retumban en el aire y ella perturbada por el susto y cae en mis brazos asustada, se pliega a mi cuerpo y nota mi pene estimulado, provocado y robusto, que se mete entre sus piernas..., me mira impresionada al notar el tamaño de este a lo menos 23 centímetros de alargamiento, lo sentía más largo que el de su marido de unos 18 centímetros apenas, se olvidó de los relámpagos, truenos y rayos curiosa me baja mi pantalón pijama y se encuentra con ese glande monstruoso rodeada de venas y músculos que lo deformaban y estropeaban que al mirarlo la llenaba de dudas, pasión entusiasmo y deleite carnal a lo menos de grosor parecido al fondo de una botella individual, su feminidad se altera y su sexualidad, no ocupada por días ya que su marido estaba en el trabajo, se altera y presiona en sus hormonas y estas exigen a sus mucosidades vaginales a emanar sus fluidos, sus pezones engruesan y se endurecen notándose en su camisón, estaba excitada y por que no decirlo caliente, por tratar de tener este glande en sus profundidades vaginales gimiendo y llorando de placer, me mira a mis ojos y ve en ellos pasión por poseerla..., mira a su hijo durmiendo en su catre cuna y sin enterarse por que lo hace se baja desde sus tirantes su camisón cayendo este al suelo..., saca al macho la parte superior del pijama y lo tiene desnudo viendo su torso y recostándose en este suspira alterada entregándose a lo desee este macho..., siente sus manos apretar con fuerza su pecho. Respira profundamente y se deja llevar. Se incorporó a la cama y sus labios se acercaron a los míos. Me besó, primero lentamente, dándome pequeños besos al dorso y después más fuerte, juntándolos apasionadamente a sus labios y llevando la lengua dentro de la boca del macho. Un joven casi un niño, pero ese macho lo deseaba. Soba su pecho. El tacto caliente de su mano hizo que sus pezones reaccionasen y se pusieron mas de punta acercó este su lengua a sus pechos y pasó su lengua por ellos. Empezaba a estar muy excitada y decide tomar la iniciativa. Su mano se dirigió a su miembro, tenía a mi vecino totalmente desnudo en su dormitorio y lo empuja sobre su cama y dispuesta a hacer feliz Hacía más de diez años que no había visto un pene así, era de un crío, pero que pene, este estaba completamente excitado. Lo agarra con la mano y lo empalma contra su vagina. Volví a acomodarme sobre la cama. Tocó mi pelambrera muy suavemente, llevando sus dedos a contrapelo. Después hizo lo propio con mi rajita, pasando su dedo, y marcándola. Es precioso me gusta tu sexo. – me sentí orgullosa de oírlo y siguió tocándome. Bajó su boca a mi sexo y pasó su lengua. Me hizo estremecer. Gemí en voz alta, algo que hacía muchos años que no hacía con mi marido. Me movía compulsivamente, llevando mi mano a la boca porque gritaba demasiado y no quería ser el foco de atención de mi edificio donde me conocían desde hace tiempo. Me sentía muy mojada. Deseaba que me hiciera suya, que aquel macho me hiciese de todo, pero necesitaba que me penetrase, sobre todo eso, necesitaba tenerle dentro. Sin reparo le pedí aparéame sin reparos, mientras abría mis piernas lo máximo posible. Hazme todo lo que quieras. Soy tuya... No dijo nada. Se tumbó sobre mi. A pesar de estar mojada no conseguía que entrase y bailaba alrededor de mi sexo. Me incorporé ligeramente, tomé su miembro y lo llevé a la entrada de mi vagina. De un empujón quedó dentro. Era más gorda y grande que la de mi marido, y así lo sentía. Empezó a cabalgar sobre mí. Llevó su boca a mis pechos y empezó a morderlos. Mi boca buscaba la suya, lo aparté de ahí e hice que nuestras bocas se juntaran, y nuestras jugasen la una con la otra. Estaba totalmente empapada. Podía escuchar el chapoteo de su penetración, entrando y saliendo. Notaba mis pechos totalmente erectos y cuando los mordía, sentía un pequeño dolor, pero una enorme excitación que soterraba lo anterior. Se levantó e hizo que me levantase yo. Me puso de rodillas y me tiró hacia adelante. Se situó detrás de mí. Noté como su mano se apoyó en mi espalda y llevó su miembro de nuevo a su lugar natural. Volvió a penetrarme. Estaba muy lubricada y excitada. Notaba como me penetraba como si fuera un sable entrando en su funda a medida, lo que hacía que sintiese un placer inmenso. Lo hacía de abajo a arriba. Agarró primero los cachetes y después se tumbó sobre mí, empezando a acariciar mis pechos y mi clítoris, que de inmediato, me hizo reaccionar y de nuevo empecé a gritar. Me tenía en la postura de perrito y yo era su perra caliente. Tenía las manos apoyadas, por lo que me aferré a la almohada, la mordí e intentar amortiguar de esa forma el ruido que emitía mi boca. Al sentir mi excitación, El seguía tocándome, de manera circular mis puntos más erógenos. Sabía que iba a tener un orgasmo enseguida. No podía aguantar más. Me estremecí, agarré la almohada con fuerza y a los pocos segundos me relajé completamente mojando con mis flujos vaginales su pene y gemía alborotada de tan delicioso orgasmo Me solicita cambiar de posición y lo tengo ahora en posición de misionero Se colocó entre mis rodillas. Ahora no hizo falta que le ayudase a llevar su miembro a su lugar. Lo hizo él solo. Levanté mis piernas, llevándolas encima de sus hombros y cerrándolas lo máximo posible. Nos movíamos al ritmo que los dos queríamos, como si estuviésemos sincronizados, pero intentando yo ahora, que fuera mi vecino el que llegase al orgasmo. Quedé impresionada por su aguante, tanto que tuve un segundo orgasmo mientras que me seguía penetrando y jugando con mis pechos. Sus besos y su aumento de actividad me hicieron saber que iba a llegar a su punto máximo. Quería sentir el chorro de semen de mi vecino por primera vez dentro de mí. Intenté apretar los músculos y hacer que sintiese mayor placer. Según lo hice él clavó sus veintes centímetros dentro de mi, intentando que su líquido varonil llegase lo más adentro posible. Nos olvidamos de la ruidosa noche y de su hijo que dormía placidamente en su cama y nosotros dos nos dedicamos a darnos placer
Esa noche a lo menos tres veces mi vecina fue mía y pedía más. Cansado me dormí desperté al día siguiente y ella estaba en la cocina preparando la leche de su hijo, fui hasta ella y la abrace por detrás esta solo con su transparente bata debajo nada..., la levanto y apoyándola sobre la maquina lavaloza la empujo con mis manos sobre su espalda embuto mi pene en su vagina llegando hasta su matriz, grita regocijada de pasión y placer mientras la poseía cada vez mas fuerte remeciendo la maquina, ella solo gemía y emitía pequeños gritos de jubilosa sensación placentera de gozo... la lleno de mis leches y ella llega en esos instante a su orgasmo gritando jubilosa al ser apropiadamente apareada. Levanto la vista y en la ventana de la cocina de al frente estaba la vecina Sofía una madura mujer de 40 años con sus ojos bien abiertos admirando como poseía a su amiga y vecina y como esta enajenada llega a sus orgasmos.
Me despido de mi vecina y ella me dice desayunemos primero y me da un sabroso desayuno antes de salir al pasillo de los departamentos camino al de mis padres.


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:26) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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