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Sexo con la diosa Paola 2

Relato enviado por : charly_bo el 24/10/2011. Lecturas: 5370

etiquetas relato Sexo con la diosa Paola 2   Estudiantes .
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Resumen
... Empecé a rozar su vulva con mi glande hasta que encontré la entrada a su vagina. Una vez más le besé los senos, se los chupé, le besé el abdomen, ella me tomó de la nuca y me decía:
-“Por favor, penetra en mí, te necesito, ya no aguanto”.
Despacito, empecé a deslizar mi pene forrado con el condón dentro de su vagina. Iba metiéndosela lentamente y pese al condón, sentía que la vagina de Claudia ardía...



Relato

En mi anterior relato conté sobre mi encuentro sexual casual e inesperado con Paola, una chica hermosa que estaba un curso más avanzado que yo en la universidad, con el detalle de que estaba arrastrando una materia en la que coincidíamos.
Nuestra aventura sexual fue muy placentera, pese a que se dio en uno de los baños de la universidad, y pese también a que Paola estaba con unos tragos encima, ahí tuve la oportunidad de hacerla mía y gozar de ese cuerpazo que se gasta.
Como ya comenté, luego de ese encuentro decidimos tener una relación abierta, con el secreto bien guardado; pues yo no le dije a absolutamente nadie lo que pasó por recelo a que Paola lo sepa y no vuelva a darme a disfrutar sus encantos.
La situación se tornó aburrida, Paola a veces me hablaba bien, otras apenas me respondía el saludo, hasta que llegué a pensar que ella consideró esos momentos como una casualidad que no volvería a repetir. En fin, me estaba empezando a resignar, hasta luego de unas dos semanas organizaron una fiesta en la casa de un compañero del curso de Paola, que yo conocía bien. Para mi fortuna me invitó a mí también y me fui dispuesto a hablar con ella y decirle de una buena vez “en qué quedábamos”. Si, como lo leen, estaba creo que herido en mi hombría porque ella no se me había acercado luego de haber sido mía.
El día de la fiesta me fui bien arreglado, y pues algo me decía que esta vez debía alistar unos condones por si se aparecía una oportunidad, sea o no con Paola, al fin y al cabo ella no me daba importancia y habían una que otra compañera de universidad en “mi mira”.
Cuando llegué estaba medio mundo en lo suyo, algunos bailaban, otros conversaban y pues casi todos estaban bebiendo. Me sorprendí cuando Paola me saludó muy feliz:
-“Hoooola, pensé que no venías, que genial que llegaste”.
-“No podía faltar preciosa”- Le respondí.
Les confieso que me sorprendió tanto la forma de recibirme de Paola, que no me había dado cuenta de lo bella que se había vestido. Llevaba una blusa licra negra que le modelaban a la perfección ese cuerpazo que tiene, y ni qué decir de sus poderosas tetas. Estaba también con un pantalón jeans negro y unas botas que la hacían ver divina.
De inmediato me fui a charlar con los amigos, a reír y criticar a los más y a los menos. Se me acercó Lionel, un compañero de Paola y amigo mío:
-“Hermanito, bienvenido al club de los que babeamos sin disimulo por Paola, jejejejeje”.
-“No mates viejo, ¿se me nota lo baboso?”- Le respondí-.
-“Obviamente”- Respondió él.
Me reí nomás, al fin y al cabo tenía razón, éramos varios los que alucinábamos con Paola y sus deliciosas curvas. Dentro de mí me puse a pensar si realmente sería tan privilegiado de haber sido yo el único, entre todos los presentes, que la había poseído. Pues me gustaba convencerme de que así era, me subía mucho la autoestima.
Después de unos tragos, bailes, personas que se fueron y otras que llegaron, a no se quién se le ocurrió la genial idea de jugar a la “botella”. Todo mundo estuvo de acuerdo y empezamos.
Como siempre, primero preguntas “suaves”, hasta de a poco hacerlas más “picantes” y dar penitencias.
A mí me hicieron un par de preguntas que contesté sin problema, ¿a qué edad perdiste la castidad? Y si me masturbaba pensando en alguien de la universidad. A la segunda pregunta, contesté que antes lo hacía, pero que ahora no, porque ya no tenía razones.
Mi respuesta los dejó pensativos, pero continuamos jugando hasta que fue el turno de responder de Paola. La primera pregunta que le hicieron fue si era aún virgen, a lo que ella con normalidad contestó que ya no. En una segunda le preguntaron qué pose le gustaba y ella respondió que “patitas al hombro” y “perrito”.
De pronto una descarga me atravesó el cuerpo, vino a mi mente el frenesí sexual en que tenía a Paola haciéndola mía en la posición de “perrito”.
El juego continuó, y no faltó el tipo que respondió a una de las preguntas que le hicieron, que le gustaría hacerlo con Paola, a lo que ella simplemente se sonrió.
El momento más serio del juego ocurrió cuando a Paola le dieron por penitencia que confiese algo “muy grave” que haya hecho y ella ni corta ni perezosa respondió que algo “grave” que había hecho era el haber tenido relaciones con alguien que estaba ahí, en el juego.
En ese momento no supe reaccionar, solo atiné a decir:
-“Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuu”. – Como todos los demás.
Ella dijo que no revelaría el nombre y que si le seguían preguntando se retiraría del juego.
Éramos aproximadamente 20, como 12 mujeres y 8 hombres, así que a los 8 nos pusieron de sospechosos sin que nadie se imagine siquiera que era yo a quien se refería.
El juego siguió, a Paola le hicieron besarse por penitencia con dos tipos, lo hizo superficialmente, y a mí me tocó besarme con una de sus amigas, Claudia. Les confieso que no fue un beso “superficial”, por el contrario fue nomás algo “encendido” y correspondido por ambos, ya que nos dijeron que nos demos un beso de un minuto y pues nuestras lenguas hicieron lo suyo en el transcurso del mismo.
Se acabó el juego sin mayor novedad, algunos se fueron, la mayoría seguía tomando y Paola, estaba algo “chispeada”.
Comenzaron a tocar música romántica y Paola me saco a bailar con ella. Ahí aproveché para preguntarle:
-“¿De cómo te atreviste a confesar en el juego que estuviste íntimamente con alguien?”.
-“Pues se me ocurrió, es algo muy mío y puedo o no revelarlo”.- Me dijo con naturalidad.
-“¿Alguien sabe que fue conmigo?”-Le pregunté.
-“Solo una amiga, que estoy segura que no hablará”.-Me respondió.
Cuando estuve a punto de decirle que no debería confiar absolutamente en nadie más, empezó a sonar una lambada, enganchada a la balada, je, algo gracioso pero fue así como lo leen. Inmediatamente tomé a Paola de una mano y de la espalda y empezamos a bailar.
El movimiento de contacto entre nuestras pelvis se acentuó y no pude evitar excitarme, pues más sus preciosas tetas apoyadas en mí, no controlé la erección que se asomaba.
Terminó la canción, Paola fue por un trago más y se acercó y me dijo:
-“Vámonos, acompáñame”.
Me despedí de todos los que quedaban y me valió un comino si sospechaban o no de mí, pues era un privilegio tener a ese mujerón.
Al salir de la casa, empezamos a caminar, estaba a algunas cuadras de ahí la avenida para conseguir transporte.
En una de esas, Paola me detiene del brazo y me dice:
-“Amigo con derechos, dame un beso”.
No lo pensé dos veces y le planté el beso con pasión desenfrenada. Lo genial era que ella me correspondió. Inmediatamente la tomé de la espalda y llegando a su cintura la presioné contra la mía y pues como era lógico se empezó a despertar mi miembro con una buena erección.
Es de suponer que Paola la sintió y pues la disfrutaba. En ese instante ya, con el calor de la situación, empecé a subir mis manos con el propósito de tocarle los lindos senos; cuando ella me detuvo:
-“No, aquí no. Vámonos a otro lado. ¿Te parece?”.
-“Seguro corazón”.-Le contesté-.
Me tomó de la mano y seguimos caminando hacia la avenida. En mi mente se vino la idea de que íbamos a ir a su casa o de seguro me propondría ir a un motel, hostal o algo parecido.
Sin embargo caminamos unas cuadras más y llegamos a un edificio de departamentos. Entramos, guiados por ella y subimos al tercer piso, lo recuerdo bien.
-“Quién vive aquí”. –Le dije a Paola.
Ella no me respondió y simplemente tocó el timbre.
Mi sorpresa fue cuando vi abrir la puerta a Claudia, la compañera de Paola, con quien me di el beso en el juego de la fiesta. Al parecer ese era el departamento donde vivía.
Mi sorpresa fue aún mayor cuando al entrar, estaban Katty y Flor más; al parecer se salieron las tres de la fiesta y yo no me di cuenta. Terminaron yendo a “seguir el festejo” al departamento de Claudia.
-“Pao, tanto tardas, ya vemos por qué pero”. –Aseveró Flor dirigiendo la mirada hacia mí.
-“Chicas, si es reunión de amigas, yo me retiro, no quiero incomodar, no tengo problema en eso”. –Les dije-.
-“Ya che, no seas resentido, bien que hayas venido, tú nos caes súper, no como esos fetos de la fiesta”. –Respondió Claudia, mientras sus amigas apoyaban la noción asintiendo con la cabeza.
Bueno, entramos, nos acomodamos en la sala; estaban oyendo música, buena nomás. Se encontraban jugando un juego con dados y charlando obviamente como siempre cuando están reunidas entre mujeres.
A mucha insistencia les recibí un vaso de trago, pues ellas ya estaban mareaditas.
Tocaron una canción algo movida y de repente Claudia me toma de la mano y me saca a bailar con ella:
-“Te he visto bailar en la fiesta con Paola, te mueves bien”.
Paola puso una cara medio de molestia. Eso me hizo sentir bien, me gustó la idea de que estaba algo celosa por mí.
En eso sonó el celular de Katty, se pudo oír parte de la reñida que su madre le dio.
-“Tengo que irme, mi mamá me va matar”.-Nos dijo-.
Para suerte mía, Flor decidió irse con ella y nos quedamos con Paola y Claudia.
Entre los tres empezamos a jugar un juego con los dados en el que iba tomando el que perdía, y tuve la suerte de no perder mucho como ellas. Paola, ya algo subidita de copas, se levanta al baño por tener nauseas. Me quedé con Claudia y ella me dice:
-“Te quiero confesar algo, pero prométeme que no lo vas a contar a nadie”.
-“Te lo prometo”.-Contesté yo, lleno de curiosidad.
-“Yo soy la amiga de Paola que sabe lo que hicieron en el baño de la facultad”.
Uy, no, en ese momento se me pasó todo efecto alcohólico y me puse re-nervioso.
-“¿Qué te comentó al respecto”. –Le dije”.
-“Me dijo que fue la locura más grande de su vida, pero que lo disfrutó mucho”. –Me respondió.
No pude evitar sentirme con el ego “inflado”.
-“Te quiero confesar algo más”.-Prosiguió Claudia-.
-“Mmmmm, a ver”.-Le dije.
-“Me gustaría tener una relación del mismo tipo contigo. Es decir algo libre, sin compromisos”. –Me dijo en forma sorprendente.-
Yo no podía creer lo que me estaba proponiendo, Claudia, me estaba pidiendo que seamos “amigos con derechos” como ya lo era con Paola.
-“El beso que nos dimos por penitencia, me encantó y te confieso que hace mucho tiempo un hombre no me hace sentir esas sensaciones”. –Continuó ella-.
Sin más, se me acercó, me miró fijamente a los ojos y me dijo:
-“Antes de que me respondas la propuesta, déjame sentir tus labios una vez más”.-Y me empezó a besar-.
De más está decir que correspondí a Claudia, como ya les comenté ella tenía unas tetas exquisitas, no tan grandes como las de Paola, pero firmes, redonditas y apetecibles.
De un rato a otro, mi mano estaba dentro de su blusa, acariciando sus senos por encima del brassier. Empecé a besarle el cuello, detrás de la oreja y a acariciar su espalda con mi otra mano. Claudia se excitó en un santiamén, su respiración aceleraba y más me excitó cuando ella misma se suspendió el brassier para que le acaricie las tetas sin “barreras”.
La hice acostar en el sillón, le subí la blusa, le comencé a comer los senos; por encima del pantalón y con el mío puesto le empecé a frotar mi erección sobre su entrepierna, simulando la penetración. Claudia no daba más, estaba lista para sentir mi potencia, cuando de repente escuchamos cerrar la puerta del baño.
Si, era Paola que regresaba, seguramente de haber devuelto buena cantidad del trago.
Inmediatamente nos incorporamos con Claudia, ella se arregló el brassier, se abrochó la blusa y yo me senté en el sillón.
-“Creo que exageré con el brindis”. –Entró Paola sonriendo-.
-“Pucha changa, enserio que te debió haber hecho daño, le diste tu concierto al baño, jejejeje”. –Le dijo Claudia.
-“No se, pero me duele mucho la cabeza”.-Aludió Paola.
En ese instante Claudia le dijo algo que sonó como música para mis oídos:
-“Hermana, anda acóstate un rato en mi cama, que se te pase un poco para que se puedan ir y no te plumeen en tu casa”.
-“¿Si no?, llévame pues, no me oriento de nada ahorita”.-Respondió Paola.
No lo podía creer, todo se estaba dando para que le eche el polvo con Claudia, esa mujer en verdad me encendió, tenía húmedo el calzoncillo y pues esas tetas deliciosas y su aroma a perfume suave me tenían “a mil”.
Luego de unos minutos, obviamente después de charlar, regresó Claudia y me dijo:
-“Paola me dijo, que no nos avancemos mutuamente, jejejejejeje”.
-“¿Y qué le respondiste?”-Le dije yo.
Claudia viniéndose encima de mí respondió:
-“Lo voy a intentar, pero no te prometo nada”.-Con una mirada sexy y de deseo.
Claudia se fue sobre mí, me desabrochó la camisa, se sacó la blusa…
-“Ahora si terminemos lo que empezamos”.-Me dijo-
Le desabroché el brassier, uno blanquito con encajes; e inmediatamente mis manos se posaron en sus lindos senos. Comencé a darle pellizquitos en los pezones. Ella se agachó hasta alcanzar mis labios y me empezó a besar mordiéndomelos en señal de excitación. Al mismo tiempo con una de sus manos empezó a bajarme la cremallera, metió su mano dentro, hizo a un lado el calzoncillo y tomó mi pene erecto y lo empezó a acariciar.
Yo hice lo propio, mientras jugueteaba con sus senos con una mano, con la otra le desabroché el pantalón, y desplazándole la tanga toque su húmeda entrada vaginal.
-“Hace mucho que no lo hago, y ahora estoy loca por entregarme a ti. Muero por ser tuya”.-Me dijo Claudia en esos momentos de éxtasis-.
En ese instante, lentamente me incorporé, la acosté de espaldas en la alfombra y con mis dos manos le bajé el pantalón.
-“Te toca, quítatelo”.-Me dijo-.
Yo también me saqué completamente el pantalón. Quedé en calzoncillo y Claudia en tanga.
Una vez más y así sin quitarnos aún las prendas, le empecé a rozar mi erección dentro el calzoncillo, por encima de su tanga a la altura de su deliciosa vagina…
-“Guaw, que rico, es tiempo de tenerte dentro mío. ¿Tienes condones, verdad?”.
-“Claro que si”.- Le dije.
Como comenté, alisté un par de ellos, por si iba a pasar algo esa noche. Le di el paquete a Claudia, el cual lo abrió sacando el condón. Me hizo a un lado el calzoncillo y me lo desenvolvió en el pene erecto, mientras lo miraba con deseo.
Luego de ponérmelo, se bajó la tanga, dejando a la vista su rica conchita lubricada y se tendió de espaldas con las piernas abiertas y las rodillas semiflexionadas.
-“Ahora si, estoy lista para ser tuya”. –Me dijo en tono sensual y de excitación.
Esas palabras encendieron mi éxtasis y me acomodé entre sus piernas. Empecé a rozar su vulva con mi glande hasta que encontré la entrada a su vagina. Una vez más le besé los senos, se los chupé, le besé el abdomen, ella me tomó de la nuca y me decía:
-“Por favor, penetra en mí, te necesito, ya no aguanto”.
Despacito, empecé a deslizar mi pene forrado con el condón dentro de su vagina. Iba metiéndosela lentamente y pese al condón, sentía que la vagina de Claudia ardía.
Al fin se la terminé de meter toda hasta que nuestros vellos púbicos tomaron contacto.
Claudia hizo un gesto de placer cuando se la terminé de meter, y empecé lentamente a “bombear”.
Debo confesar que Claudia estaba “estrechita”, tal vez porque como decía, hace mucho que no estaba con un hombre, de manera que el placer que sentí fue más intenso aún.
Al poco rato de empezar a “bombearla”, Claudia tuvo su primer orgasmo, entre gemidos que temía que escuche Paola.
Continué con el “mete y saca”, Claudia terminó por segunda vez apretándome los hombros, hasta que no pude más…
-“Claudia que rico, me vacío, no doy más”. –Le dije envuelto en éxtasis.
Y descargué toda mi carga en el condón. Me dejé de mover y dejé mi pene dentro de la vagina de Claudia, mientras se nos pasaba la agitación.
Una vez que se me estaba bajando la erección me levanté de encima de ella y con un kleenex me saqué el condón.
-“Paola tenía razón, hacerlo contigo es riquíiiiiisimo”.-Me dijo Claudia con una sonrisa.
Se notaba la cara de satisfacción en ella, y pues amigos, estoy seguro de que tuve un orgasmo delicioso pese a haberlo sentido con condón sin vaciar la “leche” dentro de ella.
Claudia se sentó, miró hacia el costado, y ¿qué creen?.
Estaba Paola mirándonos, quién sabe cuanto tiempo. Paola se enojó con su amiga. Yo fui tras de ella a la habitación de Claudia donde la dejó durmiendo. Al entrar me dijo que nos debíamos ir. Sin embargo Paola era mi objetivo de esa noche y poco a poco le hice confesar que le excitó verme tener relaciones con Claudia, que se le humedeció la vagina y le dio envidia ver a su amiga gozando con mi pene.
Todo eso sirvió de “inicio” para encender también a Paola y poderla tener con su majestuoso cuerpazo, sus deliciosas tetas y esa riquísima vagina que quería llenar de semen como la última vez.
Aunque en este relato (pese al título) no les conté cómo le volví a hacer el amor a la “diosa Paola”, en el siguiente sí lo haré, adelantándoles que se unió Claudia para hacer el primer trío de mi vida en el que casi muero, así como lo leen casi muero de placer satisfaciendo a dos “compañeras de estudio” que pretendían tener relaciones “libres” conmigo.




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Por eso dedica 30 segundos a valorar Sexo con la diosa Paola 2. charly_bo te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
pelado45 (4 de July de 2013 a las 02:39) dice: Excelente el relato me encanto Sigo puteando por no poder votar los relatos que tienen unnnn soooloooo voto

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:39) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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