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Desflorada por mi padrastro

Relato enviado por : charly_bo el 03/04/2012. Lecturas: 156677

etiquetas relato Desflorada por mi padrastro   Familiares .
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Resumen
“Hijita, yo soy tu papá. Yo si puedo tocarte, no tengas miedo ni vergüenza”.
En eso me bajó el pantalón y haciéndome recostar en la cama, me tenía solo con el calzón.
Pronto metió su mano por debajo y me empezó a acariciar la entrada de mi rajita. No sabía por qué estaba sintiendo rico de nuevo



Relato
Actualmente tengo 26 años. La historia que relato en estas líneas me ocurrió cuando aún iba al colegio.
Mi padre falleció cuando yo era niña, me quedé sola con mi madre, quien tuvo que trabajar duro para mantenernos, pues mis abuelitos también ya habían muerto. A los dos años mi madre se hizo novia de Gonzalo, un tipo de 40 años con quien se casó luego de enamorar un tiempo..
Gonzalo era bueno conmigo, me compraba dulces, algunos juguetes y me trataba con ternura; estoy casi totalmente convencida de que eso fue lo que le conquistó a mi madre.
Cuando se casaron, nos fuimos a vivir a una casa pequeña, obviamente mucho mejor que el cuarto que alquilaba mi madre para las dos; entré a un mejor colegio y pues parecía que todo estaba muy bien.
Gonzalo siguió siendo cariñoso conmigo, a mi madre la trataba bien y no había de qué preocuparse. En uno de mis cumpleaños, que no olvidaré, Gonzalo le dijo a mi mamá que tenían que festejármelo si o si; dado que ella le comentó que solamente una vez me pudo festejar antes que muera mi padre. Me alegró mucho la idea, me dijeron que invite a mis amiguitos de curso y así lo hice. Recuerdo ese sábado muy bien, estaba re-feliz con mi fiesta. Desde ese día sentí que quería más a mi padrastro, al que le decía con cariño “papá”.
Pronto mi madre quedó embarazada, y la idea de tener un hermanito me encantaba.
Gonzalo para entonces continuaba siendo tierno conmigo, le gustaba que me siente en sus rodillas, me abrazaba, me acariciaba la cara y pues, yo no le veía lo malo, sentía que era cariño de padre. Una tarde escuché discutir a mi madre con él, le reprochaba algo, yo me acerqué sin hacer ruido y pude escuchar que ella le decía:
-“Tienes que mantener distancia con mi hija, Está bien que la quieras pero te pido por favor que te moderes con tus acercamientos”.
-“No hables estupideces, Claudia es también mi hija, nunca le vería con malicia”.
-“Más te vale. De todos modos estaré pendiente”.
Yo no comprendía nada, mi madre estaba enojada. Sin embargo no me gustó la idea de que le diga que se aleje de mí a mi “papá”.
Pasaba el tiempo y noté que me crecían los senos. Le pregunté a mi mamá y ella me dijo que era normal y que pronto debía usar un brasier. Ahí le dije que a qué edad le crecieron a ella y que en cuanto tiempo los tendría grandes. Ella me respondió todo eso como una madre a su hija aclarándome que los tenía enormes ese tiempo porque tenía que tener leche para mi hermanito.
Desde ese día me entró una especie de fascinación por mis nuevos senos, todos los días me los descubría en el espejo y trataba de notar la diferencia. Ya los quería tener grandes.
Un día mientras me los contemplaba, entró de golpe a mi habitación Gonzalo, y me los miró antes de que me los pudiera cubrir.
-“Perdona hijita, se me olvidó tocar. Creí que estabas vestida”.-Me dijo en tono de disculpa.
-“Está bien papi, ya puedes pasar”.-Le dije.
-“¿Qué hacías?”.-Me preguntó.
No sabía qué responder, me dio mucha vergüenza.
-“Nada, sólo escogía qué polera ponerme”
-“¿A si?. Bueno tienes que disculparme enserio por entrar así. Por favor no le digas a tu mamá.”
Le pude notar una cara de lujuria cuando me dijo todo eso, pero a la edad que tenía aún no sabía con exactitud aquello.
Una noche de esas, cayó una tormenta horrible y yo me asusté mucho en mi cuarto. A media noche me levanté y corrí al cuarto de mi madre y Gonzalo y les pedí dormir con ellos.
Mi madre me hizo acostar en medio de los dos. Recién me sentí bien y se me pasó el miedo.
Mi madre me abrazó y quedé de espaldas a Gonzalo.
De pronto, medio dormida, sentí que me tocaban el trasero, no era mi madre, pues ella me abrazaba. Me di cuenta que era Gonzalo; yo me quedé inmóvil hasta que sentí que acercó su cuerpo al mío y noté claramente que apretaba algo duro entre sus piernas contra mi trasero.
Pese a eso, tampoco hice nada, hasta que sentí su mano deslizar por dentro de mi buzo de dormir. Ahí sentí como la deslizó hasta tocarme las nalgas, luego quería tocarme adelante y recién me moví. Gonzalo quitó rápido su mano y se dio la vuelta dándome la espalda. Luego de unos minutos sentí que hacía unos ruidos raros. Con el tiempo supe que se había masturbado.
Pasó como una semana y Gonzalo salió de vacaciones por dos semanas. Mi mamá iba a seguir trabajando por un mes más antes que le den de baja por maternidad.
Yo iba al colegio en la mañana, me recogía mi madre luego del trabajo e íbamos a almorzar juntas. Gonzalo trabajaba en horario continuo hasta las 4 de la tarde. Como él estaba de vacaciones, decidieron que me recogería del colegio. Así lo empezó a hacer, me llevaba a casa donde mamá ya tenía la comida. Ella se iba a las 2 y nos dejaba solos hasta las 6 más o menos.
Una de esas tardes fue a mi casa Silvia, mi compañera de curso. Nos pusimos a jugar y de pronto ella encontró uno de mis brasieres.
-“¿Ya usas sostén?”.-Me preguntó.
-“Claro, ¿tú todavía no te pones?”.
-“Aún no. Creo que todavía las tengo pequeñas”.
-“No lo creo, me parece que son como las mías”.
-“A ver muéstramelas”.-Me dijo.
-“Ya, pero tú también muéstrame”.
-“Ya pues”.
Silvia se subió la blusa y yo me quité la chompa dejando descubierto mi brasier que sostenía mis senos.
-“¿Ves?, los tienes como los míos. Tu mamá te tiene que comprar sostenes”.-Le dije.
-“De ti son algo más grandes. A mi les falta crecer un poquito”.-Me dijo Silvia.
-“Para que veas que no…”
Me desabroché mi sostén blanco, dejé al descubierto mis senos y me puse a su lado.
-“¿Ahora sí lo ves?. Son iguales”.-Le dije.
-“Es cierto, le diré a mi mamá que me compre sostenes como los tuyos, ese blanco es muy bonito”.
-“Claro, es bueno acostumbrarse me dijo mi mamá. Pues se los usa hasta que somos viejitas, jejejeje”.-Le dije en tono de burla.
Silvia se rió. Le presté mi brasier blanco, se lo midió y se quedó encantada. Se quedó hasta que llegó mi mamá y la fuimos a despachar.
Esos días notaba a Gonzalo muy raro. Pero pensé que tenía problemas y se le iba a pasar.
Una tarde, cuando estábamos solos, él se metió a duchar y me metí a su cuarto. Confieso que me gustaba saltar en su cama.
De pronto vi unos discos encima del reproductor DVD; tome uno y lo metí. Pues pensaba que era alguna película nueva.
Casi me caigo de la impresión cuando vi filmaciones mías en la ducha, en mi cuarto y en otros lados. En muchas de ellas aparecía desnuda. No entendía cómo. Y lo más grave fue, cuando al adelantar pude ver todo lo que hicimos con Silvia en mi cuarto; estábamos las dos mostrando los senos y midiéndolos. Me quedé boquiabierta, cuando de pronto entró Gonzalo de golpe y en tono alterado me dijo:
-“¡Qué estás mirando carajo!”.
-“Papi, ¿por qué tienes esas grabaciones mías?”.
-“¡Qué te importa. Retírate!”. Me gritó y me empujó para apagar el DVD.
-“Ahora que ya lo sabes todo, es tiempo de que te enseñe algunas cosas”.-Me dijo en tono agresivo.
En ese momento me asusté, y me asusté mucho más al verlo cerrar la puerta con llave y bajar las cortinas.
-“Mira chiquita. No temas, papi no te va hacer nada”.-Se acercó a mí y me abrazó haciéndome sentar en la cama.
Me calmé un poco, pero de pronto me empezó a besar en la boca. Yo no podía reaccionar, luego sentí que ponía sus manos en mis senos, por encima de mi polera.
Lo empujé y le dije:
-“Papi, ¿qué haces?”.
-“No temas mi amor, no te voy a hacer nada malo”.
Me empezó a besar el cuello, y empezó a quererme subir la polera.
-“No te resistas, si no le digo a tu mamá que estabas mostrándole los pechitos a tu amiguita”.
Ante la amenaza, permití que me quite la polera dejándome en sostén.
Noté fuego en su mirada y de un rato a otro me lo desabrochó y me dejó los senos al aire libre. Yo por instinto me los cubrí con las manos.
-“Papi, no me hagas daño”.-Le dije empezando a llorar.
Gonzalo se acercó y me dijo:
-“Hijita, no temas. Verás que hacemos algo muy lindo que te va gustar”.
Pese a todo confiaba algo en mi padrastro y lo dejé seguir.
Sentí un cosquilleo algo extraño cuando puso sus labios en mis pezones, pues ahora se que ya me podía excitar.
Gonzalo se quitó la bata de baño que aún tenía encima y quedó en calzoncillos. Ahí noté sus inmensas bolas y su pene que pronto empezó a crecer.
Él siguió chupando mis senos y pronto metió sus manos bajo mi pantalón, lo cual detuve.
-“No papi, mi mamá dijo que nadie debe tocar mis partes”.
-“Hijita, yo soy tu papá. Yo si puedo tocarte, no tengas miedo ni vergüenza”.
En eso me bajó el pantalón y haciéndome recostar en la cama, me tenía solo con el calzón.
Pronto metió su mano por debajo y me empezó a acariciar la entrada de mi rajita. No sabía por qué estaba sintiendo rico de nuevo; como les dije aún no distinguía qué era excitación.
No me di cuenta en qué momento me bajó el calzón y me dejó desnuda por completo.
En ese momento me empezó a pasar la lengua desde mi cuello hasta mis pies.
Y vi cómo él se bajó el calzoncillo liberando su enorme pene.
-“Papá, ¿qué me vas a hacer con tu cosa tan grande?”.
-“Algo rico que también le hago a tu mamá”.
-“¿Enserio?, ¿y a ella no le duele?”.
-“No, le encanta”.
No se por qué pero seguí confiando en mi padrastro hasta el momento antes de que me desvirgara.
De pronto puso su glande en la entrada virginal de mi vagina y empezó a frotarlo por el borde.
Me causaba excitación.
-“Papá, seguro que yo ya puedo tener tu cosa tan grande adentro?
-“Si mi bebé, cierra los ojos y siente”.
Solté un grito, pero él no se detuvo. Lo metió todo, yo sentía que me partía en dos. Hasta que empezó a moverse. Al principio pensé que ya me lo sacaba. Pero lo volvió a meter y siguió haciendo eso mismo. Yo estaba llorando y quería que ya termine, pues el dolor era terrible.
Hasta que noté en su cara placer cuando me llenó de semen hirviente la recién desflorada vagina.
Él, muy agitado. Se levantó, rápidamente se limpió el pene. Me levantó en sus brazos y me llevo a la ducha.
Ahí me bañó, me limpió la sangrante vagina y me chantajeó diciendo que si le decía a mi mamá, ella iba a perder al bebé y de repente se moría.
De esa manera no conté nada. Supe luego que las filmaciones las había hecho ocultando su cámara digital en mi cuarto y en el baño. Lo grave del asunto fue, que Gonzalo me siguió violando hasta que me empezó a gustar y lo disfrutaba. Sí, como lo leen, me volví la amante de mi padrastro y lo compartía con mi madre hasta mis 17 años cuando recién conocí otro hombre, lo que Gonzalo aceptó, felizmente sin levantar sospechas.
Mi madre y mi esposo hasta el día de hoy no saben nada y espero que nuca se enteren. Gonzalo y yo nos supimos cuidar bien, primero con píldoras anticonceptivas y luego me puse un DIU; considero que si quedaba embarazada no iba a ser fácil para mi madre tener un “nieto – hijastro”.



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Comentarios enviados para este relato
desorden (6 de July de 2012 a las 15:58) dice: esta padre aunque algo perturbante

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:11) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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