Soraya la profesora

Tantas veces a disfrutado de mi cuerpo Leo que extraño sus sabroso y placentero coitos… es impagable esas arremetidas contra mi vientre por su pene que tiene en su glande un destrozador glande de vagina, creo que mujer que lo ha tenido pujando contra sus entrañas lo recuerda por su destructor juego al satisfacerte como mujer. Siento este pene salir por mi boca, esas caricias que me arrebatan perdiéndome en el placer de ser una mujer solicitada con galantería y deseo como nos gusta a las mujeres y en el coito mismo perderme en la entrega de mi cuerpo subiendo mis piernas por detrás de su cuerpo abrazándolo con estas hasta sentirme plenamente saciada y mis orgasmos inundando mi vagina con sus fluidos hasta sentir como ese pene se sacude engruesa y expulsa esos fabulosos chorros de tibio semen en mis entrañas, por ese placer y gozo tengo una nena de meses en mis brazos fecundada en mí por este dominante amante, semental sus arrebatadas uniones corporales que recibo casi a diario, me destrozan y amo a mi marido. Mi marido, no es capaz de igualarlo y mi cuerpo me exige entregarme a mi juvenil amante. A veces pienso que son demasiadas mis entregas a este fabuloso macho, pero cada vez que soy sometida a sus delicados y deliciosos apareo mas lo deseo… Y la culpa de esto la tiene mi marido que no sabe hacerme sentir plenamente saciada hasta mis orgasmos.

Vecina a mi casa vive Soraya una profesora del colegio, en donde estudia mi hija y Leo, me cuenta en sus furores al quedar mal satisfecha por su marido quiere buscarse un amante, pero ama a su marido, se esta perturbando al ser mal aparejada…le converso de mi Leo y la estoy suavemente llevando a los brazos de mi juvenil semental para alejar a este algunos días de mi cuerpo y poder reorganizarme como esposa, madre y amante.

Soraya llega un día locamente alterada me dice que se va a matar por que su cuerpo no la deja ni dormir solicitándole entregarse hasta sentirse plenamente saciada y sus orgasmos entregado a un macho que la disfrute y aparee como si ella fuese una diosa.
La calmo como puedo y la llevo a mi cama, por suerte veo pasar por la vereda a Leo, mi amante semental, lo llamo y no se hace de rogar para entra a mi casa, me comienza a solicitarme para tener sexo y le digo hoy no seré yo quien te de en el gusto, te tengo una sorpresa que esta desesperada por un buen acoplamiento…

Lo levo al dormitorio, le muestro quien esta en la cama desecha por un apareamiento entusiasta y dichoso, es una de mis profesora me susurra en el oído… si es Soraya desea que la destroces en la cama satisfaciéndole sus entrañas en un desmedido apareo.

Si estoy desgarrada y mas que satisfecha con mi a entrega a este mi nuevo marido y amo. Ella pensaba que podría hacerle daño al muchacho que la poseía, pero era al revés este la tenía comprimida en sus entrañas, no pensó nada mas, su mente se nubló ante las deliciosas arremetidas del macho, cada arremetida de este era acompañada de fuertes rezongos de satisfacción de su hembra, toma sus piernas y se las acomoda en sus hombros así la tenía mas abierta para sus profundas penetraciones que extraían de la profesora fuertes bufidos de pasión y dolor…, la mujer casi desmayada antes las fuertes embestidas que lograban de ella gemidos de placeres por el delicioso apareamiento resiste media hora de belicosa atadura a su nuevo marido compañero de su hijo, en el colegio, no importa, sentía ella como la satisfacía, como la llenaba de dolor y placer en cada penetración, deseaba que acabara llevaba mas de media hora de profundas penetraciones, había entregado una vez ya sus orgasmos, pero este semental no declinaba quería más… , siente en ese momentos como su semental que tan deliciosamente la disfrutaba la abraza con mas fuerza, ahora sus penetraciones son mas profundas y su resoplidos aumentan en el momento que su cuerpo comienza a endurecerse con la llegada de su esplendor que finaliza con grandes chorros de esperma tibia lanzadas en el interior de la matriz de Soraya, como la regaba parecía una manguera lanzando sus chorros de ese tibio semen era tan placentero el momento que ella nuevamente entrega su segundo orgasmo a este atrevido chico, su nuevo macho, su amante desde ahora en adelante. Raúl su marido tendría que compartirla sin enterarse que, este nuevo semental, este muchacho de 16 años compañero de su hijo en el colegio, era su amante que la satisfacía en abundancia regándole su matriz en abundancia. Si en abundancia como no era capaz su marido a quien amaba, pero necesitaría desde ahora en adelante a Leo.